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sábado 5, octubre 2024

Soft Computing, investigación puntera en Mieres.

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En el Campus de Mieres está instalado un punto de encuentro para expertos de todo el mundo en esta rama de la inteligencia artificial. Hablamos con Raúl del Coso, gerente.

Promovido por la Fundación para el Progreso del Soft Computing, se trata de un centro de I+D que trabaja tanto en investigación básica como aplicada. No en vano su objetivo es “resolver problemas del mundo real”.
-La primera pregunta es obligada. ¿Qué es el Soft Computing?
-Es una rama de la inteligencia artificial, relacionada con la ingeniería y enfocada a resolver problemas reales. Lo que pasa con los problemas reales es que la información que se tiene no es completa. No disponemos de todos los datos como si estuviéramos en un laboratorio, sino que faltan algunos, existen ciertas imprecisiones, hay incertidumbre. El Soft Computing es un conjunto de técnicas que permiten tratar con ese tipo de información, para resolver problemas del mundo real.
-¿En qué líneas concretas se trabaja en el Centro?
-Esto es un centro de I+D, así que nuestra idea es tener un balance de dos áreas: una de investigación básica, de generación de nuevo conocimiento, y otra de proyectos con empresas, en los que aplicamos las herramientas que conocemos y desarrollamos para resolver problemas concretos. Estos proyectos son muy variados, porque nuestras técnicas pueden aplicarse en cualquier sitio donde haya datos que explotar, cosa que pasa en cualquier empresa ahora mismo.

“Gracias al proyecto de identificación de restos óseos, en colaboración con el laboratorio de antropología de la Universidad de Granada, lo que antes se hacía en 24 horas ahora se hace en cuestión de minutos y permite buscar en bases de datos más amplias”

-¿Qué supone el carácter europeo del Centro?
-Es otra de las vocaciones que tenemos: fomentar la colaboración entre españoles y asturianos con gente de fuera. Ahora tenemos treinta investigadores en plantilla y la mitad son extranjeros:, de la India, Japón, Polonia, Italia, Francia… Y también tenemos un programa muy activo de visitantes. La ciencia hoy no se entiende de manera local, así que tenemos mucho movimiento de gente de nuestro centro a otros lugares y viceversa. Esto es algo un poco particular en España y consideramos que nos enriquece mucho, porque nos permite aportar ideas o líneas de investigación de otros sitios del mundo. Lo bueno también es atraer a toda esa gente brillante a Asturias y que puedan trabajar con empresas asturianas y españolas. Y es importante también resaltar que, aunque hay muchos centros virtuales, nosotros somos un centro presencial: toda esa gente vive en Asturias y viene a trabajar todos los días a Mieres.
-¿Qué peso tiene la parte formativa en los programas del Centro?
-Tenemos un master de Soft Computing y Análisis Inteligente de Datos, en colaboración con la Universidad de Oviedo, que se imparte en inglés para una quincena de alumnos. Es un master oficial que pretende formar para trabajar en centros de investigación, y por otro lado formar para investigar en empresas. Con eso también vamos formando una cantera, parte de la cual se queda con nosotros. Lo cierto es que en ese sentido somos un centro multidisciplinar, tenemos matemáticos, ingenieros informáticos, ingenieros de telecomunicaciones, ingenieros industriales, físicos, químicos, incluso algún filósofo…
Soft Computing, investigación puntera en Mieres-Recientemente se ha dado a conocer un proyecto relacionado con el análisis forense. ¿En qué consiste?
-Es un proyecto muy vistoso, especialmente desde que salieron las series CSI y Bones estos temas tienen mucho impacto a nivel social. Se trata de un proyecto de identificación de restos óseos, en colaboración con el laboratorio de antropología de la Universidad de Granada.
Cuando se encuentran restos óseos de una persona que lleva muerta determinado tiempo, normalmente el ADN no está en buen estado, así que una de las técnicas que se usan para la identificación es hacer un escaneo en tres dimensiones del cráneo y luego compararlo con fotos de la base de datos de desaparecidos para encontrar semejanzas. Es un trabajo que hasta ahora se ha hecho de forma manual, y que lleva bastante tiempo.
Lo que hemos hecho desde el Centro es crear un software basado en algoritmos evolutivos que busca las mejores coincidencias y encuentra las fotos que más se parecen a ese cráneo. De este modo lo que antes se hacía en 24 horas ahora se hace en cuestión de minutos, lo que permite buscar en bases de datos más amplias.

“Mucho de lo que tenemos en Soft Computing son sistemas de apoyo al humano, sistemas que ayudan a navegar por esa maraña de datos y dar una especie de resumen, de modo que el humano toma la mejor decisión a partir de esa información ya filtrada”

-¿Tecnología como ésta hará innecesario el factor humano?
-No. Cuando se empezó a trabajar con inteligencia artificial las expectativas eran muy grandes, la gente pensaba que se iba a hacer de todo, incluso superar a los humanos, en un plazo de tiempo muy corto. Pero en ciencia suele pasar que tienes una oleada de ilusión respecto a una nueva tecnología, y luego la realidad se encarga de ajustarlo. En este caso concreto, por ejemplo, no se trata de una tecnología que diga de forma independiente “ésta es la respuesta”, sino que ofrece las tres o cuatro mejores opciones, pero luego siempre hay una cierta imprecisión en la que hace falta la decisión del ser humano.
Mucho de lo que tenemos en Soft Computing son sistemas de apoyo al humano, sistemas que ayudan a navegar por esa maraña de datos y dar una especie de resumen, de modo que el humano toma la mejor decisión a partir de esa información ya filtrada.
-Este es quizá el proyecto más espectacular, pero ¿qué otros se pueden destacar?
-Tenemos una línea de investigación más a largo plazo y con unos objetivos ambiciosos. Está relacionada con computación cognitiva, que intenta que los ordenadores acaben computando o trabajando con el lenguaje natural. Digamos que ahora para interactuar con un ordenador es necesario usar un lenguaje de programación completamente distinto al que usamos tú y yo para hablar. Incluso para usar Google no pones frases completas, sino palabras clave, es decir que nosotros nos tenemos que adaptar al lenguaje del ordenador. La idea es que el ordenador sea capaz de trabajar con el lenguaje natural, entonces ahí hay temas de lingüística, de lógica borrosa avanzada…
-¿Qué aplicaciones prácticas tendría esto?
-Ésta es una investigación a largo plazo, pero también están saliendo resultados interesantes a corto. Uno está relacionado con un problema general y es que cada vez tenemos más información. El ejemplo podrían ser las cámaras de tráfico. En cualquier ciudad ahora hay decenas de cámaras grabando el tráfico constantemente, pero no se puede tener a decenas personas mirando las veinticuatro horas. Lo que ahora ocurre es que cuando hay un accidente, cuando hay mucha congestión, cuando un coche activa las luces de emergencia… ahí salta un aviso y alguien lo mira.
Sin embargo nos estamos perdiendo toda la información de esas cámaras en situaciones normales, de modo que una de las ideas de esta unidad es hacer resúmenes de lo que ocurre. Como ejemplo, hemos puesto una cámara en la rotonda que tenemos cerca de este edificio, y el sistema nos proporciona un resumen de la circulación durante todo el día, aunque no haya habido ninguna emergencia. Sería como tener un guardia de tráfico ahí durante todo el día para contarnos lo ocurrido. La idea es transformar toda esa información desaprovechada en conocimiento útil más allá de la gestión de incidencias.

“Cada vez manejamos más datos y es imposible que un humano los aproveche todos, de modo que hace falta ese intermediario, que es el ordenador, y que filtra esa información. Esto tiene muchísimas aplicaciones, como un proyecto en el que estamos trabajando con el INTA para analizar las fotos de Marte”.

-En la misma línea hay un proyecto llamado Ecofamilias. ¿En qué consiste?
-Es un proyecto que tenemos con HC Energía. Hasta ahora la lectura de los contadores se hacía con alguien que venía a tu casa cada dos meses y apuntaba un valor. Ahora hay una normativa que obligará a tener unos contadores digitales que miden el consumo cada cuarto de hora, de modo que se va a tener muchísima más información sobre el patrón de consumo diario de cada casa. El proyecto, que está implantado a nivel piloto con unos centenares de familias asturianas, consiste en ver qué hacemos con esa información, y cómo se la trasmitimos al usuario. La idea es que cuando recibas la factura incluya unas frases personalizadas en función de tu consumo. Estamos trabajando en un conjunto de frases que sean relevantes, que no se repitan siempre, ya que el consumo eléctrico suele ser parecido de un mes a otro, y también estamos analizando el efecto de esas frases sobre los comportamientos de los usuarios.
-La vertiente de conseguir resúmenes de datos parece fundamental, teniendo en cuenta que la cantidad de información que se maneja es cada vez mayor.
-Cada vez hay más datos y es imposible que un humano los aproveche todos, de modo que hace falta ese intermediario que es el ordenador y que filtra esa información. Esto tiene muchísimas aplicaciones, desde analizar la conducción de conductores de camiones o autobuses, o un proyecto que estamos trabajando con el INTA para analizar las fotos de Marte. Actualmente hay varias sondas tomando fotos de Marte continuamente, y no hay un humano que pueda mirar todas esas fotos, así que los geólogos nos dicen qué hay que buscar y esos resúmenes van a reflejar si no ha habido ningún cambio relevante, pero también si ha habido un corrimiento de tierra o una tormenta, o algo que haya que mirar con atención.
-¿El Soft Computing se puede aplicar en multitud de campos?
-Claro. En nuestro centro nosotros trabajamos con herramientas, pero no somos expertos en las aplicaciones concretas. Para el tema de Marte tenemos que tratar con geólogos, para el proyecto con HC tenemos que trabajar con sus ingenieros eléctricos… Por eso siempre se genera un aprendizaje y una interacción interesante, que a veces es difícil pero nunca es aburrida porque nos permite trabajar en problemas diferentes. Colaboramos estrechamente con los dueños de los problemas para ver cómo adaptar nuestras soluciones y cómo funcionan. En ese sentido, somos un centro muy productivo y buscamos siempre la colaboración activa con las empresas intentando hacerlas más productivas mediante el análisis inteligente de datos, la optimización de procesos, la predicción o el modelado de sistemas mediante técnicas de Soft Computing. www.softcomputing.es
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