Es geógrafo, climatólogo y presenta el tiempo en la RTPA. Una profesión de ‘riesgo’ cuando la climatología acapara titulares en todos los medios y el que más y el que menos depende de ella para organizar su vida. Pero la verdad es que Gabriel García Valcárcel lo vive sin presión. Le apasiona hablar de nieve y frío, es perfeccionista, y dice que nunca deja de aprender en su trabajo porque “siempre se puede afinar más”. El clima tiene acción, es emocionante y él lo vive con pasión. Su espacio es uno de los más vistos en los informativos.
-¿Cómo te convertiste en “hombre del tiempo”?
-Desde pequeño siempre me atrajo este mundillo. Veía el espacio del tiempo en la tele con mis abuelos y sentía mucha curiosidad por saber por qué pasaban las cosas. Venía una borrasca, un anticiclón, y según se posicionaban daban lugar a un determinado tiempo: yo necesitaba conocer cómo se producía todo aquello. Tenía que aprender a leer el lenguaje del cielo y de la tierra para poderlo interpretar. Eso lo tengo vivo desde que era un niño.
-¿Cómo es tu jornada de trabajo desde que llegas a la redacción hasta que finalmente te pones delante de la cámara?
-Llego a trabajar, enciendo el ordenador y lo primero que hago es mirar la serie de modelos meteorológicos. Cojo papel y boli -como antiguamente- y me apunto la previsión de los próximos días hasta donde más o menos veo que es fiable. Anoto lo que dice cada modelo, lo estudio, me hago una idea general -no todos dicen lo mismo-, y luego se lo cuento al espectador de la forma más amena posible. Puede haber situaciones concretas como tormentas o lloviznas que te lo dan mejor unos modelos que otros, eso lo vas aprendiendo con el tiempo. Salvo el matinal y cuando damos el pequeño avance del tiempo en el informativo de las tres que van en directo, el resto de la información del tiempo está grabada.
“Nosotros no damos palos de ciego. Hacemos previsiones más o menos claras desde varios días atrás. Aun así, a veces también fallamos”
-Además de informar sobre el tiempo, realizas una labor de concienciación sobre el cambio climático, sus causas y consecuencias. Vuestro espacio del tiempo es uno de los más vistos… ¿A qué crees que es debido?
-Creo que a la gente le interesa lo que a mí me inquietaba desde pequeño: intentar saber por qué pasan las cosas. No se quedan solo con la previsión de si hoy hace sol o mañana llueve, quieren saber más. El público demanda cada vez más este tipo de productos informativos. Y luego buscan un medio fiable. Yo a veces consulto el móvil por curiosidad y veo que dan un tiempo malísimo, luego llega el viernes, lo cambian y ponen sol, así también acierto yo. Nosotros no damos palos de ciego, hacemos previsiones más o menos claras desde varios días atrás. Aún así también fallamos a veces. Y otra cosa que también suma en la audiencia es que la gente manda fotos de su pueblo, es muy localista y le gusta verlo en la tele.
-Dicen que Asturias es una zona especialmente difícil para hacer previsiones acertadas. ¿Qué parte hay de ciencia para elaborarlas y qué parte de observación o intuición?
-Dentro de la península ibérica es cierto que Asturias junto con el norte peninsular es un poco más compleja a la hora de hacer previsiones, pero las hay más complicadas. Por ejemplo, en Canarias es muy difícil hacer una predicción acertada. Pensamos que allí siempre hace sol y no es así. En el norte de las islas la nube queda ahí enganchada y acertar exactamente a qué altitud van a estar -las ciudades están muy condicionadas por el relieve-, es complicado. No ocurre lo mismo en el sur.
En Asturias es complicado acertar con las nubes bajas, la orografía lo que hace es frenarlas y dejarlas ahí. Hace poco, en una previsión, contábamos que iba a haber menos nubosidad de la que luego hubo. A lo largo del año estamos expuestos a los frentes atlánticos, a las borrascas, pero eso es más fácil de predecir, incluso por horas. Más complicado es predecir las DANAS (Depresiones Aisladas en Niveles Altos) en el Mediterráneo porque tienen movimientos muy alocados. Contestando a tu pregunta, Asturias es compleja climatológicamente hablando solo hasta cierto punto, no es la más complicada.
“En el norte, podríamos decir que el clima oceánico se va pareciendo cada vez más al mediterráneo”
-¿Crees que vivimos un momento de urgencia climática?
-Sí, lo creo, pero también debemos de ser cautos a la hora de hablar del cambio climático porque no todo lo es. Puede influir en muchas cosas, de hecho, lo hace, pero no se puede decir a la ligera por ejemplo que un incendio es debido al cambio climático, hay más factores que intervienen. También soy geógrafo y eso me aporta una visión más amplia en este aspecto. El cambio climático -aumento de las temperaturas, sequedad del terreno- influye en los incendios, pero ojo, no nos olvidemos de que también hay un espacio rural que cada vez está más abandonado. La despoblación y el abandono hace que los espacios naturales cada vez estén menos cuidados y haya maleza por todos los sitios. El cambio climático es una de las razones por la que los incendios en un futuro serán mucho mayores, pero no es la única causa.
-Mario Picazo ha dicho recientemente que un Mediterráneo a 30 grados es una fábrica de vapor de agua y que una vez que bajen los termómetros caerá esa agua en forma de grandes precipitaciones y se espera la formación de nubes muy energéticas. ¿Qué opinas al respecto?
-Sobrescribo cada una de las palabras que dice Mario porque el Mediterráneo está en su momento más álgido. Nunca se habían registrado las temperaturas que estamos recogiendo en las boyas del Mediterráneo, al menos las que controlamos desde la península ibérica. En efecto es un caldo. Cuanto más caliente está el mar más posibilidad hay de que se formen tormentas violentas. No por sí solas, haría falta que se descolgasen las bolsas de las DANAS (aire frío que en estas épocas del año se desprende de las latitudes más al norte y quedan aisladas). A simple vista no sabríamos lo que está pasando ahí, habría que mirar los mapas de altura. Esas bolsas traen frío en las capas altas y si eso coincide con calor en las capas bajas -mar Mediterráneo caliente- pues tenemos una bomba perfecta. Los ingredientes están ahí, si en realidad ocurre, será muy gorda.
“En Llanes este verano se produjo un ‘reventón cálido’, quedó constatado y tenemos indicios de que pudieron producirse también en otros lugares de Asturias”
-En Llanes, este verano, en cuestión de minutos tuvo lugar un ‘reventón cálido’: la temperatura pasó de 23 a 34 grados, la tasa de humedad se desplomó del 75 al 15% y comenzó a soplar un viento huracanado. Un fenómeno nada habitual en la zona.
-Sí, es algo muy poco frecuente en Asturias, pero asociarlo al cambio climático me parece pronto para decirlo porque los estudios llevan su tiempo, aunque todos los indicios parecen indicar que sí. Los datos y los gráficos indican que en Llanes se produjo un ‘reventón cálido’, quedó constatado y tenemos indicios de que pudieron producirse también en otros lugares de Asturias. Para que se produzca un fenómeno así necesitamos que, en las capas bajas de la atmósfera, donde estamos nosotros, haya un aire muy caliente, más de lo normal y que dure varios días seguido. Algo que en Asturias no es habitual.
Este julio hemos tenido temperaturas más altas de lo que correspondería a esta época del año, no solo las máximas sino también las mínimas. Tuvimos bastantes noches tropicales, no bajamos de los 20 grados en toda la noche. Mientras, se descolgó una masa de aire frío en altura, se produjeron algunas precipitaciones en las capas altas de la atmósfera que no fueron lo suficientemente fuertes para que las sintiéramos en tierra (se evaporaron antes de caer al suelo), al descender se comprimió el aire y cuando llegó a la superficie terrestre rompió y eso produjo vientos muy intensos y un ascenso repentino de la temperatura. En este caso las rachas de viento llegaron a los 60Km/hora en la zona de Llanes. Antes lo vimos en el festival Medusa de Cullera (Valencia) donde las rachas huracanadas produjeron un accidente en el que resultó muerto un joven y tuvieron que ser atendidos varios heridos.
-Me hablabas antes de la ola de calor que estábamos soportando. ¿A qué se le llama exactamente ola de calor? Y por qué Asturias ha estado un poco al margen de las alertas por altas temperaturas.
-Ola de calor también la sufrimos en Asturias, ahora bien, no con tanta intensidad como en otras regiones de España. La definición exacta sería al menos tres días en los que de forma consecutiva se supere la temperatura máxima de umbral que en el caso de Asturias creo recordar es de 30 grados de máxima y 18 de mínima en una misma jornada. Por ejemplo, Oviedo tiene una temperatura, el aeropuerto de Asturias tiene otra, si hay un 75% de las estaciones peninsulares que superan esas temperaturas umbrales hablamos de ola de calor. En Asturias hubo una ola de calor en julio -cuando se produjo el reventón cálido-, en el resto de España, ha habido varias.
“Si se siguen calentando nuestros mares tendremos más gasolina y la virulencia de fenómenos como las DANAS posiblemente sea superior con el paso del tiempo”
-Hemos tenido varios episodios de pedrisco en estos meses tanto en Asturias como en el resto de España que han causado daños en huertas, caminos e infraestructuras. ¿Es inhabitual un episodio tan generalizado en pleno verano?
-A finales de verano es normal que esto pase en España y las DANAS siempre las hemos tenido. Otra cosa distinta es la intensidad de este fenómeno que, con las tendencias del cambio climático, si se siguen calentando nuestros mares tendremos más gasolina y la virulencia de estos fenómenos posiblemente sea superior con el paso del tiempo.
El cambio climático está influyendo en la intensidad de estos fenómenos, haciendo que cada vez sean más extremos: sequías más prolongadas, lluvias más fuertes… Este año empezamos muy flojos el verano en junio con temperaturas más bajas de lo normal. Julio fue el más caluroso que se recuerda en España desde que hay registros y el sexto menos lluvioso. En Asturias hemos tenido muchas más horas de sol de lo normal, casi un 20% más.
-En 2022 tenemos el triste récord de ser el año en que más hectáreas de bosque se han quemado en los últimos 30 años. ¿Podemos adaptarnos a la presencia del fuego y anticiparnos a sus efectos?
-Como prevención hay una importante y es frenar de alguna manera el abandono de la zona rural como decíamos antes. Asturias padece una sangría demográfica tremenda pero una manera de prevenir que los incendios sean tan grandes es tener vigilada la zona rural. La gente del campo es quien lo mantiene vivo y cuidado. Y por supuesto desde las administraciones tienen que poner los medios y las dotaciones. En Asturias, cuando más se producen es a finales del otoño e incluso en invierno. La mayoría de ellos son provocados por pirómanos, se aprovechan de condiciones climatológicas favorables para ello que es el viento sur, también llamado de los ‘llocos’. Aprovechan la sequedad del suelo y del ambiente para que todo arda más.
“El cambio climático es una de las razones por la que los incendios en un futuro serán mucho mayores, pero no es la única causa”
-España afronta un verano con sequía hídrica y embalses por debajo del 35% de capacidad. Aunque el sistema climático se comporta de forma caótica, ¿estamos ante un ciclo de sequía o crees que la situación ha llegado para quedarse?
-Hay algunos estudios que indican que la sequía en la península ibérica puede tener relación con otro fenómeno que ocurre en otro lugar del planeta, con La Niña. Al final la meteorología y la climatología están interconectadas. Para entenderlo tendríamos que hablar de El Niño (fase positiva) y de La Niña (fase negativa). En La Niña se produce un enfriamiento de las aguas en el Pacífico Este. Esas aguas frías se trasladan a América del Sur, un mar frío tiene menos posibilidad de producir tormentas, y se recalienta la otra parte, la que correspondería con Australia; aquí se producirían lluvias más intensas, incluso torrenciales. Con el fenómeno de El Niño ocurre lo contrario. Se recalienta la parte de América latina y se enfría la parte de Australia. Cambian los papeles y donde más llovería seria en América latina y se pueden originar devastadoras sequías en Australia. Es cuando se produce el fenómeno del desierto florido de Atacama (Chile), un manto floral que cubre el suelo arenoso de este desierto llenándolo de color gracias a las precipitaciones de El Niño. ¿Qué tiene que ver esto con España? La respuesta es que todo está interconectado. Hay una cierta correlación entre la aparición de La Niña en el Pacífico y las condiciones atmosféricas en nuestro país: temperaturas superiores a lo habitual, ambiente seco, estabilidad atmosférica y la borrasca que se sitúa en la zona de Islandia. Cuando se está bajo los efectos de El Niño, ocurre lo contrario, la borrasca de Islandia se sitúa más al sur y entran con más facilidad las borrascas a la península ibérica. Entender las dinámicas del anticiclón de Las Azores y la borrasca de Islandia -Oscilación del Atlántico Norte (NAO)- nos ayuda a entender el clima.
-¿Esa oscilación es lo que hace que el anticiclón de Las Azores se esté expandiendo e intensificando?
-Sí, por supuesto, con una NAO positiva ese anticiclón nos protege más. De hecho, hay estudios que hablan de que durante el invierno el anticiclón de Las Azores que debería de desplazarse más al sur se está reforzando sobre las islas británicas, ejerciendo ese centro de altas presiones sobre ella. Con un anticiclón ahí, en Asturias no llueve nada. Se mete viento de componente este, incluso sureste y es lo que suele dejar en invierno lo que conocemos como inversión térmica. Hace más frío en las zonas bajas de Asturias y hace más calor en las zonas de montaña. ¿Por qué? Porque el aire se queda estancado y es cuando tienen lugar episodios de contaminación al no regenerarse el aire. Lo suyo es que lloviera de forma más repartida, que es lo típico en Asturias, y no como el año pasado donde en noviembre no paró de llover y luego en otros meses hubo precipitaciones escasas. Nuestro clima que es oceánico tendría que ser suave a lo largo de todo el año tanto a nivel de temperaturas como de precipitaciones. Ahora hay periodos muy largos en los que no llueve y luego cuando llueve, lo hace intensamente.
“Nunca se habían registrado las temperaturas que estamos recogiendo en las boyas del Mediterráneo. Cuanto más caliente está el mar más posibilidad hay de que se formen tormentas violentas”
-¿Cómo es posible hacer predicciones acertadas en estos escenarios de incertidumbre?
-Las predicciones climáticas dependen mucho del nivel de CO₂ que volquemos a la atmósfera. Los humanos del siglo XXI somos los que más CO₂ estamos respirando desde que el hombre está sobre el planeta. Y esto está comprobado por el Observatorio de Mauna Loa (Hawái) que lo mide en todo el planeta. Hay diferentes escenarios, pero no soy partidario de hablar desde el catastrofismo como esas previsiones que hemos visto años atrás donde se decía que Asturias en 2050 iba a quedar inundada bajo las aguas o Benidorm iba a desaparecer. Para hablar de cambio climático no hace falta alarmar de semejante manera. Estamos ante un problema muy importante que hay que solucionar, qué duda cabe, pero sin mentir. A nivel planetario se ha constatado que la temperatura ha subido un grado y eso, aunque parezca poco, afecta a todas las especies, incluida la nuestra. Toca adaptarse. Llegaremos a un punto donde si forzamos la máquina algunas especies no consigan adaptarse y desaparezcan.
-Una curiosidad, ¿ha habido alguna situación que hayas presentado en TV que de verdad te haya sorprendido por la intensidad del fenómeno, por su rareza o por la gravedad que podría haber tenido?
-Aquí estoy continuamente aprendiendo, se generan muchas situaciones y yo las vivo intensamente porque me gustan. Los momentos que más disfruto son los fenómenos extremos, me encanta pronosticarlos y ver luego qué pasa. Suelo hacer una especie de media entre los diferentes modelos y luego lo comparo con la realidad. Le doy muchas vueltas al trabajo para intentar afinar lo más posible, soy muy exigente. Si de verdad te interesa lo que haces, estás siempre aprendiendo.
-Convives con ese estado de observador las 24 horas del día…
-Así es… de hecho a veces me llaman pesado porque especifico mucho la temperatura en lugares que están muy próximos entre sí. Si en Ibias hay 30 grados y puse 27, no me quedo a gusto. A veces en la previsión del vuelo que hacemos de la región ponemos despejado en Luanco y nubes en Gijón, lugares que solo distan 20 kilómetros, pero es que eso pasa en el Principado. Hay que ser detallista con la predicción y localista porque la orografía de Asturias regala una gran variedad.
“Los momentos que más disfruto son los fenómenos extremos, me encanta pronosticarlos y ver luego qué pasa. Suelo hacer una especie de media entre los diferentes modelos y luego lo comparo con la realidad”
-¿Qué fenómenos meteorológicos te atraen más?
-Huracanes, tornados, tormentas, nevadas si se produjeran en la costa (cosa cada vez más complicada debido a la subida de las temperaturas). Me atrae el tiempo severo y creo que también a la mayoría de los meteorólogos. ¡Ah, también los temporales en el mar! Me encanta pasarme las horas observando las grandes olas, soy hombre de mar.
-Dicen que nuestra generación será la única que nació con un clima y se va a morir con otro. ¿Crees que este proceso es ya irreversible?
-Pues te tengo que decir que sí. No es que vaya a ser un clima radicalmente distinto, pero se ha constatado que las temperaturas, desde antes de la Revolución Industrial hasta ahora, ha subido un grado y eso lo hemos notado sobre todo en estos últimos años. Hay más días de calor, más olas de calor que se prolongan durante más tiempo. Se han acentuado las características del clima mediterráneo desertizándose gran parte de la península ibérica y en el norte, podríamos decir que el clima oceánico se va pareciendo cada vez más al mediterráneo.