Usama Bilal es uno de los expertos que ha asesorado al Gobierno del Principado de Asturias en materia de Covid-19. El epidemiólogo asturiano, que actualmente desarrolla un proyecto de investigación en la Universidad de Drexel, en Filadelfia, reflexiona sobre lo que ha puesto de manifiesto la pandemia durante los últimos meses.
En la anterior entrevista nos explicaba lo que su estudio está indicando: cómo el entorno urbano influye en la salud de las personas. Ahora, el gijonés, que ha seguido de cerca la evolución del coronavirus en España, incide en la importancia de fortalecer un sistema de salud público que, entre otras cosas, impida las desigualdades sociales.
-Asturias ha sido una de las comunidades más restrictivas en medidas de confinamiento y cierres, pero aún así no se ha librado de vivir periodos muy complicados. ¿Cómo valora el trabajo que se está haciendo en la región en relación al tratamiento y control de la pandemia?
-Los servicios públicos son tan buenos como lo permita el personal que trabaja en ellos y la legislación vigente. En el caso de Asturias, me ha parecido que hay una enorme capacidad técnica en la dirección general de salud pública, que demostró una gran capacidad de organizar un sistema para hacer pruebas, rastreo y diseñar un sistema de medidas por concejos que, en mi opinión, fue muy acertado. Ahora bien, la segunda parte, la legislativa, por desgracia está muy limitada en España en general, debido a que en 2011 se aprobó una Ley General de Salud Pública que nunca se ha desarrollado. Una de las asignaturas pendientes, definitivamente.
“Asturias ha demostrado una gran capacidad de organizar un sistema para hacer pruebas, rastreo y diseñar un sistema de medidas por concejos que, en mi opinión, fue muy acertado”
-¿El SARS-CoV-2 ha llegado para quedarse?
-Todavía no tenemos una respuesta clara. Al menos un cuarto de los catarros comunes son causados por otros coronavirus, y es posible que el SARS-CoV-2, al tiempo, acabe convirtiéndose en uno de estos, según vayamos construyendo una inmunidad a base de haber pasado la enfermedad, vacunarse, etc. También es posible que no sea así, y que siga un patrón estacional muy claro como la gripe, con una levedad intermedia. También es posible que se erradique, aunque dados los niveles actuales de transmisión y de vacunación no creo que esto sea algo a lo que podamos aspirar, al menos a corto plazo.
-Este coronavirus, como organismo vivo que se halla en constante evolución, parece demostrar inteligencia en sus movimientos superando las barreras que se le intentan imponer… ¿qué debemos aprender en este sentido?
-El coronavirus es, como su propio nombre dice, un virus. Para evolucionar necesita reproducirse, transmitirse, contagiar a más gente. El virus evolucionará más, ganando ventajas para sí mismo (ser más transmisible, básicamente), cuanto más se transmita. Es decir, prevenir la transmisión es una manera de prevenir que el virus evolucione y se haga más transmisible. Cada vez que hay un foco grande de infección (Reino Unido, Brasil, Sudáfrica o India) vemos salir variantes más transmisibles, porque le hemos dado opciones al virus a evolucionar. Esto indica que tener una estrategia de vacunación global, que apoye a países con menos recursos, es una manera de evitar estas variantes que acabarán afectando a todos.
“Cada vez que hay un foco grande de infección (Reino Unido, Brasil, Sudáfrica o India) vemos salir variantes de Covid más transmisibles, porque le hemos dado opciones al virus a evolucionar”
-En el transcurso de la pandemia, en la comunidad de Madrid, ante la saturación de los centros hospitalarios se establecieron criterios sanitarios que priorizaban a unos pacientes sobre otros. Al final, los mayores fueron los que salieron perjudicados. ¿Cómo se ha llegado a este punto?
-Existen muchos profesionales de la bioética que llevan tiempo pensando en estos aspectos: ¿cómo repartimos recursos escasos en épocas de crisis? No se trata de dejar decisiones al profesional clínico que está viendo los pacientes, sino de ayudarles con guías éticas claras. No se nos olvide que esto no son solo decisiones que se toman al pie del cañón en la clínica. Las decisiones sobre presupuestos son decisiones morales acerca de lo que priorizamos. Por ejemplo, no dotar a la Ley de Dependencia de los recursos que necesita mientras subvencionamos la compra de coches (o comprando armas, o bajando la recaudación) es básicamente lo mismo: decir que hay unas cosas que importan más que otras. Estas decisiones se toman, como sociedad, a la hora de votar.
-¿Qué conclusiones deberíamos sacar de la experiencia vivida?
-Que pensar en los cuidados es muy importante. Como dicen Javier Padilla y Pedro Gullón en Epidemiocracia, la pandemia ha puesto de manifiesto varias crisis matrioshka, varias crisis encadenadas entre sí: la crisis económica, la crisis ecológica y la crisis de cuidados. Los servicios de salud pública, sanitarios, socio sanitarios, de dependencia, la educación, etc., son todos los sistemas de cuidados colectivos que nuestra sociedad ha puesto en marcha para cuidar de la población. Cuando estos fallan por falta de recursos, o cuando las crisis los llevan al límite, estos cuidados acaban recayendo en la gente con menos poder. Priorizar estos sistemas de cuidados colectivos con nuestras decisiones presupuestarias es fundamental.
“No dotar a la Ley de Dependencia de los recursos que necesita mientras subvencionamos la compra de coches (o comprando armas, o bajando la recaudación) es básicamente lo mismo: decir que hay unas cosas que importan más que otras”
-Durante los meses pasados, en muchas comunidades, se ha planteado el debate de economía frente a salud, priorizando el discurso de no aplicar todas las restricciones que aconsejaban los sanitarios para poder proteger la economía. ¿Está usted de acuerdo con esta forma de funcionar?
-El New York Times mostraba hace un año que, durante la pandemia de 1918, las ciudades en EEUU que antes y de manera más dura cerraron fueron las ciudades que antes salieron de la pandemia y de la crisis económica causada por ella.
Decía Rudolf Virchow, un patólogo alemán del siglo XIX, que la política es medicina a gran escala. Las políticas de salud son políticas económicas y sociales, y las políticas económicas y sociales son políticas de salud, dado que los principales determinantes de la salud están en lo económico y lo social.
-¿Qué credibilidad le da a usted a las informaciones que circulan sobre las vacunas (por ejemplo, los trombos que se han contabilizado con AstraZeneca) y las diferentes protecciones?
-Creo que es importante diferenciar entre las “informaciones” y dar contexto a la gente. Parece existir una relación clara entre la administración de algunas de las vacunas y la presencia de ciertos trombos. Esto es cierto y no merece la pena ocultarlo, pero necesita ser contextualizado. Estos trombos son muy muy muy raros. Por otro lado, ¿qué es mucho más común estos días? Contagiarse por COVID-19, con las consecuencias (incluyendo en temas de trombos) que ello conlleva. Es decir, es muy importante ser transparente con el hecho de que es posible que las vacunas conlleven una serie de efectos adversos, más aún considerando que se están administrando a millones de personas, pero que el objetivo es evitar el contagio y la infección severa por COVID-19, que es mucho más común que esos efectos adversos.
Por otro lado, está el hecho de que al administrar una vacuna a millones de personas, también van a surgir otros fenómenos que no tienen nada que ver con las vacunas. Cada día se mueren en España más de mil personas. Si hoy administramos la vacuna a miles de personas, alguna de ellas va a fallecer después de la administración de la vacuna, pero de forma totalmente independiente a esta.
-¿Cómo se está viviendo la pandemia en EEUU?
-Ahora que hay un gobierno federal un poco más implicado, bastante mejor que hace 6 meses. El ritmo vacunal se aceleró mucho durante los últimos meses y eso se está notando en el número de casos. Ahora viene la siguiente barrera, seguir vacunando a toda la gente que queda y manejar una desescalada razonable.
“Estos trombos son muy muy muy raros. Por otro lado, ¿qué es mucho más común estos días? Contagiarse por COVID-19, con las consecuencias (incluyendo en temas de trombos) que ello conlleva”
-¿La crisis sanitaria agravará aún más las desigualdades sociales en ese país? (Estoy pensando en las facturas sanitarias)
-¡Sí! Sin lugar a dudas. Por un lado, hemos visto un agrandamiento de las desigualdades sociales por los impactos desiguales de las medidas para frenar la pandemia (quien puede trabajar en casa vs no, quien lleva a sus hijos a una escuela privada donde sí que hay clases en persona, vs quien los lleva a una escuela pública donde, en muchos sitios, no hay clases en persona, etc.). Por otro lado, está el tema de los costes médicos, que en este país están totalmente fuera de control. Esta pandemia ha puesto muy de manifiesto la necesidad de reformar de arriba abajo el sistema sanitario de este país.
-Países como India se enfrentan a cifras brutales de contagiados y fallecidos cuando en determinados países se respira ‘desescalada’. ¿Es esto posible dada la realidad de un sistema económico mundial basado en la globalización?
-Como mencionaba antes, mientras siga habiendo focos de infección activos en el mundo, especialmente en zonas con transmisión altísima, seguirán emergiendo variantes nuevas, y es posible que alguna de ellas sea más peligrosa que otras, o que esquive infecciones previas (como vimos con alguna de las nuevas variantes brasileñas) o incluso que esquiven a las vacunas. Seguiremos con este riesgo mientras no tengamos esto bajo control en todo el mundo. Y para ello se necesita un esfuerzo de distribución vacunal global, liberar patentes y ayudar a la mayor producción y distribución de vacunas.
“Seguiremos con riesgo mientras no tengamos el virus bajo control en todo el mundo. Y para ello se necesita un esfuerzo de distribución vacunal global, liberar patentes y ayudar a la mayor producción y distribución de vacunas”
-¿Hasta qué punto el término ‘desescalada’ puede ser ilusorio si no se consigue un control mundial del virus?
-¡Bastante ilusorio! Pero en general, las desescaladas son temporales. Es decir, cuando en España se desescaló hace un año y pico, no debimos pensar que era una calle de sentido único. Las desescaladas siempre tienen que pensar en que es posible que haya una nueva escalada, por la razón que sea. El hecho de que no tengamos las estructuras en salud pública para tener estos sistemas que nos permitan escalar y desescalar, sin necesidad de estados de alarma y otras herramientas de emergencia, muestra la debilidad de nuestro desarrollo legislativo en salud pública. Cuando no hay desarrollo legislativo y una burocracia establecida y funcionante, la eficacia de los servicios públicos acaba dependiendo de la experiencia de quien trabaje en ellos. Por eso hemos visto esa diferencia tan grande entre comunidades autónomas respecto al desempeño de los servicios de salud pública.
-¿Cree que se ha aprendido algo a nivel de sociedad para enfrentarnos a los próximos virus que puedan llegar?
-Que la salud pública no debe dejarse de lado, que la salud de todos nos afecta a todos, que la desigualdad social nos afecta a todos (y mucho más a los que la sufren), y que no podemos obviar la importancia de los sistemas de cuidados colectivos (salud pública, sanidad, educación, dependencia, etc.) para evitar que estos cuidados acaben recayendo en los (las) de siempre.