Para David Acera, hablar es algo muy poderoso que permite incidir en los demás. De ahí, que en pleno confinamiento por la pandemia, el narrador profesional pusiera en marcha una iniciativa online llamada Cuentos domiciliarios. Sin pretenderlo, fue un primer paso que desembocó en la creación de la I Escuela de Narración Oral en el colegio ovetense Veneranda Manzano.
Lleva ya dos décadas resaltando el valor de los cuentos y relatos orales, por eso cuando llegó el momento de encerrarnos en nuestras viviendas a causa del Covid-19 pensó: “qué mejor que los cuentos para ayudar a oxigenar la cabeza en esos momentos de tanta tensión”. Dicho y hecho. Y el resultado no se hizo esperar, a los dos días del confinamiento el asturiano tenía a más de dos mil familias viendo y escuchando sus cuentos en directo.
A través de dinámicas grupales, juegos teatrales y originales ejercicios basados en la narración oral, David Acera consigue reforzar actitudes válidas para la vida, como la oratoria, la cooperación, la resolución de problemas o la independencia.
Como consecuencia de aquello, varios colegios empezaron a interesarse por esta actividad, y el primer proyecto piloto germinó en el Colegio Público Veneranda Manzano. Finalizado el confinamiento, la experiencia online se trasladó físicamente al centro escolar, primero al aire libre siguiendo las recomendaciones sanitarias y posteriormente a la biblioteca, que sigue siendo el punto centro de la escuela. “Ahí empezamos a hablar de la importancia de trabajar la expresión oral en el aula de una manera sistemática y montar algo que era más que un taller porque ya formaba parte del proyecto del Centro y así nació la I Escuela de Narración Oral”, explica David Acera.
Periódicamente, el intérprete oral ovetense realiza amenos talleres con el alumnado de 4º de Primaria en los que enseña la utilidad de los cuentos para fomentar la imaginación y la creatividad, para expresarse con claridad, para acercarse y hacer amigos, para ayudar a ver la belleza del mundo, hacer un alto en el camino, crear hábitos de lectura o mostrar las consecuencias de los actos, entre otras cosas. A través de dinámicas grupales, juegos teatrales y originales ejercicios basados en la narración oral, (herramientas que utiliza para llegar al alumnado), el asturiano consigue reforzar actitudes válidas para la vida, como la oratoria, la cooperación, la resolución de problemas o la independencia.
“A raíz de este proyecto se han reducido mucho las incidencias en el centro, los conflictos entre el alumnado y el acoso escolar están disminuyendo”
(Noelia Granda, directora del C.P. Veneranda Manzano)
Desde la dirección del centro escolar y el propio Acera coinciden al valorar esta iniciativa positivamente, tanto por su contribución al fomento lector entre los jóvenes como al dominio del lenguaje. “Las escuelas de narración oral -añade el narrador- sirven para aprender a contar cuentos, lo cual es un arte escénico al igual que lo son el teatro y la danza y nos ayudan a expresarnos artísticamente, algo que necesitamos los seres humanos”.
Entre las consecuencias de la puesta en marcha del proyecto narrativo, la directora del centro, Noelia Granda, apunta una disminución del acoso escolar y mejoras notorias respecto a la salud emocional. “Hay niños muy tímidos, introvertidos, y como en esta actividad se trabajan la capacidad de expresarte y dirigirte a los demás, se observan muchos cambios. En la Escuela de Narración participan los alumnos y alumnas de 4º que ya tienen nueve años y es un momento bueno para hacerlo porque con diez ya empieza a notarse en ellos un cambio grande, empiezan a querer ser adolescentes y es cuando comienzan los problemas de intimidación, de acoso, etc. A raíz de este proyecto se han reducido mucho las incidencias, los conflictos entre ellos y el acoso escolar está disminuyendo”.
“Hablar en público es un acto íntimo y la intimidad la generamos mirando al otro y a la otra a los ojos, y eso es algo que genera mucha complicidad a la vez que nos cuesta mucho”
(David Acera, narrador profesional)
“A las generaciones que vivieron la pandemia con intensidad les cuesta mucho mostrar el rostro descubierto -añade el contador de historias-. Y de alguna manera, ese rubor o miedo de estar de pie frente a los otros y que todo el mundo les esté escrutando, en general, les supone mucho. En la Escuela sienten un empoderamiento, aprenden a mirar a los ojos a alguien cuando les habla, algo que está siendo un problemón en las nuevas generaciones porque son niños que se han educado jugando con sus amigos a través de una pantalla. Hablar en público es un acto íntimo y la intimidad la generamos mirando al otro y a la otra a los ojos, y eso es algo que genera mucha complicidad a la vez que nos cuesta mucho”.
El C.P. Veneranda Manzano, situado en el barrio de San Lázaro, en la zona este de la ciudad de Oviedo, lleva varios años desarrollando proyectos, actividades y talleres que tienen como eje vertebrador la biblioteca del centro. La Escuela de Narración Oral, una iniciativa pionera en toda Asturias que ya se ha exportado a otros centros educativos, es un ejemplo de ello, y se integra dentro del “Proyecto de Innovación Educativa” que financia el Fondo Social Europeo.
El también escritor de cuentos infantiles explica que la Escuela “además de mejorar la expresión oral pública sirve para muchas otras cosas, porque en ellas no solo leemos los libros, leemos la realidad que nos rodea”. Y resalta la labor del centro en materia de alfabetización digital en el proyecto BiblioLab, a través del cual los escolares aprender a entender el mundo digital. “Estamos en un momento en el que vivir apartados de las pantallas ya no es una opción para nadie, pero hay muy pocos colegios y pocas iniciativas que realmente estén enseñando a los niños a manejar esto con responsabilidad, porque no se trata sólo de aprender a manejar un ordenador, aquí les educan para aprender a leer, para saber lo que son las fake news”.
“Desde el respeto a lo difícil que es criar a un niño, a la gente le da miedo que su hijo salga a jugar fuera, sin embargo, muchísimas familias dan a sus hijos libre acceso a las pantallas sin ningún tipo de control”
David se crió en un barrio de Oviedo, Vallobín, y de niño lo suyo era jugar en la calle, aunque “el barrio entonces era mil veces más peligroso que ahora. Y desde el respeto a lo difícil que es criar a un niño, a la gente le da miedo que su hijo salga a jugar fuera, sin embargo, muchísimas familias dan a sus hijos libre acceso a las pantallas sin ningún tipo de control; por eso me gusta tanto lo que están haciendo en el colegio, porque cuando los chavales aprenden y acceden a la pantalla lo hacen con la comunidad y acompañados”.
Su trayectoria profesional ha llevado a este profesor del habla a recorrer medio mundo, enseñando la poderosa tecnología de la palabra tanto a adultos como a menores. Su agenda está tan rebosante, que son varios los centros educativos que están a la cola para poder iniciar sus talleres. Y aunque su trabajo requiere mucho tiempo, se confiesa feliz de poder dedicarse a lo que más le gusta: la palabra dicha y escuchada.