El ‘hombre del tiempo’ de antaño, aquel que aparecía después de ‘el parte o las noticias’ hoy se define bajo unas siglas: Aemet, la Agencia Estatal de Meteorología, el antiguo Instituto Nacional de Meteorología, es el órgano español de observación, aviso y predicción. Manuel Mora ha sido nombrado recientemente delegado de Aemet en Asturias.
-Han cambiado mucho las cosas desde aquellos antiguos «partes» en televisión hasta las aplicaciones en el propio móvil, que informan con total inmediatez de los cambios meteorológicos.
-Es cierto. Y al margen de los tópicos, como el que dice que siempre se habla del tiempo en el ascensor, lo cierto es que la gente se informa mucho. Es muy significativo que la web de Aemet sea de las más visitadas de la administración pública, con una media de tres millones de visitas diarias que pueden subir en picos puntuales a los cinco millones. Es evidente que a la sociedad le interesa.
-Un trabajo como el suyo ¿es vocacional?
-A mí realmente me apasiona la meteorología. Llevo veintisiete años en la Agencia Estatal de Meteorología, antes Instituto Nacional de Meteorología, y siempre he trabajado en cuestiones relativas con la predicción.
-¿Las predicciones para toda la zona norte se realizan desde Santander?
-Sí, actualmente las predicciones las realiza el grupo de predicción y vigilancia de Santander, y los avisos, el centro Nacional de Avisos de Madrid. Obviamente la optimización de recursos y la búsqueda de la eficiencia por parte de la administración nos obliga a centralizar las distintas funciones. No es posible tener grupos de predicción en todas las comunidades. Con buenos medios y buenos profesionales, se pueden hacer predicciones desde cualquier punto. A modo de ejemplo, desde el Centro de Predicción y Vigilancia de Defensa se realizan predicciones para Afganistán o para el buque escuela Juan Sebastián Elcano, en su periplo alrededor del mundo. Es decir, se puede hacer.
-¿Cuáles son los objetivos más inmediatos de esta delegación?
-La tarea de esta delegación, desde su creación en 2008, es tener presencia institucional. Como servicio público, pretendemos estar más próximos al ciudadano y a sus necesidades, gestionar bien todas las infraestructuras que hay en el Principado y buscar convenios de colaboración con la Universidad, Principado y Ayuntamientos. Disponemos también de un servicio de Atención a Usuarios al que puede acudir cualquier ciudadano del Principado que necesite por ejemplo, un informe para hacer una reclamación ante un seguro. Tenemos una biblioteca pública a disposición de todos los ciudadanos en Oviedo, Gijón y la Oficina Meteorológica del aeropuerto de Asturias. Aquí somos un equipo de veintiuna personas, repartidas entre personal administrativo y técnicos que realizan observaciones veinticuatro horas al día durante todos los días del año. Además disponemos de veinte estaciones automáticas haciendo mediciones en tiempo real, y sesenta estaciones de colaboradores que trabajan de forma voluntaria y altruista. También en el pico Águila se encuentra el radar meteorológico, y en el aeropuerto de Asturias un detector de rayos.
«En Asturias la orografía condiciona absolutamente el clima y hace muy necesario tener información de muchos puntos»
-¿Cómo es ese equipo de personas que colaboran con Aemet?
– Atienden las estaciones, como digo, de forma altruista. Y todos los días, -da igual que sea Navidad o incluso aunque estén enfermos, a las ocho de la mañana realizan sus mediciones, las anotan, y mensualmente nos las envían. Esta actividad pasa en muchos casos de padres a hijos. Son personas extraordinarias tanto a nivel humano como profesional, y para nosotros representan una gran ayuda, porque es imposible tener estaciones automáticas en todas partes. Y más en Asturias, donde la orografía condiciona absolutamente el clima y hace muy necesario tener información de muchos puntos.
-Y una vez obtenida la información ¿con cuánta antelación se puede realmente predecir el tiempo?
-El tema de las predicciones es altamente complejo. En este aspecto se ha producido una evolución muy notable en los últimos treinta años. Si antes había cierta fiabilidad para pronósticos a dos días, ahora alcanza los cinco con un grado de exactitud altísimo en los dos o tres primeros días que luego disminuye a partir del quinto día y puede rondar el 60% a los diez días, lo que no deja de ser espectacular.
Pero la atmósfera es un sistema caótico y por lo tanto es imposible una predicción exacta ni siquiera a corto plazo. Tenemos predicciones estacionales que son experimentales pero se da la circunstancia de que para nuestras latitudes no son fiables. En zonas tropicales, por ejemplo, el fenómeno del Niño sirve para predecir el tiempo en la siguiente estación con un grado muy aceptable de exactitud, pero en latitudes medias -como la nuestra- no existe ningún modelo fiable de predicción estacional. También existen predicciones realizadas por sofisticados modelos climáticos, -son utilizadas para intentar mitigar los efectos del cambio climático- que avanzan hasta cien años pero tienen muchas limitaciones porque la incertidumbre es muy elevada.
-Este otoño-invierno hemos convivido con un gran número de alertas por lluvias, fuertes vientos, etc. ¿Tenemos un clima más extremo?
-Respecto a la evolución del cambio climático hay que ser muy cautos. El último informe del IPCC (Panel Intergubernamental para el Cambio Climático) fue en 2007, estamos a la espera de su actualización. Se puede decir que el consenso científico es universal, ya que este panel intergubernamental está constituido por unos quinientos científicos y sus informes los revisan otros dos mil, pero sus conclusiones siempre hablan en términos de probabilidad, dejando cierto grado de incertidumbre.
-El clima no es algo estático. Sin embargo ¿estamos sufriendo alteraciones más allá de lo podría ser previsible?
-El clima tiene efectivamente una variabilidad natural. Las glaciaciones, por ejemplo se producen cada cien mil años y tienen que ver con los cambios en los parámetros orbitales de la tierra, pero en medio hay pequeñas glaciaciones provocadas por el ciclo de manchas solares. La última vez que sucedió fue a mediados del siglo XVII, principios del XVIII. Lo reflejan muy bien los cuadros de los pintores flamencos de la época, que recogen muchos paisajes helados. Eso ocurre cada seiscientos años. Pero lo significativo de la inyección de gases de efecto invernadero en la atmósfera, no por causas naturales sino por la actividad del hombre, es que no hay precedentes. Por tanto, lo que queda es la incertidumbre.
«Si antes había cierta fiabilidad para pronósticos a dos días, ahora alcanza los cinco con un grado de exactitud importante»
-No obstante, algunos cambios son hechos constatados, ¿no es así?
-Es un hecho constatado que en los últimos cien años, hay un incremento de temperatura media global del planeta de 0’7º centígrados. Es un hecho constatado que ha habido una fusión de los hielos permanentes, tanto marinos como continentales. Un aumento de los fenómenos extremos: más ciclones tropicales, olas de calor. Mayor frecuencia de incendios forestales consecuencia del calentamiento global. Zonas del planeta donde han aumentado mucho las precipitaciones y otras que sufren desertificación. Muchos de estos efectos van a depender de cómo sigamos contribuyendo a ese calentamiento global.
-Las borrascas antes entraban a la península por Finisterre y ahora lo hacen por la zona suroccidental de España. ¿Es un cambio significativo?
-Hay una pequeña fluctuación, pero sería necesario hacer estudios más profundos para ver si realmente siguen un patrón sostenible. Este invierno por ejemplo ha sido el más húmedo y lluvioso de los últimos cuarenta años. Podría ser significativo si se repitiese más veces, porque que ocurra únicamente un año puede comprenderse dentro de la propia variabilidad natural. Por eso las comparaciones se establecen siempre en periodos de treinta años.
-Otro de los cambios que también se observan, y que a Asturias afecta de manera clara, es el aumento del nivel del mar. Muchas de nuestras playas se han reducido, aumentan los argayos en los acantilados, etc. ¿Qué nos indica esto a largo plazo?
-El incremento del nivel medio del mar en los últimos cien años se estima en torno a unos doce centímetros. Ahora bien, las proyecciones futuras dependen de los escenarios. Incluso aunque cesaran por completo las emisiones de gases de efecto invernadero, el sistema climático aún tendría una inercia y seguiría aumentando la temperatura global del planeta, y por tanto fusión de hielos, dilatación del agua del mar, etc.
Una subida dentro de cien años de una media de cincuenta centímetros, tendría graves repercusiones. Algunos territorios incluso desaparecerían, como Bangladesh, que tiene una altísima densidad de población, lo que provocaría la migración de millones de personas.
En el caso de Asturias los patrones apuntan a que haya un incremento de temperatura dentro de cien años en torno a un grado o dos grados de media, y también una subida del nivel del mar, con lo cual hay playas que podrían desaparecer.