Es un tópico por algo: para conocer un lugar no hay como preguntar a los vecinos por los rincones más interesantes. En Riosa, donde el marco natural es tan extenso que resulta difícil de abarcar, todavía más. José Luis Cabo Sariego es una de esas personas a las que vale la pena preguntarle de lo que sea: vecino del pueblo y apasionado defensor de su patrimonio e historia, acaba de ser nombrado Cronista del concejo por su labor de investigación y divulgación, especialmente activa en redes sociales. Cabo es también un senderista habitual, y se conoce Riosa al centímetro. De su mano recorremos rincones poco conocidos, que permiten descubrir el entorno de una forma diferente.
Mata de Sollozán, el Bosque Encantado (Llamo)
• Características:
La Mata (bosque) de Sollozán es uno de los parajes más bonitos del paraíso riosano. Es un lugar mágico, donde les fayes (hayas) centenarias adoptan formas sorprendentes, más propias de un bosque encantado. Además, para mayor misterio, en ella se encuentra la Cueva del Moro, a la que ya se refería el ingeniero Alfonso Dory en el año 1893, cuando escribió su Memoria sobre el descubrimiento de las Minas Prehistóricas de Texeo. El nombre de la cueva hace referencia a la presencia de los árabes por estas tierras.
Si desde lejos este complejo boscoso llama la atención, cuando uno se adentra la impresión es aún mayor, especialmente en otoño. El crujir de las hojas al pisar sobre la alfombra multicolor, la gran variedad de musgos con su diferenciada gama de verdes, algún que otro ejemplar de acebo -carrasco-, tilos, algún avellano, bencelles o helechos, yedras, helechos de río, laureolas… El conjunto hace que se despierten todos nuestros sentidos para poder impregnarnos de tanta belleza.
• Cómo llegar:
Salimos de La Vega en dirección a Llamo, y a unos 400 m. antes de llegar al pueblo donde termina la carretera, encontramos a la derecha una portilla. Allí se puede dejar el coche para continuar a pie por varios prados que forman parte ya del Valle de Sollozán. Durante la travesía cruzamos primero la zanja de canalización del agua, luego el camino antiguo que habrá que superar cuesta arriba; a partir de ahí empezamos a vislumbrar la Mata de Sollozán. En la ruta nos encontramos con dos cuadras típicas de piedra.
Tiempo estimado: 20 minutos.
Dificultad: Baja
Ventana del Aveduriu, vigía del Aramo
• Características:
Poco se puede explicar de este enclave natural que deja casi sin aliento al visitante con espectaculares vistas del concejo y más allá: valle de Riosa, grandes picos asturianos, Oviedo, Gijón e incluso barcos en el mar en un día claro. Es uno de esos casos donde una simple roca puede convertirse en el mirador más espectacular. Por eso, mejor que hablar de ello es ir a verlo. La paleta cromática en otoño es inolvidable.
• Cómo llegar:
Desde La Vega se toma la carretera hacia Pola de Lena AS-231 hacia el Alto de La Segá. A unos 50 metros, una vez iniciado el descenso a Pola de Lena, hay que desviarse a la derecha hacia Espines de Foz. En el mojón que divide los Concejos de Lena, Quirós y Riosa dejamos el coche y empezamos el recorrido a pie. Tomamos la desviación que sale a la derecha, un camino empedrado de origen minero denominado Camín de Fierro que nos conduce a la pronunciada Cuesta de la Pradiella, una subida intensa y muy bonita que discurre por la ladera. Justo encima de la pista se puede ver la entrada a una mina de hierro abandonada. Continuamos por la zona del Picu Pontón (1.442 m) y desde ahí comienza el descenso al Valle del Aveduriu; al llegar a un abrevadero subimos una loma siguiendo dirección noreste, con vistas ya al valle de Riosa. Siguiendo hacia la izquierda, pasamos por debajo del Pico Los Bescones (1.476 m). Junto a la roca hay un paso que permite salvar el alambre de espino que ponen para el ganado y pasar al otro lado. Ocho o diez metros más abajo y a la izquierda hay un paso que requiere atención: una travesía estrecha y pegada a la roca, que hay que superar con cuidado -sería de gran utilidad una barandilla o asidero-. Siguiendo en dirección ascendente a través de un tramo un poco intrincado, se divisan unas marcas rojas en la piedra que nos indican por dónde subir. De repente se abre ante nosotros el espectacular balcón. Se recomienda mantener cierta distancia con la Ventana, ya el terreno es inestable, lleno de piedra suelta y al otro lado hay una caída vertical de más de cien metros.
Tiempo estimado: 1 hora y 30 minutos.
Dificultad: Media.
Observaciones: El camino está marcado, pero en ocasiones se corta con unas separaciones de alambre de espino -para retener al ganado- que hay que sortear como mejor se pueda para poder continuar.
Hoyo lobal de Los Caleyinos, vestigio etnográfico
• Características:
Este tipo de trampas para lobos se remontan como mínimo hasta la Edad Media. Las cacerías se organizaban de forma comunitaria e incluso podían participar vecinos de otros concejos, como ocurría en éste de Los Caleyinos. Las partidas solían hacerse en primavera o verano y en ellas los cazadores batían el monte con toda clase de objetos haciendo mucho ruido, hostigando al lobo hacia el pozo.
La referencia más antigua a esta trampa concreta se remonta a 1629, con documentos que hablan de una reparación realizada por los vecinos, lo que indica que existía desde bastante tiempo antes. Actualmente, el pozo se encuentra en bastante buen estado. La construcción es de piedra, sin argamasa y con una profundidad aproximada de 5 metros.
Se denomina de Los Caleyinos porque existían varios caminos -caleyos- en el entorno para que los monteros pudieran llevar a los lobos hasta allí. Es un importante vestigio etnográfico que muestra detalles de la vida de nuestros antepasados.
• Cómo llegar:
Desde La Vega nos dirigimos hasta Villameri, allí dejamos el coche e iniciamos el camino a pie a través de la pista que lleva hasta la zona de la Campa Braña. Desde la cabaña, mirando la parte izquierda del Pico Llosorio (998 m), se distingue una escombrera conocida como Cantu Ladoque o Capa 12, resto de una antigua explotación minera. Es el punto que señala la ubicación exacta del Hoyo Lobal. Nacido entre las paredes del mismo pozo, hay también un hermoso avellano que sirve de señalización.
Tiempo estimado: Cuarenta y cinco minutos.
Dificultad: Baja.
Molín de Piedrapicu. Ruinas centenarias
• Características:
Los molinos tuvieron mucha importancia en el concejo, sobre todo en la segunda mitad del siglo XIX. En Riosa quedan varias de estas construcciones, en diferentes estados de conservación. Uno de ellos es el Molin de Piedrapicu que además de muros centenarios tiene a su lado un pozo y una bonita cascada. Esta construcción era propiedad de varios vecinos, y allí acudían los de Panderraíces, Felguera y Piedrapicu por turnos para moler el grano.
• Cómo llegar:
Desde La Vega cogemos la AS-231 a Pola de Lena y antes de una curva pronunciada tomamos una desviación a la derecha que va al pueblo de El Cadabal. Se sigue el camino -por el que también puede circular el coche- que nos conduce hasta Piedrapicu d’Abaxo. Antes de llegar a la cuadra donde termina el camino, vemos a mano derecha que baja una senda hacia el río, la antigua ruta que iba a Felguera. Junto al puente se puede ver un pozo, la reguera de Ribielles, y los restos del molino de Piedra Picu.
Tiempo estimado: 10 minutos si se hace la ruta en coche hasta Piedrapicu d’Abaxo. Pero es recomendable hacer el recorrido a pie desde La Vega a través de la pista flanqueada por árboles y sombra natural. En ese caso se puede recorrer el trayecto completo en unos 50 minutos.
Dificultad: Baja.