En agosto puso en marcha Allande Stars. Un proyecto de divulgación científica itinerante que recorrió los diferentes pueblos del concejo de Allande acercando la astrofísica a todos los vecinos. Una semilla que ha despertado en esta parte del occidente asturiano la curiosidad y la necesidad de conocer más del espacio.
A los siete años, Lucía González Cuesta tenía muy claro que ella de mayor quería ser astrofísica. Los mayores debían mirarla con cara de extraterrestre, pero siempre le dio igual. Estudió Física en la Universidad de Oviedo, pero la vida intentó despistarla durante un tiempo. Trabajó en una multinacional de dispositivos médicos por todo el norte de España, hasta que un buen día recordó que lo que ella realmente siempre había querido ser era astrofísica y decidió que era el momento de retomar el rumbo. Dejó la empresa y se fue a Tenerife a hacer un máster en Astrofísica. Al terminarlo le concedieron una beca de doctorado de personal investigador Severo Ochoa y se quedó. De los cuatro años que dura, lleva dos y siente que ha encontrado el camino a seguir y el lugar hacia el que quiere mirar.
-¿Podrías explicarme con palabras de andar por casa qué es la astrofísica y para qué sirve?
-Esto es una cosa que me encanta hacer. Cuando la gente me pregunta qué hago y le digo que soy astrofísica, la siguiente pregunta es: ¿eso para qué sirve? Un panadero o un mecánico son oficios que todo el mundo conoce cuál es el resultado final, pero la astrofísica suena a abstracto y no se sabe muy bien qué aplicaciones tiene. La astrofísica es una rama de la ciencia que se dedica al estudio y comprensión del universo que nos rodea. Muchas veces, para comprender lo que pasa en la Tierra, es necesario saber de dónde venimos y comprender lo que hay en otros planetas, en el Sistema Solar, en nuestra galaxia o en el universo. Se basa en algo innato al ser humano que es la curiosidad, trata de investigar y comprender lo que nos rodea para dar respuesta a las grandes preguntas de la historia: de dónde venimos o si estamos solos en el universo.
Parte de la tecnología que se desarrolla para investigar en astrofísica, a veces, se termina utilizando en objetos cotidianos como la cámara CCD de los móviles, el GPS que utiliza objetos astronómicos para posicionarse o las vitrocerámicas que están hechas con un material que se desarrolló para el estudio del espacio. Aplicaciones en medicina como los rayos X o algunas otras pruebas que son cotidianas para nosotros, tienen un origen en la investigación astrofísica. Está en todo, pero no lo sabemos. Esta ignorancia puede venir de la falta de comunicación entre los científicos y la sociedad y para tratar de que esa brecha sea cada vez más pequeña, es muy importante la divulgación. De ahí proyectos como Allande Stars.
“Muchas veces, para comprender lo que pasa en la Tierra, es necesario saber de dónde venimos y comprender lo que hay en otros planetas, en el Sistema Solar, en nuestra galaxia o en el universo”
-¿Y en qué momento una dice que de mayor quiere ser astrofísica?
-Desde muy pequeña me llamó mucho la atención la astronomía y ya con siete años me facinaba mirar el cielo y las estrellas. Era muy pequeña y cuando decía que quería ser astrónoma, mis padres no sabían de qué iba a trabajar y me preguntaban si estaba segura de querer estudiar eso. Al final creo que lo conseguí por tozudez. Muchos niños van cambiando, pero creo que la primera vez que dije lo que quería ser tenía siete años y no cambié de opinión nunca.
Nosotros vivíamos en un bloque de pisos en Pola de Allande y siempre recordaré que, cuando mi padre llegaba de trabajar, yo siempre le preguntaba una y otra vez cuándo íbamos a ver las estrellas. Estaba muy cansado de trabajar y era tarde así que tardé en conseguir que me dijese que sí. Al final, por la insistencia, un día me llevó al tejado de casa y allí estuvimos viendo las estrellas un rato y recuerdo hacerle diez mil preguntas. Todos los domingos, cuando volvíamos de casa de la abuela, yo siempre me quedaba mirando al cielo. Además, en Allande hay poca contaminación lumínica y se puede observar el firmamento muy bien así que desde pequeña siempre me llamó mucho la atención.
Este verano, cuando estaba preparando el proyecto, me encontré con una vecina que vivía justo en el piso de debajo del nuestro y que tiene una librería con su marido. Me dijo que se acordaba de cómo le llamaba la atención el empeño que yo tenía en que me compraran un libro sobre el espacio que era negro y muy feo. Mi carrera fue un proceso duro para toda la familia, pero ahora estamos todos muy contentos, ellos también porque me ven muy feliz. Dejar el trabajo en la empresa y venirme a Tenerife a estudiar el máster, fue una de las mejores decisiones de mi vida. No me quería quedar con la espinita de no haberlo intentado. Además, tener la certeza de que estás en el sitio en el que tienes que estar, es una satisfacción muy grande.
-Del 21 al 23 de agosto llevasteis a cabo el proyecto Allande Stars. ¿En qué consistió?
-El origen del proyecto viene de que en plena pandemia me presente a un concurso de divulgación nacional que se llama Somos científicos y científicas. Hicieron una preselección de treinta científicos de todas las ramas y nos dividieron en tres grupos de diez personas. Lo que teníamos que hacer durante dos semanas era responder a preguntas de estudiantes de la ESO y de Bachillerato sobre cualquier cosa de nuestra investigación. Salieron todo tipo de preguntas, incluso temas de Covid y al final los estudiantes votaban. Hubo un ganador en cada uno de los tres grupos y yo fui una de ellas. Me dieron una cuantía económica de quinientos euros para invertir en mi propio proyecto de divulgación. Llevaba mucho tiempo pensando en organizar algo en Allande y como las dos pasiones que tengo son mi concejo y la astrofísica, pensé que esta era mi oportunidad.
La idea fundamental se basa en recorrer con una furgoneta distintos pueblos del concejo de Allande llevando actividades y talleres de divulgación en astronomía y relacionarla con la cultura y el patrimonio. De esta forma lo que haces es conocer lo que hay en tu entorno con otra perspectiva y también visibilizar el papel de las mujeres en el campo de la ciencia. También creas unas jornadas de convivencia intergeneracional, porque al final los participantes estaban sentados por familias y veías a los abuelos con los nietos y las nietas haciendo los planetas en plastilina. Fueron tres días en unas jornadas intensivas, recorrimos los pueblos haciendo actividades durante el día y después observaciones e interpretación del cielo por la noche. La satisfacción no es cuantificable porque fue muy bonito y creo que la gente respondió muy bien. Cuando empecé a organizarlo, llamé primero a los miembros de las asociaciones culturales de los pueblos, sobre todo a aquellos que están acostumbrados a organizar actividades y tienen una unidad especial. Fue fundamental involucrarles desde el principio. Se podría haber quedado en algo interesante pero puntual y se nota que en el concejo se removió algo. Un montón de gente vino aportando ideas, ya han surgido algunos proyectos que están en marcha para llevarlos a cabo poco a poco.
-¿Qué tipo de actividades realizasteis y qué proyección tiene?
-Las misiones Voyager llevaban un disco dorado en el que un grupo de científicos, liderado por Carl Sagan, decidieron qué mensaje querían mandar sobre la humanidad en caso de que algún otro tipo de vida se encontrase con ese satélite. Hicieron una selección de imágenes, distintas canciones y sonidos característicos de la Tierra y una serie de fórmulas y letras. La idea era plasmar un mensaje representativo de la humanidad. En nuestro proyecto, lo que hicimos en los pueblos fue que cada una de las mesas de participantes del concejo, se convirtiese en ese comité y decidiesen qué información sobre su pueblo iban a poner en este disco. Al final ellos cuentan lo que saben del lugar en el que viven utilizando una misión de astronomía, así que fue muy original y divertido. Este es un proyecto muy adaptable a cualquier concejo de Asturias y hay mucho potencial desde el punto de vista de la astronomía.
En el máster conseguí una beca del Club Rotary Internacional, que es un club de personas que tratan de colaborar con proyectos solidarios. En su momento decidieron darme la beca para estudiar el máster y también han decidido colaborar en este proyecto. Lo que hicieron fue comprar y donar material educativo en astronomía para los dos colegios de Allande. Compraron dos telescopios, dos packs de cinco libros de astronomía y un sistema solar hinchable para cada uno de los colegios. El día de la clausura se hizo la entrega del material y ahora hemos hablado de posibles nuevos proyectos con los dos colegios. Con el de Berducedo, los talleres de observación nocturna y en el de Allande, se planteó la posibilidad de crear un aula de astronomía con este material y otro del que ya disponía el centro. Es muy reconfortante porque ves que tiene un legado y un impacto en el concejo.
“La Tierra es un pequeño punto en la inmensidad del cosmos, estamos todos ahí metidos y nos creemos que somos la caña, pero no es así. Tal vez el mensaje en vez de humildad debería ser de unidad”
-Me sorprendió una frase tuya que decías que teníamos que “apagar las pantallas y encender el cielo”…
-A lo largo de la historia de la humanidad, las distintas civilizaciones miraron al cielo. Tenían una conexión con las estrellas, observaban el sol y creo que nosotros, debido al avance de la tecnología y a que estamos rodeados de televisión, tablets, teléfonos, redes sociales y todo tipo de entretenimientos, nos hemos desconectado de esta parte de la naturaleza que forma parte de nuestra historia. Antes, para cosechar, se guiaban por la aparición de ciertas estrellas en una época del año, estudiaban las fases de la luna… Es verdad que en algunos sitios se sigue haciendo, pero cada vez estamos más desvinculados de esta parte. De ahí ese mensaje de que necesitamos reconectar un poco con esto que forma parte de nosotros y tratar de hacer actividades que nos ayuden a retomar ese contacto con la naturaleza y la astronomía. Esto es algo de lo que no podemos escapar. Podemos estar más distraídos, pero todo lo que tiene que ver con la astronomía forma parte de nuestra historia y de nosotros mismos.
-Mirar al cielo ¿te vuelve más humilde?
-Uno de los talleres que hacíamos en Allande Stars era intentar comprender las dimensiones del universo utilizando una escala del Sistema Solar. En esta escala tratamos de reproducir los planetas del sistema en plastilina, teniendo como referencia que el tamaño de la Tierra era una bolita de dos milímetros de diámetro. Después situábamos a la gente como si encogiésemos el Sistema Solar y el tamaño fuesen esos dos milímetros para visualizar a qué distancia estarían situados los planetas entre sí. La cantidad de vacío que hay entre ellos cuando se colocan estos planetas en línea recta, te da una idea de lo humilde que es la Tierra. Es un pequeño punto en la inmensidad del cosmos. Estamos todos ahí metidos y nos creemos que somos la caña, pero no es así. Tal vez el mensaje en vez de humildad debería ser de unidad, de que estamos todos aquí metidos y lo ideal sería llevarse bien y mirar unos por otros de forma colectiva.
“Necesitamos reconectar un poco con esto que forma parte de nosotros y tratar de hacer actividades que nos ayuden a retomar ese contacto con la naturaleza y la astronomía”
-¿Cómo somos de pequeños a pesar de creernos el centro del universo?
-A lo largo de la historia hemos visto como cada vez somos menos el centro de todo. Al principio todo giraba en torno a la Tierra y ya vimos que no, que orbitamos alrededor del sol y que estamos en uno de los brazos de la Vía Láctea orbitando con respecto al centro de la galaxia. Es cierto que las condiciones que se han dado en la Tierra para que se produzca aquí la vida son una cadena de sucesos que hacen que nuestro planeta sea singular. Pero realmente teniendo en cuenta el número de estrellas y de galaxias que hay en el espacio es muy probable que se pueda haber desarrollado otro tipo de vida en otro planeta. Yo creo que esto también te da un mensaje de humildad, de que nosotros somos una casualidad super bonita. Lo que hay en este planeta es hermoso, pero ¿quién te dice que no pueda estar pasando algo parecido en otros tantos y no lo sabemos?
Nosotros siempre hablamos en términos de estadísticas. Con respecto a la existencia de vida en otros planetas, ahora mismo hay estudios que dicen que por cada estrella que hay en el universo hay, al menos, un planeta. Por tanto, se puede decir que cuando miramos al cielo por la noche y vemos un montón de puntitos, como mínimo, hay esa misma cantidad de planetas e incluso más. Por ejemplo, en el Sistema Solar hay ocho planetas orbitando a la misma estrella, y, orbitando a otras estrellas hemos descubierto ya más de cuatro mil exoplanetas, y otros tantos candidatos para confirmarse. Disponemos ya de un número de exoplanetas que nos permite hacer estadísticas y agruparlos por sus características y condiciones. De cara a buscar un gemelo para la Tierra, las estadísticas dicen que hay una cota máxima de un 18% de probabilidades de que por cada estrella que vemos en el universo, haya un planeta con unas características similares a la Tierra. Es bastante probable que en algún lugar haya vida y el reto hoy en día no es encontrar planetas nuevos, que también, sino localizar aquel que tenga unas condiciones que nos indique que puede ser interesante para la búsqueda de vida.
“Hay estudios que dicen que por cada estrella que hay en el universo hay, al menos, un planeta. Cuando miramos al cielo por la noche y vemos un montón de puntitos, se puede decir que como mínimo, hay esa misma cantidad de planetas e incluso más”
-¿Cómo te imaginas esa vida?
-No lo sé. Yo creo que sería diferente a la que conocemos aquí, pero es muy difícil poder decir algo… mira todas las especies que hay en la Tierra… la verdad es que no tengo ni idea y esta es la parte fascinante de la astrofísica, en este caso de la búsqueda de la vida. Todo está por descubrir. La vida, entre comillas y de forma rápida, la catalogamos como vida simple, compleja e inteligente. Y después vida inteligente capaz de desarrollar tecnología. Es más probable detectar rastros de vida simple porque, para que se dé, tiene que haber pasado menos tiempo de evolución en el planeta. Por eso siempre hablamos de vida bacteriana… Si se encontrase un planeta con vida y encima, resulta que ha evolucionado de compleja a inteligente y es capaz de desarrollar tecnología, seria alucinante, pero lo más probable es que se dé vida simple, aunque quién sabe lo que nos podríamos encontrar.
-Los antiguos se orientaban mirando al cielo, hacían predicciones en base a las estrellas, interpretaban augurios, las cosechas se regían por los ciclos lunares… ¿En qué momento nos desconectamos de esa realidad?
-Pues tal vez tenga algo que ver con el desarrollo tecnológico. A lo mejor te vuelves más autosuficiente e individualista. Observar las estrellas era algo que se hacía en común, reunidos en la naturaleza, y ahora cada uno está más centrado en sus cosas. Esto es una reflexión personal, pero es una buena pregunta para pensar. Los de la mitología griega se dedicaron a unir las estrellas con líneas imaginarias, darles una forma y contar historias para poder recordar el cielo. Nosotros, hoy en día, miramos al cielo y no sabemos reconocer prácticamente nada. El no tener un conocimiento de lo que estás viendo te desconecta, por eso nosotros en Allande Stars, una de las actividades que hicimos fue una interpretación del cielo nocturno. La idea era que la gente conociese un par de cosas para que, si algún día se quedan solos de noche mirando el cielo, sean capaces de reconocer algo. Esto ya te aporta esa conexión de la que estábamos hablando, sientes que es algo más cercano a ti y no algo tan abstracto.
“Ahora mismo el desarrollo tecnológico hace que confiemos en la tecnología y en la información que tenemos en internet y ya no necesitamos conocer. Tendemos más a la inmediatez”
-Muchos estudios reconocen que numerosas edificaciones antiguas están orientadas hacia constelaciones o planetas determinados. ¿Qué sabían nuestros ancestros que nosotros desconocemos?
-Ellos dedicaban mucho más tiempo que nosotros a observar. Tú te levantas por la mañana y tienes una lista de cosas que cuando consigues terminarla es prácticamente el día siguiente. Vamos como pollos sin cabeza a hacer todo lo que tenemos que hacer y no tenemos tiempo para, simplemente, observar lo que nos rodea. El estudio de las orientaciones de este tipo de edificios se estudia en una rama de la astrofísica se llama Arqueoastronomía y aquí en el instituto de Astrofísica de Canarias hay gente muy buena que se dedica a ello. Lo que están viendo es que todos estos edificios tienen una orientación relacionada con la Astronomía. Hoy en día edificamos en función de ahorrarnos calefacción u otras cosas, pero ellos tenían un conocimiento mucho más grande sobre qué constelaciones había en cada época del año y al final todo se vuelve a resumir en que nosotros estamos completamente desconectados de esta parte, y parece que cuanto más acceso a la información tenemos, menos nos dedicamos a observar. Ahora mismo el desarrollo tecnológico hace que confiemos en la tecnología y en la información que tenemos en internet y ya no necesitamos conocer. Tendemos más a la inmediatez.
-¿Cuánto de nuestra historia está escrita en el cielo?
-Muchas veces utilizamos cometas o constelaciones como referencia para recordar momentos de nuestra vida y en nuestros libros hay muchas referencias a todos ellos. En Allande hay un montón de yacimientos en los que los romanos extraían oro. Este oro resulta que, casualmente, no se produce en la Tierra, se produce en las estrellas y en distintos fenómenos astrofísicos que desde el Big Bang fueron dando lugar a distintos procesos físicos. Nacen las estrellas, estas después mueren, este material lo expulsan al espacio y estas nubes de material vuelven a colapsar y dan lugar a una segunda generación de estrellas que tienen a su alrededor un disco de material con el que después se forman los planetas. Es por lo que el calcio de nuestros huesos, o el hierro de nuestra sangre, o el oro que hay en nuestros yacimientos romanos, vienen de todos estos años de evolución e historia en el universo. Los elementos químicos que forman nuestro cuerpo y que están presentes en la anatomía humana y en el resto de las otras especies, cuentan la historia del universo. Esta es la frase que decía Carl Sagan de “todos somos polvo de estrellas”. En el interior del sol se transforma el hidrógeno en helio y desde los elementos más ligeros siguen subiendo a elementos más pesados hasta el hierro. Después, en la muerte de estrellas muy masivas se dan lugar a otro tipo de elementos más pesados y así vamos rellenando la tabla periódica. La respuesta es que todo viene de ahí. Somos la prueba de todo lo que ha tenido que pasar para que estemos aquí.
“Carl Sagan decía que ‘Todos somos polvo de estrellas’. Los elementos químicos que forman nuestro cuerpo y que están presentes en la anatomía humana y en el resto de las otras especies, cuentan la historia del universo”
-¿Estamos ya preparados para responder las preguntas básicas sobre quienes somos, de dónde venimos y a dónde vamos?
-Cada una de estas preguntas a mí me gusta verlas como si fuesen un gran puzle. Lo que yo estoy investigando, va a ser una piecita muy pequeña de ese puzle, pero se une a lo que investigaron otras personas detrás de mí y con lo que investigaron los primeros astrónomos de la historia. Vamos poniendo piezas en ese puzle y al final seremos todos juntos los que vamos a responder a esas preguntas. Cada vez estamos más capacitados y por ejemplo la pregunta de si hay vida en otros planetas, creemos que se responderá pronto. Estamos desarrollando la tecnología capaz de solucionarla en un par de décadas como mucho. Hay otras en las que estamos empezando a comprender un poco cómo funcionan las cosas. Por ejemplo, en la composición del universo a día de hoy sabemos mucho, pero al mismo tiempo muy poco. Cada vez vamos avanzando más en la comprensión de la composición y de cómo funciona lo que nos rodea, hay preguntas que se responderán antes que otras, pero lo importante es que estamos en el camino y avanzando poco a poco hacia las respuestas.
-¿Nos visualizas colonizando Marte o con bases en la luna?
-Respecto a lo de trasladarnos a vivir a otro planeta, creo que tenemos que darnos cuenta de que mantener el que tenemos es infinitamente más fácil que vivir en otro planeta. Ya no estoy hablando de cómo llegar a él, sino que nuestro cuerpo se formó aquí. Para que el sistema circulatorio funcione perfectamente o que nuestra estructura ósea se adaptase a la gravedad, hemos tenido que evolucionar para adaptarnos a las condiciones de este planeta. Como hablábamos al principio, lo de la curiosidad es algo innato al ser humano, e igual que en su momento Colón y muchas otras personas arriesgaron sus vidas en el mar llegando a descubrir América, nosotros y nuestros astronautas hacemos lo mismo en el espacio.. A lo mejor para Colón, saber que estuvimos en la luna y que muy probablemente lleguemos a Marte, sería algo como de ciencia ficción. Probablemente para nosotros, si nos contasen lo que vamos a ser capaces de hacer, también nos explotaría la cabeza. Poco a poco vamos avanzando y dando pasos más grandes. Por supuesto yo creo que vamos a llegar a Marte, lo que pasa es que, la tecnología que hay actualmente solo permite un viaje de ida, así que todavía hay que seguir avanzando en la exploración espacial para ser capaces de diseñar viajes de ida y vuelta y conseguir el dinero necesario para ello, importante. Pero estoy segura de que los humanos pondrán un pie en Marte en las próximas décadas.
-¿Y qué pasaría si la que pone el pie en Marte por primera vez es una mujer?
-¡Ojalá! Cuando prepararon la misión espacial de las dos mujeres astronautas de la NASA, en un titular de prensa pusieron: “las dos astronautas que van solas al espacio”. ¿Que van solas? Con decir que van al espacio basta. Hace poco estaba en una tienda y encontré unos libros de pegatinas. En el de niña todo eran artículos de belleza, vestidos, princesas, unicornios y todo color rosa. Los dibujos de planetas, naves espaciales, astronautas y cohetes venían en el libro de los niños. Me indigné porque después decimos que a las chicas no les interesa la ciencia. Lo que pasa es que a las niñas se les mete en la cabeza desde pequeñas que la ciencia no es para ellas. A mí, tal vez de manera inconsciente o por tratar de protegerme y de que no lo pasase mal, me recomendaron que me dedicara a otra cosa y se me preguntó muchas veces si estaba segura de querer estudiar esto. Me gustaría saber a cuantos niños que quieren ser astrofísicos o científicos se les pregunta si están seguros.
Luego, en cuanto a datos reales, lo que estamos viendo en el desarrollo de la vida de hombres y mujeres científicos y científicas, hay una cosa que ocurre que es el diagrama de tijera. A medida que avanza la vida de los investigadores se observa que las personas que llegan a los puestos de responsabilidad son más hombres que mujeres. Puede que esté asociado al tema de asumir responsabilidades con las familias, pero no sé cuáles pueden ser las respuestas reales a esta situación. Lo único claro es que está pasando y la igualdad no es la que debería. Todavía nos queda mucho por avanzar, pero cada vez estamos más concienciados y se está demostrado que actividades como el taller que realizamos, ayudan a visibilizar a las mujeres en determinados puestos y oficios más vinculados a los hombres. Así que algo estamos haciendo bien.
“A las niñas se les mete en la cabeza desde pequeñas que la ciencia no es para ellas. Me gustaría saber a cuantos niños que quieren ser astrofísicos o científicos se les pregunta si están seguros”
-¿Qué encuentras cuando miras al cielo?
-La primera palabra que me viene a la cabeza es felicidad. Es como que el tiempo no me pasa, no me canso y me maravilla mirarlo. Es como una paz y una conexión con esa parte de la naturaleza. También me provoca mucha curiosidad, igual que de pequeña en ese tejado con mi padre, me sigo haciendo muchas preguntas cuando miro al cielo.
-De todas las que te haces, ¿cuál es para ti la más importante?
-Mirar al cielo te hace reflexionar sobre la vida, sobre si tiene sentido lo que estás haciendo con ella o si estás por estar, sin más. Por eso a veces es difícil mirar al cielo, porque te estás mirando a ti mismo a la vez y para reflexionar sobre tu propia vida tienes que ser valiente. Recibes un mensaje de humildad porque te empiezas a hacer preguntas sobre qué es lo que te mueve, lo que te apasiona y te ilusiona.
-¿Crees que a mucha gente le asusta plantearse lo que puede haber ahí fuera?
-Sé que hay personas que cuando miran al universo y saben las dimensiones de todo lo que hay ahí les entra miedo, vértigo y parece que les abruma. A mí me gustaría hacer un cambio y llevarlo hacia la curiosidad y la ilusión. Que te preguntes cuánto más habrá. Ahora mismo hay cosas que ya damos por sentadas como lo que decíamos de que la Tierra está en uno de los brazos de la Vía Láctea, dando vueltas alrededor del agujero negro del centro y que la Vía Láctea es una galaxia normal entre millones que hay en el espacio. Pero esas cosas que a día de hoy tenemos normalizadas, antes no se sabían y en el momento en el que se descubrieron fueron un shock para la mente. No hay que tener miedo al próximo descubrimiento, tenemos que tratar de abrir la mente y darnos cuenta de que en ciencia todo cambia muy rápido y el conocimiento hay que saborearlo y disfrutarlo. Estamos tan centrados en nuestro día a día y en lo que tenemos que hacer que al final nos queda poco tiempo para reflexionar y pensar. Cada uno lo hace sobre lo que quiere, pero el tema del espacio es algo que nos ayuda a fomentar el pensamiento crítico y a cuestionarnos el mundo en el que vivimos. Si somos capaces de aceptar esa reflexión de inmensidad que nos aporta hacernos alguna pregunta, después nos podemos plantear cosas de nuestra vida diaria, y no aceptamos todo porque sí, como si fuesen dogmas. Creo que tenemos que pensar y reflexionar más sobre nuestras vidas y al observar el espacio lo que te surge es humildad, unidad, ilusión, maravillarte, preguntarte cosas sobre el mundo. La observación no trae nada malo. Te cuestionas tu vida, pero no desde el punto de vista del protagonismo, sino desde la motivación.