En la variedad está el gusto, dice el refrán, y en situaciones como ésta hay que estar de acuerdo. En Valdés se encuentran el mar, el río y la montaña, configurando una de las ofertas turísticas más completas del occidente asturiano.
Luarca, la capital, es tierra de leyendas y de historias épicas. Aquí se encuentra por ejemplo el Puente del Beso, que toma su nombre de una leyenda de amores imposibles entre la hija del señor de Luarca y el morisco Cambaral. Es una triste historia que ha dejado huella en la zona: el barrio de pescadores lleva el nombre morisco, y en él se distingue entre la zona del Cambaral Bajo, donde está el muelle, y la del Cambaral Alto, donde se dice que estaba la Atalaya o fortaleza de la villa y hoy hay un monumento llamado La Mesa de Cambaral.
Los ecos de ésta y otras historias resuenan en la villa, paseando por el barrio antiguo o el típico puerto de pescadores. Es el encanto de una villa que con el buen tiempo abre las puertas a los visitantes. Primavera y especialmente el verano son épocas de alta ocupación, y para ello la capital luarquesa está bien surtida de alojamientos, locales de restauración y de ocio, y servicios de todo tipo. Además del turismo urbano, fuera de la capital se pueden acceder a diversas ofertas de turismo rural, del más sencillo al más lujoso.
El valle de Paredes, en la cuenca del Esva, es una de las joyas naturales del concejo.
Para plantear una estancia más cultural, vale la pena pasarse por el Centro del Calamar Gigante, que cuenta entre otras piezas de interés, con la mayor colección de calamares gigantes del mundo. Es una visita especialmente recomendada para los niños, que se lo pasan en grande; igual que en el Parque de la Vida, dedicado a la divulgación científica. En San Martín, también muy cerca, se puede visitar el Museo Rural Etnográfico, que reproduce diferentes ambientes domésticos, sociales y laborales de hace más de un siglo. Aproximadamente 1.300 piezas se exponen en este museo, de iniciativa privada.
Un concejo de puertas abiertas.
El Camino de Santiago atraviesa el concejo de Este a Oeste, en dirección a Galicia, siguiendo el trazado de la N-634. De este modo permite recorrer gran parte de los paisajes característicos de Valdés, incluyendo lugares emblemáticos como la Casa del Barco, desde donde se cruzaba el río, ya que no existía el puente que hoy forma parte de la carretera nacional. Es el valle del Esva, uno de los parajes más encantadores que se pueden encontrar en estas tierras.
Otra de las pequeñas joyas naturales que alberga el concejo es el Valle de Paredes, en la cuenca del Esva. Para conocerlo se puede visitar el Centro de Interpretación Hoces del Esva, donde se explica todo el ecosistema del río y su ribera: el Esva es el río de Europa con mayor población de nutrias, pero además alberga tritones, anguilas, truchas, salmones… además de dar alimento a numerosas especies que viven en los bosques cercanos. Con semejante riqueza natural, no es de extrañar que la zona estuviera habitada ya desde el paleolítico, y por eso en el Centro también se explican los diferentes asentamientos humanos desde una perspectiva histórica. Para recorrer el valle de Paredes y admirar las Hoces en todo su esplendor, se puede hacer una ruta de senderismo señalizada, que parte de San Pedro de Paredes y recorrer un antiguo sendero utilizado por los Vaqueiros de alzada.
Al hacer alguna de estas rutas de montaña conviene prestar atención por si se ven brañas o construcciones típicas de los Vaqueiros. Se trata de trashumantes que a lo largo de los siglos han desarrollado una cultura propia; aunque muchas de sus costumbres se han abandonado con los tiempos modernos, otras muchas perviven, junto a las características brañas, así como un sentimiento de orgullo por una idiosincrasia que se ha conservado en muy pocos concejos asturianos, todos del occidente.
Para plantear una estancia más cultural, vale la pena pasarse por el Centro del Calamar Gigante, que cuenta con la mayor colección del mundo.
Otras rutas son la de San Antón de Concieiro, de nuevo junto al Camino de Santiago, que ofrece una impresionante vista de la rasa costera. Es una ruta sencilla, igual que la de los Llugarinos, que recorre la rivera del Esva en los alrededores de Trevías. Y para los amantes de los paisajes marinos, el sendero del Cabo de Busto ofrece unas impresionantes vistas desde lo alto de los acantilados.
Precisamente las playas de Valdés son otro uno de sus grandes atractivos y hablan por sí solas: Otur, Cuevas, Cadavedo o Salinas son nombres conocidos por los turistas, y hacen honor a su buena fama, tanto en paisaje como en servicios. Pero no es todo: Valdés tiene muchos kilómetros de costa, y por lo tanto playas para todos los gustos, desde las más multitudinarias hasta las calas más recogidas, de arena o de cantos rodados, incluso naturistas como la de Barayo, que comparte con el concejo de Navia.
Entre mar y montaña, amplios valles y ríos de gran pureza, Valdés ofrece muchos ecosistemas en uno solo: el de un concejo que sabe valorar su potencial, conservando sus recursos naturales sin renunciar a sus rasgos propios.Pinche aquí para ver más reportajes de este concejo