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La defensa de los intereses de los cazadores en Asturias es la principal ocupación de la Federación de Caza del Principado de Asturias, una entidad con 5.000 fichas de federados. Valentín Morán, que preside esta institución desde hace once años, ve con preocupación las dificultades a las que se enfrenta un sector cada vez más minoritario.
La pasión por esta práctica no decrece con los años, en el caso de Morán más bien al contrario, de ahí que el riosano anime a más gente a conocer la riqueza cinegética que guarda esta tierra y disfrutar de un medio natural que tiene bien merecido el sobre nombre de Paraíso Natural.
-¿Por qué es necesaria una Federación como la suya?
-Porque es la que aglutina a todos los cazadores asturianos, tanto de forma directa si están federados como si no lo están. La Federación defiende los derechos de los cazadores, y procuramos hacerlo al máximo posible y en igualdad de condiciones para todos ellos. Y no solo a los asturianos, también a la gente que viene a esta región desde otras comunidades, en la mayoría de los casos para disfrutar de los recechos y de especies emblemáticas como el rebeco cantábrico, que solo lo hay aquí, o también el corzo o el venado.
-¿Por qué es importante animar a la gente a que se federe?
-Es beneficioso federarse porque cuantos más seamos, más fuertes somos, y de alguna manera tendremos más peso a la hora de defender nuestros intereses. Si tuviésemos una normativa un poco más flexible y acorde con los tiempos que corren, el atractivo de la caza en Asturias sería mucho mayor. Y esto no solo repercute en los cazadores, también en el medio rural, pues la gente que viene del resto de España o incluso de otros lugares del mundo se hospeda uno, dos, tres o incluso cinco días, mientras duran las jornadas de caza. En muchas ocasiones vienen con sus familiares, y estos aprovechan el tiempo para hacer turismo, así que es otra forma de vender Asturias.
-La caza es a menudo tema de debate por la presión sobre poblaciones animales. ¿Qué papel juega su actividad en el equilibrio del ecosistema?
-A la gran mayoría de los cazadores, por no decir el cien por cien, nos gusta la naturaleza y somos los primeros interesados en que la fauna crezca favorablemente. Si una especie tiene necesidad de veda por la disminución de su población, nosotros somos los primeros en promoverla. Nos interesa que las especies cinegéticas crezcan fuertes, es la forma de que podamos disfrutar de ellas más adelante. Y está demostrado que en Asturias, salvo excepciones (que también es posible encontrarlas) hay más caza y mayor variedad en los cotos que están gestionados por las sociedades de cazadores que en las reservas de caza que gestiona la Administración. Todas las opiniones son respetadas, pero nadie nos tiene que dar clases de ecologismo o animalismo, porque nosotros somos los primeros interesados en cuidar de las especies.
“La Federación defiende los derechos de todos los cazadores, y procuramos hacerlo al máximo posible y en igualdad de condiciones para todos ellos”
-¿De qué forma colaboran con ese equilibrio poblacional?
-Cuando una especie es vedada eternamente, esta deja de tener interés y en muchos casos significa su desaparición. Sin embargo, cuando es ‘explotada’, somos los primeros en regularla y en fortalecerla, a veces eliminando ejemplares defectuosos y haciendo una selección genética que puede aportar más a su población. Nosotros estamos en el monte permanentemente, hacemos los censos y sabemos si una especie tiene buena salud en términos poblacionales. Cuando alcanza niveles de súper población corre el riesgo de tener enfermedades, como ocurrió aquí con los rebecos y la sarna. Y una vez que se propaga la enfermedad es mucho más radical y difícil de erradicar.
-¿Qué modalidad de caza tiene más seguidores en el Principado?
-Ahora mismo, la del jabalí porque es la especie más abundante en estos momentos. Cada año se abaten alrededor de 12.000 ejemplares y es una caza muy necesaria porque si no fuera así el riesgo de accidentes en carretera sería mucho mayor. Estos animales cada vez se acercan más a las poblaciones, mientras que disminuye su número en las reservas. Esto puede ser por un lado porque aumentó la presión de oso y de lobo en las montañas, y por otro, porque como los pueblos se están abandonando los jabalíes encuentran comida de sobra en ellos. Ahora ya nadie recoge avellanas, nueces, manzanas, castañas, bellotas… tienen toda la comida para ellos. Te los encuentras encamados al lado de las paredes de las casas porque ahora la maleza está arrimada a las casas o a las cuadras. Buscan refugio y sustento incluso al lado de grandes ciudades.
El corzo resulta muy atractivo porque es un rececho en el que va un cazador solo, pero en cuestión de población la especie, de unos años para acá, no goza de mucha salud. La caza menor por desgracia también va a menos por el abandono del medio natural, ya que muchas zonas que antes eran idóneas para la cría de perdiz ahora están a monte, llenas de arbustos y maleza, lo que sí sigue entrando es la becada, aunque varía bastante de unos años a otros, y en algunos sitios se caza también la liebre, pero hay que demostrar que hay población suficiente que permita su captura.
“Como los pueblos se están abandonando, los jabalíes encuentran comida de sobra en ellos. Ahora ya nadie recoge avellanas, nueces, manzanas, castañas, bellotas…y te los encuentras encamados al lado de las casas”
-¿Qué destacaría del sector en Asturias?
-Respecto a lo positivo, la naturaleza que hay, que es un atractivo en sí mismo. La gente que viene de fuera disfruta solamente por el hecho de estar en este entorno, incluso aunque a veces no cace. En cuanto a lo negativo, entendemos que tenemos una normativa demasiado estricta y que no siempre cuida ese atractivo que tiene la caza. Sale mucho más barato cazar en otras comunidades, como por ejemplo en Galicia, la diferencia es abismal. Aquí las sociedades de cazadores tenemos que soportar una serie de requisitos y costes que a veces hace imposible, sobre todo a la gente joven, el poder disfrutar de este deporte.
Por otra parte, nosotros no queremos defender al infractor o al delincuente, ni mucho menos, pero en comparación con otras comunidades autónomas nuestra normativa castiga demasiado al infractor, cada vez que se da un paso es para gravar más. En este sentido estamos a disgusto con la Administración.
-¿La falta de relevo generacional es el principal escollo que encuentran?
-Es uno de ellos, porque prácticamente no existe. Hay varias causas, por una parte, la gente joven experimenta una falta de arraigo al entorno rural. Ahora los niños nacen en las ciudades, los pueblos se van abandonando, y al no vivir esta práctica desde pequeños luego es más difícil. Tampoco lo tienen fácil en el aspecto económico y en la compatibilidad con estudios y ocupaciones laborales; muchos jóvenes se van a trabajar fuera, no solo de Asturias, también de España, y para los que se quedan no siempre es posible compaginar los horarios laborales con salir de caza.
El envejecimiento de la población a nivel general y del colectivo de cazadores en particular también repercute en el número de licencias; si antes teníamos 23.000, desde hace unos años han ido descendiendo en cantidad y ahora no llegan a 12.000.
“La gente que viene de fuera disfruta solamente por el hecho de estar en este entorno, incluso aunque a veces no cace”
-¿En qué otras cuestiones hay retos a superar?
-El tema de la normativa regional es muy importante, de hecho, ahora mismo estamos ante una modificación del reglamento de caza en temas puntuales que era necesaria. Del mismo modo también está en marcha una modificación del pliego de condiciones para la adjudicación de los cotos y a su vez una modificación del reglamento de daños de especies cinegéticas. Del resultado de estas modificaciones dependerá la viabilidad de los cotos.
-¿A qué se enfrentan las sociedades de cazadores?
-Ahora mismo, dependiendo del pliego de condiciones para la adjudicación de los cotos, a una sociedad puede no interesarle coger un coto. Si cada vez hay menos cazadores, los gastos son iguales o mayores porque al tener que repartir entre menos sale más cara la caza. A esto hay que sumarle los daños causados por especies cinegéticas, con un reglamento que hay que asumir y que carece de muchas de las garantías que exigimos. Nosotros queremos tener una seguridad jurídica, de forma que si tenemos un juicio o un pleito sepamos a qué nos tenemos que atener en cuestión de los daños, que haya un baremo preestablecido. ¿Cómo podemos plantearnos coger un coto sin saber qué gastos puede ocasionar?
“Queremos tener una seguridad jurídica, porque ¿cómo podemos plantearnos coger un coto sin saber qué gastos puede ocasionar?”
-Con todo esto que está contando ¿cómo ve el futuro de la caza?
-Si no varía mucho a corto plazo, lo veo muy difícil. De hecho, me temo que muchos cotos van a quedar desiertos porque las sociedades no los pueden asumir. Aunque algunas han perdido socios, de 500 a 300, los gastos sociales de guardería, los costes económicos y los daños infringidos por los animales no disminuyen. A esto hay que añadir el apartado de seguros de accidentes en carretera. Hubo modificaciones positivas en la Ley de Seguridad Vial respecto a la responsabilidad social de las sociedades de cazadores ante accidentes causados por especies cinegéticas, pero aun así todavía tenemos que asumir cantidades importantes en cuestión de seguros.
-Después del parón ocasionado por la pandemia, están recuperando la celebración de campeonatos.
-Sí, nosotros somos una entidad deportiva y esta es otra de las funciones que realiza la Federación, las competiciones contribuyen a fomentar la afición. Recientemente hemos celebrado en Riosa el Campeonato de Asturias de Caza Menor con perro y el pasado mes de junio tuvimos también el Campeonato de perros de rastro. Estas pruebas son clasificatorias para el Campeonato de España, que a su vez es clasificatorio para campeonatos del mundo.