Con una costa llena de arenales y acantilados, el concejo de Colunga se presenta como un destino ideal para los amantes del turismo de playa. Pero también permite adentrarse hacia espesos bosques y paisajes montañosos, y embrujar a niños y mayores con historias de los grandes dinosaurios que habitaron estas tierras hace miles de años. Colunga ofrece posibilidades de ocio para todos los gustos: cultura, historia, turismo activo, mar y montaña… y todo a un paso.
En verano, el cuerpo pide playa, y para ello el concejo de Colunga ofrece varias posibilidades, para que cada uno escoja según sus gustos y necesidades. Una de las más conocidas es la playa de La Griega, probablemente por ser la más cercana a Colunga y una de las más frecuentadas. El motivo es doble: son más de 600 metros de arenal, con acceso rodado y todos los servicios, además de un paisaje que incluye la desembocadura del río Colunga, creando un pequeño meandro en la misma playa. Pero además, en los acantilados de La Griega se pueden perseguir las icnitas o huellas de dinosaurio, conservadas desde hace unos 150 millones de años. Aunque muchas de ellas son de gran tamaño, existe una ruta señalizada con paneles indicadores, para que hasta los más despistados puedan localizar los lugares de interés. También está la posibilidad de contratar visitas guiadas.
Otra posibilidad es la playa de La Isla, de la localidad del mismo nombre, a la que se puede acceder desde Colunga gracias a una nueva senda peatonal. También cuenta con todos los servicios (accesos, aparcamiento, duchas, socorrista, chiringuitos…) y disfruta de una altísima ocupación los días de buen tiempo. Comparte servicios con la pequeña playa de El Barrigón, a la que se une en las horas de marea baja, al igual que ocurre con la playa de La Espasa, que marca el límite con el vecino concejo de Caravia.
A pesar de ser un concejo muy turístico, Colunga también permite apartarse de las zonas más transitadas y descubrir rincones.
La otra playa del concejo es la de Llastres, un pequeño arenal situado a la entrada del pueblo. Con baño o sin él, es ésta una visita que no se puede dejar pasar: el conjunto histórico, el puerto marinero, la típica estampa del Faro… Llastres está lleno de rincones para disfrutar y admirar, y encabeza la lista de pueblos a tener en cuenta a la hora de plantear una visita. Ésta debe incluir, por ejemplo, la iglesia prerrománica de Gobiendes, considerada Monumento Histórico-Artístico desde los años treinta; la misma consideración tiene el palacio rural del siglo XVII, en la misma localidad. El palacio de Luces, los hórreos en Huerres o Lué, el molino de Villaescusa, el Centro de Interpretación de El Gaitero de Libardón… cada localidad, por pequeña que sea, tiene su encanto y merece una parada.
Tierra adentro, naturaleza y cultura se dan la mano. No se puede pasar por aquí sin dedicar unas horas a visitar el Museo del Jurásico, donde se hacen eco de la historia de la zona, y por extensión del planeta entero. Para ello realizan un recorrido por la arqueología de los grandes dinosaurios que poblaban la tierra antes de que llegaran los humanos. Lo más recomendable es apuntarse a una visita guiada, donde los niños disfrutan especialmente, pero también los mayores se sorprenderán con las muchas curiosidades sobre estos animales, que rozan el mito, pero de los que cada vez se conocen más datos.
También cerca de las leyendas se sitúa la Sierra del Sueve, caracterizada por un curioso efecto meteorológico que a menudo envuelve en brumas el paisaje, acrecentando la sensación de misterio e irrealidad. Pero el secreto no lo es tanto: numerosas rutas permiten conocer de primera mano el paisaje, la flora y la fauna del Sueve. De este modo, un concejo tan turístico como éste también permite apartarse de las zonas más transitadas y descubrir rincones que te acercan a una naturaleza virgen y casi inexplorada. Es uno más de los regalos que ofrece Colunga, sólo hay que dejarse sorprender por sus muchas posibilidades.Pinche aquí para ver más reportajes de este concejo