“La modestia es para los que no tienen otra cualidad”
(Napoleón Bonaparte)
En esta misma línea, acerca de la modestia, se manifestó Bertrand Russell. Lo hizo en los siguientes términos: «No creo que ningún pavo real envidie la cola de otro pavo real, porque todo pavo real está convencido que su cola es la mejor del mundo».
El narcisismo consiste en el hábito de admirarse uno mismo, –tal como hace el pavo real–, y desear ser admirado. Hasta cierto punto no tiene nada de malo. Sólo en exceso se convierte en un grave mal, según este autor.
Otros autores como Schopenhauer también expresan su parecer al respecto: «Si bien el orgullo se censura y proscribe creo, sin embargo, que esta actitud proviene principalmente de quienes no tienen nada de que enorgullecerse».
Autores, sin duda, con tendencias narcisistas.
Y aquí estamos enredados en la dialéctica de lo que es correcto y hasta dónde, lo cual me invita a reflexionar acerca de algún tipo de personalidad.
Decía Vallejo Nájera que incluso en personas psíquicamente normales, entendiendo por ello personas que razonan bien, que están asentadas en la realidad, podemos encontrar conductas anómalas o extrañas, personas que perciben el ambiente de forma inadecuada lo cual entorpece su relación con el mismo sin que podamos decir que exista patología mental.
Si las consecuencias para la persona y su contexto no son especialmente perturbadoras hablaremos simplemente de “personas especiales”, pero si el sufrimiento subjetivo o la inadecuación social son serios y persistentes estamos ante “Trastornos de la Personalidad”.
Podemos encontrarnos con varios trastornos de la personalidad, tal como obran en los manuales de clasificación de enfermedades mentales, DSM o el CIE (Trastorno paranoide, Trastorno esquizoide, Trastorno límite, Trastorno de la personalidad por evitación, Trastorno histriónico, Trastorno narcisista).
El narcisismo consiste en el hábito de admirarse uno mismo y desear ser admirado. Sólo en exceso se convierte en un grave mal.
Hoy traigo a colación dos tipos de personalidad que no sabemos hasta dónde y hasta cuánto tienen licencia para moverse en la normalidad y dónde comienzan a ser tóxicas y peligrosas.
- Trastorno Histriónico de la Personalidad.
Son personas pintorescas, teatrales, exageradas; siempre buscan llamar la atención, ser el centro de toda interacción.
Son dramáticas, extrovertidas, pero incapaces de establecer relaciones profundas y duraderas dada su vanidad, su egocentrismo. Son absorbentes, posesivas, exigentes y tóxicas.
Pueden presentar conductas seductoras y tienden a exagerar sus sentimientos y pensamientos haciendo parecer que son más importantes de lo que realmente son.
Casi siempre están pendientes de lo que opinen los demás.
Un ejemplo entre las grandes figuras, nos lo ofrece el hermano de Madonna, lo explica de la siguiente manera: «a medida que crece su fama se multiplican los palmeros, los aduladores, los que le dicen todo aquello que quiere oír y eso la hace cada vez más vanidosa y egocéntrica… y necesita de esa atención para seguir alimentando esa especie de “semidios” que cree ser».
A nivel cotidiano, a poco que observemos a nuestro alrededor, encontramos que este tipo de personas abundan en la sociedad, gente que constantemente está demandando atención y como no son cantantes, ni pintores, ni tienen nada por lo que destacar son trasmisores de noticias estúpidas, críticas e incluso dañinas.
- Trastorno Narcisista de la Personalidad.
Narcisista es aquella persona enamorada de sí misma, que tiene un sentido inflado de su propia importancia, una profunda necesidad de atención y admiración.
El mito de Narciso es el apropiado para definir esta personalidad. La mitología griega cuenta la historia de un joven tan hermoso que se enamora de su propia imagen reflejada en un lago.
Científicos de la Universidad de Berlín han establecido que el Narcisismo es consecuencia de un fallo cerebral, de una anomalía (…) En 34 pacientes examinados, se comprobó una falta de materia gris en la zona del cerebro relacionada con la compasión.
Según Brad Bushman (profesor de la Universidad Estatal de Ohio), «El narcisista es problemático porque se cree fantástico, necesita atención y admiración, no tiene voluntad de mejorar ni ayudar a los demás, solo piensa en sí mismo y en sus propios intereses, reacciona a las críticas con ira y se aprovecha de los otros para lograr sus metas».
El narcisista da por sentado que merece un trato especial y minusvalora los logros de los demás.
Donald Trump, se considera inteligente e irresistible, así se manifestó: «Me disculparía si en algún momento o en el futuro, llego a cometer un error».
Pues no creo que vaya a hacerlo.
Cristiano Ronaldo: «La gente me tiene envidia porque soy rico, guapo y buen jugador».
Algunas de las características de la personalidad narcisista son:
- Grandiosidad.
- Necesidad de ser admirados.
- Carente de empatía.
- Arrogante y soberbio.
- Manipulación, según sus necesidades.
Científicos de la Universidad de Berlín han establecido que el Narcisismo es consecuencia de un fallo cerebral, de una anomalía cerebral. Examinaron 34 pacientes, de los cuales 17 tenían trastorno narcisista y mediante tomografía de resonancia magnética se comprobó una falta de materia gris en la zona del cerebro relacionada con la compasión. Es por ello por lo que los pacientes pueden estar en condiciones de reconocer lo que otras personas sienten piensan y quieren, pero son incapaces de sentir “compasión” por ellas.
La conclusión de este asunto es que el grado de empatía está en relación directa con el volumen de la materia gris.
Y al abrigo de esta falta de empatía se han cometido y comenten grandes atropellos, por no decir grandes atrocidades.
Pero, dicho esto, cabe decir que no todos los narcisistas cometen atropellos, pero, en general, se puede afirmar que, como poco, son personas muy tóxicas en la convivencia diaria.
Recordemos algunas frases, comentarios y sentimientos de algunos narcisistas.
Cabe decir que no todos los narcisistas cometen atropellos, pero, en general, se puede afirmar que, como poco, son personas muy tóxicas en la convivencia diaria.
Dalí, conocido por todos nosotros, en mayor o menor profundidad, artista versátil, polémico y narcisista, dijo de sí mismo: «A los tres años quería ser cocinero y a los cinco Napoleón».
Sus puestas en escena eran puro teatro. Creía que todos tenían el deber de adorarle. Contaba Llongueras que a veces lo llamaba y le invitaba a sentarse en una silla y no le hablaba palabra, se sentía halagado por su presencia, por estar atento a él, que le admirara pintando. Y así pasaba la tarde. Sin diálogo alguno.
En cierta ocasión le preguntaron cómo saber si alguien era un genio, a lo que Dalí respondió: «Es muy fácil, si ha nacido en Figueras y se llama Dalí, es un genio».
Otro elegante narcisista fue Oscar Wilde. Decía lo siguiente:
«Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo conversaciones conmigo mismo y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo».
Fue genial, cierto es, pagado de sí mismo. Cuando en la Aduana le preguntaban si tenía algo que declarar decía: «No tengo nada que declarar, excepto mi talento».
El Narcisista se siente grande, poderoso, el rey del mundo.
La relación con ellos es incómoda y escasamente rentable emocionalmente.
Por tanto, es menester mantenerse a distancia.