Es el corazón de Asturias. No en vano guarda en su interior dos de los rasgos más reconocibles de la región: el Naranjo de Bulnes o Pico Urriellu, escenario de grandes gestas del montañismo, y el queso de Cabrales, que ha llevado la gastronomía asturiana más allá de nuestras fronteras. Entre las míticas cimas de los Picos de Europa y las cuevas donde madura el queso, Cabrales tiene un paisaje propio con gastronomía típica, costumbres ancestrales y deportes de aventura.
El paisaje impresiona: más del cincuenta por ciento del territorio de Cabrales pertenece al Parque Nacional de los Picos de Europa. Así que nos encontramos con una estampa típica de montaña, donde las cumbres se despliegan ante los ojos. Son picos con nombre propio: el Naranjo de Bulnes se lleva gran parte de la fama, pero también Torrecerredo, con 2,648 metros de altitud es objetivo de muchos montañeros, al ser el más alto de la Cordillera Cantábrica.
El Macizo Central de los Picos ofrece posibilidades para todos los niveles: desde el más experimentado hasta el que busca una ruta sencilla de senderismo. Sin ir más lejos, la Ruta del Cares es la más recorrida de toda la región, tanto por su escaso desnivel y su accesibilidad, como por la espectacularidad del recorrido, en la garganta del río Cares. No se puede olvidar, sin embargo, que estamos en alta montaña y hay que tomar todas las precauciones recomendadas que las guías turísticas se encargan de recordar.
El Macizo Central de los Picos ofrece posibilidades para montañeros de todos los niveles: desde el más experimentado hasta el que busca una ruta sencilla de senderismo.
Tampoco los aficionados a los deportes de agua quedan decepcionados: los ríos permiten el descenso de canoas y la práctica del rafting. El panorama deportivo se completa con BTT, parapente, excursiones a caballo o quad, y la pesca, principalmente de salmón y trucha.
Y si las montañas rompen récords hacia el cielo, también lo hacen mirando a la tierra. En el concejo se encuentran cuatro de las diez simas más profundas del planeta, lo que hace las delicias de los aficionados a la espeleología, que encuentran en el sistema kárstico de la zona una intrincada red de cuevas que explorar. Y es que las cuevas son fundamentales para conocer el concejo a fondo, y con ellas se han relacionado los cabraliegos incluso antes de tener ese nombre. Las pinturas rupestres de La Covaciella están consideradas como Patrimonio de la Humanidad, y también las de El Bosque y Los Canes son de interés especial. Y hay otras cuevas: las que se usan para madurar el queso de Cabrales, una de las joyas gastronómicas del Principado, con renombre internacional. Una de ellas está abierta al público en la Cueva Exposición Cabrales, que permite conocer en profundidad los secretos de la elaboración de este manjar, su historia y su influencia cultural y gastronómica. Precisamente el último domingo de agosto se celebra el Certamen del Queso de Cabrales, donde cultura y gastronomía se dan la mano en una fiesta típica que atrae a miles de visitantes cada año. Es una buena excusa para conocer el concejo, aunque una visita en condiciones requerirá de unos cuantos días más.