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sábado 11, octubre 2025

Juan Manuel Posada: Asturianía, compromiso y legado desde Buenos Aires

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En el corazón de la comunidad asturiana en Buenos Aires hay nombres que resuenan con fuerza, y uno de ellos es el de Juan Manuel Posada. Este empresario y referente cultural, ha dedicado buena parte de su vida a fortalecer los lazos entre Asturias y su diáspora en Argentina. Su recorrido comenzó en la Asociación Casina de Buenos Aires, donde supo cultivar identidad y pertenencia, y continuó con una destacada gestión como presidente del Centro Asturiano hasta 2022, institución que bajo su liderazgo ha sabido renovarse sin perder sus raíces.

Más allá de sus cargos y logros, lo que lo más le define es su profundo amor por Asturias, su defensa incansable de la asturianía y su capacidad de hacer que cada asturiano en el exterior se sienta un poco más cerca de casa.
Esta entrevista es un reconocimiento a su trayectoria, compromiso y a ese legado que se construye con trabajo, memoria y corazón.

Juan Manuel Posada, presidente del Centro Asturiano de Buenos Aires hasta 2022 y también presidente de la Peña del Sporting en Buenos Aires.
Juan Manuel Posada, presidente del Centro Asturiano hasta 2022 y también presidente de la Peña del Sporting en Buenos Aires.

-Comentó usted en una ocasión: «Es muy difícil transmitir todo lo que uno siente como verdadero emigrante que ha dejado su patria y todos los días sueña con su Asturias querida». ¿Qué le hizo ir a Buenos Aires?
-Soy de Campo de Caso. Estudié en la escuela de mi pueblo Coballes y cuando cumplí 16 años fui seleccionado para ir a estudiar agronomía y formarme como capataz ganadero en la escuela de Luces (Colunga). Quedé octavo o noveno de mi promoción y salí con un puesto de trabajo en una granja de Sevilla. Cuando recibí aquella notificación por carta en casa me puse contentísimo y quise celebrarlo con mi padre que por el contrario recibió con tristeza la noticia: tenía otra idea para mí. Él tenía en Argentina cinco hermanos y me dijo que, si yo no iba antes y hacía ese camino, él no los vería nunca. Y no me lo pensé dos veces, ocho meses después estaba allí en Argentina en casa de unos tíos que fueron como mis padres y trabajando duramente en un bar que tenían. A los nueve meses conseguí el dinero para el pasaje de mis padres y dos hermanos pequeños.

-Un cambio muy grande, ¿cómo llevó todo esto?
-La diáspora la pintan muchas veces color de rosa y la realidad es que es muy dura, por muy bien que te acojan. No hay nada como el lugar en el que naciste, hay que pelear ahí, y la maleta hay que hacerla para irte de vacaciones, no para emigrar. No hay un solo día que no eche de menos Asturias.
Mi madre se adaptó enseguida a esta nueva vida, imagínate, era una mujer de campo que además de las tareas de la hierba y demás, tenía la casa y los hijos. En cambio, mi padre nunca se adaptó, echaba de menos sus vacas y las partidas en el bar del pueblo con los amigos. Regresar no era una opción porque habíamos vendido todo y nos habíamos comprado una casa aquí. Yo me metí en el gremio del café, lo importaba para luego venderlo en bares y hostelería; con el tiempo compré una finca en las afueras, con vacas y algún caballo, y nos íbamos para allá los fines de semana. Aquello a mi padre le dio la vida.

-¿Cómo fue Argentina como país de acogida?
-Yo no me puedo quejar, nunca me he sentido aquí extranjero, siempre me han tratado muy bien. Pero no puedo evitar levantarme por la mañana pensando en el río Nalón en Campo de Caso. Recuerdo que salía de la escuela y me iba a pescar truchas que luego vendía y me sacaba 100 pesetas que servían para ayudar en casa. En cambio, ahora todo eso solo lo puedo imaginar.  

-Empezó trabajando en un bar, pero luego se convirtió en un empresario del café.
-Estuve lavando platos y copas durante mucho tiempo cuando tenía un título académico debajo del brazo –el cual era importante en aquella época– que me hubiera permitido tener otro tipo de trabajo, además, tuve que abandonar mi tierra.
Aquí todo se construye a base de sacrificio. El Centro Asturiano que tenemos hoy lo hicieron los primeros paisanos que llegaron aquí y que llevaban un saco de cemento para su casa y otro para el Centro, y eso hay que valorarlo.

-Antes de llegar a la presidencia del Centro Asturiano, dirigió la Comunidad Casina de Buenos Aires. ¿Qué papel juega esta institución dentro del conjunto asturiano?
-Es una Peña que hicimos los asturianos que tiene unos 58 años de vida, integrada dentro del Centro Asturiano. Fui durante diez años su presidente. Recuerdo que empezamos haciendo una fiesta para cuatrocientas personas y en dos años la organizábamos para mil. Conseguimos integrar allí a asturianos de todos los lugares, porque la verdad es que, aunque no estábamos lejos unos de otros, el hecho era que no nos veíamos. Esta fue una buena fórmula para juntarnos. Organizábamos un día de romería impresionante, música, baile y fabada incluida.

-Luego llega su etapa como presidente del Centro Asturiano de Buenos Aires. ¿Cómo se consigue mantener viva la llama de la asturianía durante más de 100 años que tiene la institución?
-Sí, fui presidente durante ocho años porque no se puede estar más de dos mandatos. Por suerte, ahora no vienen más emigrantes de Asturias, bien porque allí se está mucho mejor, o bien porque se van a otros lugares. Aquí nativos asturianos quedamos pocos (unos doscientos), luego están nuestros hijos, nietos… La cultura asturiana se va arraigando de descendientes a descendientes y ahora seremos unos 3.900 socios. Tengo aquí a mi hermana y mi hermano que vinieron con 12 y 5 años, y son los que quedan de aquella época.

Sede Social del Centro Asturiano de Buenos Aires.
Sede Social del Centro Asturiano de Buenos Aires.

-Como institución, ¿qué han recogido del espíritu de Buenos Aires, y qué les han aportado ustedes?
-Este Centro Asturiano es el mayor del mundo, está abierto a todos, así ha sido desde el principio y aquí no hay diferencias. Toda persona que se acerque a nosotros con buenas ideas y esté en actitud de ayudar, siempre será bienvenida. Tenemos dos sedes, una es la social, un edificio de tres plantas de gran belleza arquitectónica que alberga oficinas, biblioteca, restaurante, salón de fiestas y teatro; está ubicada en Solís, Ciudad de Buenos Aires. Es, por decirlo de alguna forma, nuestra casa de encuentros. Allí también desarrollan su actividad el Grupo Coral Covadonga y el Conjunto de Danzas Pelayo que participan en muchas actividades, llevando la música asturiana a todos los rincones del país.
La otra es la sede deportiva que se encuentra en la Avda. del Libertador-Campo Covadonga, provincia de Buenos Aires.
El pueblo argentino está con nosotros, vienen a nuestras actividades, viven todo como si fueran asturianos, sudan con nosotros la camiseta –como se suele decir–, es una relación entre iguales. La colectividad asturiana aquí está muy activa.

-¿Cuáles son las actividades más destacadas que organizan a lo largo del año?
-Dos veces al año organizamos la gran fabada del Centro Asturiano, que ya tiene 113 años de historia, y luego las peñas –que hay siete– organizan una al año coincidiendo con sus respectivos aniversarios. El 8 de septiembre celebramos la Fiesta de Covadonga con música, gastronomía asturiana, sidra y bailes, siempre recordando los valores de nuestra tierra. Como despedida de fin de año hacemos un asado y luego diariamente hay todo tipo de actividades para todas las edades. A nivel deportivo tenemos campo de fútbol, de tenis, pádel, gimnasio, bolera, varias piscinas… Para disfrutar de todo ello no hace falta ser asturiano ni hijo de asturiano, no queda otra que mirar hacia delante, velar por lo que construyeron nuestros antepasados, que fue mucho y mantenerlo vivo. Todo el que participa de este proyecto tiene los mismos derechos que hemos tenido nosotros y también las mismas obligaciones.  

-¿Qué estrategias han puesto en marcha para atraer a los jóvenes?
-Cuando llegué a la presidencia era imposible pagar los sueltos de la gente, había muchas deficiencias y, con mi equipo, a base de trabajar, conseguimos revertir la situación. Les dije desde un primer momento que aquel que quisiera servirse del Centro Asturiano para su propio beneficio, no tendría cabida a mi lado fuera quien fuera, que aquí se venía a servir y trabajar por el Centro Asturiano. Así salimos adelante, construimos un centro grande, aún seguimos con obras. Esta es la única forma, bueno, esto y no cerrar la puerta a nadie. Hubo generaciones que nos dejaron de lado porque “los grandes potenciados” querían seguir mandando, no había cabida para los de abajo. Luché también por romper eso, porque este club es para todos, no de una élite. Y ahí entra también la juventud, son el futuro.


Foto de familia en el Centro Asturiano de Buenos Aires.
Foto de familia.

Medalla de España para el Centro Asturiano de Buenos Aires

Con posterioridad a esta entrevista hemos conocido que el Centro Asturiano de Buenos Aires ha recibido del Gobierno de España la Medalla al Mérito en Inclusión y Migraciones. Es la primera vez que un Centro Asturiano recibe esta distinción.

Este reconocimiento destaca el compromiso del Centro Asturiano de Buenos Aires, no solo con la integración, sino también con el fortalecimiento de los lazos entre España y Argentina, así como su papel como punto de encuentro intergeneracional que mantiene vivas las tradiciones y la identidad asturiana.

El premio fue entregado en la propia capital argentina por Elena Bernardo, directora general de la Ciudadanía Española en el Exterior y Políticas de Retorno, que estuvo en días pasados haciendo una gira por Argentina y Uruguay, visitando a las Instituciones españolas vinculadas con la emigración. “La comunidad española ha dejado una huella profunda en la historia de Argentina y sigue siendo un puente vivo entre ambos países. Nuestro compromiso es que cada español pueda retornar, integrarse plenamente o mantener lazos con España desde el exterior”, comentaba Elena Bernardo.

El acto tuvo lugar en la sede social del Centro Asturiano y la medalla fue recogida por Pilar Simón, presidenta de la institución. Presentes también estuvieron miembros de la Junta Directiva y numerosos socios.

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