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viernes 22, noviembre 2024

Obesidad infantil. Begoña Domínguez Aurrecoechea. Pediatra

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En Asturias, uno de cada tres niños tiene sobrepeso y uno de cada cinco es obeso. Ante estos datos se impone un cambio de hábitos que prevenga y mejore la calidad de vida de nuestros niños. Begoña Domínguez Aurrecoechea, Presidenta de la Asociación Asturiana de Pediatría de Atención Primaria, nos habla de cómo tratar esta enfermedad.
Para Begoña Domínguez el sobrepeso y la obesidad no deben ser tratados como un problema estético, sino como un problema médico que debe solucionarse introduciendo en la educación hábitos de vida saludables. Según un estudio realizado recientemente en las consultas de pediatría de Asturias, esta patología afecta a uno de cada seis niños y a uno de cada cuatro adolescentes. Las conclusiones de este estudio enfatizan la necesidad de poner en marcha un programa de prevención y seguimiento desde el nacimiento.

-A raíz de este estudio elaborado en Asturias, ¿cómo se debe valorar la situación?
-La evolución en los últimos años desde el normopeso hasta el sobrepeso y la obesidad es un proceso debido a diferentes causas, ya que no son iguales los factores dependiendo de las edades de los niños. En este trabajo encontramos niños que ya tienen sobrepeso y obesidad a los seis meses, a los dieciocho meses, a los dos años y a los tres.
-¿Qué influye en los niños para sufrir estas patologías?
-Algo que influye en todos ellos de manera general es la sociedad de la abundancia en la que vivimos, que nos permite tener todo tipo de alimentos a nuestra disposición, en cualquier momento. Cuando antes de un periodo de abundancia ha habido algún periodo de hambre o escasez, los adultos que han vivido esa etapa disfrutan satisfaciendo todas las demandas de sus hijos y nietos. La tendencia es sobrealimentar a la población.
Esto se suma a que educamos a nuestros niños en la escasez de normas y disciplina. En la infancia intentamos satisfacer no sólo las necesidades de nuestros niños, sino también todos sus caprichos. No les educamos a vivir con la frustración, no la aceptan como algo normal, cuando es algo implícito en la sociedad dado que la felicidad, en términos generales, no existe. Y todo esto está influyendo negativamente en aspectos como la alimentación.
-¿Qué factores concretos favorecen el sobrepeso y la obesidad?
-Por un lado, tenemos toda la oferta, y satisfacemos toda la demanda que nos hacen nuestros hijos de manera sistemática. Otras dos cuestiones muy importantes son la utilización de vehículos de transporte, de modo que caminar ya no es habitual, y la escasez de espacios físicos para el juego. Esto se suma a la escasez de tiempo y a la gran disponibilidad de juegos de carácter sedentario.

“Uno de los problemas fundamentales de esta patología es que es silente, no produce ningún síntoma durante bastante tiempo; los síntomas aparecen más tarde, cuando el organismo ya está dañado”

-¿Cómo se puede frenar el avance de esta enfermedad?
-Al encontrarnos con este problema en niños menores de tres años nos planteamos incidir en esta etapa de la vida en la que suceden dos cosas: por un lado, que las cifras de lactancia materna son muy bajas, incluso si las comparamos con otras zonas de España, con lo cual ya estamos introduciendo una curva de peso mayor que la que corresponde a esta etapa. Por otro lado, los niños aprenden a comer a partir de lo que se le ofrece. A todos los recién nacidos, el gusto que más les satisface es el dulce. Cuando nos cuesta introducir algún alimento en su dieta se lo endulzamos, con lo cual estamos creando un hábito, y el niño puede generar un rechazo hacia los alimentos salados.
Cuando pasamos a la alimentación familiar, entre el año y los dos años, en general los niños son bastante caprichosos para comer, pero tienen que aprender a hacerlo. Los padres no son conscientes de la dinámica que crean no acostumbrándolos a que tomen una alimentación variada. Tampoco la familia tiene una alimentación correcta, y esto depende fundamentalmente de los padres. A partir de los tres años, cuando el niño se escolariza y tiene otras influencias externas importantes, ya es de otra manera.
-La familia es fundamental, pero ¿no deberían estar involucrados los colegios, las autoridades sanitarias y la industria de la alimentación para promover una alimentación saludable?
-Todos debemos estar implicados, y de momento esa implicación es escasa por parte de todos. Mucha gente opina que el sobrepeso es un problema estético, no una enfermedad. Uno de los problemas fundamentales de esta patología es que es silente, no produce ningún síntoma durante bastante tiempo; los síntomas aparecen más tarde, cuando el organismo ya está dañado. Por eso es complejo percibir la obesidad como una enfermedad, y que tanto la familia como el entorno lo asuman.

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