La memoria de Adela Pando permanece viva en el ‘Molín’ que lleva su nombre, joya etnográfica que no ha dejado de funcionar desde los años 30 del siglo pasado y que puede ser visitado, así como el conjunto de la finca. La asociación que se encarga de su mantenimiento y gestión recibió en 2015 el premio ‘Espiga Escanda de Oro’ a la tradición, concedido por los Humanitarios de Moreda a aquellos que mejor defienden la cultura asturiana.
La Asociación Molín de Adela nace de la mano de Ricardo Cordero Pando, quien quiso conservar el molino en el que su madre trabajó durante toda su vida, y lo ha reabierto con un afán didáctico, es decir, para poder enseñar a todo el que quiera pasarse por Agüeria, en el concejo de Aller, cómo se realiza una molienda tradicional. Y más que eso: se puede visitar el rabil, perfectamente conservado, y ver el río Negro que lleva agua al molino. También hay un hórreo tradicional, en el que se muestran usos y herramientas tradicionales para la labranza o la agricultura. Es además visitable la huerta y a una distancia de aproximadamente dos kilómetros siguiendo la Senda Verde del Río Negro, se puede acceder a terrenos mineros, donde quedan los restos de las antiguas explotaciones de la Sociedad Industrial Asturiana. Todo ello está agrupado en bloques temáticos para facilitar la comprensión del conjunto.
La asociación es muy activa y participa en acciones de todo tipo relacionadas con la protección del medio ambiente y la educación ambiental; también presta apoyo a otras iniciativas sociales y trata de favorecer la implicación de los ciudadanos en la defensa del patrimonio cultural.
Está en su filosofía la idea de que tienen entre manos «un patrimonio con vida, no sólo museístico, ya que el molino nunca ha dejado de funcionar y sigue vinculado a un espacio agrario que puede ser explicado y mostrado por personas que han estado profundamente vinculadas con él y que por tanto acumulan una experiencia de vida en un mundo rural», explican sus responsables. «Tanto el molino como sus cuidadores han sido testigos de profundas transformaciones, como la llegada de la minería y con ello de la necesaria adaptación de los usos y costumbres a los nuevos tiempos».
El molino recibe visitas de numerosos centros escolares, y está incluido desde el año 2007 en la «Guía de recursos educativos» elaborada por la Consejería de Educación del Gobierno de Asturias.
Toda la visita está adaptada para permitir el acceso a personas con movilidad reducida. Más información en www.molindeadela.es
Además del molino se puede visitar el rabil, perfectamente conservado; un hórreo tradicional, en el que se muestran usos y herramientas tradicionales para la labranza o la agricultura; y una huerta. Muy cerca, siguiendo la Senda Verde del Río Negro, se pueden ver los restos de las antiguas explotaciones de la Sociedad Industrial Asturiana.