“Si una parte importante de tu tiempo lo dedicaras a cultivar tu propio huerto, tu vida podría verse muy beneficiada, ganarías salud”. Esta es la conclusión a la que ha llegado el médico de familia Valentín Pérez después de trabajar durante más de treinta años con sus pacientes en esta línea y ver los excelentes resultados conseguidos.
EcoPruvia, la asociación que él lidera ha puesto en marcha en Fonciello (Llanera) pequeños huertos comunitarios que más allá del trabajo agrícola, se han convertido en auténticas experiencias de participación donde no sólo se planta y recolecta, sino que también se impulsan modelos de alimentación saludable.
-¿Cómo se le ocurre a un médico de familia poner en marcha un proyecto como EcoPruvia?
-El proyecto en realidad empieza hace muchos años. Cuando la crisis de 2008 montamos una iniciativa comunitaria en favor de la salud de la población aquí en el mismo Centro de Salud, yo en aquel momento era el director de la Unidad de Gestión Clínica del centro. Dentro de todo ello, habíamos creado un grupo de consumo de productos ecológicos. Un día llegó una paciente y me dijo que cuánto daría por tener una huertina al lado de una finca mía. No le vi mayor problema, así que lanzamos esta idea por si alguien más estaba interesado. A los dos días no teníamos sitio para atender tanta demanda. Montamos primero pequeños huertos en la finca más pequeña; a ello se sumó una familia que había intentado en su momento hacer huertos comunitarios y no lo vieron viable como empresa, así que les dijimos si querían alquilarnos la finca para ese fin.
Para gestionar todo esto que estaba naciendo creamos una asociación, cogimos una hectárea y en un par de meses la habíamos llenado de huertos. Luego se nos ocurrió la posibilidad de hacer también pequeñas parcelas para frutales. La gente empezó a coger un terreno para huerto y otro para frutal. Esto se fue desarrollando a lo largo de 2021; llega 2022 y como todo estaba completo, vimos que vendían la finca de enfrente y se empezaron a juntar socios, al final una familia la compró y mediante un acuerdo de alquiler la pusieron a disposición de la asociación para que desarrolláramos allí más cosas. Plantamos árboles frutales, y 10.000 plantas de frutos pequeños -frambuesas, moras, arándanos-.
“Cuando trabajo con mis pacientes temas como trastorno del sueño, estados de ánimo o problemas cardiovasculares, les hago esta propuesta (huerto) porque creo que es la fusión entre realizar ejercicio físico, estar al aire libre y relacionarte con los demás”
-¿Qué objetivo tienen esos huertos?
-En general son para autoconsumo, pero creamos también huertos más grandes para la gente que está desempleada, subempleadas o con mala situación económica para que pudieran producir para el grupo de consumo de la asociación. Con estas características tenemos ya tres huertos que están arrancando muy bien.
-Por tanto, también generáis puestos de trabajo…
-Sí. Aprovecho para comentarte que nosotros tenemos una economía muy singular. No utilizamos el euro como moneda sino un sistema de intercambio basado en una moneda electrónica, inventada por nosotros internamente, para intercambiar productos. Por ejemplo, le montamos un huerto a alguien que decide cultivar para el grupo de consumo de la asociación y en un mes produce 300 copinos (nuestra moneda) que equivale a 300 euros, luego puede utilizarlos para comprar en el grupo de consumo productos como arroz, aceite, carne, leche, queso, alimentos que vienen de fuera. No se necesita dinero dentro de la economía interior de la asociación. Todo se puede adquirir con copinos, incluso los servicios. Dentro de nuestro círculo tenemos una peluquería, un restaurante, informáticos, profesores… Hemos creado una economía interior de intercambio sin dinero que permite a las personas tener un acceso más fácil a producir bienes, a prestar servicios y a obtener recursos sin tener un empleo formal dentro de la economía tradicional.
“Hemos creado una economía interior de intercambio sin dinero que permite a las personas tener un acceso más fácil a producir bienes, a prestar servicios y a obtener recursos sin tener un empleo formal dentro de la economía tradicional”
-Y sin estar sujetos a las oscilaciones del mercado…
-En efecto. La economía formal está sujeta a contracciones periódicas derivadas de los movimientos de los mercados y a nosotros eso no nos va a afectar. Hablando con la gente sobre el escenario que se dibuja a diez años vista con la Inteligencia Artificial, todo el mundo coincide en que van a caer los empleos, pero a millones. Las comunidades locales hacen un poco de cortafuegos ante estas situaciones. En las épocas en las que digamos, puede haber una recesión del empleo, unos a otros nos podemos apoyar para que entre todos podamos cubrir necesidades sin que tengamos acceso físico al empleo o al dinero.
-¿No habéis tenido problemas para mantener todo esto vivo? No deja de ser una ‘alternativa’ al sistema capitalista predominante.
-Nos movemos en un marco completamente legal, transparente. Pero también sé por propia experiencia que esto es posible porque se hace desde un sitio donde no molestas a nadie, una pequeña asociación. Sería inviable hacer algo así dentro de las instituciones porque tienen unas estructuras muy rígidas, se mueven por intereses complejos, son demasiado inmovilistas, y eso hace que sea muy difícil innovar. Si se hacen cambios son dentro de unos parámetros muy reducidos.
Fui director de gestión del Centro de Salud de La Fresneda y puse en marcha un proyecto de Salud que tuvo reconocimiento internacional, me invitaron a presentarlo en un congreso panamericano de Salud y antes había presentado esta iniciativa en varios congresos nacionales, pero llegó alguien a quien no le gustó la idea y la tumbaron. Hacer algo innovador dentro del aparataje del sistema es muy difícil.
“De los cien socios que somos, más de sesenta tienen huerta y la inmensa mayoría no había cogido una herramienta de jardinería en su vida”
-Muchos de estos nuevos agricultores no tenían ningún conocimiento de cómo se trabaja la tierra y ahí creo que ha sido esencial la ayuda de tu padre, Santiago Pérez, el agricultor ecológico más longevo de Asturias.
-Sí, el más longevo y el más antiguo. Fue uno de los primeros en trabajar la huerta ecológica. Los primeros huertos se hicieron en su finca, así que el asesoramiento fue de forma un poco informal. Luego, tenemos huertas en otro pueblo vecino, Fonciello, las más numerosas, y ahí cambiamos un poco el sistema, en ocasiones hacíamos videoconferencias, otras veces era presencial y lo que más funcionó fue el compartir: los que más conocimientos tenían con los que empezaban de nuevas. De los cien socios que somos, más de sesenta tienen huerta y la inmensa mayoría no había cogido una herramienta de jardinería en su vida. Pero si juntas la experiencia de tantas personas, y le sumas las búsquedas en internet, los tutoriales, los calendarios de siembra… son un cúmulo de recursos impresionantes.
-Me han comentado que tu padre con 92 años goza de una salud envidiable y está activo.
-La salud comunitaria es el área de la medicina que más me fascina y con mis padres estoy ahora recogiendo los frutos. Hoy en día tenemos conocimiento más que de sobra para conseguir que las personas tengan una vida plena, una salud óptima más allá de los 100 años. Y no es difícil: comer saludable, hacer ejercicio, dormir bien, meditar. Mi ilusión es poder compartir todo ese conocimiento con todos los pacientes que atiendo cada día y todo el que lo desee. Tenemos una comunidad en Facebook que se llama Comunidad Salud y Longevidad integrado por unas 500 personas. Ahí compartimos un poco las claves para tener una salud óptima, el tema de los huertos, el grupo de consumo. Mis padres tienen una edad por encima de los 90 años, gozan de una salud total, cero medicamentos, cero enfermedades crónicas.
“Sé por propia experiencia que este proyecto es posible porque se hace desde un sitio donde no molestas a nadie, una pequeña asociación. Sería inviable hacer algo así dentro de las instituciones porque tienen unas estructuras muy rígidas”
-¿Qué acogida está teniendo este proyecto en la zona?
-No creo que sea esta una comarca especialmente rica en iniciativas, pero sí tenemos claro que hay que sumar. Hay mucha gente haciendo pequeñas cosas en lugares pequeños y juntos se pueden hacer grandes cosas.
La política está llena de grandes declaraciones, los cambios generan tensiones, pero la realidad es que hay que hacerlos a nivel macro y como complemento, también a escala pequeña, ambos son complementarios. La clave de todo es la unidad, el sumar, somos muy entusiastas de la recuperación de la vecindad, algo que se ha ido perdiendo en este mercado global donde uno no conoce ni al vecino de al lado.
-Poner un huerto en tu vida, ¿te ayuda a vivir mejor?
-Sí. Hay un dicho chino que dice “Si quieres ser feliz una hora, haz tal; si quieres ser feliz una semana, haz cual; si quieres ser feliz un año, haz tal cosa y si quieres ser feliz toda la vida, cultiva un huerto”. Cuando trabajo con mis pacientes temas como trastorno del sueño, estados de ánimo, problemas cardiovasculares, les hago esta propuesta porque creo que es la fusión entre realizar ejercicio físico, estar al aire libre, relacionarte con los demás y es también una poderosa razón que te hace salir de casa los meses de invierno pero, además, un huerto aporta otro valor añadido a la salud, sus productos: frutas, verduras, hortalizas… producidas por ti. Eso hace que te las comas con muchas más ganas que si las compras en la tienda. Con un huerto estás incidiendo en casi todos los determinantes que influyen en la salud de una persona.
“El ser humano ha funcionado en grupo desde siempre. Sólo en la última millonésima de segundo de nuestra evolución nos hemos visto como individuos aislados dentro de una gran comunidad global”
-¿Esta iniciativa está teniendo efecto contagio en vuestro entorno?
-Lo que hemos creado creo que es algo completamente reproducible porque no requiere inversiones, es factible. Pero requiere mucha entrega, dedicarle mucha energía para aglutinar a la gente, hay muchos intereses distintos, muchas patas para un mismo banco y hay que tener las ideas claras. La experiencia de más de treinta años de trabajo en esta línea me ha ayudado a sacar adelante el proyecto.
-¿Existen más iniciativas de este tipo en Asturias?
-Creo que a modo de asociación y con el añadido de un grupo de consumo, no hay ninguna. Existen iniciativas privadas, luego también están los huertos municipales, pero son otras cosas. En la medida en que medios como el vuestro ayuden a difundir este tipo de iniciativas va a hacer que la gente se anime y vea que es posible reproducirlo en otros sitios. Comunicar estas cosas es bueno para la sociedad, aporta ideas que a lo mejor tú pensaste alguna vez, pero creías que eran imposibles.
Hablando de difusión, recientemente Toni Jardón, el de La Huertina de Toni, vino a una charla informativa que organizamos sobre los Ecohuertos en el Centro Cultural de La Fresneda para apoyar nuestra iniciativa y para hablarnos de cómo engancha tener un huerto, cultivar tus propios alimentos, el placer de recolectarlos…, cosas que no se pagan con dinero.
“Comunicar estas iniciativas es bueno para la sociedad, aporta ideas que a lo mejor tú pensaste alguna vez, pero creías que eran imposibles”
-Además de vuestros huertos comunitarios, en La Fresneda se está levantando el primer cohousing intergeneracional de Asturias (Axuntase), se ha puesto en marcha la primera comunidad energética (Xúntate Llanera) en la que participa un Ayuntamiento… Estáis demostrando que juntos se pueden hacer muchas cosas.
-Sí, en realidad, el ser humano ha funcionado en grupo desde siempre. Sólo en la última millonésima de segundo de nuestra evolución nos hemos visto como individuos aislados dentro de una gran comunidad global. Pero hasta hace un estornudo, hemos vivido siempre formando comunidades de algún tipo. Por mi experiencia en el campo de la salud te diré que el 90% de los cambios saludables en la vida de las personas se derivan de la complicidad que encuentra en su entorno. Una persona con otra se siente mucho más fuerte para afrontar cualquier reto o desarrollar cualquier proyecto que si estuviera sola. El aislamiento, la soledad producen impotencia. De hecho, es probablemente la principal causa de los suicidios.
A veces oigo en los discursos políticos cómo buscan marcar las diferencias, los puntos de desacuerdo con el contrario para así atraer a los votantes. Vamos a ver, los retos que como humanidad tenemos por delante -cambio climático, pobreza- sólo los podemos enfrentar juntos, no poniéndonos la zancadilla. Podríamos vivir mucho mejor si utilizáramos la imaginación para trabajar juntos, pero no parece que la sociedad -sobre todo en el ámbito político y profesional- esté preparada para ello todavía. Aunque mantengo la esperanza.