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jueves 21, noviembre 2024

‘La cooperación no es beneficencia, sino un deber ético y solidario’. Graciela Blanco. Directora de la Agencia Asturiana de Cooperación al Desarrollo

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Son momentos difíciles para la cooperación al desarrollo. Conseguir recursos económicos para ayudar a otros países requiere más esfuerzo que nunca. A diferencia de lo que ocurre en otras comunidades, Asturias sigue -incluso con recortes- decidida a continuar con la línea de solidaridad que le caracteriza. Graciela Blanco, directora de la Agencia Asturiana de Cooperación al Desarrollo, explica el trabajo que llevan a cabo, centrado en gran medida en las mujeres.

-¿Qué líneas de trabajo desarrolla la Agencia?
-Tenemos tres pilares fundamentales. Por un lado, proyectos de desarrollo para contribuir a garantizar derechos fundamentales, básicamente el acceso a la salud y la educación, que en su mayor parte se gestionan a través de una convocatoria de subvenciones para ONGs. Otra parte importante es la sensibilización, que en este momento debemos potenciar porque es una época difícil para la sociedad asturiana, que a veces no entiende que habiendo dificultades aquí se siga destinando dinero a proyectos al exterior. Y por último, la ayuda humanitaria, que es la que más repercusión mediática tiene. Mantenemos una ayuda constante a dos destinos fijos: la población saharaui y la comunidad palestina. También hemos colaborado con Cruz Roja con motivo del tifón de Filipinas y con ACNUR en la atención a la población siria que se concentra en campamentos como el de Jordania.

-Efectivamente, es una época difícil para la cooperación. ¿Cómo explicar a los asturianos la necesidad seguir destinando recursos a proyectos que están a tantos kilómetros de distancia?
-El argumento es muy claro: aunque aquí la situación es complicada, no es comparable con la que se vive en los países en los que no hay acceso a la educación, o a la sanidad. Trabajamos en lugares donde la gente se muere de hambre y el hospital está a cientos de kilómetros. Entonces no podemos caer en el discurso fácil de comparar a los pobres de aquí con los de allí. En Asturias lo estamos pasando mal, pero no podemos olvidarnos de otros y cerrarnos al mundo. España es un país que hasta hace muy poco recibió ayudas del exterior, es una cuestión de deber ético y de solidaridad internacional. No es beneficencia ni caridad. La beneficencia es dar lo que me sobra, la solidaridad es compartir lo que tengo: ése es el planteamiento. Es lógico que las personas individuales no entiendan que el dinero salga a otros países, por eso es importante que se sepa lo que hacemos y a donde va el dinero de los proyectos.

«La experiencia demuestra que la mujer es motor de progreso. Ellas son las transmisoras del desarrollo»

-¿En qué medida están presentes las políticas de género en los proyectos de la Agencia?
-Están muy presentes. En los dos últimos años hemos destinado aproximadamente un 25% de nuestra capacidad a proyectos destinados a evitar las desigualdades, a mejorar la calidad de vida de la mujer, y sobre todo al empoderamiento en la toma de decisiones políticas, económicas y sociales. La experiencia demuestra que la mujer es motor de progreso por muchos motivos, desarrollar un proyecto centrado en la educación de la mujer va a influir en los hijos y en el resto de la comunidad, porque ellas son las transmisoras del desarrollo. También trabajamos contra la violencia de género, que en muchos países es algo instaurado y forma parte de la normalidad. Al igual que aquí, desde el Instituto Asturiano de la Mujer, se está luchando para evitar que se sigan matando mujeres, tenemos que hacer lo mismo en estos países.

-¿Qué proyectos desarrolla la Agencia hacia este sector de población?
-Trabajamos con el Movimiento Salvadoreño de Mujeres en temas de prevención de violencia de género y educación sexual. Es un proyecto que comenzó en 2013 y tiene continuidad en 2014. También hemos iniciado un proyecto de cooperación directa de microcréditos destinados a mujeres emprendedoras en comunas rurales del cantón Santa Elena, en Ecuador. Lo hacemos con la Asociación de mujeres Mapel, que se dedican al turismo en este país y también involucramos al departamento de economía aplicada de la Universidad de Oviedo para que hicieran el seguimiento. Los resultados de momento están siendo buenos aunque aún es pronto para evaluar, será en los próximos cinco años cuando se verán los efectos, el dinero destinado tiene que amplificarse y extenderse al resto de la comunidad.
Otro de los proyectos que se inició el pasado año fue el apoyo a la Casa de la Mujer en Bolivia, que trabaja ayudando a mujeres que sufren violencia de género. Los resultados fueron muy buenos y ellas están muy contentas pues no contaban con ninguna ayuda externa.

-¿Obtienen mejores resultados los proyectos basados en la población femenina?
-Sí, debido a que son muy responsables. Por ejemplo, es difícil que una mujer no devuelva el dinero en un proyecto de microcréditos, mientras que en el caso de los hombres no siempre es así. Si le das una oportunidad a una mujer sabe sacarle el mayor partido, porque la estaba esperando.

«Es difícil que una mujer no devuelva el dinero en un proyecto de microcréditos. Si le das una oportunidad sabe sacarle el mayor partido, porque la estaba esperando»

-¿En que medida las asociaciones que operan desde Asturias muestran la sensibilidad al género?
-En este terreno siempre han hecho hincapié en trabajar el tema de género, porque consideran que sin la mujer no hay desarrollo. Por otro lado, en la baremación técnica de los diferentes proyectos se prima que la ONG tenga un plan estratégico de género; no es excluyente pero con esto el proyecto obtiene más puntuación. Por ejemplo, si vas a hacer un colegio, tiene que tener al menos las mismas plazas para niñas que para niños. El proyecto que no contemple la transversalidad tiene menos opciones de ser aprobado en las convocatorias.

-Entre las iniciativas de la Agencia hemos visto recientemente la exposición itinerante «No habrá paz sin las mujeres».
-Y tuvo muy buena aceptación. Es una muestra que recoge el testimonio de mujeres campesinas, lideresas, etc, respecto al proceso de paz que se está llevando a cabo en Colombia, en el entorno de las FARC. Sus testimonios está recogidos en la web nohabrapazsinlasmujeres.com. Es muy importante visibilizar sus voces y que se conozca el trabajo de muchos años.

-La cooperación parece la hija menor, que va aguantando los envites de la crisis como puede. ¿Cómo se lleva desde dentro la merma de presupuestos?
-La situación económica es difícil y la disminución del presupuesto es conocida. Nosotros planteamos desde el principio mantener una política pública de cooperación en la que no sólo entra el factor económico sino también otras cuestiones. Continuamos con la sensibilización e intentamos mantener prioridades, pero si antes financiábamos sesenta proyectos, ahora financiamos cuarenta. De todas formas, tenemos un presupuesto que ronda los seis millones de euros mientras que, por citar un ejemplo, el de Castilla La Mancha es de 800.00 euros. Como le explicamos en su momento a la coordinadora de ONGD, el Gobierno de Asturias está llevando una política totalmente diferente a la del resto de España, lo que supone destinar más recursos en otras áreas. Si desde el Gobierno Central te rebajan la aportación a la Ley de Dependencia y tú sigues incorporando a personas a este sistema lo tienes que pagar tú; y si dejan de costear servicios como el Centro de ayuda a domicilio, para seguir ofreciéndolo tiene que salir dinero de la Comunidad. No podemos tapar todos los agujeros, y eso afecta a los presupuestos, pero yo sigo diciendo que continuamos haciendo cosas. En 2013 hicimos el Plan Director de la Cooperación, algo que dada la situación hicieron pocas comunidades y, con el presupuesto que tenemos, seguimos hablando de convocatorias y nuevos instrumentos para financiar proyectos.

-¿Asturias es una isla en el desierto de la cooperación?
-Yo difiero absolutamente con lo que está haciendo el Gobierno de España en esta cuestión. Se está dando un giro a la cooperación, planteándola como algo estratégico y comercial. En el Plan Director de la Agencia Española está muy claro: hablan de la Marca España, de la internacionalización, de comercialización y utilizan la cooperación para llegar a un país. Pero la cooperación no puede tener intereses económicos detrás. Nosotros votamos en contra del Plan, y en ese sentido sí somos una isla, porque el resto de comunidades -con la excepción de Andalucía- apoyan esa visión.

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