Aumenta la pobreza y la desigualdad en Asturias y regresa a cifras similares al principio de la crisis. Los datos los aporta el informe AROPE presentado por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza (EAPN). Héctor Colunga, presidente de la entidad, explica que la pobreza muchas veces se esconde en hogares normalizados y se ceba especialmente con mayores, mujeres y jóvenes.
-Aunque estemos por debajo de la media nacional, 215.000 asturianos están en riesgo de exclusión, 37.000 más que en 2017. ¿Cómo debemos de leer estos datos?
-Con respeto, porque muchas veces cuando hacemos comparativas y decimos que estamos por debajo del índice estatal puede ser motivo para alardear y no es el caso. Al final estamos hablando de más de un 20% de personas en la región que están en un contexto muy complejo. A pesar de la información que nos llega de que los datos macroeconómicos están mejorando, el desempleo se está reduciendo, etc. lo que realmente está sucediendo es que hay un aumento de la desigualdad, nos estamos encontrando con personas que incluso están trabajando y eso no les garantiza que salgan de esos contextos de exclusión y de dificultad económica que muestra el informe.
“El 27% de las pensiones está por debajo del umbral de pobreza. Mujeres y jóvenes son también sectores afectados por la exclusión”
-Cuando aún no nos hemos recuperado de la crisis, los indicadores económicos señalan que nos encontramos en puertas de otra. ¿Cómo ve el futuro inmediato?
-Desalentador e incluso preocupante porque tú no puedes vivir en un constante estado de desafección. Como sociedad la desafección es lo peor que puede ocurrir y esto nos tiene que encender el warning en una cosa y es que quizá como conjunto tengamos que replantearnos el modelo de empleo y sociedad que estamos construyendo. Muy pocos pueden seguir este ritmo de consumo, de relación que hemos generado y eso va haciendo que muchas personas se estén quedando atrás. O nos planteamos decrecer en nuestras expectativas y ansias por consumir, acaparar o tener o sino esto es insostenible a todos los niveles. Desde una lógica micro como es una autonomía como Asturias o desde una lógica macro como puede ser el mundo mundial porque los márgenes de la desigualdad están creciendo tanto que al final la sociedad puede llegar a colapsarse.
-¿Cuál es el perfil de la pobreza en Asturias? ¿Cuáles son los sectores afectados?
-Hay varios perfiles. Por un lado están las personas mayores que cobran pensión. El 27% de ellas están por debajo del umbral de la pobreza. Más concretamente, las personas que reciben pensiones de viudedad que mayoritariamente son mujeres. En el caso de familias monomarentales, una de cada dos está en riesgo de exclusión. Decimos monomarentales intencionadamente porque en el 80% de las familias es la mujer la que sustenta a uno o varios hijos. A ello hay que sumar a la población joven que está viviendo en contextos de dificultad y exclusión: niños y adolescentes que padecían esta situación la siguen viviendo sin perspectivas de cambio. Eso hace que muchos jóvenes se tengan que ir fuera para encontrar oportunidades.
-Comenta que la solución no está solo en manos de los gobiernos. ¿Qué reto tenemos por delante como sociedad?
-Al final los gobiernos no dejan de ser un reflejo de cómo somos como sociedad. No son seres alienígenas que hayan llegado aquí de otro planeta. Las personas que van a ejercer la política en un futuro están en nuestros colegios, con lo cual todos tenemos una corresponsabilidad. En la manera en la que estamos educando, cómo nos posicionamos frente a las cosas importantes… todo esto va a marcar el devenir los próximos años.
No puede ser que este tema de vital importancia no sea el punto de preocupación número uno tanto a nivel político como ciudadano y eso implica que los modelos económicos se basen en la solidaridad y la tolerancia. Como sociedad hemos de cambiar la forma de relacionamos y la Administración, que no deja de ser quien tiene la titularidad para que los derechos se cumplan, ha de crear leyes que protejan a las personas, que faciliten el acceso a los bienes más fundamentales y ahí también juegan una parte importante las empresas y entidades sociales.
El tejido empresarial se relaciona con su entorno y marca mucho según se decante hacia la desigualdad o no. Las entidades sociales tenemos que empezar a ser lo suficientemente permeables como para que la sociedad encuentre aquí un espacio donde poder participar a nivel social para que la voz de aquellos que tienen más dificultades lleguen a los espacios a los que tienen que llegar, para que los gobiernos se sientan con la fuerza de poder tomar decisiones. A nosotros nos toca visibilizar, organizar, proponer alternativas… No se trata solo de decir ‘esto es un desastre’ sino de proponer caminos para estimular la economía social y solidaria.
“En Asturias el salario social, no solventando el problema a medio y largo plazo, evita que muchas personas estén en situación de pobreza severa”
-¿Por qué Asturias está por debajo de la media en cuanto a índice de pobreza se refiere?
-Porque tiene algunas políticas destinadas a minimizar el impacto. En Asturias existe un derecho subjetivo que es el salario social que, no solventando el problema a medio y largo plazo, sí que evita que muchas más personas estén en una situación de pobreza severa. Se trata de una tirita pero muy necesaria porque el salario social complementa muchas pensiones. Además existe una gran red de movimiento asociativo potente y preocupada en coordinación con servicios sociales que llega a mucha gente. Lo que nos hace falta aquí es dar un salto estratégico que nos haga repensar las posibles soluciones y eso no está en manos de un municipio o de una autonomía. Tienen que partir de un contexto estatal, europeo y mundial. Se necesita de una mirada transnacional que genere otros modelos de consumo, producción y relación.
-¿Se esconde la pobreza?, ¿incomoda mirar para ella?
-La pobreza es como cuando estás en casa, vas a tener una visita, no tienes tiempo suficiente para dejar la casa presentable y metes los platos en el lavavajillas, la porquería debajo de la alfombra para que no se vea… Al final se generan políticas asistenciales que sedan la situación pero no la transforman. En Asturias se necesitan estrategias contra la pobreza y la exclusión porque vamos improvisando planes, ideas, cosas y eso está bien para cuando tienes una visita rápida pero esto es algo que lleva demasiado tiempo saliendo en todos los indicadores.
Solidaridad en el ADN
Héctor Colunga ha trabajado desde siempre en movimiento asociativo. Coordinó el programa de ocio nocturno Abierto Hasta el Amanecer, impulsó varios proyectos de emprendimiento social por los que ha sido reconocido con diversos premios y a partir de 2010 asume la dirección de la ONG hoy Fundación Mar de Niebla. Una iniciativa en el barrio de La Calzada de Gijón que cuenta con sesenta voluntarios y atiende a más de mil quinientas personas al año. Confiesa que su vocación de servicio debe de llevar impresa en su ADN.
-¿Desde cuándo preside la EAPN Asturias?
-Desde hace un año y medio aproximadamente junto a un equipo de compañeros y compañeras que trabaja con ganas e ilusión, intentando fortalecer la Red y mirando lo que como sociedad podemos hacer.
-¿Cuándo empezó su vocación social? ¿Cuánto tiempo lleva entregado a ‘la causa’?
-Desde que nací. Al final uno es un cúmulo de vivencias y de cosas que le rodean. El hecho de nacer en una familia humilde, en un barrio con un contexto complejo y difícil te hace pensar por qué ocurren las cosas. Y cuando ves a tu alrededor gente mayor implicada, entregada, organizando actividades, moviendo a gente, sientes que tú también debes aportar tu granito de arena. Fue todo muy vocacional, empecé desde pequeño colaborando en mi barrio, luego vas asumiendo más retos… Al final las personas que creemos que se pueden cambiar las cosas nos metemos en mil berenjenales y hacemos una muy mala gestión del no.
-Es también director de la Fundación Mar de Niebla. ¿Cómo definiría este proyecto?
-Es la utopía cada día más real de un proyecto de integración y desarrollo comunitario en el que se intenta hacer que las personas puedan ser protagonistas de procesos personales y colectivos. Es una extensión de la realidad de la zona este de Gijón que es donde estamos y donde ocurren cosas tan diversas como proyectos de intervención con peques, hasta proyectos con mayores que gestionan actividades o procesos de inserción laboral. En base a las necesidades que vamos detectando, dónde hay que intervenir, vamos construyendo este proyecto que es muy inspirador tanto a nivel personal como profesional a pesar de ser muy duro el día a día. Pero cuando ves que hay cosas que cambian, que cuando confías en las personas, generas espacios, y ellas responden, resulta algo muy inspirador.
“Las entidades sociales somos los auténticos termómetros de la realidad social porque estamos en contacto con lo que sucede en la calle”
-Como responsable de la EAPN-Asturias tendrá puntualmente datos sobre su mesa pero su trabajo a pie de calle supongo que será el mejor termómetro para valorar la crisis.
-Es el gran termómetro. Los datos lo único que hacen es constatar lo que vemos y sentimos. A nosotros nos gusta mucho hablar de la gente que estamos en las trincheras, porque cuando estás ahí no solo ves situaciones e injusticias sino que las sientes y eso es lo que te hace movilizarte e intentar cambiar las cosas. Ojalá no tuviéramos que esperar a que salieran los datos para que nos hicieran más caso. Las entidades sociales somos los auténticos termómetros de la realidad social porque estamos en contacto con lo que sucede en la calle. Muchas veces el gran dinosaurio que es la Administración no tiene los canales abiertos para estar al tanto de lo que está pasando y cuando se enteran es demasiado tarde.
-¿Asturias es solidaria?
-Sí, Asturias lo es en tanto y cuanto la dejan serlo. La gente cuando ve una necesidad responde y se implica. En la entidad en la que estoy hay unas ochenta personas que todas las semanas vienen a hacer cosas de manera voluntaria. La gente de la plataforma de voluntariado en Asturias está a punto de sacar los datos del número de voluntarios en la región y esos datos van a ser motivo de orgullo porque quizá estamos hablando de más de seis mil personas. Las personas somos buenas lo que pasa es que muchas veces, las circunstancias que nos rodean, lo que vamos viviendo nos va distorsionando esa pro socialidad y eso hay que cuidarlo porque pasar de ser solidarios a ser insolidarios es cuestión de dos letras.
-Como anécdota, he leído que llegaron a participar en el programa concurso de Antena 3 ‘Boom’ para recaudar fondos para Mar de Niebla. ¿Cómo resultó esa experiencia?
-Tiene su explicación. Hay épocas en que las instituciones lo pasamos muy mal porque las administraciones te dicen que te van a apoyar con recursos pero esas ayudas no llegan y tú vas asumiendo gastos. Esto nos pasa a todas las entidades, es una de las grandes dificultades que tenemos. En aquella época, hace ya cuatro años, estábamos en una situación muy difícil económicamente y no sabíamos qué hacer. Organizamos una rueda de prensa, movilizamos un montón de cosas y un día estaba en casa viendo el programa y preguntan: ¿quieres concursar y ganar dinero? Aquello fue una salida a la desesperada: iría donde hiciera falta bien para intentar sacar algo de dinero o al menos visibilizar la causa. Al final no ganamos porque era muy bueno el otro equipo pero nos regalaron un proyector. Sirvió para visibilizar a la organización y para que muchas personas me hagan esta pregunta que me acabas de hacer tú.