Acaba de publicar Norte, su primer disco autoeditado. Perse, Pablo Gómez, ha grabado el disco en Avilés con Jorge Villaboy como productor y Sergio Díaz como ingeniero de sonido. Tres años de trabajo que han dado como resultado diez temas que según sus propias palabras “derrochan viveza y naturalidad”.
Hay dos cosas que lo acompañan desde siempre: el mar y la perseverancia. El mar, como una parte emocional. La perseverancia, como un arma de la que echar mano cuando llega la desesperación, pero lo que toca es seguir un poco más. Sus primeras referencias musicales se las aportaron su padre y su tío, gracias a ellos conoció muchas canciones y sintió la necesidad de comenzar a tocar la guitarra. Empezó y lo dejó un montón de veces hasta que a los dieciocho años enganchó de nuevo y todo se fue desarrollando de manera natural.
Su nombre artístico -Perse- coge su raíz de La Perseverancia, una fábrica conservera fundada por su familia en Figueras (Castropol) y que inspiró cientos de historias que forman parte de su ADN. Sus canciones juegan a poner música a todas ellas entre metáforas marineras, marejadas, naufragios y olor a mar.
-¿Qué te has traído hasta el presente de tu pasado familiar?
-Sobre todo inspiración. Lo cuento mucho, pero en Figueras, uno de mis antepasados, José Castro Yáñez, fundó una fábrica de conservas en 1875 y hay muchas historias a su alrededor que mi madre me fue contando. Todas son muy llamativas y te impactan más cuando eres niño. Él era marino, navegaba por un montón de mares y hay diarios en los que cuenta las cosas que les pasaban como haber perdido a un hombre. Exportaban productos, sobre todo cárnicos y pescados, a Cuba. Luego cambió de manos y la cogió un catalán que le cambio el nombre y pasaron a exportar lejías y chocolates. Yo creo que esa epicidad es una de las cosas que más me inspiraron y que impregnan parte del disco.
Además, en mi familia hubo una matrona –Doña Concha– que fue de las primeras que hubo en Figueras. Una de las canciones que se llama Noches frías habla de ella. Me preguntaba cómo viviría en su casa de estilo indiano, cómo sería ejercer esa profesión en aquella época, cómo sería vivir en esas zonas rurales que ahora van quedando abandonadas y en cómo afrontaría los inviernos ahora que no hay casi gente.
Hay muchas referencias a la fábrica que es uno de mis pilares importantes y el otro es mi relación con el mar. Desde pequeño me llevaron a clases de vela y navego desde hace muchos años. Me proporciona una gran sensación de libertad y me ayuda mucho a reflexionar y pensar en mí mismo. Asturias es un lugar que te permite desconectar y tener un nivel de introspección grande.
“Uno de mis antepasados fundó en Figueras una conservera en 1875 y hay cantidad de historias a su alrededor (…). En el disco hay muchas referencias a la fábrica, que es uno de mis pilares importantes y el otro es mi relación con el mar”
-¿Cuánto pasado dirías que existe en tus canciones?
-Me estoy dando cuenta ahora de que hay constantemente una búsqueda de raíz, de una línea directa con ese pasado. Inconscientemente, hay una parte de tradicionalismo que está impregnada de la fábrica, de la épica de las historias que conocí y eso es lo que busco todo el rato. Por ejemplo, la canción Norte me transmite mucho esa sensación de una persona con coraje, decisión. La percibo como algo muy antiguo.
-¿De quién aprendiste toda la terminología marina que usas en tus canciones?
-Mi abuelo, al que también le encantaba el mar, me enseñó muchas palabras cuando empezaba a navegar. Me di cuenta de que ahí hay un diccionario propio, un vocabulario totalmente a parte que es muy interesante para utilizar en las canciones porque te hace dejar los tópicos de lado. Cuando la gente habla del mar lo hace de una manera demasiado básica, pero especializarme en este lenguaje es una forma de diferenciarme. Puede ser que al principio no entiendas nada, pero me parece interesante y divertido conocerlas. Por ejemplo, una palabra que yo no había escuchado nunca es azoca, me pareció que tiene una definición muy bonita. Justo estaba escribiendo una canción a la que no le había puesto título y le puse Azoca porque precisamente habla de asentar una relación.
“Para mí, el mar, es el punto de inicio de muchas canciones. Siempre está ahí. Utilizo muchas metáforas con él: la forma en la que se mueven las olas, el salitre, la humedad…”
-Dices que has aprendido muchas cosas del mar. ¿Cuál dirías que ha sido el aprendizaje más interesante?
-Sin ninguna duda, el respeto. Siempre que vas a navegar pasa algo y más si haces algún tipo de deporte como vela ligera. Esto seguro que te lo dice también gente que se dedique al tema de la pesca y que sean marineros de verdad. Para mí, es el punto de inicio de muchas canciones. Siempre está ahí. Utilizo muchas metáforas con él: la forma en la que se mueven las olas, el salitre, la humedad…
-Para componer, ¿mar en calma, marejada o fuerte marejada?
-A mí siempre me gusta y me motiva más un poco de marejada. Me tira la aventura.
-¿Complejidad o sencillez?
-Complejidad en las estrofas y sencillez en los estribillos. Pienso que sino las canciones se convierten en algo banal y básico y, con el vocabulario tan rico que tenemos, creo que merece la pena que invirtamos algo más de esfuerzo. Las estrofas es algo que, por tiempo, te permiten hacerlas un poco más complejas, por eso me gusta en revesarlas un poco, a veces demasiado. Luego en el estribillo ya es un mensaje corto y concreto porque tienes que intentar llegar a todo el mundo, tiene que ser muy sencillo para que conectes. Como artistas tenemos que intentar enriquecer las canciones, sumar y no ir restando cosas. A mí es la impresión que me da últimamente, sobre todo la música más comercial. Creo que se podía ir un poco más allá del «te quiero mucho», que está bien y mejor ese mensaje que no otro, pero ¿no me puedes contar más cosas?
“Como artistas tenemos que intentar enriquecer las canciones, sumar y no ir restando cosas. A mí es la impresión que me da últimamente, sobre todo la música más comercial”
-¿Tienes la sensación de que va todo demasiado rápido?
-Sí. Sobre todo, pienso que se consume muy rápido. No nos paramos a saborear nada. Yo vivo en Madrid y aquí siempre te dicen: “lo quiero todo para antes de ayer”. En cuanto a la música no da tiempo a disfrutarla. Hay tantos artistas, tantas canciones y, está bien que sea así, pero como sabes que vas a tener diez canciones nuevas en una semana, no las valoras como deberías. A mí me pasa que, como no enganche con una que me vuelva loco que entonces la escucho en bucle, me cuesta mucho pararme. Hay que aprender a tomárselo con calma.
-Y frente a toda esta prisa, tú tardas tres años en hacer el disco…
-Fue un proceso bastante natural. También tardamos tanto porque, en todo el trabajo, tuvo mucho que ver Jorge Villaboy de Morrigans y nos costó bastante juntarnos porque no coincidían las agendas. Él dio mucha forma final a los temas y los grabamos poco a poco. Las canciones dieron muchas vueltas, las letras se transformaron, todo fue madurando, cambiando estructuras y eso sí que nos llevó tiempo. Al final, desde que empiezas una canción y la compones hasta que la grabas y sale, pasa mucho tiempo. ¿Cómo se pueden producir canciones como si fuesen churros? Hay gente que tiene muchas habilidades para componer, pero, sin duda, no es mi caso. No puedo ir tan rápido, necesito tiempo para inspirarme.
“¿Cómo se pueden producir canciones como si fuesen churros? Hay gente que tiene muchas habilidades para componer, pero, sin duda, no es mi caso”
-Sea como sea, ¿la música es una parte imprescindible en tu vida?
-Es fundamental. Al final, tanto escucharla como escribirla, te va llevando siempre al sitio que necesitas. No puedes dejar de hacerlo porque tiene una parte terapéutica que te va ayudando a vivir. De ahí que no puedas parar de tocarla ni de escucharla. Muchas veces llego a casa de trabajar reventado, toco cuatro acordes y de pronto es como si todo el peso se diluyese y me doy cuenta de que las cosas que me agobian son tonterías que han cogido potencia.
-¿Cada canción te hace desprenderte de una parte de ti mismo?
-Sí. Es terapéutico, igual que cuando escribes en tu diario y te sientes liberado. Componer una canción te ayuda muchísimo y cada vez que las tocas te vas desprendiendo de esa sensación y te va sanando. Te ayuda a sentirte mejor así que es totalmente curativo. Es como un ejercicio de los que te pone el psicólogo.
-¿Hay que ser transparente para cantar ciertas cosas?
-Sí, está demostradísimo. Esta conversación la he tenido muchas veces con gente del mundo de la música y es así. Lo que no es real, no funciona.
Gonzalo Moure, que es un escritor asturiano sobre todo de literatura infantil, tiene un libro que habla de cómo escribir textos de manera ordenada con el que trata de inspirar, y utiliza un término muy importante que es “escrivivir”. Si tú no has vivido las historias y no te las crees, no llegan. Si es algo que te inventas tienes que tener muchas tablas y un estatus para que la gente lo perciba como algo real. A mí se me quedó esto muy grabado y tiene toda la razón.
“Componer una canción te ayuda muchísimo y cada vez que las tocas te vas desprendiendo de esa sensación y te va sanando”
-Entre tanto ruido como hay ahora, ¿cómo sabes qué voz debes seguir?
-Es una pregunta interesante porque es muy difícil discernir lo que es real y lo que no. Creo que aquí nos vamos a un tema de educación. Tienen que sentarte muy bien los pilares en casa y en el colegio para que tú seas capaz de saber qué está bien y qué no, es un tema muy complejo. No solo tienes que aprender a diferenciar de manera ética las cosas sino también saber leer una noticia y que puedas ver si tiene tendencia política o no, para que luego no te dejes influenciar por eso. Las redes hoy en día están llenas de influencers y los chavales quieren eso que ven, con lo cual es muy importante tener referentes porque son a los que acudes cuando necesitas algo. Como artistas tenemos una responsabilidad muy grande y como oyente, tienes que saber diferenciar para guiarte por algo que te eduque, porque estas son las cosas que van a marcar el desarrollo de la sociedad.
-¿Todos los estilos tienen cabida en la música?
-Lógicamente tiene que haber de todo. El reguetón cumple una función muy importante. Cada canción te ayuda en un momento determinado y hay veces que necesitas que tu cuerpo sienta el ritmo y lo disfrute. No necesitas una letra profunda. Pero cuando estás mal y quieres escuchar algo con más profundidad te pones a Quique González. Yo tengo claro mi camino porque no tengo la presión de tener que hacer algo. No tengo a nadie que me marque qué tipo de disco tengo que hacer o qué letras tengo que escribir. Muchas veces me han dicho que no tirara tanto de ciertas cosas porque la gente no lo iba a entender, pero me da igual porque, primeramente, lo estoy haciendo para mí. Si luego hay gente que se siente identificada, genial.
“Yo tengo claro mi camino porque no tengo la presión de tener que hacer algo. No tengo a nadie que me marque qué tipo de disco tengo que hacer o qué letras tengo que escribir”
-La música o cualquier tipo de arte, ¿te escoge o lo escoges?
-Yo creo que lo escoges. Tiene que ver con las influencias, lo que has vivido, lo que te enseñan en casa y también por tus referentes. Como quieres proyectar una imagen similar, vas escogiendo las cosas que te aproximan a ello; a la música no la puedes parar, hay algo que te empuja y es la forma que tienes de expresarte cuando algo no marcha bien, cuando estás muy contento o cuando quieres denunciar algo. Yo le doy muchas vueltas en mi cabeza a por qué hacemos música, a por qué el arte es importante.
Este año mucha gente descubrió a Jorge Drexler por Tangana, con lo cual, quien quiere y a quien le interese, irá investigando, se dará cuenta de todo lo que hay y se enterará de que existían un montón de cantautores que decían cosas muy interesantes.
-¿La curiosidad como herramienta de evolución?
-Tengo un amigo que trabaja en pedagogía en la Universidad de Oviedo que está haciendo un trabajo muy importante sobre el asturiano en la región y, al final, habla de la importancia de conocer la historia para que no repitamos los mismos errores. Vamos haciendo cosas, pero no investigamos para saber qué había antes o cómo avanzar sin estancarnos porque lo más interesante es caminar. Yo no sé cómo se tendría que inculcar en los jóvenes ese sentimiento de querer conocer más cosas, meterles preguntas en sus cabezas para que ellos empiecen a plantearse porqué eso será así y generarles curiosidad por las cosas. La vida se trata de eso, de compartir, de tener conversaciones en profundidad. Mi chica me dice que soy muy ermitaño porque muchas veces es verdad que pienso que para quedar con gente y hablar del tiempo, mejor me quedo en mi casa haciendo otras cosas.
-Dices que la música te va conduciendo, ¿has llegado ya al sitio en el que quieres estar?
-Creo que todavía me queda mucho por explorar. Este disco es muy certero con ese camino, me siento muy identificado y satisfecho. Va apareciendo un estilo más definido; creo que estoy en el camino correcto y haciendo las cosas más o menos como yo quería y me gustan.