Dejarse fluir, sentir el contacto de piel con piel, disfrutar de la animalidad conscientemente… amamantar es un acto de amor. Dicen que a nivel fisiológico son las mismas hormonas las que intervienen en el acto sexual, el parto y la lactancia.
Cuando se acerca el momento de la lactancia, las dudas y los temores surgen entre las futuras madres. Con la idea de asesorar en todo este proceso, acompañar y ayudar a las mamás a tener éxito en sus lactancias, nace Lactamor, una asociación de apoyo a la lactancia materna que se ha convertido en todo un referente en el occidente asturiano. Su presidenta, la enfermera Clara Pérez García, nos habla de todo ello.
-¿Qué te llamó la atención de la lactancia para decidir formarte en este tema?
-Después de varios años trabajando en un Centro de Salud de Atención Primaria, me llamaron para trabajar en el hospital de Jarrio en la planta de pediatría. El centro acababa de recibir el galardón de Hospital Amigo de los Niños. Era el primer hospital público de España que conseguía este reconocimiento por su trabajo de fomento, protección y defensa de la leche materna. En la planta de pediatría se respiraba un espíritu prolactancia, pero aquello no era poner al niño al pecho y ya está… había todo un proceso detrás. Muchas mujeres tenían dificultades para amamantar en los primeros días, yo en aquel momento poco sabía del tema y decidí formarme. Empecé por un curso básico de lactancia que ofrecía el hospital y a ese le siguieron otros. Todo lo que caía en mis manos lo aprovechaba porque aquel tema me parecía apasionante.
Una compañera también enfermera, Silvia, se puso en contacto con la asociación Amamantar (Avilés) porque quedó embarazada, quería amamantar y le surgieron dificultades. Luego me quedé yo embarazada y hablamos de crear un grupo de apoyo a la lactancia.
Me hice asesora de lactancia, pusimos carteles por Navia y gracias al boca a boca, fueron apuntándose más madres. El grupo creció de forma exponencial. Soy la presidenta de la asociación porque alguien tenía que serlo, soy -por así decirlo- la cara visible, la que hace la asesoría, pero no tengo ningún mérito especial, ni fui la iniciadora, es un trabajo de equipo, todas nos ayudamos y nos retroalimentamos.
Jarrio fue el primer hospital público de España en ser reconocido por Unicef como Hospital Amigo de los Niños por su defensa de la leche materna.
-¿Cuándo nace Lactamor?
-Empezamos muy tímidamente sobre el año 2002, luego tuve a mi hijo en 2005 y una vez vivida esa experiencia tuve la necesidad de ayudar a otras madres a vivirla y disfrutarla. Ten en cuenta que en aquel momento no había profesionales formados al respecto, había muy poca información, era un tema considerado como de andar por casa. Había mujeres que acudían a la asociación porque tenían un problema concreto en la lactancia, y una vez resuelto se marchaban; otras se fueron quedando, es lo que yo llamo el “sector duro”. Y del tema de la lactancia, luego pasamos a la crianza, a la escolarización, la adolescencia, nuestra salud reproductiva y sexual, el feminismo… Lo miro ahora y veo que fuimos pioneras en muchos terrenos. En aquella época no había libros como ahora sobre el tema, las enseñanzas las dábamos de manera oral, como antiguamente.
-Asesorar en la lactancia lo has llegado a definir como una forma de ecofeminismo, ¿lo podrías explicar?
-La lactancia materna tiene un potente nexo de unión con el ecofeminismo. Dar de mamar es una acción ecológica y sostenible. Es la mejor alimentación que se le puede proporcionar al bebé, es un alimento completo, no necesita nada más. Por otro lado, cuando hablamos de sexualidad femenina, la esfera más amplia es la maternidad. El sexo está focalizado -desde una perspectiva machista- en el acto sexual y poco más. Tu cuerpo, tu útero, tus genitales, tus pechos… los tienes ahí por diseño para criar, para amamantar, no es un reclamo sexual para disfrute del varón, algo que se ha hecho creer en el tiempo. Son las mismas hormonas las que intervienen en el acto sexual, en el parto y en la lactancia. Somos un todo.
La maternidad es una parte que el primer feminismo dejó fuera porque tener hijos significaba quedarte en casa con la pata quebrada. Las mujeres que dan el pecho tienen derecho a trabajar y las mujeres que trabajan tienen derecho a dar el pecho, y eso tenemos que facilitarlo como sociedad. Nosotras precisamente nos hicimos feministas por la maternidad. Es un universo dentro del tema femenino muy maltratado, malentendido y poco valorado; es algo que muchas mujeres han vivido muy solas dentro de casa. La salida no puede ser ‘no tengas hijos si quieres liberarte’ o ‘mételos en una guardería’. Hay mujeres que quieren tener hijos y dedicarles el tiempo que necesiten y se merecen.
Somos un grupo de mujeres que se ayudan desde la sinceridad, con el corazón y eso tiene muchísimo poder, juntas nos sentirnos poderosas.
“Nosotras precisamente nos hicimos feministas por la maternidad. (…) La salida no puede ser ‘no tengas hijos si quieres liberarte’ o ‘mételos en una guardería’. Hay mujeres que quieren tener hijos y dedicarles el tiempo que necesiten”
-¿Cuáles son los principales conflictos que viven las madres?
-Como mamíferos superiores que somos, aprendemos por observación dentro del grupo, y esa referencia ahora no la tenemos. En la época de nuestras abuelas se tenían muchos hijos, los había en todas las casas, tenías referencias a tu alrededor -parto, lactancia, crianza-, pero el cambio en cuarenta años ha sido abismal. Nos hemos apartado de nuestra naturaleza mamífera, y cuanto más utilizas el cerebro racional más se atrofia el sistema límbico que es el de la intuición, las emociones, la empatía, la sensibilidad.
Durante el embarazo la mujer está preocupada por el tema del parto, ‘quiero que me vaya bien y que el bebé nazca sano’. Pero no es sólo eso, los conflictos que surgen son muy diversos, a veces no es fácil identificarlos porque tienen raíces profundas.
Una mujer embarazada que acude a un grupo de apoyo a la lactancia va a poder superar las dificultades porque no está sola, otras mujeres antes que ella han pasado por cosas parecidas. Si decides amamantar lo mejor es que te rodees de gente que lo haya vivido felizmente. Hay dificultades, pero ves que la gente las ha superado y eso te anima.
-Ahora tenemos más acceso a la información, pero muchas mujeres siguen estando perdidas en relación con la lactancia…
-Sí, pero ¿qué tipo de información? La imagen que la sociedad está ofreciendo no tiene nada que ver con la realidad. Por ejemplo, en la revista Ser Padres te presentaban a una mujer embarazada maravillosa, ahora las ‘influencers’ te venden sus maternidades idealizadas, sus fantasías y sus productos y no se habla de la otra cara de la luna, lo que conlleva todo ese proceso en una mujer a nivel físico, hormonal, mental… todo eso se vive en soledad, sin apoyo, porque tu pareja es un varón y no te entiende, tu madre vivió la maternidad hace mucho tiempo y no se acuerda o a lo mejor lo vivió de otra manera. Luego está la presión por el tema laboral, por el que “hay que seguir manteniéndose guapa”. Hoy la mujer está sometida a muchas presiones, si además se enfrenta a una lactancia con problemas, pues apaga y vámonos. Hay madres que acaban tirando la toalla con la frustración de no haber sido capaces de hacerlo. Hay que ser muy valiente para pedir ayuda.
“Nos hemos apartado de nuestra naturaleza mamífera, y cuanto más utilizas el cerebro racional más se atrofia el sistema límbico que es el de la intuición, las emociones, la empatía, la sensibilidad”
-Ahora que lo mencionas, ¿cuál debería ser entonces el papel de la pareja en la lactancia?
-La mujer, en el período de embarazo y de lactancia, de quien se debería de acompañar es de otras mujeres, antes eran las madres, tías, abuelas… ahora parece que se pide al padre que haga la labor que antes hacían las mujeres de la familia, pero no lo saben hacer y surgen conflictos. No tiene nada que ver con machismos o feminismos. Ese matriarcado familiar tenía su sentido. La realidad es que hay muchos hombres que se implican cada vez más y eso está muy bien. La labor del padre es apoyar y sostener a la madre, esa es la mejor ayuda.
-Esos matriarcados han existido desde el principio de los tiempos en todas las tribus, mujeres que ayudaban a otras mujeres.
-Creo que como sociedad estamos fracasando porque hemos hecho primar la competitividad, cuando lo primero tendría que ser cooperar, y así nos va. Somos individuos aislados pegados a un móvil, estamos perdiendo nuestro diseño original como tribu humana que es vivir en grupo, formando un equipo. Así es como hemos conseguido sobrevivir como especie y llegar hasta aquí.
“Ahora parece que se pide al padre que haga la labor que antes hacían las mujeres de la familia, pero no lo saben hacer y surgen conflictos. No tiene nada que ver con machismos o feminismos. Ese matriarcado familiar tenía su sentido”
-La lactancia materna ha sido tradicionalmente la fuente natural de alimento del ser humano, pero a lo largo del siglo XX parece que hay un cambio radical en esta tendencia. ¿A qué es debido?
-Hay tres factores fundamentales. Entre las clases pudientes de la época y como signo de riqueza, aparece la figura de la nodriza: ‘yo tengo dinero y le doy a mi hijo leche de botica, además, tengo que cuidarme y estar arreglada para acompañar a mi marido a los actos sociales’. La teta quedó en desuso. En segundo lugar, aparecen los primeros grupos feministas y ven a la maternidad como un freno a la mujer que antes estaba en casa atendiendo los hijos que Dios le mandaba. No hay que quitar el mérito a ese primer feminismo, pero no lo hizo bien con este tema. Y, en tercer lugar, aparecen las primeras leches maternizadas y los profesionales de la salud -pagados por las marcas comerciales- las aconsejan a las madres y las animan a no amamantar. ¿Te suena el Pelargón?
-¿Una leche de fórmula?
-La primera leche materna que se comercializa en España que era de Nestlé. En Alemania había una gran producción de leche en polvo para terneros que no tenían salida en el mercado. Entonces al empresario Henri Nestlé se le ocurrió añadir a ese compuesto un poco de harina y azúcar y destinarlo para los bebés. Nacía la primera leche materna. Hicieron una campaña publicitaria a nivel internacional con excelentes resultados, muchas mujeres empezaron a incorporarse al mercado laboral, esa leche se medía y era de fácil preparación, así que la sociedad en general empezó a demandar ese tipo de productos. Aquí se comercializó como Pelargón.
“Un bebé se cría perfectamente con la leche de fórmula, pero esta no puede imitar lo que la sabia naturaleza ha dispuesto como alimento para el recién nacido. La leche materna proporciona todos los nutrientes y la protección inmunitaria que el bebé necesita”
-A pesar de lo que diga la publicidad, a día de hoy no han conseguido un alimento que tenga las mismas propiedades de la leche materna.
-Un bebé se cría perfectamente con la leche de fórmula, pero esta no puede imitar lo que la sabia naturaleza ha dispuesto como alimento para el recién nacido. La leche materna es el único alimento que proporciona todos los nutrientes y la protección inmunitaria que el bebé necesita. Los profesionales de la salud no lo consideran un tema primordial de salud pública, cuando un bebé amamantado es un niño que no consume fármacos, ni acude al sistema sanitario. Hay una visión cortoplacista, no se ve que invertir en lactancia es invertir en salud a largo plazo.
-¿Por qué hay tan pocas campañas de promoción de la lactancia?
-Principalmente, porque no da dinero. Ningún visitador de ningún laboratorio te va a pagar un congreso a Madrid en avión sobre lactancia. De hecho, hay congresos sobre pediatría, primera infancia o alimentación infantil, donde el laboratorio en cuestión -por lo menos antes-, pone como condición que no haya ponencias sobre lactancia. La realidad de amamantar no permite una explotación comercial que aporte beneficios a las grandes empresas. De ahí que no interese promocionar la lactancia, sino todo lo contrario.
“Ningún visitador de ningún laboratorio te va a pagar un congreso a Madrid en avión sobre lactancia porque no da dinero”
-Algunos han definido a la lactancia materna como un acto político de insumisión.
-Es un acto de insumisión y por eso genera tantas ampollas. No te dejas influir por lo que te dice la sociedad, por las pautas habituales o por un pediatra. Creo que es la primera vez que te enfrentas al sistema y le dices: ‘perdona, esto va a ser como yo quiero que sea’. En mi caso fue así, también el de otras compañeras. ¿Y sabes lo que sientes después? Poder, te sientes poderosa. Los individuos insumisos siempre han sido molestos para el sistema.
-Parece que hay una guerra entre mujeres que amamantan y las que optan por dar el biberón. ¿Qué opinión tienes sobre este tema?
-No tengo que hacer ningún juicio de valor con una u otra decisión, ambas me parecen muy respetables. Ahí la que decide es la madre. Lamentablemente hay posturas encontradas cuando deberíamos estar todas las mujeres a una, mirando en la misma dirección, sino no conseguiremos avanzar como sociedad. Creo que vivir la maternidad con conciencia y reflexión ayuda mucho. En mi caso ha sido así.
“Con los años he aprendido a no dar consejos sino información; tender la mano siempre para ayudar hasta donde la mujer quiera y decida, respetando siempre los deseos de esa madre”
-¿Cuál es el consejo más liberador que te dieron a ti y que tú transmites a las que llegan hasta vuestro grupo de apoyo?
-Como fui de las que empecé no tuve muchos referentes y di palos de ciego al principio. Mi necesidad de amamantar fue muy visceral, me venía muy de dentro. Quería vivirlo con total plenitud y pedí un año de excedencia. Lo disfruté mucho. Con los años he aprendido precisamente a no dar consejos sino información; tender la mano siempre para ayudar hasta donde la mujer quiera y decida, respetando siempre los deseos de esa madre. Si es por el camino de la lactancia, adelante. Hay madres que amamantan a sus hijos hasta los dos años, algo natural pero que no es la norma y a algunos les escandaliza. Si la madre decide no amamantar por el motivo que sea, pues también apoyamos su decisión. En ese caso le enseñamos cómo se hace un biberón, cómo dárselo para que parezca que le estás dando el pecho y crear ese momento íntimo entre madre y bebé… El apoyo es incondicional.
-Además de asesoramiento a las madres, ¿qué otras actividades lleváis a cabo en la asociación?
-Nos reunimos una vez al mes desde hace dieciocho años. Trabamos temas como lactancia, inicio de alimentación complementaria, escolarización, sueño, adolescencia, menopausia -otro proceso mal entendido-. Antes de la pandemia celebrábamos la semana de la lactancia materna y traíamos a algún invitado para hablar sobre algún tema interesante, pero todo ha ido a menos. Es curioso, miro hacia atrás y veo todo lo que hemos hecho en este grupo sin ningún tipo de recursos, ni publicidad y veo que fuimos pioneras en muchas cosas. Queríamos ayuda sincera de madre a madre y lo creamos. Llegamos a ser entre veinte y treinta socias, que para ser en el occidente son muchas, y aquí seguimos.
“Después de ver lo que a mí me aportó la lactancia de mi hijo, lo que disfruté criándolo con mi propio cuerpo, pensar que puedo ayudar a que otras mujeres lo puedan vivir, me hace feliz”
-¿Crees que ha aumentado el número de mujeres que deciden criar a sus hijos con pecho?
-No tengo cifras, pero la experiencia me dice que la mayor parte de las mujeres embarazadas deciden amamantar. El perfil suele ser el de una mujer con un nivel cultural medio alto, trabajadora fuera de casa que busca información y la encuentra. Lo que pasa es que, si los recursos sanitarios cada vez son menos, si cada vez nacen menos niños, las referencias en el entorno son escasas y no resulta fácil.
-Clara, ¿qué te aporta a nivel personal tu labor en la asesoría de lactancia?
-Después de ver lo que a mí me aportó la lactancia de mi hijo, lo que disfruté criándolo con mi propio cuerpo, sólo pensar que puedo ayudar a que otras mujeres puedan vivirlo, me hace feliz. Es algo bidireccional. En todo este tiempo me he retroalimentado y enriquecido con otras mujeres que me han aportado mucho. La maternidad también me ayudó a redirigir mi grupo de amigas. Las más íntimas y potentes, las que están ahí para todo son mujeres que conocí a través de la maternidad.