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martes 20, mayo 2025

Centro Asturiano de Mendoza (Argentina), 110 años de historia

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A 10.000 kilómetros de Asturias, al pie de la cordillera de Los Andes, rodeada de viñedos, se encuentra el Centro Asturiano de Mendoza (Argentina). Un lugar al que llegaron con las maletas llenas de sueños un grupo de asturianos hace ahora 110 años y donde hoy la sidra se mezcla con ese vino argentino. En las calles de la ciudad se oyen las gaitas y la cultura asturiana atrae a todo tipo de personas. Hablamos con Karen Noval, presidenta del Centro Asturiano de Mendoza.

Karen Noval, presidenta del Centro Asturiano de Mendoza.
Karen Noval, presidenta del Centro Asturiano de Mendoza.

-En primer lugar, nos gustaría saber un poquito de ti, de tus raíces, de cómo llegó tu familia a Argentina.
-Mi familia por ambos lados es asturiana (hay pocos presidentes de centros asturianos que puedan decir esto), son en concreto de Oviedo. Mi madre del barrio de La Tenderina y mi padre de Colloto. Sus familias emigran a Argentina en los años 50 y ellos se conocen personalmente en el Centro Asturiano de Mendoza –eran los jóvenes de los años 60–, se casan y por una oferta de trabajo de mi padre nos vamos a vivir a Nueva York. Regresamos a España en los años 70 pero como la situación económica aquí no era buena, deciden regresar a Nueva York. Allí cursé mis estudios superiores y cuando mi padre decidió prejubilarse regresamos a Mendoza. Ahora estoy aquí instalada y es donde he elegido vivir.

-¿Cómo llegaste a la presidencia?
-En los años 90 llegó un presidente para reactivar este Centro de Mendoza, pero removió tanto el avispero, que aquellos jóvenes de los 60 –entre los que estaba mi padre– tuvieron que implicarse para que aquello no fuera a más. Llegaron a ser parte de la directiva y en el 98 eligen a mi padre como presidente. Apoyado por un grupo de jóvenes inicia la tarea de rejuvenecer una institución donde la mayoría de los socios superaban los setenta años. A partir de ahí el Centro recobra energía y actividad. En 2022 tomo yo el testigo como presidenta.

-¿Cuántos años llevas dirigiendo la institución?
-Desde abril de 2022, y en el 2026, pasaré el testigo; en total cuatro años. El que es elegido presidente tiene la posibilidad de estar dos años y luego renovar por otros dos, pero no más. Lo tenemos recogido en nuestros estatutos precisamente para evitar el inmovilismo, el que alguien permanezca en el cargo cuarenta años. Como la mala experiencia que tuvimos con aquel presidente de antaño, que fue tan nocivo para la institución por su falta de visión y de renovación. A las mujeres, por ejemplo, no les estaba permitido formar parte de la Comisión Directiva; los estatutos no se revisaban… Levantar todo aquello costó mucho trabajo. Que alguien permanezca mucho tiempo en un mismo puesto no es sano.

-Tampoco ahora es muy habitual que una mujer presida un Centro Asturiano. ¿Eres la primera?
-No, la primera fue Rosa María Suárez. No estoy segura, pero creo que ella fue la primera mujer en presidir un centro asturiano de todos los que hay repartidos por el mundo. En los nueve que hay repartidos por Argentina, cuatro de ellos están presididos por mujeres, pero esto ha sido en los últimos años. En el verano habrá elecciones en algunos sitios, así que a ver qué pasa. Algunos de esos centros son enormes, hay más listas y la puja es importante. Los estatutos de algunos centros no permitían expresamente que las mujeres formasen parte de la Comisión Directiva, increíble, ¿no? Afortunadamente corren otros aires.

-¿Quiénes pueden formar parte de vuestro Centro?
-Hay una realidad y es que ya no hay nuevas familias de emigrantes. Así que en los centros ahora intentamos, además de mantener a los asturianos de nacimiento o descendientes, despertar el sentir asturiano en aquellos que por equis razón nunca se han acercado aquí, pero en cambio se sienten muy atraídos por nuestra cultura. Tenemos varios casos de jóvenes, pero también de personas de mayor edad que sin ser asturianos han trabajado y trabajan mucho en el Centro por difundir la cultura. Quiero recalcar esto porque, por lo menos en el caso de Mendoza, no seríamos lo que somos hoy sin ellos. Hay algunos que dedican más tiempo y energía a esto que los propios asturianos, por ello siempre tienen un sitio en la Comisión Directiva. Es gente muy valiosa.

De izda. a dcha.: Karen Noval, presidenta; Julia García Puente, del Centro de Santa Fe entregando placa conmemorativa del 110 aniversario y Rosa María Suárez Rodríguez, expresidenta del Centro Asturiano de Mendoza.
De izda. a dcha.: Karen Noval, presidenta; Julia García Puente, del Centro de Santa Fe entregando placa conmemorativa del 110 aniversario y Rosa María Suárez Rodríguez, expresidenta del Centro Asturiano de Mendoza.

-Acabáis de cumplir 110 años de historia. ¿Cómo se consigue mantener vivo el espíritu de la institución durante tantos años?
-Yo creo que es un conjunto de voluntades porque eso no lo hace una persona sola. Esto tiene mucho que ver con la visión de los presidentes que han sido elegidos a través del tiempo y el grupo humano con el que han podido trabajar para mantener viva nuestra identidad, la cultura y las tradiciones asturianas y hacer de esta institución la casa común no solo de los asturianos sino también de todos los que se sienten atraídos por nuestra cultura.
Ayuda también mucho el espíritu de la población, del apoyo que recibimos en esta tierra. Obviamente organizamos actividades orientadas a los intereses de los socios, pero también hacemos otras enfocadas a captar el interés de personas que no nos conocen.
La actividad que aquí llama más la atención es la de nuestro grupo de folclore tradicional -música y baile- El Ruxideru, (sonajero en asturiano). Cuando hacemos actividades fuera de las paredes del Centro, se nota el interés que hay por la gaita y su sonido, produce mucha curiosidad el cómo se toca. Hay personas que no la han escuchado en directo en su vida, sólo hay que verles la cara de sorpresa. Estar en contacto con el público nos motiva a seguir trabajando en pro de la cultura asturiana.

-Por lo que me comentas la institución es una especie de crisol de culturas…
-Ese sentimiento de multiculturalidad y pluralidad está presente casi desde el principio. Nuestro centro asturiano ha sido el lugar del que han surgido varios centros que después se establecieron en Mendoza como el centro navarro o el riojano. Hasta que se abrieron, este era su lugar de reunión. Te estoy hablando de los años 50 y 60. Por aquel entonces teníamos una cantina porque los emigrantes venían de una sociedad donde eso era habitual. En Asturias estaba el chigre que era el lugar de reunión, donde te tomabas el café o una sidra y encontrabas a tu gente. Hoy en día, esos hábitos sociales han cambiado y hay que ir con los tiempos. Nosotros ahora no disponemos de bar o restaurante, ofrecemos otras actividades.

-¿Qué cosas organizáis a lo largo del año?
-Diversas actividades, una de ellas presentación de libros. Tenemos ahí un socio que ha sido presidente del Centro, Jaime Suárez, que es andinista. Aquí les llamamos así a los que escalan Los Andes. Es un montañero que ha sido el primero en ascender las diez montañas más elevadas de Argentina y ha escrito ya cuatro libros sobre sus experiencias en la montaña y sus gentes. Él hace aquí sus presentaciones. También celebraremos el 46 Día de les Lletres Asturianes el 8 de junio. Organizaremos un almuerzo y contaremos con la participación de un asturiano que escribe poesía, incluso en eonaviego. Nos parece muy valioso que a tantos kilómetros de distancia tengamos a alguien que nos presente su poesía en ambas lenguas.
Entre las actividades anuales tenemos un poco de todo, unas más formales como el Día de Asturias o la que te comentaba antes, y otras más informales como podría ser las citas gastronómicas, el Antroxu, las verbenas españolas o el Día de San Juan. Vamos también a ferias, romerías, verbenas que organizan otras agrupaciones españolas.
Con el grupo de folclore tradicional del centro estamos organizando un ciclo de noches celtas, para ello contaremos también con la colaboración del grupo de música tradicional irlandesa Mendoza Irish Session que ha participado con nosotros en otras actividades que realizamos. Queremos generar una movida no solo de música celta sino también de tradiciones, eso en Mendoza no se ha hecho nunca. Queremos convertirnos en un centro de referencia.

-¿Cuántos socios sois en la actualidad?
-Seremos unos 560, más o menos. Va variando año a año porque nosotros solicitamos a todas las personas que van a hacer actividades al centro asturiano que se hagan socios. Entonces, todo depende de si siguen al año siguiente o no.
Tenemos lo que llamamos socios activos (los que participan en más cosas), y luego los que digamos, están al tanto de todo, pero no vienen con tanta frecuencia. Para ser socio no hace falta ser asturiano, solo hace falta habitar este suelo.
Normalmente los centros asturianos, por lo menos en las Américas, disponen de un centro social y otro deportivo. Suelen tener también una cantina o restaurante. Nosotros solo tenemos un centro cultural, pero ahí realizamos todo tipo de actividades culturales, sociales y gastronómicas; también encuentros interculturales, todo lo que sea mostrar y mantener viva la riqueza de Asturias y también construir puentes con la comunidad de Mendoza.

-¿Qué os ha aportado esta tierra a vosotros y vosotros a ella?
-Es una tierra amistosa, que acoge, que hace que te sientas a gusto, cómodo. Y creo que eso mismo es lo que nosotros intentamos proyectar aquí en nuestro centro. Es como un camino de ida y vuelta. Desde el primer momento hemos querido contagiarles de nosotros y cambiar un poco el concepto que tienen aquí, en Mendoza (supongo que igual que en otros lugares del mundo), de que la música en España es sólo el flamenco. Así que llegamos con nuestras gaitas, con la música tradicional del norte de España, tan distinta de lo que se escucha aquí y les rompemos todos los esquemas. Hemos despertado en ellos la curiosidad por conocer más y como además se sienten a gusto y cómodos, quieren repetir la experiencia. Nuestra conexión con la sociedad es permanente.

Centro Asturiano de Mendoza (Argentina).

-¿Se sienten atraídas las nuevas generaciones por las cosas que organizáis? ¿Participan activamente?
-Para los actos de celebración del 110 aniversario se hizo una llamada a todos los socios para ver quién quería participar en la organización porque íbamos a necesitar muchas ideas y también muchas manos. Al final acudieron veinte personas de edades muy distintas; colgué la foto en redes sociales de aquella reunión. Para mí como presidenta es muy gratificante ver a toda esta gente que viene a colaborar y a donar su tiempo a cambio de nada.
Empecé a reunirme con los jóvenes hace dos años y siempre les digo que, más allá de la Asturianía, pertenecer a un centro como este cuando eres joven te permite ir aprendiendo cómo es en realidad la institución, que es una rareza, ya que no es una empresa ni tampoco deja de serlo, aunque haya que gestionarla como una empresa. Esos jóvenes van a desarrollar distintas actividades –colocar mesas y sillas, cobrar la entrada en eventos, comprobar los ingresos de los socios-, van a aprender cosas, herramientas, que en algún momento de su vida les van a ser muy útiles.

-Karen, hablas de esta institución como si fuera una parte de tu vida.
-Es que lo es. Lo he mamado desde que era pequeña y mi padre era presidente. Las preocupaciones, los comentarios, las cosas que ocurrían estaban presentes en mi casa. Entré en 2007 en la Comisión Directiva al principio como vocal suplente. Luego dirigí un grupo de baile durante muchos años; tuve ocasión de conocer otros centros asturianos y otra forma de hacer las cosas. Todas esas vivencias al final te aportan experiencia que luego tú vuelcas en lo que haces. Siempre estoy preocupada por el futuro de la institución, porque todo esté en orden tanto a nivel legal, contable, como en las relaciones humanas porque al fin y al cabo este Centro lo componen personas y es importante que siempre haya buen espíritu.

-¿Qué retos tenéis de futuro?
-En las reuniones que hemos tenido con el presidente del Principado nos preguntábamos cómo podría ayudar la Ley de Nietos a cambiar el futuro de los centros asturianos. A través de esta norma, nietos y biznietos de emigrantes asturianos exiliados pueden obtener la nacionalidad española, incluso sin haber vivido en España. A nosotros nos surge la preocupación de ver cómo podríamos aproximarnos a ellos, qué canales se podrían habilitar para poder decirles que además de conseguir la nacionalidad hay centros asturianos como el nuestro donde pueden estar en contacto con sus raíces, la de sus ancestros que son de Asturias. Con ello, nosotros también conseguiríamos surtirnos de nuevos socios y renovar la institución.

-La Ley de Nietos contribuirá a un incremento de la población asturiana en el exterior…
-Sí, yo creo que aún no hemos tomado conciencia de ello. Si Asturias ahora tiene un millón de población y a ello le sumamos estos nuevos (hay unas 600.000 peticiones en Argentina, unas 300.000 en Cuba y otras más repartidas), los asturianos residentes en el extranjero podrían incrementarse tranquilamente en otro millón.

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