El showcooking, el arte de cocinar delante de tus comensales, también es tendencia en el Festival Somos la Ostra gracias a la colaboración de escuelas de cocina asturianas.
La primera edición del Festival, en 2014, ya contó con la participación de la Escuela de Hostelería de Tapia de Casariego. Entonces todo era una aventura. Nadie sabía qué aceptación recibiría un evento de estas características y si la ostra tendría el reclamo necesario para atraer a los visitantes. Héctor González Fernández, profesor técnico de cocina y gastronomía en el IES Marqués de Casariego, ya conocía la calidad de la ostra de Castropol. “Cuando se pusieron en contacto con nosotros decidimos ir porque, además de potenciar un producto de la zona, la iniciativa serviría para dar algo de marketing a nuestro instituto. En esa edición acudíamos dos días y éramos todos primerizos, tanto nosotros como el Ayuntamiento y el productor que entonces era solo Acueo. No sabíamos si el showcooking iba a tener convocatoria. El primer día casi se agotaron las quinientas ostras que nos habían dado, al final fueron más de mil raciones”.
Aunque la costumbre es comer las ostras en crudo, después de tantos años de Festival la gente ya no se extraña de verlas cocinadas y gustan las propuestas que cada año presentan los cocineros.
La escuela tapiega ya es toda una experta en estas lides. El año pasado presentaron una serie de elaboraciones con distintas técnicas culinarias, algunas con un guiño a la cocina tradicional, otras de vanguardia y una tercera basada en la cocina oriental. “Como en Castropol tiene mucha repercusión el arte efímero que realizan para el Corpus quisimos incluir flores maridando en todas las elaboraciones -explica el profesor del occidente-. La respuesta de los asistentes fue muy buena”. Héctor explica que ahora hay más exigencia porque la gente se interesa con anterioridad por lo que van a hacer y por eso buscan ofrecer originalidad. Para él, la ostra que se extrae del Eo se defiende sola “es un bivalvo casi único porque se va criando durante dos años y en épocas mareales. A diferencia de otras comunidades y países cuyas ostras están continuamente sumergidas en agua, estas permanecen durante varias horas fuera del agua y esto crea una musculatura y una carne con unas características sensoriales, organolépticas tanto de sabor como de textura distintas al resto. También hay que tener en cuenta que estamos en una zona de aguas muy puras”.
En Aller también son conocedores de las posibilidades que ofrece este marisco del Eo. Alumnos y profesores del IES Valle de Aller son los responsables de una de las dos jornadas de showcooking que se celebran en el Festival. Este año cumplirán su cuarta asistencia a un evento que Víctor Pérez, profesor de cocina, tiene en alta estima. “Que en Castropol se monte este festival, con un producto de lujo, delicatesen, me parece espectacular. Aquí la costumbre es comer las ostras en crudo, pero en otros países como Francia o Japón es frecuente que se cocinen. Por ejemplo, en Japón y en China se prepara la famosa salsa de ostras; en Francia, aparte de crudas, se suelen preparar glaseadas con salsas o a base de mantequilla. Después de tantos años de Festival la gente ya no se extraña de verlas cocinadas y les gusta lo que presentamos”.
El año pasado él, junto con otros profesores y alumnos, elaboraron cuatro preparaciones distintas entre las que se encontraban un Ceviche de ostra u Ostras glaseadas con salsa holandesa. Aunque ya tienen algunas ideas en cartera, todavía no han decidido qué llevarán a la próxima edición. A pesar de que Castropol les queda un poco lejos, geográficamente hablando, no dudan en que repetirán experiencia. “Es una oportunidad ideal para los chavales -explica el docente de Moreda- pues tienen la opción de trabajar con ostras, algo que de otra manera sería complicado”.