Asmadera agrupa a los empresarios del sector de la madera: trabajos forestales, aprovechamiento, aserraderos, almacenes… Su presidente, Luis Enrique García es muy consciente de las necesidades de un sector que, considera, precisa el apoyo de la administración para terminar de despuntar.
-Teniendo en cuenta que más del 70% del territorio asturiano es bosque, ¿no es cierto que el sector forestal tiene un potencial que no se está aprovechando en todas sus posibilidades?
-No cabe la menor duda, estamos ante una vergüenza regional sin paliativos. Que más de 310.000 hectáreas de superficie forestal asturiana, de un total de 730.000, permanezcan décadas y décadas sin arbolado, sin ningún tipo de aprovechamiento digno, y que además nadie o casi nadie se preocupe por ello cuando en medio rural se está despoblando y desangrando socioeconómicamente, es para reflexionar sobre muy seriamente sobre la aptitud y la actitud de la clase política que nos gobierna y administra. Asturias es una región rica en recursos y posibilidades pero el gran problema es que está desastrosa y hasta negligentemente administrada y gestionada. No caben disculpas, el daño al medio rural ya está hecho y será casi imposible a estas alturas reconducir la situación. Tal como está ordenado y gestionado el monte asturiano, lo único que se puede esperar es la reincidencia y la insistencia en una política forestal fracasada, en la actualidad e históricamente. Desgraciadamente los responsables de la política forestal y las tres administraciones públicas, la estatal, la autonómica y la municipal, sólo se ha ocupado y preocupado, y lo sigue haciendo, de legislar, burocratizar, prohibir, someter, controlar, sancionar, incautar y expoliar la poca riqueza forestal que atesoran nuestros montes. El futuro de nuestros montes no preocupa a nadie, esta es la triste realidad. Los montes no sólo pueden ser proveedores de frutos, madera, caza, ocio, etc., sino también de energía renovable, de energía verde. Pero lamentablemente ni nuestros montes ni las normas públicas aplicables permiten el desarrollo de esta nueva línea de desarrollo sectorial. La actuación de las administraciones públicas, en vez de ser la solución, se han convertido en el principal problema para el desarrollo forestal de la región asturiana.
«Los grandes pasos para el aprovechamiento energético de la biomasa están aún por dar»
-En ese sentido, ¿cuáles son sus puntos fuertes? ¿Cuáles son los terrenos a desarrollar?
-El principal y casi único punto fuerte o fortaleza con la que cuenta Asturias en el terreno forestal son unas condiciones naturales excepcionales, de las mejores de Europa, para el crecimiento de los árboles. Otro de los puntos fuertes destacables es una larga y experimentada tradición forestal que atesoran los pocos empresarios que van sobreviviendo a la debacle de los últimos tiempos. Hay un conocimiento acumulado verdaderamente destacable y valioso.
No obstante el sector padece histórica y tradicionalmente una serie de problemas endémicos y estructurales que han lastrado y siguen lastrando su desarrollo y que, incluso, lo pueden llevar a su muerte lenta en esta misma década. El primero de ellos, y el más importante desde mi punto de vista, la falta de una política activa orientada a la ordenación de la propiedad forestal. El segundo, y muy relacionado con el anterior, la ausencia casi absoluta de la aplicación de instrumentos técnicos de planificación y gestión. En tercer lugar, la existencia de unas infraestructuras forestales insuficientes, obsoletas y en deficiente estado de conservación. En cuarto lugar, la presencia de graves y virulentos problemas fitosanitarios de las tres principales especies comerciales (castaño, pino y eucalipto). Y en quinto lugar, la existencia y aplicación de una normativa forestal desordenada, multicompetencial, injusta, incongruente, desproporcionada, técnicamente deficiente y con clara intención intervencionista y recaudatoria. Este conjunto de problemas estructurales dibujan un contexto francamente imposible, inviable para el deseable desarrollo del sector forestal asturiano. Son este tipo de problemáticas las que hay que abordar decididamente y en su conjunto para tener unas mínimas garantías de desarrollo forestal para Asturias.
«La actuación de las administraciones públicas, en vez de ser la solución, se han convertido en el principal problema para el desarrollo forestal de la región asturiana»
-La producción de biomasa es uno de los sectores que prometen más posibilidades económicas, ¿está de acuerdo con esta afirmación? ¿Qué implantación tiene en Asturias? ¿Cómo potenciar más esta línea de trabajo?
-Sí, desde luego que el aprovechamiento de la abundante biomasa que posee y que es capaz de generar el monte asturiano supone una oportunidad única y de una dimensión francamente grandiosa para generar actividad, riqueza y empleos en la zona rural asturiana. Pero dicho aprovechamiento, que fundamentalmente está vinculado a la producción de energía renovable, exige que se cumplan una serie de condicionantes para asegurar su desarrollo. Los más importantes son que el aprovechamiento de la biomasa debe ser posible técnicamente y rentable económicamente. Y como se puede imaginar, teniendo en cuenta el minifundismo, la orografía, el estado de las infraestructuras y el contexto normativo forestal asturiano, es casi imposible obtener biomasa en condiciones técnicas viables y rentable en términos económicos. Mucha gente en Asturias se llena la boca con la biomasa, sobre todo entre los cargos políticos, pero la inmensa mayoría desconocen absolutamente de que hablan, hay una ignorancia supina al respecto.
Asturias tiene dos grandes focos de desarrollo en cuanto a aprovechamientos de biomasa: la fábrica de pellets y de cogeneración eléctrica de Tineo y la planta de generación eléctrica de ENCE en Navia. Son dos proyectos de avanzado desarrollo tecnológico y de los más importantes de España en sus respectivos campos, pero cuyos consumos se cubren básicamente en ambos casos a través de suministros procedentes de fuera de Asturias. Esta es la auténtica realidad, lamentablemente la biomasa de origen asturiano, de los montes asturianos, apenas tiene relevancia en estos dos importantes proyectos. La implantación de tecnología y de empresas especializadas en gestión y logística de la biomasa forestal en monte es muy escasa hasta estos momentos. Los grandes pasos hacia el desarrollo del aprovechamiento energético de la biomasa forestal están aún por dar, si es que se dan en algún momento y que, de todas formas, está bastante lejano.
Tanto el aprovechamiento de la biomasa, como el maderable de forma competitiva, exigen la solución de los problemas estructurales apuntados anteriormente y además complementándola con una política activa que dinamice específicamente estos ámbitos. El aprovechamiento de la madera y el de la biomasa deben ir de la mano en un alto porcentaje. La superación del minifundismo, la mejora de las infraestructuras y la desregulación o desburocratización del sector son tres puntos decisivos en la línea apuntada. Por otra parte hay un tipo de biomasa forestal marginal y deficitaria que necesita un apoyo público para que sea competitivo su aprovechamiento. Esta es la biomasa forestal (ramas de pequeño tamaño, hojas y cortezas básicamente) cuyo único destino es la combustión directa en calderas para producir calor o energía eléctrica o ambos a la vez. Por otra parte es preciso apoyar y estimular el consumo de biomasa tanto a nivel público como privado para ir sustituyendo los combustibles fósiles, más caros, contaminantes y foráneos, por este combustible mucho más barato, menos contaminante y local.
«El gran problema radica en que los costes de aprovechamiento y logísticos de la biomasa en los montes asturianos son muy altos y hacen muy difícil su llegada a las fábricas a precios competitivos»
-¿Existe una idea equivocada de cómo se selecciona la materia prima para los pellets? ¿Se utilizan los pellets adecuadamente, aprovechando lo que tenemos en los bosques asturianos?
-Es cierto que está muy extendida la creencia de que para fabricar pellets vale todo o casi todo tipo de restos que hay en los montes o en los aserraderos y no es así. La fabricación de pellets y sobre todo los de tipo «doméstico», los de mayor calidad, es muy exigente en cuanto a la materia prima utilizada. Para ello no se pueden utilizar determinadas especies, como por ejemplo el chopo, por cuestiones relativas a los volúmenes de cenizas originadas en la combustión, por la emisión de contaminantes o simplemente porque no compactan adecuadamente al final del proceso de producción. La base de fabricación de los pellets domésticos es la madera de pino (contenido mínimo del 70% de esta especie), los restos de esta especie, tanto de origen forestal, de los montes, como los procedentes de las empresas transformadoras de madera o aserraderos. Tampoco se pueden utilizar restos como las cortezas de los árboles ni las hojas, sin embargo, todos estos materiales sí son aptos para su uso como combustible de la caldera, para producir calor y/o energía eléctrica, pero en ningún caso para producir pellets. Para esto se utilizan subproductos como los serrines, las astillas, las virutas, los tacos y recortes, las leñas, todo ello de los aserraderos y los restos de cortas en montes no aptos para utilizar en los mismos aserraderos (troncos de pequeño diámetro, de largos escasos, deformes, etc.,). La fabricación de pellets de calidad «industrial», o de segunda calidad, destinados a instalaciones de gran tamaño, es menos exigente en cuanto a especies utilizadas, permite el uso de cortezas, pero siempre con ciertos límites en porcentajes máximos.
El gran problema radica en que los costes de aprovechamiento y logísticos de la biomasa en los montes asturianos son muy altos debido al conjunto de problemas indicados anteriormente y hacen muy difícil su llegada a las fábricas a precios competitivos. Aún así, de los montes explotados se extrae todo excepto la llamada biomasa «residual» o «maginal», la que se podría dedicar a combustible de calderas industriales para producir calor y/o energía eléctrica.
-¿Cuál está siendo el papel de la administración a la hora de potenciar el sector en Asturias y cuál considera que debería ser?
-El papel de la administración o conjunto de administraciones es clave en todo lo relativo a la ordenación de la propiedad, a la utilización de instrumentos técnicos de planificación y gestión, al contexto normativo y tributario, a la lucha contra los problemas fitosanitarios y a la existencia de unas infraestructuras adecuadas. Quien tiene la información y los medios necesarios es el conjunto de administraciones públicas, pero hasta el momento de este trabajo ímprobo sólo han realizado un ínfimo porcentaje. Tengo que insistir mucho en esto: mientras las bases estratégicas, las del largo plazo, de desarrollo del sector no estén bien definidas y orientadas es inútil insistir en políticas de desarrollo de corto plazo porque van a consumir recursos y no van a dar frutos. Esto último es lo que está ocurriendo ahora mismo y lleva ocurriendo las últimas décadas. Los cargos públicos responsables de la política forestal y el resto saben lo que hay que hacer desde hace mucho tiempo, pero como es un trabajo a largo plazo no interesa a la política actual porque se centra más en asuntos de contenido demagógico, urbanita y cortoplacista. Un ejemplo clarísimo de lo que expongo es que todo el contenido de la política conservacionista y proteccionista del Principado de Asturias (normativa abundante, espacios protegidos, estructuras de gestión, subvenciones, etc.,) está ampliamente desarrollada y ejecutada desde hace muchos años, pero en la parte del monte productor, no conservador, está prácticamente todo por hacer. Insisto en que esto es una evidencia, no una opinión.
Cada vez que una administración pública se acuerda para algo del sector forestal es casi siempre para imponerle normativa nueva, para añadir más prohibiciones, para controlarlo y someterlo más, para imponerle nuevas tramitaciones administraciones y nuevas fórmulas de tributación y en muchas ocasiones para perseguirlo y sancionarlo. También se acuerdan para dejarnos sin dos terceras partes del presupuesto del Plan Forestal, que para este año ha perdido 20 millones de euros de los 30 que debería tener asignados. Es siempre lo mismo y en Asturias este comportamiento de las administraciones públicas con el sector forestal productor es una constante.
«Mientras las bases estratégicas, las del largo plazo, de desarrollo del sector no estén bien definidas y orientadas es inútil insistir en políticas de desarrollo de corto plazo porque van a consumir recursos y no van a dar frutos».
-El tema de los bosques asturianos suele plantearse desde el punto de vista medioambiental o turístico. ¿Tienen (o deberían tener) los empresarios forestales un papel reconocido como cuidadores de estos bosques?
-En la anterior pregunta ya he planteado la evidencia de la injusta y desequilibrada orientación que tiene y ha tenido tradicionalmente la política asturiana, sobre todo desde los partidos de la izquierda, hacia las políticas de conservación obviando casi por completo las de producción. Consecuencia muy directa de lo ello es el profundo infradesarrollo en que está sumido el sector forestal productivo y por ello su escasa aportación a la generación de rentas y empleo de la zona rural. Pero, llegados a este punto, cabe hacerse una pregunta más profunda: ¿a quién le importa realmente lo que le suceda al medio rural asturiano?
Los recursos medioambientales y turísticos están bastante bien «aprovechados» en Asturias, realmente es de lo poco aprovechado de todo el potencial que nos ofrecen nuestros montes. Hay un tipo de empresarios que se dedican con su actividad a labores de reforestación, obras medioambientales y tratamientos silvícolas o de cuidados del monte, hay otras empresas que se dedican al aprovechamiento de sus recursos como la madera o la biomasa y otras que utilizan y/o transforman esos recursos en sus fábricas. Hay toda una cadena de valor del monte a la industria que parte de los propietarios forestales y llega a los consumidores finales en forma de bienes y servicios gracias a la intervención de las empresas del sector. Es la llamada «cadena monte-industria». Además la mayor parte de los empresarios forestales son a la vez propietarios de montes y por ello conocen sobradamente lo que supone su trabajo. Ningún empresario forestal hace algo que perjudique al monte. Por otra parte el cuidado del monte generaba muchos puestos de trabajo, pero la pérdida progresiva de fondos del Plan Forestal de Asturias para inversión en obras forestales ha llevado al paro en los tres últimos años a más de 600 personas de la zona rural. Y de seguir en el futuro esta tendencia el monte asturiano corre un serio peligro: incendios, enfermedades, abandono, deterioro, etc. Todo un despropósito. Un recurso que debería considerarse estratégico para el desarrollo, no sólo del medio rural, sino de la región, se sitúa en la marginalidad más absoluta.
«En Asturias hay una apuesta clara desde hace años por la sostenibilidad. Un porcentaje importante de los propietarios tanto públicos como privados tienen ya conciencia de ello y están implantando la certificación de sostenibilidad en sus montes»
-Al hablar de aprovechamiento de madera y residuos forestales hay que hablar también de sostenibilidad. ¿Cómo se contempla esta vertiente desde el punto de vista de los productores?
-En Asturias hay una apuesta clara desde hace años por la sostenibilidad. Un porcentaje importante de los propietarios tanto públicos como privados tienen ya conciencia de ello y a través de la ESCRA (Entidad Solicitante de la Certificación Forestal Regional) están implantando la certificación de sostenibilidad en sus montes. De momento la ESCRA opera bajo el modelo PEFC y en breve lo hará también con FSC. En la actualidad existen casi 25.000 hectáreas certificadas, alrededor de un 10% de la superficie forestal arbolada, pero que no llega al 4% de la superficie forestal total. Son datos de los más bajos de toda España y los peores de la zona norte.
Por otra parte las empresas que operan en el sector deben implantar la llamada Cadena de Custodia de dicha certificación para garantizar su trazabilidad y para que la misma llegue desde el monte al consumidor final. En este sentido ya hay en Asturias unas 45 empresas con la cadena de custodia implantada bajo el sello PEFC y un par de ellas con FSC. Estos son buenos datos en relación con otras regiones españolas.
De todas formas se hace difícil pensar en cuestiones como la certificación forestal sostenible cuanto hay que gestionar un minifundio en una región con unas condiciones y un contexto totalmente inapropiados para el desarrollo forestal. La sostenibilidad no es el principio sino un objetivo final del desarrollo y de la gestión forestal.