En los tiempos que vivimos contemplamos un manifiesto aumento de gentes que se acercan con más regularidad a los paisajes naturales de Asturias. Es como una evasión de la vida sedentaria que se activa con variadas prácticas deportivas, como son: el senderismo, alpinismo, las carreras de montaña, BTT, nieve y un largo etcétera. Constituye un cambio social digno de mencionar y muy evidente, por el que se pone en valor un hábito a través del cual se equilibran la cultura y el deporte al unísono.
Este nuevo impulso tiene lugar en todo el país, pero de manera sobresaliente en el espacio físico de nuestra región. Y es incuestionable, ya que Asturias está estructurada por un auténtico y fabuloso laberinto de montañas y valles en las que se dibujan un mosaico de atractivos culturales y naturales como resultado de la simbiosis entre el mar y la montaña.
Es también una región plural que condensa un catálogo de valores que comienzan en su rasa costera, y se prolonga hacia el mar sobre abruptos acantilados y desembocadura de caudalosos ríos. Introducidos por el interior de la región, el paisaje asturiano se diversifica hacia la Cordillera Cantábrica de permanentes alternancias que integran una Asturias campesina, industrial, tradicional y urbana, en medio de la cual se localizan hasta 39 monumentos naturales, 7 reservas naturales, 2 paisajes protegidos, 5 parques naturales y 1 Parque Nacional, varios de ellos declarados Reservas de la Biosfera por la UNESCO. Con el añadido de un catálogo de espacios naturales que se contemplan en el PORNA (Plan de Ordenación de los Recursos Naturales de Asturias).
Asturias está estructurada por un auténtico y fabuloso laberinto de montañas y valles en los que se dibujan un mosaico de atractivos culturales y naturales como resultado de la simbiosis entre el mar y la montaña.
Contamos también con un patrimonio histórico circunscrito en toda su orografía, rica en vestigios de remota antigüedad. Atesora cavernas paleolíticas con pinturas rupestres y se conservan ídolos neolíticos y poblados fortificados de los antiguos astures que resistieron la influencia de la romanización con sus huellas que aún persisten. El germen de la monarquía hispana ha dejado vestigios que se conservan en las magníficas joyas arquitectónicas del arte asturiano y varios de sus monumentos prerrománicos están declarados Patrimonio de la Humanidad. Ya desde la Ilustración hasta nuestros días, se pusieron en valor los magníficos potenciales económicos de los que surgió una región industrial y dinámica, con infraestructuras viarias, puertos exportadores y pesqueros, que crece con nuevos espacios urbanos, o lo que es lo mismo, en modernidad.
El resultado de este largo proceso ha configurado una región que suma nuevas posibilidades de desarrollo turístico gracias a sus ricos y variados contenidos. Las tradiciones rurales; la gastronomía, los deportes, la etnografía… así como la huella de la primera industrialización con los castilletes mineros, chimeneas fabriles y demás elementos de la arqueología industrial, se integran también en la gran demanda del turismo ecológico, cultural y sostenible en los tiempos actuales. Nuestros recursos naturales posibilitan la práctica del senderismo deportivo tan demandado en estos tiempos, y cuyo complemento lúdico, permite integrar al viajero o deportista en el gran abanico cultural de la región.
La puesta en valor de estas actividades ha sido motivado fundamentalmente por una participación perseverante y eficaz de la Federación Asturiana de Montañismo (FEMPA), desde hace varios lustros. Conjuntamente, la iniciativa privada y las propias administraciones autonómica y municipales, han configurado sus redes de senderismo regionales locales, y como complementos indispensables, la creación de una red de establecimientos hosteleros y de empresas turísticas dedicadas a atender al senderista en un régimen de instalaciones de todas las categorías, desde el camping hasta casonas asturianas, pasando por núcleos de turismo rural, restaurantes, hoteles o paradores.
Nuestros recursos naturales posibilitan la práctica del senderismo deportivo tan demandado en estos tiempos, y cuyo complemento lúdico permite integrar al viajero o deportista en el gran abanico cultural de la región.
En paralelo con estos organismos implicados y acorde con el decreto-ley sobre la normalización del senderismo, la FEMPA ha creado una tupida red senderista con más de 400 itinerarios señalizados sobre grandes y pequeños recorridos, recuperando un buen número de caminos (5.000 kilómetros aproximadamente), -tradicionales un muchos de los casos-, por los que el senderista se adentra por las rutas costeras, por las numerosas Vías Verdes que han sustituido a los viejos ferrocarriles, por los espacios urbanos donde se ubican muchos de sus monumentos arquitectónicos, y también por los rincones más recónditos de las cuencas fluviales de los ríos Sella, Eo, Deva, Narcea, Cares, Nalón y Navia. Muchos de los senderos en vigor se convierten también en vías de aproximación a las altas montañas.
La FEMPA, y por lo tanto su conjunto de grupos de afiliados, aspiramos alcanzar el más amplio consenso sobre los usos y los valores de los territorios de montaña, sobre su actividad humana y sobre el desarrollo sostenible, ayudando con nuestras aportaciones a mejorar la calidad de vida de los lugareños. Avalados por nuestra propia historia, deseamos colaborar en esas políticas de conservación y desarrollo especialmente de las zonas de montaña, y en los procesos de elaboración de sus normativas específicas reivindicando un uso responsable de la montaña que permita preservar nuestro valioso patrimonio, convencidos de que la actividad deportiva es compatible con la conservación de la naturaleza, y concretamente con la declaración y gestión de Espacios Naturales Protegidos.