Llegan los meses de verano en los que hay más horas de luz y suben las temperaturas en los termómetros. Es tiempo de poner en marcha proyectos a los que el invierno suele frenar. Imaginemos un día perfecto: punto de destino Santiago de Compostela, por delante kilómetros de ruta, día despejado y un lugar de paso, Pola de Allande.
Para los peregrinos que recorren la ruta jacobea, encontrarse en el camino con un lugar como Pola de Allande es todo un regalo. La capital del concejo de Allande recibe al peregrino con una pista que antiguamente estaba en desuso y que el Ayuntamiento ha habilitado para eliminar tramos de carretera y en la que ha instalado una fuente. Pero lo mejor de llegar a esta localidad no es pasar sino quedarse.
El pasado de estas tierras es rico y llega hasta nuestros días en forma de arquitectura. En la primera década del siglo XX, el regreso de los emigrantes que fueron a hacer las Américas dio paso a la construcción de numerosas edificaciones entre las que se encuentra el edificio consistorial, visible desde el trazado urbano del Camino Primitivo, y algunas casas de indianos como la de Cadierno (Villa Rosario) o el Palacete de Ramos Ron. Pero hay una construcción que destaca sobre todas las demás: el Palacio de Los Peñalba Cienfuegos, una edificación de carácter defensivo cuyos orígenes se remontan al siglo XIV.
El resultado siempre es satisfactorio porque los habitantes de estas tierras, que permanecen escoltadas por las Sierras de Fonfaraón, El Palo y Lagos, cuentan con una materia prima de lo mejor de Asturias.