La Ong Ayuda en Acción tiene sus puertas abiertas a todos aquellos voluntarios y voluntarias que quieran contribuir a construir un sistema de educación inclusiva y de calidad participando en el proyecto La Escuela sin barreras.
El proyecto de una escuela que elimina barreras es una de las iniciativas que esta organización desarrolla en Asturias para, desde un enfoque holístico, contribuir a erradicar la desigualdad de oportunidades que encuentran en el proceso educativo niños y adolescentes de colectivos en desventaja social y económica.
“Arrancamos con esta iniciativa en el curso 2021-2022, no porque fuéramos nuevos, ya que Ayuda en Acción tiene una experiencia de cuarenta años en el ámbito nacional –explica la técnica responsable del proyecto, Elena Rúa– sino porque quisimos refundarnos tras el paso del Covid que ha agudizado ciertos problemas, especialmente la brecha digital. Los centros con los que trabajamos tienen una alta tasa de alumnos que repiten curso o que presentan un abandono temprano del mismo. Son centros con una elevada segregación escolar y creemos que para hacer cambios y transformar esta realidad necesitamos de todos los actores, por eso el enfoque de la estrategia es trabajar no solo con el alumnado sino también con el profesorado y las familias. Es la manera de eliminar todas las barreras que encuentran los peques y que les impiden alcanzar el éxito educativo”.
En la hoja de ruta del plan se incluye también promover la participación activa de las familias en todo el proceso, y por supuesto, conseguir que los niños tengan voz propia.
Las intervenciones socioeducativas que realizan desde este colectivo se desarrollan en centros de titularidad pública, actualmente en dos colegios, uno en Ribera de Arriba y otro en Avilés. Y para llevarlas a cabo colaboran de forma permanente con los equipos directivos y claustros de los centros, con las administraciones locales y con el Gobierno del Principado.
Tras un primer diagnóstico para detectar las carencias y necesidades de la comunidad educativa se traza un plan de intervención trienal que contempla aspectos muy diferentes, desde desarrollar prácticas de enseñanza diferentes con metodologías activas que impiden que el alumnado se transforme en un recurso pasivo hasta afrontar la falta de equipos informáticos u otras carencias relativas a infraestructuras. En la hoja de ruta del plan se incluye también promover la participación activa de las familias en todo el proceso, y por supuesto, conseguir que los niños tengan voz propia y puedan opinar y disponer de espacios en los que hablar sobre su proceso de aprendizaje.
Las acciones también están encaminadas a apoyar al profesorado y a los equipos directivos que en este tipo de centros especialmente complejos tienen una carga muy alta de trabajo, dada la alta concentración de población con situación de vulnerabilidad. “El personal docente tiene un compromiso altísimo con el aprendizaje del alumnado y reciben con mucho agrado el sentirse acompañados. Somos complementarios, –explica Rúa– porque ellos son los profesionales de la educación y nosotros tenemos la experiencia de acompañar perfiles en exclusión social. Si en los diagnósticos se ve alguna necesidad que no esté atendida, promovemos iniciativas para cubrirlas”.
“El personal docente tiene un compromiso altísimo con el aprendizaje del alumnado y reciben con mucho agrado el sentirse acompañados”
(Elena Rúa, técnica de Ayuda en Acción Asturias)
La organización cuenta con una plataforma a través de la cual ofrecen cursos a los profesores con contenidos especialmente para ellos y, gracias la amplia red de centros de Ayuda en Acción en España, los docentes cuentan con una comunidad en la que se intercambian experiencias y buenas prácticas que se han desarrollado en otros centros educativos.
El inicio del curso escolar 22-23 marca también la vuelta de las actividades que ofrece La Escuela sin barreras en los centros educativos. Para llevarlas a cabo desde Ayuda en Acción invitan a la población asturiana a participar como voluntarios en algunas de las más habituales. “Aunque siempre está presente el personal técnico en cada intervención es mucha la demanda y por eso buscamos voluntariado que apoye a los niños y niñas en tareas escolares, en proyectos de competencia digital, etc., añade la responsable del programa.
El refuerzo educativo enfocado a acompañar en las tareas escolares se complementa con un diseño de actividades y dinámicas grupales, que de una forma lúdica trabajan habilidades sociales de los menores tan importantes como aprender a expresarse en público y mejorar la capacidad de concentración.
La alfabetización digital es uno de los objetivos prioritarios dentro de este proyecto, todo un reto dadas las carencias que la pandemia ha dejado al descubierto en centros educativos de toda España.
La alfabetización digital es uno de los objetivos prioritarios dentro de esta escuela, todo un reto dadas las carencias que la pandemia ha dejado al descubierto en centros educativos de toda España; suspendidas las clases en las aulas, de un día para otro, sin que nadie estuviese preparado, las familias y toda la comunidad educativa tuvieron que involucrarse en un modelo de enseñanza a distancia. La tan nombrada brecha digital se hizo en muchos casos insalvable para colectivos en mayor situación de vulnerabilidad. “Con el cierre de los centros educativos vemos que por diferentes razones las familias se quedaban desconectadas del proceso educativo –explica Elena Rúa–. Algunas no tenían los dispositivos o la conectividad necesaria, bien por la zona donde vivían o bien porque no podían pagar el servicio. Varias familias numerosas solo disponían de un teléfono móvil para toda la familia, una dificultad añadida a la hora de hacer los deberes y en muchos casos tampoco sabían manejarse a la hora de recibir y enviar correos electrónicos o conectarse a una plataforma como Zoom o Meet para seguir una clase online”.
La dependencia del apoyo familiar para salvar el abismo digital pasó a ser fundamental en tiempos de pandemia. Por eso, entre los objetivos que se plantea esta escuela inclusiva es lograr la autonomía del alumnado en la digitalización, para que por sí mismos los menores sepan conectarse, entregar deberes online o asistir a una clase no presencial. De esta forma, en el caso de repetirse una situación de crisis sanitaria como la ocurrida anteriormente dispondrán de mejores recursos para enfrentar los obstáculos que se presenten.