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martes 8, octubre 2024

El legado del 11-S. Marta Fernández Morales

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Más de una década después, el 11-S sigue influyendo en nuestra concepción del mundo. Así se afirma en ‘La década del miedo’, un trabajo colectivo dirigido por la asturiana Marta Fernández Morales, de la Universidad de las Islas Baleares. Bajo el subtítulo ‘Dramaturgias audiovisuales post-11 de septiembre’ se analiza la herencia cultural que dejó la caída de las torres gemelas, a través de series como Homeland, The Walking Dead o videojuegos como Call of Duty.

-¿Por qué este trabajo?
-Esto viene de un grupo de trabajo llamado RIRCA: Representación y recepción en la cultura audiovisual. Hace unos años habíamos analizado las consecuencias del 11-S, tanto en la cultura estadounidense como globalmente. Como en 2011 se cumplía el décimo aniversario, nos pareció interesante hacer una reflexión sobre si los atentados todavía seguían teniendo importancia en la vida cotidiana y en los productos culturales. Y parece ser que sí.
-Este libro está dentro del proyecto «Amenazas globales y miedos en la vida cotidiana en las dramaturgias audiovisuales contemporáneas: La representación de la realidad tras el 11-S». Un proyecto de I+D que cuenta con financiación del Ministerio de Ciencia e Innovación, que no suele dar fondos para investigación en Humanidades.
-Sí, no es muy habitual, pero nuestro equipo ya tiene una breve historia de trabajos conjuntos y de producción sobre estos temas. Es un equipo interdisciplinar, con personas de diferentes áreas: derecho, psicología, filología, matemáticas… Creo que ese diálogo entre distintas áreas resultó interesante. El proyecto termina a finales de 2014 y esperamos conseguir financiación para poder seguir trabajando el año que viene.
-En una sociedad cada vez más condicionada por la imagen, ¿nos volvemos más vulnerables a la manipulación?
-La idea de la que partimos es precisamente el poder de las narrativas audiovisuales: cómo acabamos construyendo realidades a partir de lo que vemos en los medios de comunicación. Trabajamos con películas y series de televisión, incluso videojuegos, porque tienen ya una apariencia tan real que conviene tenerlos en cuenta. Es importante ver como esas imágenes nos manejan, nos manipulan y nos hacen pensar que las cosas son de una determinada manera.

«Las imágenes de las torres cayendo fueron el inicio de la década del miedo»

-El 11-S ocurrió en Estados Unidos, pero afectó globalmente de forma inmediata. ¿Cuánto tuvo que ver en eso la imagen, que todo el mundo pudiera verlo en directo?
-Esas imágenes fueron el inicio de la década del miedo. Uno de los autores que he citado en la introducción, Martin Amis, dice que el lenguaje de la imagen ha tenido tanto poder que ha llegado a influenciar como hablamos, y ahora el 11-S es el 11 de septiembre de 2001, cuando ha habido otros, como el de Chile del 73. El 11-S para nosotros es lo que esa imagen nos contó que era: esas torres cayendo.
-El 11-S y lo que ocurrió después es un ejemplo claro de cómo gestionar el miedo para generar conflictos rentables. ¿La guerra preventiva se estudiará en las escuelas de negocios?
-En el libro hay un capítulo, escrito por una compañera antropóloga, que analiza precisamente la industria generada por el 11-S, tanto la mediática como la política y la militar. Todo esto entra en diálogo a partir de entonces para conseguir que el discurso dominante sea el del miedo. Lo duro es que han pasado más de diez años y las cosas no han ido a mejor, sino al revés, a raíz de otros atentados y de la multiplicación de los medios y de internet, en el sentido de que todo lo que está en la red ya es imposible que desaparezca, el eco de lo que pasó entonces es constante. Nadie se acuerda muy a menudo de Guantánamo, pero en cada aniversario del 11-S volvemos a ver caer las torres. La memoria también está condicionada por esa repetición de imágenes.
-¿Se está usando esa idea de «gestión del miedo» actualmente en España?
-Claro, los miedos se han ido modificando, porque son una cosa muy amplia y maleable. Ahora tenemos miedo al terrorismo internacional pero también tememos al paro, a los desahucios, a la soledad, a la enfermedad, al abandono… En este trabajo nosotros siempre hablamos en plural porque la vida cotidiana está llena de miedos, hay muchos y cada uno sirve a unos propósitos concretos que casi siempre tienen que ver con intereses políticos, económicos, culturales, etc.

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