Estamos ya acostumbrados a hablar de la coyuntura económica, término muy usado últimamente para definir una crisis galopante. Las palabras, a veces, toman vida propia, de tal modo que hasta el adjetivo empieza a sobrar y si uno nombra, normalmente en tono quejoso, “la coyuntura”, ya sabemos de que está hablando: de nada bueno.
Somos muchos los que pensamos que el año empieza en septiembre. Cierto es que el 31 de diciembre tomamos las uvas y brindamos con lo que se tercie, pero no deja de ser un rito más simbólico que otra cosa. Este mes el mundo se reincorpora al trabajo, tras un agosto que aunque haya sido laboral, pilla a casi todo el mundo con la cabeza en otro sitio. Los más afortunados habrán tenido sus días de asueto; los que no, tendrán que sacar fuerzas de flaqueza, porque septiembre este año viene fuerte.
Ya se sabe que la frase es más bien navideña, pero nos viene al pelo. Con la temporada de vacaciones, cientos de asturianos vuelven por unos días para pasar el tiempo libre, para ponerse al día con amigos y vecinos, y curarse de esa nostalgia que tiene el que vuelve cuando puede, no cuando quiere.
Hace poco más de un mes los asturianos pudimos conocer un informe, preparado por un grupo de más de cuarenta expertos, sobre el cambio climático y cómo afectará a nuestra región. Lo hicieron a petición de la administración regional y el resultado es poco menos que demoledor.
Somos afortunados. Y mucho, porque vamos a más. Desde que nació esta publicación, en el año 1994, no hemos dejado de crecer. Hemos crecido en calidad. En contenidos. En número de páginas. En alcance y difusión.
Todos los indicadores apuntan en la misma dirección: la población asturiana envejece. Y lo hace a marchas forzadas y sin que en ningún momento se observen signos de que la tendencia vaya a cambiar en la próxima década.
La Comisión Europea ha expedientado a España, junto a otros nueve países, por la contaminación excesiva del aire, ya que cuenta con 55 zonas negras. De ellas, una de las afectadas con mayor población es la zona central de Asturias, donde conviven las principales ciudades con la mayor parte de la industria de la región.
Ya no queda nadie que no sepa que vienen, ya no malos tiempos, sino peores. Más difíciles de lo que en un principio se calculaba. De modo que no cabe insistir más en lo que aparece día sí y día también en todos los medios de comunicación: crisis, paro, y ese eufemismo que llaman "crecimiento negativo" a lo que es un encogimiento económico global que, dicen, aún no nos ha enseñado su peor cara.
Como con zapatos nuevos. Así hay que encarar el año que comienza, con ilusión, con proyectos, con objetivos, con ideas. Es cierto que lo económico acapara la atención y las preocupaciones de todos, que las previsiones no son optimistas y que se espera que vengan momentos de dificultad.