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sábado 20, abril 2024

Nico de las Heras

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Este martes –al fin– conocí a Nico de las Heras, uno de los más grandes ultrafondistas españoles y europeos. Isaac Barragán, Soto Conde, Jacinto Fernández o Eva Esnaola, José Manuel “el cartero volador”, de la Fresneda, etc., etc., ídolos con los pies muy bien asentados en el suelo, ídolos con los pies de piedra basáltica indestructible. Buena gente donde los haya y, entonces, uno piensa que si habrá que ser ultrafondista para ser buena persona.

En el coche iba desde Oviedo con un amigo, para nada amante del deporte, y cuando le comenté a quien visitábamos y las cosas que hacía, le parecía imposible y tuvo que preguntárselo a él en persona, en el Bar La Plaza, en Grado, donde tiene su farmacia el gran Nico.

Hablamos de atletismo a borbotones, como críos que se quitan la palabra para no perder el hilo. De ultrafondo se las sabe todas y una que no sabe nadie. Del atletismo en su Avilés del alma conoce todo, atletas, entrenadores, dimes y diretes, cuchicheos, habladurías y sentimientos de los muy buenos corredores que tiene su ciudad y su club de siempre: La Atlética, que de la misma manera que al Bilbao se le conoce solo por Atleti, la Asociación Atlética Avilesina es reconocida como la Atlética en media España. Un gran club y unos muy buenos dirigentes.

La Atlética, que de la misma manera que al Bilbao se le conoce solo por Atleti, la Asociación Atlética Avilesina es reconocida como la Atlética en media España.

En toda la conversación solamente trasluce un poco de malestar –como buen atleta– porque en su ciudad no le consideran cómo lo que es, por su edad, sin considerar sus marcas, sus puestos mundiales o sus récords del mundo en la distancia. Socarronamente comenta que tal vez no pueda llevar su camiseta, su Avilés o su Asturias a lo más alto, pero si más lejos que nadie. Y sí, también los lleva a lo más alto.

Cuando le comentaba a mi amigo que Nico era capaz de correr entrenando, en un solo día, entre 80 y 90 kilómetros para preparar una ultramaratón, se le hacía increíble. A los que llegamos a correr un maratón –en un tiempo decente– y sabemos lo que es llegar a meta desfallecidos, deshidratados, con todos los músculos doloridos, también se nos hace difícil; no quiero pensar lo que le pasaba por la cabeza a Sergio (mi amigo) que lleva sin correr más de 50 metros desde que salió del colegio.

Nico nos habla de su entrenador, otro excampeón de España de 100 kilómetros y uno de los mejores atletas de fondo que residían en Asturias en los noventa: José Pallarés Colomina. Nos cuenta de los entrenamientos a cinco minutos kilómetro, al tran tran, sin pausa, de cinco, siete o nueve horas, como cuando corrió la última Spartathlon, la mítica carrera de fondo que sale de Atenas y llega a Esparta, por donde lo hizo Filípides hace –semana arriba o abajo– unos dos mil quinientos años, para pedir auxilio a los devotos espartanos y poder enfrentarse con más garantías a los persas de Artafernes y Datis en la batalla de Maratón.

La Spartathlon es la mítica carrera de fondo que sale de Atenas y llega a Esparta, por donde lo hizo Filípides hace unos 2.500 años, para pedir auxilio a los devotos espartanos y poder enfrentarse con más garantías a los persas de Artafernes y Datis en la batalla de Maratón.

La cronología de los reyes espartanos determina que estaban en el trono Leotíquidas II y Cleómenes I, Leónidas –yerno del segundo– llegó al trono en el 485 a.C. y por tanto no estaba cuando la famosa batalla, pero sí en las Termópilas diez años más tarde, cuando se sacrificó por Grecia; de cara a la galería y la historiografía, queda bien colocar aquí a Leónidas, pero no, no era él rey sino su suegro Cleómenes, padre de Gorgo.

Todo esto de la Historia no le quita el mínimo mérito a nuestro Nico, que se hizo doscientos cuarenta y seis kilómetros en poco más de 25 horas, segundo español y octavo de la general, por detrás de Iván Penalva que hizo cuarto.

Participar en la más famosa carrera de fondo del mundo no es fácil; una serie de requisitos impiden que los globeros –o sus despojos– llenen las calles del Atenas primero y del Peloponeso después. Es una carrera selectiva con unas normas de obligado cumplimiento y o las tienes o aplaudes sin más derecho que contemplar a los mejores.

Nico lo intentó en 2020 pero el Covid hizo posponer todo y en el 2021 se confabularon un montón de cosas, suspensiones, mundiales de fondo de por medio y se le abrió la ventana del Spartathlon, así que allá que se va con Iván Gantés, su compañero de carreras de montaña del GM Ensidesa.

Nico de las Heras en la Spartathlon 2021, la carrera de 248 km entre Atenas y Esparta

Último viernes de septiembre, siete de la mañana, amaneciendo a los pies de los Propileos del Partenón y del Templo de Nike y una temperatura fresca, trescientos “filípides” miran hacia el este; Nico quiere acabar en torno a las 26 horas, sin pararse, cabeza y cuerpo sincronizados. Ochenta kilómetros hasta Corinto, donde el istmo y el canal, como una tirada larga dominical hecha realidad, pero con más calor del que suele hacer por las orillas de la Ría, entre 28 y 30 grados; beber media botella de agua cada media hora, las barritas energéticas y plátano, mojando la camiseta de la Atlética, el equipo asturiano de Avilés, todo en uno.

De Corinto a Nemea, donde Heracles se cargó al león, en el kilómetro 122 de carrera –a mitad del camino– parece que el coche de Iván Gantes presenta algún problemilla y la posibilidad de tener que finalizar la carrera en “autosuficiencia” cargando encima con todo el material posible: camiseta térmica, manguitos, geles, guantes, dos frontales, barritas, etc., etc. Argos a la izquierda y la mítica Micenas a la derecha. Historia de Grecia hecha monumentos en forma de piedras, mármoles y dioses y el paso por el monte Partenio, en las inmediaciones de Tegea, donde se le apareció el dios Pan a Filípides para ofrecer sus servicios a los atenienses a condición que le erigieran algún altar en Atenas, que estaba celoso de los demás dioses.

En el control del kilómetro ciento cuarenta y nueve aparece Gantes con el coche –que había resistido como un león– para redondear la alegría y una enorme subida, tipo puerto de primera categoría ciclista y con el añadido de trescientos metros de “caleya” y luego Nestani en el 172. Noche, frío, control y posición décima. Un sueño que se va haciendo realidad: “a las 7:00 de la mañana cuando llevaba 230 km amanece y me acuerdo de dónde estaba hacía 24 horas, en el Acrópolis, 24 horas sin parar de correr. Y al fondo, a 15 km veo las montañas que protegen Esparta, un poquito más y ya estoy llegando. Ni en el mejor de mis sueños pensaba estar allí tan temprano”.

“A las 7:00 de la mañana, cuando llevaba 230 km, amanece y me acuerdo de dónde estaba hacía 24 horas, en el Acrópolis, 24 horas sin parar de correr”

A las 8:30 entrada en Esparta y a disfrutar la entrada, esos minutos en los cuales por tu mente discurre tu vida entera en forma de película, con tranquilidad y con salud, con decenas de amigos que te han apoyado, con la familia dándote palmadas y empujones animosos en la espalda; sorpresa, una moto de policía se pone al lado de Nico para llevarle a meta, rodeado de chicos jóvenes en bicicleta. Es el momento de llorar de orgullo de uno mismo y de los suyos. Es el momento inolvidable de una carrera inolvidable.

Nico de las Heras en la Spartahlon 2022: "Después de 25 h y 41 minutos, estoy delante del Rey Leónidas"
«Después de 25 h y 41 minutos, estoy delante del Rey Leónidas»

Al final los pies de Leónidas, el rey espartano que dio su vida en la Termópilas, el rey inmortal, y los altavoces que dicen: “De las Heras Monforte España”

Dice Nicolás (en el griego antiguo Nico: Victoria y Laos: el Pueblo): «después de 25 h y 41 minutos estoy delante del Rey Leónidas, rememorando a Filípides hace 2511 años cuando el Atleta entre los Atletas nos marcó el camino y quién sabe si una forma de vida. Y mientras besaba los pies de Leónidas todos los recuerdos de una vida pasaron por mi cabeza. Octavo de la General, séptimo masculino, dos españoles entre los 7 primeros me hace sentir orgulloso y veo recompensado tantísimo esfuerzo. Bajar la anterior mejor marca española en 2 horas (aunque ahora está en poder de Penalba) es una alegría, pero mayor fue cuando me dijeron que había sido el corredor más rápido de la Historia en mi rango de edad».
«Ha sido un orgullo haber llevado la camiseta de la Atlética Avilesina por todo el Peloponeso».

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