En la desembocadura del río Eo, la gallega localidad de Ribadeo despliega sus numerosos atractivos. Paisaje, comercio y gastronomía son algunas de las razones que apuntalan un magnetismo que también saben apreciar los asturianos.

La villa

Ribadeo es uno de los puntales turísticos de La Mariña lucense, una localidad activa y dinámica que además capitaliza un concejo con rincones tan espectaculares como la conocida playa de las Catedrales, un paisaje de roca y mar que acapara gran parte de las postales de la zona.
El concejo, además de una de las joyas del litoral español y un enclave estratégico, es una de las entradas naturales a la comunidad gallega. Al estar separado de tierras asturianas por las aguas del río Eo, se accede al municipio por el emblemático Puente de los Santos, inaugurado en 1987, que supuso todo un impulso para la villa. La mejora de las comunicaciones entre Asturias y Galicia provocó también un aumento del flujo de visitantes, y ha convertido a Ribadeo en un punto de referencia, ya que asturianos y gallegos de los alrededores usan la villa como centro de servicios, comercio y ocio.
Esta cercanía ha dado lugar a un curioso fenómeno, ya que el número de asturianos viviendo en Ribadeo es bastante alto. Beatriz Irigoyen, gerente de ACISA (Asociación de Comerciantes, Industriales, Servicios y Autónomos de Ribadeo) lo explica de este modo: «aunque muchos de ellos no están censados aquí, vienen a vivir a Ribadeo porque el suelo es un poco más barato, y las distancias son mínimas, tan sólo tienen que cruzar el puente». Precisamente, el asturiano es el gran comprador de Ribadeo, afirma Irigoyen. ACISA agrupa a más de 200 asociados y tiene un papel importante como dinamizadora del comercio en la villa al organizar durante todo el año eventos y campañas para atraer a los posibles consumidores.

La estampa marinera más típica la ofrece Rinlo, un pequeño pueblo que en su día fue una aldea de balleneros y que hoy mantiene su relación con el mar gracias a su puerto pesquero.

La histórica tradición comercial de la villa y su amplia oferta hotelera son la base ideal para buscar nuevas formas de atraer a más visitantes, desestacionalizando el turismo y rentabilizando la temporada baja. Por eso desde instancias municipales se pretende llevar a cabo el proyecto «Ribadeo de Congresos», potenciando una forma de turismo que actualmente está sorteando la crisis en España y que podría encontrar en Ribadeo un destino muy atractivo.
La Villa se formó con la concesión en el año 1183 de una carta foral, que entre otros privilegios permitió a los habitantes celebrar un mercado semanal. Así se iniciaba la trayectoria de un núcleo que con el tiempo fue ganando en importancia, ampliándose la ciudad con nuevas calles y construcciones entre los que se hallaban conventos y pazos urbanos. Los peregrinos a Santiago de Compostela encontraban en la ciudad el necesario reposo y atención, e iniciaban en este punto el trayecto conocido como Camino del Norte, 170 kilómetros que discurren por tierras gallegas.
El pasado de la villa se refleja en destacados edificios como el Pazo de Ibáñez, actual casa del Ayuntamiento o la Torre de los Moreno, ejemplo de arquitectura indiana. Un antiguo Cargadero y los restos de una estación añaden también apuntes de la época en la que llegaba el mineral de hierro procedente de los hornos de A Pontenova para proceder a su embarque. Hoy día
«O Cargadeiro» se ha acondicionado como mirador, ofreciendo unas vistas privilegiadas sobre la Ría.

Gastronomía y paisaje: rivalizando en atracción

Entre las poderosas razones que conducen al visitante hasta Ribadeo se encuentra su gastronomía, fiel exponente de la típica cocina gallega. La fama de buena mesa que tiene la comunidad gallega se cumple en este concejo, que aprovecha su situación estratégica para ofertar los productos del Cantábrico, y todo tipo de pescados y mariscos. Es obligado probar el pulpo a la gallega o «á feira»: lo ofrecen los restaurantes y las tradicionales «pulpeiras», que lo preparan siguiendo una antiquísima tradición.
Un plato que ya es emblemático es la empanada de «longueirós», ingrediente similar a las navajas, muy típico de la zona, así como los postres de almendras que elaboran las monjas clarisas.
Conocer el entorno de este enclave también lleva su tiempo. Hay mucho por recorrer, y si para poder afirmar que se conoce esta tierra hay sabores que probar, con mayor razón hay rincones y lugares que ver. Algunos ya se promocionan por sí solos, como la famosa Playa de Las Catedrales (As Catedrais), llamada también Playa de Augas Santas. Se trata de unos espectaculares acantilados en los que el mar ha tallado arcos y pórticos de gran tamaño.
As Catedrais es muy impresionante, pero eso no debería desmerecer la belleza salvaje del resto de las playas del concejo: grandes, como As Illas, o pequeñas y recogidas calas como Os Castros o Rocas Brancas.
Otros puntos del litoral ribadense son menos conocidos pero no por ello menos interesantes. La Isla Pancha se encuentra en el lado este del concejo y ofrece una vista característica con su faro blanco. La estampa marinera más típica la ofrece el pequeño pueblo de Rinlo, en la ensenada de Areosa. Con un origen que se remonta hasta el Medievo, en su día fue una aldea de balleneros, y hoy mantiene su relación con el mar gracias a su puerto pesquero.

La Ría de Ribadeo

Lo que en Asturias se conoce como la Ría del Eo, en Galicia toma el nombre de ría de Ribadeo: un hermoso paisaje de casi 10 kilómetros de longitud que recorre los municipios de Ribadeo y Trabada, en su margen occidental, y Castropol y Vegadeo en la parte oriental. La ría tiene un gran interés ornitológico, y por eso ha sido declarada Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA). En sus orillas es posible ver a especies como el ánade rabudo, el zarapito real, el porrón común, la garza real o el correlimos, entre otras muchas. La ría se ha convertido en un importante recurso turístico, y son muchos los visitantes que llegan atraídos por su fauna y la belleza de este entorno. Para conocerla es posible realizar una ruta recientemente acondicionada, que permite bordearla observando las aves y los humedales. En el punto de partida de este recorrido se encuentra la antigua fábrica de algas, un conocido equipamiento que ha sido rehabilitado recientemente y cuyo destino se prevé relacionado con la promoción turística de la zona.
La ría está bien aprovechada como signo de identidad y también como vía de expansión económica. Para ello, la villa de Ribadeo cuenta con un puerto pesquero, un puerto comercial y un puerto deportivo. En este último se encuentra una escuela de vela gestionada por el Club Náutico Ribadeo, que además ofrece la posibilidad de practicar diferentes actividades en el mar, y obtener varios títulos de navegación. Otras empresas permiten iniciarse en el mundo del submarinismo, aprender técnicas de surf en sus diferentes variedades, visitar la ría en una lancha turística o alquilar distintos tipos de embarcaciones para una estancia diferente.

Miguel Díaz. Fotógrafo

Más de cincuenta años trabajando como fotógrafo en Ribadeo hacen de Miguel Díaz Rodríguez un auténtico archivo histórico de esta villa gallega.

Por su cámara han pasado eventos sociales de todo tipo: bodas, bautizos, fiestas populares… «Soy más conocido que el alcalde», bromea. No en vano son muchos años recorriendo Ribadeo y alrededores con la cámara al hombro; y también por el aire, ya que su gran pasión es volar y sacar fotografías aéreas.
-¿Cómo decidió dedicarse a la fotografía?
-Yo empecé cuando estaba en la mili, era muy aficionado. Así que cuando volví a Ribadeo busqué trabajo de eso, primero en una casa que se llamaba Foto Sáez, que no me contrataron porque ya tenían muchos operadores; luego en Foto Pérez, donde estuve tres años, y luego con mi propia tienda. Unos años después, casualidades de la vida, Foto Sáez se traspasaba y la conseguí yo, y pasó a llamarse Foto Miguel. Con todo esto ya llevo cincuenta años en la fotografía, haciendo trabajos de todo tipo.
-¿Cuánto ha cambiado Ribadeo desde que empezó a trabajar?
-Bueno, yo soy de aquí de toda la vida, así que imagínate. Ribadeo antes era muy poca cosa, pero ahora ha crecido mucho, es muy turístico y viene mucha gente de visita, porque es un punto de encuentro muy acogedor. En ese sentido ha cambiado sobre todo en la parte nueva, porque la parte antigua, histórica, se ha conservado más o menos como estaba.
-Además de la fotografía comercial, ¿qué tipo de trabajos prefiere?
-Por trabajo yo he hecho de todo: fotos de carnet, bautizos, primeras comuniones, todo tipo de reportajes… Y después, una vez hecho el trabajo, también me gusta la fotografía artística y de paisajes. Pero mi mayor hobby es volar, así que también hago fotografías aéreas, con mi ultraligero recorro toda la costa desde Luarca a Vivero. Me encanta.

«Mi mayor hobby es volar. Recorro toda la costa desde Luarca a Vivero y hago fotografías aéreas»

-¿Y cómo terminó usted pilotando un avión?
-Me gusta mucho volar, pero no tuve la suerte de poder estudiar para sacarme el título de piloto de aviones de pasajeros. La afición era tan grande que entre varios montamos un club de vuelo, fuimos a Villanubla, en Valladolid, a sacarnos el título y tenemos un ultraligero que es del club, además de que algunos tienen uno propio. Ya llevo unos veinticinco años volando, me encanta. Y eso que hacer fotografías aéreas es complicado, porque voy yo solo para todo, para estar pendiente de la velocidad, la altura, el encuadre… pero es precioso ver la costa desde arriba, impone mucho más.
-Ribadeo es muy turístico, ¿qué imagen se puede buscar más allá de las típicas?
-La Playa deLas Catedrales es conocida por todo el mundo, también la isla de Pancha, que es muy bonita, o Santa Cruz, que tiene una vista preciosa de la costa desde Foz hasta Tapia de Casariego. Menos conocido, pero muy espectacular, son las vistas desde el monte Mondigo, que se ve desde Burela hasta Luarca.

Asociación de Vecinos O Tesón

Los vecinos se movilizan

Fomentar la participación ciudadana, y generar reivindicaciones unidas al día a día. Esos son algunos de los objetivos de la Asociación de Vecinos O Tesón, que desde el año 2003 se moviliza en el entorno urbano de Ribadeo. Antonio Gregorio Montes es su portavoz y secretario.

-El nombre, «O Tesón», ya lo dice todo…
-Tiene un doble significado. Por un lado se refiere al tesón según su significado en castellano, pero también hace referencia a los tesones, que es como se llama a los bancos de arena de la ría de Ribadeo. Entonces por un lado habla de que queremos ponerle voluntad a las cosas, pero también que nos centramos en las cuestiones locales, porque somos una asociación de vecinos.
-Los fines de la asociación son contribuir a resolver los problemas que surjan, y a mejorar la convivencia de los vecinos. ¿De qué manera?
-El objetivo que nos hemos marcado es mejorar la vivencia en Ribadeo, y eso lógicamente pasa por mejorar la convivencia y mover iniciativas que contribuyan a eso. Por eso reivindicamos cosas como que el parque no esté continuamente con carpas, o a que el edificio del Cantón de los Moreno desaparezca del espectro público para pasar a ser totalmente privado. También, muy cerca del núcleo urbano, pensamos que hay que potenciar el castro de As Grobas, porque podría dar mucho de sí en plan histórico y turístico. Siempre intentamos tener iniciativas de desarrollo social y cultural, y desde luego si se puede, también económico.
-Entre otras cosas, se plantea aumentar la colaboración con el Ayuntamiento.
-En general pretendemos que la actividad del Ayuntamiento sea mucho más abierta y clara, que la ciudadanía sepa lo que se está tratando. Llevamos tiempo pidiendo un reglamento de participación ciudadana, pero por el momento no ha salido. Hubo un intento hace no mucho tiempo que fracasó, y menos mal, porque desde nuestro punto de vista podía haber dado al traste con una auténtica participación.
-¿Cómo se organizan las actividades de la Asociación?
-Los miembros de la junta directiva nos reunimos dos veces al mes, excepto en agosto, y además tenemos dos asambleas generales al año. Aparte vamos llamando a los socios a participar en diferentes temas, y también ampliamos el llamamiento a los no socios en muchos temas; por ejemplo, cuando convocamos alguna manifestación. Tratamos de acercar posiciones con todo el mundo, para ganar fuerza en nuestras propuestas y nuestros apoyos. Siempre estamos buscando formas de participación alternativa, enviando artículos a la prensa cada cierto tiempo o moviéndonos en internet, básicamente a través del blog de la asociación y de los socios.

Julio Antolín. Atletismo en el desierto

Además de ser el presidente del Club Atletismo de Ribadeo, Julio Antolín se ha especializado en carreras de larga distancia en condiciones extremas. La última, en el desierto del Gobi.

Lo suyo eran los maratones, hasta que en uno de ellos se encontró a uno de los participantes corriendo con mochila. «En el primer momento me pareció una tontería, la verdad, pero luego me enteré de que estaba preparando la carrera del Sáhara y había aprovechado esta maratón para entrenar con todo el equipamiento». Fue la primera noticia de que existían carreras diferentes, y tardó poco en animarse. «A raíz de la primera carrera en el desierto fui conociendo a gente, enterándome de otras parecidas…». Con el tiempo se dio cuenta de que había corrido en casi todos los continentes del planeta, así que su último reto le llevó a Asia, el continente que le quedaba, a correr la Gobimarch el pasado julio.
Se trata de carreras muy extremas, en las que Antolín sólo se plantea la participación, no el podium: «yo voy a disfrutar, y para los que tenemos eso claro en este tipo de pruebas lo más importante es el calor humano. La mayoría de la gente no va a ganar, sino a ganarse a sí mismo, y siempre que puede echa una mano a los demás. Un compañerismo así no lo encuentras en otros deportes, es algo que engancha y que une mucho. Por ejemplo, yo mantengo la relación con gente a la que sólo he visto en una carrera hace seis o siete años».
La mayoría de los participantes en estas competiciones vienen de categorías inferiores: mil o dos mil metros, carreras populares… y luego dan el salto. «El atletismo en general está pasando un buen momento. Incluso en las carreras de ultrafondo que yo hago, que son bastante desconocidas, de los quince mejores del mundo, al menos diez son españoles. Esto significará algo ¿no?».

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