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viernes 13, diciembre 2024

Sin salir del concejo

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Para quienes vienen a conocer la costa asturiana, Carreño es prácticamente de paso obligado. Está en el punto justo, fuera de la sombra de los grandes núcleos urbanos pero no demasiado lejos de ellos, con lo que los desplazamientos hacia cualquier lugar de la región son rápidos y cómodos. Por tanto, una opción muy recomendable, con una oferta turística propia.


Una ruta sencilla basta para hacerse con el territorio. Una excursión completa nos llevará por pueblos, enclaves históricos, casonas tradicionales, construcciones aisladas o conjuntos arquitectónicos que se irán inmortalizados en nuestra cámara fotográfica. Edificaciones sencillas pero con historia como la Casa de la Torre en El Regueral, a escasos tres kilómetros de la villa de Candás; iglesias, como la de Santa María en Piedeloro, la del mismo nombre en Logrezana, o la Iglesia de Santa Eulalia del Valle. En Logrezana, concretamente Yabio, llaman la atención unos restos que rompen el perfil del paisaje. Corresponden a un torreón medieval que parece condenado a la desaparición.

Una excursión completa nos llevará por pueblos, enclaves históricos, casonas tradicionales, patrimonio religioso…

Más aún sorprende encontrar el torreón de Prendes, abandonado también, pero imponente muestra de la arquitectura militar de la baja Edad Media. Encontraremos en la ruta casas solariegas que tuvieron mejores días, pero que conservan el porte de haber sido residencia de señores, como el palacete de los Carreño-Alas, en Sebades, o la casa de los Bernaldo de Quirós, en Carrió, en similar estado. Mucho mejor conservada está la Quinta Clarín, en La Rebollada, donde solía pasar largas temporadas el escritor Leopoldo Alas, y que fue reedificada por su hijo a comienzos del siglo pasado. También está rehabilitada la casa de los González Villar, en la parroquia de Guimarán.

Vamos a la playa

Inevitable una visita a las playas. Sin salir de la capital del concejo, la de Candás es una de las más solicitadas. Está cerca de la zona del puerto y constituye un bonito arenal que suele estar bastante concurrido, ya que se accede con facilidad desde las calles de la villa. Continúa hacia la playa de La Palmera, a la que está unida por un paseo. En medio está lo que se conoce como La Farola, un saliente rocoso en el que un faro orientaba a los pescadores y que constituye todo un símbolo de la cultura marinera de Candás. También se la conoce como el Faro de los Ángeles y o el Templo de los Océanos, está considerado Patrimonio Industrial y será próximamente restaurado para reparar las huellas del paso del tiempo.
Caminando por la vía verde de El Tranqueru, que une el núcleo de Xivares con Perlora, se pasa por encima de una playa con el mismo nombre, una ensenada en zona de acantilados y de alto valor ecológico. Otra opción es la playa de Xivares, dividida en dos partes: una más próxima a la urbanización del mismo nombre y la otra conocida como Peña María, frecuentada por naturistas.

Monte Areo, cita con la prehistoria

El concejo puede enorgullecerse de poseer un complejo funerario de gran valor. En un área relativamente reducida, unos cuatro kilómetros, esta necrópolis reúne restos de distintas comunidades neolíticas. En la actualidad es posible reconocer los vestigios de numerosos monumentos tumulares, alrededor de una treintena, y en distintos grados de conservación. Se pueden ver dólmenes sencillos que albergan en su interior cámaras de forma cuadrangular; dólmenes que señalan una altura interior para marcar el sepulcro, y otros túmulos de gran tamaño.

Es inevitable una visita a las playas. Sin salir de la capital del concejo, la de Candás es una de las más solicitadas.

Las zonas visitables más transitadas son la del Cierru Los Llanos, en el Valle, y Les huelgues de San Pablo, en Guimarán. Los estudios arqueológicos señalan periodos distintos en los que el monte fue destinado a la celebración de ritos y ceremonias de carácter funerario, en un abanico que abarca desde el milenio V antes de Cristo hasta el III.

Candás, de muro en muro

Otra peculiaridad que sin duda amenizará un buen paseo por la villa es lo que se conoce como Museo de Pintura al Aire Libre. Básicamente, plano en mano, consiste en caminar por la villa encontrando los espléndidos trabajos murales de épocas, autores y estilos distintos, que salpican muchos rincones. En el puerto, en la Plaza de Abastos, en la fachada de la fábrica Albo, etc. En el parque Les Conserveres se encuentra el que es quizás el más espectacular, treinta metros de mural cerámico de Benjamín Menéndez, que sirve como ejemplo de lo que uno se puede encontrar, simplemente paseando por Candás.

Museo de la Conserva

Es lo que queda de la antigua actividad conservera que se desarrolló en Candás con gran intensidad desde mediados del siglo XIX. Las conservas candasinas tuvieron gran fama, atrajeron un número importante de empresas y mantuvieron un alto nivel de exportaciones. Hasta catorce fábricas llegaron a tener su actividad simultáneamente. Pero la época dorada de la conserva terminó a finales del siglo pasado y lo que hoy se puede visitar es un resumen de muchos años de actividad, a través de paneles expositivos que cuentan la historia de la conserva, una explicación de las técnicas más artesanales de conservado de alimentos, como el salazón, el curado o el escabechado, hasta las innovaciones actuales y sus posibilidades. También, por supuesto, utensilios, maquinaria antigua y todo tipo de materiales con los que se confeccionaban. Una visita que no se puede dejar pasar. Pinche aquí para ver más reportajes de este concejo

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