Pertenece al segundo Surdimientu, una generación de autores en asturiano que comenzó a gestarse a finales de los 80. Su trabajo literario ha recibido varios reconocimientos y desde su posición profesional, como directora de Ediciones Trabe sigue apoyando la llingua asturiana, la misma que ‘mamó desde pequeña’ y a la que esta cabraliega dedica buena parte de su trabajo.
A Esther se la conoce principalmente por la poesía, aunque también ha destacado por su trabajo narrativo. De hecho logró en el año 2001 el premio “Xosefa de Xovellanos” con “Güelu Ismail”, la primera novela en asturiano escrita por una mujer. Su formación profesional, filología hispánica en la Universidad de Oviedo, le sirve ahora para su trabajo en la editorial, donde también realiza funciones de corrección.
-Una mujer que escribe poesía y en una lengua minoritaria como es el asturiano: desde luego es un reto importante.
-Precisamente una característica de la segunda generación del Surdimientu, que es a la que yo pertenezco, es la incorporación de la mujer a la literatura en asturiano. En la primera generación las mujeres brillaban por su ausencia y en la segunda están Lourdes Alvarez, Berta Piñán, Teresa Lorenzo… y además coincide con la incorporación de la mujer a la literatura en España y también en toda Europa. En realidad no es que las mujeres no estuvieran en la literatura sino que había menos y no llegaban a los libros de historia de la literatura.
-Conocer una lengua es una cosa pero conectar con ella, involucrarse y poder expresar el bagaje creativo que se lleva dentro, es otra. ¿Cómo ha vivido ese proceso con la lengua asturiana?
-Creo que como toda la gente de mi generación, empecé a escribir en castellano porque evidentemente nos educamos en castellano, leímos y estudiamos en castellano, etc. Luego por distintos motivos, porque en la Facultad conoces gente que ya estaba metida en el tema del asturiano, como Antón García, Xuan Bello, Berta Piñán, descubres que aquello que tú creías que era hablar mal no lo era, conoces lo que otra gente escribe en asturiano y te das cuenta de que realmente así es cómo tú te quieres expresar. Llegado el momento piensas que esa elección entre castellano-asturiano es política y optas por el asturiano por un compromiso, llamémoslo político. Luego, yo parafraseando a Antón García, me di cuenta como él de que en realidad no lo hacemos como opción, sino que realmente yo no sabría escribir en castellano. El castellano que yo manejo es libresco, me suena impostado, no tengo la fluidez ni el conocimiento como para expresarme literariamente en él. O sea que en realidad no es una opción, es escribir en lo que realmente tú sabes y manejas.
-En el año 2001 le dieron el premio Xosefa de Xovellanos y anteriormente consiguió el premio Teodoro Cuesta de poesía por su obra “La mala suerte”. ¿Qué importancia tienen los premios en su trayectoria literaria?
-Personalmente en el momento que lo recibí tampoco me supuso una gran alegría, pero evidentemente tener el premio Teodoro Cuesta te da prestigio, porque no hay más que ver quienes lo ganaron; Xuan Bello, Berta Piñán, Antón García, Pablo Marín Estrada, etc. Entrar dentro de ese grupo de autores, los mejores que tiene la literatura asturiana sí que te da prestigio, pero lo ves a posteriori.
-¿Se siente suficientemente reconocida como escritora en Asturias?
-Si en alguna parte estoy reconocida es en Asturias, sinceramente no me quejo. Ya pasé a los libros de historia de la literatura asturiana, creo que tengo suficiente reconocimiento.
“La poesía asturiana necesita una renovación porque puede morir de éxito. Y no veo un grupo compacto que sepa exactamente qué es lo que quiere”
-¿A lo largo de su trayectoria qué autores podría citar como sus referentes?
-Va por etapas. Cuando empezaba a escribir leía poesía comprometida, lo que se llamaba poesía social, supongo que por la época. Mis poetas de cabecera eran Blas de Otero, y me gustaba García Lorca, aunque hoy en día no es algo que me maraville. Ahora no podría decir un autor en concreto porque me gustan poemas de mucha gente: García Montero, Luis Marzal… pero lo que más leo es en asturiano, y ahí sí que tengo muy claras las preferencias. Me gusta casi todo lo que se hace en mi generación, sobre todo Berta Piñán, Xuan Bello, Antón García, Lourdes Álvarez: siempre encuentro un verso, un poema, que digo “esto me hubiera gustado escribirlo a mí”
-Su Gramática d’asturianu es ya una obra de referencia en la enseñanza de la llingua.
-Esa gramática nació porque en la editorial, aparte de otras muchas cosas, soy la correctora de todo lo que sale en asturiano, y al estar tan en contacto con los libros vas viendo los malos usos que se van generalizando. Tengo una situación privilegiada porque veo cómo escriben prácticamente todos los escritores o una amplia mayoría. Creímos que era muy importante sacar una gramática de uso rápido, no una obra teórica, queríamos algo que los autores pudieran consultar para encontrar respuesta a sus problemas.
-¿Qué papel juega actualmente la Academia de la Llingua en la evolución del asturiano?
-El papel de la Academia, con sus errores, que fueron bastantes, es fundamental. Si no existiera la Academia habría que inventarla. El gran problema es que la sociedad vive de espaldas a ella, y creo que es un problema no solamente de la Academia sino de todo el movimiento asturianista.
Después de treinta años creo que se necesita mirar atrás y hacer autocrítica, ver dónde nos confundimos, dónde estuvo el error. ¿Por qué no fuimos capaces de que la sociedad asturiana se involucrara en ese proceso? Tengo la impresión que la sociedad va por una parte y nosotros y la Academia por otra, y nunca nos juntamos, somos vidas paralelas.
-Hoy día se está publicando mucho ¿Se lee tanto como se publica?
-Yo creo que se publica más de lo que se lee pero no es un problema ni del asturiano ni de Asturias, es un problema a nivel nacional y supongo que a nivel europeo. En España no me acuerdo exactamente, pero igual son setenta y ocho mil títulos los que salen al año, y en asturiano serán unos cien o ciento cincuenta al año. Al final se acaba saturando el mercado y lo que es una realidad es que se sacan más títulos, pero menos ejemplares de cada título. ¿Todo lo que se publica se debería publicar? Yo creo que hay que dar oportunidades a todo el mundo y luego ya el tiempo dirá y los lectores pondrán a cada quien en su lugar.
-¿Estamos en un momento dulce de creación literaria en Asturias?
-Yo creo que sí que estamos en un momento dulce, pero me da la impresión de que llegamos a la cresta y vamos hacia abajo. No veo poetas mujeres que emerjan, quitando a Ana Vanesa Gutiérrez, que es muy moza, mujeres que cojan el relevo de mi generación. La poesía asturiana funcionó bien en estos tiempos y hay muy buenos escritores pero necesita una renovación porque puede morir de éxito. Y en los escritores nuevos no veo un grupo compacto que sepa exactamente qué es lo que quiere. Los de mi generación – a la que yo me incorporé un poco después- tenían muy claro lo que querían, tenían muy claro un discurso poético, un discurso lingüístico, incluso un discurso político, que no era tan predominante como la primera generación, pero lo había. Sin embargo en estos nuevos escritores no veo esa claridad de ideas, de creación, de posicionamiento incluso.
-¿Por dónde irán sus próximas líneas de trabajo?
-A finales de 2010, si nada se tuerce, una editorial de Madrid va a publicar en una versión bilingüe toda mi poesía. Tengo que ir traduciendo, sobre todo de asturiano a castellano, lo cual me va a llevar tiempo. También escribo algún poema nuevo que quiero incorporar a esa versión bilingüe y en la cabeza tengo una novela medio escrita, pero soy de creación muy lenta.