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lunes 14, octubre 2024

Amador Menéndez, investigador y divulgador científico. ‘Gracias a la nanotecnología somos capaces de fabricar materiales a la carta’

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No todo es lo que parece. Entramos en el mundo de lo muy pequeño, penetramos en un espacio donde los materiales pueden cambiar sus propiedades e incluso es posible crear otros materiales nuevos que no existen en la naturaleza. Parece magia pero es algo real. Hablar de nanotecnología supone un cambio en la manera de pensar y en la forma científica de ver el mundo. La que sedujo al científico y divulgador asturiano Amador Menéndez.



-¿Qué ocurre a esa pequeña escala, en ese nanomundo, para que un material pueda cambiar sus propiedades o incluso se puedan crear otros nuevos?
-En el nanomundo se manifiestan los denominados efectos nanocuánticos, los cuales son independientes del tamaño. Una barra de acero tiene las mismas propiedades independientemente de sus dimensiones, pero no ocurre lo mismo en la nanoescala. Por ejemplo, unos materiales denominados puntos cuánticos presentan diferentes propiedades ópticas (a la hora de absorber y emitir luz) en función del tamaño.
-Sin duda la nanotecnología cambiará nuestras vidas…
-Tradicionalmente disponíamos de los materiales que nos brindaba la naturaleza. En la actualidad, gracias a la nanotecnología, somos capaces de fabricar materiales a la carta, con propiedades controladas y para fines específicos, materiales que quizás no existen en la naturaleza. Combinando átomos como las piezas de un Lego es posible fabricar nuevos y fascinantes materiales que luego encuentran aplicación en múltiples ámbitos: energía y desarrollo sostenible, salud humana, computación…

«En la nanotecnología el todo es mucho mayor que la suma de sus partes»

-¿Qué avances veremos en este futuro cercano?
-En el caso de la salud humana ya tenemos nanopartículas inteligentes, capaces de destruir las células cancerígenas dejando intactas a las sanas. A nivel de laboratorio, la nanotecnología ya nos permite un diagnóstico temprano y preciso en los estadios tempranos de la enfermedad, cuando esta puede ser fácilmente abolida. Diferentes nanomateriales actúan de factores de crecimiento, promoviendo el crecimiento controlado de tejidos y órganos artificiales. En el sector energético, la nanotecnología nos traerá celdas solares más eficientes o baterías de mayor autonomía y rápida recarga, por poner algún ejemplo. También tendrá su impronta en el mundo de la computación, llevándonos a diminutos dispositivos con gran velocidad de cálculo y capaces de almacenar ingentes cantidades de datos. El Premio Nobel de Física Horst Störmer sostenía: «La nanotecnología nos proporciona las herramientas para experimentar con la más vasta caja de juguetes: los átomos y las moléculas; a partir de ahí, la posibilidad de crear cosas nuevas parece ilimitada». ¡El límite está en tu imaginación!
-¿Y cómo sacar mayor provecho a todo este mundo de posibilidades?
-El mayor provecho se puede sacar si combinamos la nanotecnología con otras disciplinas. Estamos en la era de la interdisciplinariedad. Los grandes problemas de nuestra era, como los relativos a la salud humana o al cambio climático, requieren de esta aproximación multidisciplinar.

«La nanotecnología nos proporciona las herramientas para experimentar con la más vasta caja de juguetes: los átomos y las moléculas; a partir de ahí, la posibilidad de crear cosas nuevas parece ilimitada»
Horst Störmer, Premio Nobel de Física

-¿Qué hace falta para que estos descubrimientos salten del laboratorio al mercado, a la vida de los ciudadanos?
-Para que algo llegue al mercado tiene que ser bueno, bonito y barato. Es decir, tenemos que desarrollar productos de calidad y a un precio razonable. Y por supuesto, que esos productos encuentren un nicho de mercado y satisfagan las demandas y necesidades del consumidor. El ciclo es complejo. En Europa se habla de ‘valle de la muerte’ para hacer referencia a la gran cantidad de desarrollos que se logran con éxito en el laboratorio y que no son capaces de dar el salto al mercado.
-«Solo las sociedades que apuesten por el trinomio Ciencia, Tecnología, Empresa e incorporen un porcentaje significativo de proyectos de alto riesgo serán protagonistas del futuro». Lo dice muy convencido…
-Creo firmemente en ello. Este trinomio es clave para que un ecosistema de innovación resulte exitoso. La Ciencia trata de entender el mundo que nos rodea, la Tecnología convierte ese conocimiento en aplicaciones prácticas y la Empresa traslada estas aplicaciones al mercado, aplicaciones de las que la sociedad puede beneficiarse. Pienso también que es necesario apostar por un porcentaje significativo de proyectos de alto riesgo. Tienen grandes posibilidades de fracasar, pero de consolidarse pueden traer grandes retornos tecnológicos, sociales y económicos.
-Una curiosidad, ¿cómo un profesor de Química de Secundaria acaba investigando en el prestigioso Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT)?
-En la vida hay que soñar y luego trabajar para hacer realidad los sueños. Mientras ejercía de profesor de Secundaria hice la tesis doctoral y publiqué varios artículos científicos. Eso me permitió dar el salto al CSIC. Después de investigar en varios centros llegué al MIT, donde les propuse investigar en vidrios que atrapasen la luz solar y la convirtiesen en electricidad. Ahora estoy en un centro asturiano, el centro tecnológico IDONIAL. Ha sido un largo e inusual camino hasta llegar aquí pero ha estado lleno de experiencias y personas muy interesantes que siempre te enriquecen.

«Me gusta definir la tecnología como una extensión de nosotros mismos que trata de superar nuestras limitaciones (…) Por supuesto, necesitamos gestionarla adecuadamente y no llegar a ser esclavos de ella, este es uno de los grandes retos de esta era»

-Dentro de sus investigaciones en el campo de la energía solar ¿cuál ha sido su descubrimiento más sorprendente?
-La energía solar fotovoltaica convencional, basada sobre todo en silicio, nos lleva a celdas solares relativamente costosas y de baja eficiencia ya que solo capturan de forma eficiente una fracción muy reducida de la radiación solar, desperdiciando el resto. Son opacas y poco integrables arquitectónicamente. La nanotecnología nos permite dar el salto hacia una fotovoltaica transparente y por tanto integrable arquitectónicamente. Una de las innovaciones más destacadas de la nanotecnología en este sector es que nos permite fabricar diferentes nanomateriales y cada uno de los cuales puede atrapar una fracción del espectro solar o color del arco iris. La mezcla de todos ellos hace posible capturar todo el espectro visible del arco iris, aumentando así la eficiencia de captura de la radiación solar incidente. Además es posible hacerlo usando materiales baratos y respetuosos con el medio ambiente.
-Sumado a esta línea de investigación, trabaja en el campo de la nanotecnología aplicada a la salud. Háblenos de ello.
-Mis investigaciones en este terreno están centradas sobre todo en la oftalmología. Colaboro con el Instituto Universitario Fernández Vega y la Universidad de Oxford en el diseño de lentes neuroprotectoras y terapéuticas para el ojo, es decir, lentes que nos puedan proteger de la luz potencialmente nociva para el ojo (luz azul) y la transformen en luz potencialmente beneficiosa (luz roja – infrarroja cercana).
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«Los científicos tenemos la obligación de decir a la sociedad qué hacemos, cómo y para qué, conjugando el rigor científico con la didáctica. Y si encima logras emocionar y entusiasmar… el éxito está asegurado»

-¿Qué peculiaridad presenta la revolución nanotecnológica respecto a otras que hemos vivido como civilización?
-La Nanociencia y la Nanotecnología permiten la unificación y convergencia de muchas ramas de la Ciencia y de la Tecnología en la escala del nanómetro. Átomo, gen, bit y neurona son los pilares básicos sobre los que emergen las disciplinas Nanotecnología, Biotecnología, Ciencias de la Información y Ciencias Cognitivas, respectivamente. Y estos pilares básicos convergen en la escala del nanómetro. Aquí, el todo es mucho mayor que la suma de sus partes.
-Ha recibido varios premios como divulgador. ¿Cómo cree que hay que acercar la ciencia a los ciudadanos?
-Vivimos en una sociedad científico tecnológica. La tecnología remodela y traza nuestras formas de vida. Imagine la vida sin Internet, el láser o los teléfonos móviles; sería muy diferente a como hoy la conocemos. Creo que los científicos tenemos la obligación de decir a la sociedad qué hacemos, cómo y para qué. En ese sentido la divulgación es muy importante. También puede ser esencial a la hora de despertar vocaciones científicas en los más jóvenes. Hay múltiples formas de hacerlo: conferencias, artículos de prensa, libros, etc. En mi opinión, lo importante es conjugar el rigor científico con la didáctica. Y si encima logras emocionar y entusiasmar… el éxito está asegurado.
-Ve a la tecnología más como una oportunidad que como una amenaza. ¿Es optimista al respecto?
-Me gusta definir la tecnología como una extensión de nosotros mismos que trata de superar nuestras limitaciones. Cuando no pudimos ver lo suficientemente lejos, inventamos el telescopio y así fuimos capaces de sumergirnos en el fascinante paisaje interestelar. Cuando quisimos viajar a lugares lejanos en un corto período de tiempo, inventamos el avión. Cuando necesitábamos hablar con personas que no estaban cerca, creamos el teléfono. Para transmitir y compartir no solo mensajes de voz, sino también de texto, vídeos, imágenes, etc., creamos esa red de redes conocida como Internet. Desde este punto de vista, veo a la tecnología como una oportunidad más que como una amenaza. Por supuesto, necesitamos gestionar adecuadamente la tecnología y no llegar a ser esclavos de la misma, este es uno de los grandes retos de esta era. Es lo que marcará la diferencia entre ser libres o esclavos de la tecnología.

Amador Menéndez tiene en su haber el Premio Nacional de Arquitectura Avanzada 2018 y el Premio Nacional a la Difusión de la Ciencia 2018. Ha sido galardonado con distintos premios a la divulgación científica, a la comunicación y posee además el Premio Internacional de Ensayo Jovellanos 2017 por su libro ‘Historia del futuro. Tecnologías que cambiarán nuestras vidas».
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