Desde entonces,
solo intento hacer de los días momentos inolvidables, o al menos, disfrutar cada minuto,
saborearlo y exprimirlo al máximo.
Valorar las cosas que antes no valoraba.
Saber muy bien con quien comparto mis días, porque esas personas
van a formar parte de los recuerdos
que me van a acompañar siempre.
Y que si el mundo se acabara mañana,
no arrepentirme de haber dejado
nada sin hacer,
nada sin decir
y nada sin sentir.
Poema incluido en el libro Florecer en la Oscuridad