Como David frente a Goliat, un centro educativo de Ibias acaba de ganar el Primer Premio Nacional Sello Europeo 2010, gracias a su iniciativa innovadora en la enseñanza y aprendizaje de lenguas.
El CPEB Aurelio Menéndez, desde el occidente asturiano, se impuso a grandes ciudades y proyectos de centros privados, dotados de mayores recursos. Este premio europeo nació del interés de la Comisión Europea por incentivar el conocimiento de las lenguas como vehículo necesario para la auténtica integración europea, y fue apoyado por los Ministros de Educación de la Unión. En cada uno de los países integrantes se entrega a las mejores iniciativas en la enseñanza de idiomas, y este año en España el galardón ha recaído sobre el proyecto “Ibias Lenguas y Culturas 2010: Abriendo Caminos”. El primer impulsor fue Luis Manuel Suárez Fernández, profesor interino de francés en el CPEB Aurelio Menéndez durante el curso 2009/2010, que luego se convirtió en coordinador del proyecto, junto con la directora del centro educativo, Visitación Blanco Rodríguez. Para Suárez, el premio se debió probablemente a su originalidad y la variedad de las actividades: casi tres mil participantes utilizando inglés, francés, neerlandés, castellano, asturiano, gallego-asturiano, “ibiense” y gallego. “Y ha ganado también por compartir los criterios europeos que defiende este galardón: la práctica de destrezas lingüísticas que preparan para la vida laboral, el carácter global de la iniciativa, los aspectos innovadores, la capacidad de motivación y sus posibilidades de ser transferido a otros centros educativos”. El programa estaba dirigido a todos los niveles educativos -infantil, primaria y secundaria- y al conjunto de la ciudadanía. También la presentación del proyecto fue importante. El conjunto de materiales y memorias se hizo de manera muy cuidada, todo incluido en una bonita caja de cartón, que sin duda resultó para el jurado una caja de sorpresas, llena de actividades originales y de ideas para practicar los idiomas y descubrir otras culturas. Entre ellas destaca la celebración de la Fiesta de las Lenguas -a la que acudieron ocho centros escolares del suroccidente asturiano y de Galicia para practicar idiomas-, además de un completo programa de conferencias, salidas pedagógicas, un viaje de estudios a París y Bruselas, exposiciones, programas de radio y televisión, presentaciones de libros, conciertos…
El premio, al que se presentaron proyectos de toda España, finalmente fue para un Centro Público de Ibias: “Esto demuestra que existen comunidades educativas enteras interesadas y comprometidas en la educación de su futura ciudadanía”
El premio fue entregado en Madrid el pasado diciembre por representantes del Ministerio de Educación y del Organismo Autónomo de Programas Europeos, “Pueden imaginarse lo que supone conocer los proyectos presentados por multitud de organismos educativos de toda España, muchos de grandes ciudades… y que el premio lo hayamos conseguido para un centro público de Ibias -cuenta Luis Manuel Suárez-. El galardón reconoce la filosofía sobre la que ha reposado nuestro proyecto: la importancia de una mentalidad abierta, de permanecer atentos a todas las oportunidades que la vida ofrece para aprender y practicar lenguas, y de interesarnos de manera activa por otras culturas. Pienso que también demuestra que existen profesionales de la enseñanza y comunidades educativas enteras interesadas y comprometidas en la educación de su futura ciudadanía, de sus hijos e hijas”. La implicación de profesores, alumnos, padres y ciudadanos fue fundamental a la hora de llevar a cabo “Ibias Lenguas y Culturas 2010: Abriendo Caminos”. El trabajo y el apoyo de unos y otros han ayudado a romper la arraigada idea que tenemos en España de lo difícil que es aprender un idioma. Aunque, según la experiencia de Luis Suárez, “la dificultad con los idiomas no sólo afecta a los españoles, sino también a aquellos países que poseen una lengua muy extendida. La necesidad no es la misma para un español, un francés o un inglés -que tienen también grandes dificultades para aprender lenguas extranjeras-, que para un luxemburgués o un suizo -que destacan por su poliglotismo-. Un país “pequeño” debe dominar varias lenguas para situarse en el mundo, sea desde el punto de vista económico, político o cultural”. “Ibias Lenguas y Culturas” fue la primera experiencia de este tipo desarrollada en un centro escolar, pero el programa se puede transferir a otros centros educativos del territorio nacional. Se ha convertido en un referente, pues sugiere diferentes maneras de abordar la enseñanza y el aprendizaje de los idiomas, tanto en el marco educativo como fuera de él. Mientras, en Ibias ya se preparan para la 2ª Fiesta de las Lenguas, en una clara apuesta por el conocimiento de otras culturas a través del idioma.
“El proceso educativo de los idiomas siempre lleva una carga importante de frustración. La del profesorado, por ver que muchos de sus esfuerzos parecen no dar a menudo el fruto esperado y la del alumnado, que se enfrenta a todo tipo de dificultades para las que no ha sido preparado -como problemas de comprensión, de pronunciación, errores gramaticales…- y que le hacen pensar que no avanza en su conocimiento y dominio del idioma como debiera. Caer en este círculo vicioso es la gran trampa de los idiomas. Así hay gente que se pasa la vida “empezando” a aprender inglés (u otra lengua), por un lado, y algunos “expertos” que recomiendan desde más y más horas de aprendizaje hasta métodos milagrosos o sin esfuerzo, por otro. Para mí el secreto consiste en saber que aprender un idioma no es un objetivo, sino un proceso que una vez iniciado no ha de detenerse nunca y que implica la práctica de la lengua en un contexto real -o lo más real posible- desde los primeros pasos en el aprendizaje, dándole prioridad al aspecto oral. Y, por supuesto, que se trata de un proceso que exige esfuerzo, por lo que para no desmotivarse es importante que esté unido siempre al disfrute de las estrategias adquiridas, asociándolo al ocio, a las relaciones sociales, al enriquecimiento cultural, a los viajes… Intentar aprender un idioma sólo por su aspecto útil está casi condenado al fracaso desde el principio. Si en nuestra tarea como docentes no les hacemos disfrutar con los idiomas, no habremos conseguido gran cosa”.