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viernes 29, marzo 2024

Tomates torturados

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La madre de mi amigo Pepe Parejo le cuenta, con ese magnífico acento gaditano, lo que acaba de traer del ultramarinos de debajo de casa, ‘…y unos tomates torturaos‘. ‘¡Triturados, mamá, triturados!’ ‘¿Y qué, que no los torturan?’ Ciertamente, el lenguaje popular es bien significativo. Sabino, trabajador de la Sanidad jubilado, en el Parque Vieyu de La Felguera, pregunta a un matrimonio amigo por el padre; el caballero hace un gesto de lástima, «Pues nada, así anda, con eminencia senil…»

Cuando se habla es más fácil equivocarse que al escribir; remedando el refrán, palabra lanzada no se sabe a dónde va. En esta página preferimos señalar aquellas situaciones que generan sonrisas; un ejemplo, he tenido la suerte de poder participar en el VII Certamen genariano de versos satíricos, que celebra en la ciudad de León la Cofradía del Santo Padre Genarín, el famoso pellejero que jamás llegará a santo, por la incuria de la Curia, pese a sus acreditados milagros. En la Plaza de Don Gutierre, leyéronse poemas de escritores consagrados y desconocidos, para solaz del abundante público; uno de los presentadores elogió el espíritu deportivo de los participantes, «…porque ya se sabe, que lo importante es ganar…» con lo que inició el coro de carcajadas, que duraría hasta el anochecer.

Se celebró, en la madrugada del Jueves al Viernes, la Pasión y muerte del Santo Genarín, fallecido en tan fatídica noche en la Carretera de los cubos, atropellado por el primer camión de la basura que hubo la Ciudad de León; con ello ya se acabó la Cuaresma y pasó esa extraña norma de abstenerse de comer carne; costumbres antiguas, fruto de historias turbulentas de rigor dogmático y persecución de herejes. Pero que no corresponden únicamente al cristianismo romano; otros pueblos tienen hábitos parecidos, que si no conocemos pueden originar sorprendentes conflictos. Recibimos agradecidos, de Santiago Camblor y Perujo, -prometedor estudiante de Biología, que desde la Barriada de Lada se ha ido a progresar académicamente a Bochum-, un cartel que demuestra el grado de hospitalidad germano. La Universidad de la antigua Ruhrgebiet (cuenca carbonífera del Ruhr), organiza de vez en cuando fiestas para alegrar la estancia de los estudiantes extranjeros; el cartel que publicamos muestra la que dedicó a la población estudiantil llegada de lugar tan lejano como la India. ¡Estupenda iniciativa! Magnífica, si no fuera porque uno de los días el plato que ofrece la cafetería es… carne de vaca. Justo el animal intocable para los indostanos.

Seguro que muchos de nosotros apenas sabíamos otra prohibición que la de la carne de cerdo para los pueblos semitas. Por cierto que unas estudiosas de costumbres locales dicen que el Miércoles de ceniza en vez del Entierro de la sardina, sería más preciso hablar del entierro de la gochina, puesto que es el inicio de olvidar la carne y pasar a dieta de pescado. Yo, sin pasar por el aro eclesial, no despreciaría abandonar de cuando en cuando el picadillo y otras glorias de la matanza y pasar a regímenes que recomendaran centollos, andariques, oricios o cualesquiera otros tipos de crustáceos; hasta incluso de moluscos.

Tierra adentro igual lo ven con otra perspectiva; en la Montaña leonesa quería un predicador cantar las excelencias de la Virgen. Buscaba el hombre la forma más plástica de ponerlo ante los ojos de la fiel y campesina audiencia, usando incluso el habla astur-lleonesa que desprecian algunos que se llaman a sí mismos cultos: «¿Cómo decilo pa que m’entendáis? La Virgen ye como un gochu… ¡Que s’aprovecha todo!»

Hostias para celiacosDebo prometer por mi honor, que esta nota está tomada del diario La Nueva Crónica, de la vecina capital del Bernesga; aclaro esto porque a un comentarista de La Sexta le han metido en juicios por hacer un comentario estético sobre una cruz famosa. No me extrañaría que algún exaltado me prometiera algo parecido o quizá andarme con la cara; que sepa que ahora el clero es más moderno, considera inadecuadas las torturas, hasta las de los tomates; ya no anda quemando brujas (al menos en la plaza pública, que yo sepa). Tanto, que se preocupa, como los buenos restaurantes, de la salud de los fieles por vía gastronómica; así, en la tienda del Arzobispado de Oviedo, se puede ver un anuncio que indica la venta de pan de la consagración libre de gluten. Ya pueden los curas repartir hostias con tranquilidad.

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