A punto de cumplir su vigésimo aniversario, el CEEI es una referencia a la hora de valorar la iniciativa empresarial de nuestra región. Desde su nacimiento, en 1994, transmiten el mismo mensaje: la industria tradicional debe complementarse con Empresas de Base Tecnológica (EBT); la innovación es una alternativa de futuro; las empresas tecnológicas sobreviven mejor en el mercado. Dos décadas más tarde, y con una crisis económica por medio, esta idea tiene si cabe más actualidad que nunca. Eva Pando es directora del Centro Europeo de Empresas e Innovación (CEEI) de Asturias.
-Qué es lo que espera el emprendedor que acude al CEEI?
-Fundamentalmente asesoramiento experto y de calidad, gente que le escuche y le ayude a valorar y contextualizar su proyecto.
Hay que tener en cuenta que la gente que trabaja aquí lleva muchos años y tiene experiencia suficiente incluso para anticiparse a los problemas que puedan surgir. Tenemos especialistas en temas jurídicos, en patentes y protección, etc. También ayudamos a buscar financiación, que al final es el caballo de batalla de cualquier empresa.
-¿La crisis ha cambiado el perfil de las empresas que acuden al CEEI?
-No ha variado el perfil de las que alojamos, pero sí el de las que asesoramos. Hay mucha gente que se ha quedado en el paro y busca su salida profesional en la creación de una empresa. Predominan los perfiles de gestión, como consultoras y similares. Les hemos ayudado a ponerse en marcha y están en la calle. Ese tipo de cliente sí ha aumentado, y también su edad, entre cuarenta y cincuenta años.
-¿Cuál es el perfil del empresa que se ubica en el centro?
-No todas las empresas que asesoramos se instalan en el centro, aunque es un plus ser una EBT para instalarse aquí. Por nuestra parte, creemos que las EBT una vez que arrancan y se posicionan en el mercado tienen muchas más garantías de permanencia y de crecimiento. Es cierto que requieren más inversión inicial, y que el arranque es complicado porque tienen un riesgo adicional dada naturaleza de su producto.
«En la Universidad hay grupos de trabajo desarrollando proyectos científico-técnicos, que luego se trasladan al mercado a través de empresas de base biotecnológica»
-¿Qué son las EBT (Empresas de Base Tecnológica)?
-Son las que desarrollan y comercializan algún tipo de tecnología, y basan en ello su tipo de negocio. En la actualidad prácticamente todas las empresas utilizan algún tipo de tecnología, pero no por ello se las considera EBT. La línea es muy delgada, pero nosotros intentamos marcar la diferencia. Las EBT tienen un producto que se diferencia del resto, basado en una tecnología propia, y ese producto les permite traspasar fronteras y vender en cualquier parte del mundo. La crisis nos ha ayudado a ver que eso es clave para ser sostenible en el mercado.
-¿Y cómo lo tienen las EBT, en lo que a financiación se refiere?
-Pues tienen relativamente más facilidad para acceder a financiación que otros tipos de empresa, una vez que demuestran que su tecnología es interesante y tiene viabilidad. Sigue habiendo financiación pública a la que se puede acceder. En 2012 conseguimos un millón doscientos mil euros para financiar proyectos.
También hay otras fórmulas, entre ellas la red de Bussines Angels, que son inversores privados. Aún se mueve poco, porque el capital privado es muy conservador y estos son proyectos muy novedosos. Sea como sea, las EBT están consiguiendo financiación con más facilidad que las empresas tradicionales.
-¿Qué ramas son las que más se están desarrollando en Asturias?
-Aquí tenemos mucho TIC y software, que son las tecnologías que están despuntando en la mayoría de las comunidades autónomas. Tras la revolución que ha supuesto internet, muchas empresas han invertido en ese sector. También tenemos varias empresas dedicadas a bienes de equipo y alta tecnología. El gran número de ingenierías es algo que deriva de nuestra tradición industrial. Aunque no estamos al nivel del País Vasco, por ejemplo, somos una región fuertemente industrializada y eso se nota en el tipo de proyectos que generamos.
Por otra parte tenemos el área de biotecnología. En la Universidad hay grupos de trabajo muy importantes desarrollando proyectos científico-técnicos, que luego se trasladan al mercado a través de empresas de base biotecnológica.
-¿En qué campo es fuerte la Universidad de Oviedo, qué área genera más proyectos?
-El ámbito de ciencias de la vida, que engloba biotecnología, biomedicina, ciencias de la salud, etc., tiene varios grupos de investigación de excelencia: el de López Otín, José Antonio Salas, Vicente Gotor, Agustín Costa, José Barluenga, etc… En torno a ellos se han generado varios spin off, que son empresas surgidas del entorno universitario que trasladan al mercado un descubrimiento científico tecnológico a través de una nueva empresa.
«Siempre se dijo que no teníamos cultura emprendedora. Ahora se nota un cambio, aunque tenemos que seguir avanzando en ello»
-¿Qué proyectos alberga la llamada «bioincubadora»?
-El edificio se divide en dos partes, una más generalista, para ingenierías, consultoras, energía, hasta un detective industrial; son muy variadas pero todas aportan algo diferente. Otra es la parte «bio», para empresas que desarrollan bío y nanotecnología. Tenemos a DropSens, que ha desarrollado un biosensor capaz de analizar una gota de un fluido y buscar en él una sustancia concreta. Otra es Nanoker, un spin-off del Centro de Innovación de Nanomateriaes y Nanotecnologías del Principado. Y la tercera es Spectrapply, especializados en bioespectroscopia de infrarrojo. Todas ellas son empresas pequeñas formadas por personal altamente cualificado. Nacen directamente para vender en el mercado internacional.
-Desde vuestra experiencia ¿cómo valorar el espíritu emprendedor del asturiano?
-Siempre se dijo que no teníamos cultura emprendedora. Había otro tipo de modelo económico que nos daba de comer, con lo cual tampoco era necesario desarrollarla. Ahora sí lo es. Desde que nos pusimos en marcha en el 94 estamos divulgando la idea de que montar una empresa es una salida profesional a tener en cuenta, y cada vez más, sobre todo los universitarios, lo valoran como una opción. Se nota un cambio, aunque tenemos que seguir avanzando en ello.
-¿Las pymes asumen que la internacionalización es la clave para ser competitivo?
-Son conscientes de que es necesario ponerse las pilas, porque cuando se reduce el mercado nacional hay que salir a buscar fuera, pero se han dado cuenta tarde, cuando ya en plena crisis difícilmente podían afrontar los costes para iniciar ese proceso de internacionalización. Porque si una empresa no ha nacido con espíritu global, plantearse vender fuera es un cambio muy importante, difícil y costoso, que no se hace de la noche a la mañana. No obstante el Principado ha hecho una apuesta muy importante a través de Asturex, que se dedica a asesorar y acompañar en todo este proceso.
-¿Las EBT son el futuro para Asturias?
-Las EBT no van a sustituir a la industria tradicional, pero sí debe haber un cambio de modelo económico para que cada vez sean más y tengan capacidad de generar riqueza en la región.
-Después de hablado todo esto ¿en qué nivel está Asturias, con respecto a la media nacional?
-Estamos en el nivel que nos corresponde, incluso más, por tamaño y masa crítica. En los últimos años hemos experimentado un incremento mayor que el resto de comunidades. Hemos adelantado mucho y hemos hecho las cosas bien. Una vez dicho esto, lo importante es que sigamos trabajando.