Crecen de forma descontrolada, afectan a otras especies, causan daños económicos, transmiten enfermedades y amenazan la biodiversidad. Las plagas nos visitan cada vez con más frecuencia. ¿Han venido para quedarse?
El Gobierno central acaba de aprobar el Programa nacional de control y erradicación de la polilla guatemalteca, una plaga que afecta a la patata. La norma, publicada ya en el BOE, contempla una serie de medidas preventivas encaminadas a descubrir su presencia tanto en instalaciones de almacenamiento como en plantaciones, y su posterior erradicación.
Qué sabemos de la polilla guatemalteca
Las larvas de la Tecia solanivora -polilla guatemalteca- se alimentan de este tubérculo produciendo galerías que acaban pudriendo la patata por dentro e imposibilitando su comercialización. La polilla en cuestión es la plaga de mayor impacto económico en América Central y América del Sur. Surge en Guatemala y se ha propagado mediante la comercialización de la patata al resto de países. Su presencia se detecta en 1999 en Canarias y en 2015 en Galicia y Asturias. «La polilla está colonizando Asturias -advierte Luis Laria, director del Cepesma-. En este momento hay ya siete concejos asturianos afectados: San Tirso de Abres, Vegadeo, Castropol, Taramundi, Navia, Valdés y Cudillero mientras que en Galicia son ya treinta y uno. Se ha llegado hasta esta situación como consecuencia de la falta de coordinación entre las administraciones -central y autonómica- y también debido a una falta de información sobre este parásito.
La larva de la polilla guatemalteca penetra en la patata y la pudre por dentro.
Empezó en Canarias, no consiguieron erradicarlo y se cree que un barco de pesca que compró varios sacos de patatas llegó a Ferrol y a partir de ahí empezó a diseminarse por las zonas periféricas. En la actualidad es un problema muy serio que no solo afecta al ámbito doméstico sino también a los productores y almacenistas. Hablamos de pérdidas millonarias para el sector». La lucha contra la polilla es en estos momentos una prioridad para el gobierno central: acaba de publicar un decreto ley para frenar esta plaga que prevé multas de hasta tres mil euros en infracciones. Se ha convertido en un tema prioritario no solo por las importantes pérdidas que ocasiona en el cultivo de la patata sino también porque afecta de manera grave a las exportaciones e intercambio con otros países de la UE. Una medida que llega tarde para los productores que ya tienen la semilla comprada o plantada en la tierra. A día de hoy y hasta el próximo 12 de abril la Consejería de Desarrollo Rural recogerá la patata en los concejos afectados para su posterior destrucción.
La Tecia solanivora está considerada actualmente en cuarentena en la UE.
Invasión del avispón asiático
La propagación de esta plaga se produce a partir de exportaciones de patata desde Guatemala a otros países, algo parecido a lo ocurrido con el avispón asiático. La Vespa velutina llega a Francia de forma accidental a través del comercio hortícola procedente de China antes de 2004. Se extiende por un lado hacia el País Vasco, Navarra, Cantabria y por otro, a Portugal, Galicia y Asturias. «La situación en estos momentos está desbordada en la zona de la costa noroccidental asturiana, -indica Laria-. Este avispón es un gran depredador, caza insectos de mediano y gran tamaño como las abejas, otras especies de avispas e incluso mantis. Pero tiene especial debilidad por las colmenas, a las que ataca para conseguir alimento. Primero aniquila a las abejas con total impunidad -son más grandes y tienen un duro caparazón-, para luego saquear la miel y llevarse las larvas. Además de importantes consecuencias económicas para el sector apícola, el impacto de esta invasión a nivel ecológico es grave ya que el avispón asiático preda no solo sobre las abejas de la miel sino también sobre otros polinizadores, provocando una pérdida de producción de frutos y especies arbóreas: el 80% de frutas y verduras son polinizadas por abejas.
¿Cómo identificarlos? El avispón asiático es fácil de reconocer. Su aspecto es bastante grande en comparación con otras especies de avispas. Por su parte exterior es oscuro, la cabeza es de color naranja y su parte posterior es marrón con bandas amarillas estrechas. Las alas también son de color marrón oscuro.
«La propagación del avispón asiático es imparable al fallar los mecanismos de respuesta inmediata que tendrían que haber puesto en marcha las administraciones públicas». (Luis Laria, Cepesma)
¿Están localizados los focos en Asturias? «Sí, pero lo que ocurre en este momento no tiene nada que ver con lo que pasará dentro de dos meses -advierte Laria-. Ahora las avispas reina están terminando la fase de hibernación, luego tienen lugar las puestas primarias y a partir de ahí proliferan en una escalada increíble: por cada avispa reina se generan unas ciento veinte nuevas reinas y cada una de ellas hace luego un nido que puede tener hasta quince mil celdillas. La propagación del avispón asiático es en estos momentos imparable al fallar los mecanismos de respuesta inmediata que tendrían que haber puesto en marcha las administraciones públicas. No ha existido consenso entre gobierno central, autonómico y local. Al principio no se le dio importancia y ahora es una plaga».
Los nidos son esféricos, pueden llegar a alcanzar un metro de alto y 0,80 centímetros de diámetro y suelen estar situados en la copa de los árboles.
¿Cómo se lucha contra ellos? «Hasta ahora, se veía un nido y se avisaba al 112 pero -a juicio de Laria- no se puede poner esto en manos de los bomberos que tienen otras responsabilidades -incendios, excarcelaciones, etc-. En nuestra opinión habría que sacar a concurso y financiar a una empresa especializada en destrucción de plagas para que acabe con los nidos. Hemos intentado durante todo este año que la Administración autorizase las trampas selectivas en la etapa primigenia -entre enero y abril- porque el porcentaje de capturas, especialmente las reinas, podían traumatizar mucho la proliferación del parásito. No se trata de fumigar por fumigar porque así se acaba también con las abejas y otros insectos. Hay que utilizar productos específicos con mecanismos propios del siglo XXI en el que estamos. En el Cepesma hemos comprado un dron de última generación que puede transportar hasta diez kilos de peso y lanzar una cápsula expansiva dentro del nido que contamina a los avispones de forma interna. Puede detectar sus habitáculos incluso en medio de una espesa vegetación a través de un sistema térmico -los nidos tienen una temperatura entre 34º y 38º-. Y estamos preparando un cañon térmico de calor que insufla altas temperaturas a los nidos y acaba con el avispón. En estos momentos nos están llamando de distintas comunidades autónomas para atajar este problema».
Cambio climático y plagas, ¿tienen relación?
Las especies invasoras llegan, pero el hecho de que se desarrollen y se asienten aquí tiene mucho que ver con el cambio climático. Los inviernos ya no son tan fríos y la temperatura media se ha incrementado, lo que permite la proliferación de especies exóticas que pueden volverse invasoras.
Año tras año nos visitan nuevas especies: la mosca del tomate, la avispilla del castaño, la mosca del vinagre, insectos que acaban desplazando a las especies autóctonas, destruyen la diversidad y pueden transmitir enfermedades. A ello hay que añadir el efecto multiplicador de esta economía global en la que estamos inmersos, donde todo funciona a gran velocidad. Por ello es muy importante trabajar en tiempo real. La mayoría de las veces se termina controlando al intruso pero en el camino se produce una alteración del hábitat y unas pérdidas que se podrían haber evitado.
«Es necesario establecer un marco de colaboración entre ministerio de agricultura y medio ambiente, comunidades autónomas, administraciones locales, asociaciones animalistas, conservacionistas, ganaderos, ecologistas… todos tenemos un bien común que proteger y unos intereses que según los casos hay que equilibrar. Tenemos que actuar como una piña», apunta Luis Laria.
Mapaches en Asturias
Se adquieren en un principio como mascotas y aunque de pequeños parecen cariñosos y adorables, cuando están en celo -a partir de los seis meses- se vuelven agresivos, muerden y buscan liberarse.
El abandono de los mapaches ha ido en aumento en los últimos tiempos y el Principado realiza desde 2015 campañas de erradicación de esta especie invasora, originaria de América del Norte que tiene presencia ya en más de diez municipios de la comunidad. No tienen impacto negativo sobre las especies autóctonas pero producen importantes daños en los cultivos y son foco de enfermedades como la rabia o la parasitosis. «Es una especie invasora, nosotros hemos recogido unos nueve ejemplares y compiten con las especies autóctonas, ganando a todas ellas en capacidad de depredación», comenta el responsable del Cepesma. Es necesario concienciar a la ciudadanía del peligro que supone liberar mascotas en un medio natural que no es el suyo, advierten los expertos. Cuando se reintroduce una nueva especie en otro hábitat es como abrir la caja de Pandora, no se sabe qué sucederá, cómo afectará al entorno y si será posible erradicarla.
El jabalí ¿una plaga?
Carlos Ignacio Nores. Profesor de Zoología de la Universidad de Oviedo. Investigador del INDUROT.
La especie ha conseguido un espacio de confort en los entornos urbanos, donde consiguen de forma sencilla el alimento y además no se sienten amenazados. Su presencia en las carreteras provoca accidentes y a su paso producen destrozos en explotaciones agrícolas. Se habla de la plaga del jabalí.
-¿Lo es realmente?
-Podemos considerarlo una especie problemática pero no invasora. El requisito indispensable para que lo sea es que se trate de una especie exótica, es decir, que el ser humano la haya sacado de su área de distribución natural y la lleve artificialmente a otro sitio, que interfiera con los procesos naturales de los ecosistemas y provoque perjuicios de algún tipo. El jabalí está presente de forma natural en estas tierras desde hace milenios.
-Su presencia cada vez más frecuente en las ciudades es algo que no se ha producido de la noche a la mañana. ¿A qué causas obedece?
-La presencia de jabalíes en las ciudades responde a unas causas naturales, que se han producido en toda Eurasia, desde España hasta Japón. Los jabalíes se reproducen y adaptan a las nuevas situaciones con toda facilidad y se han beneficiado del envejecimiento de la población rural y del abandono del campo. Esto no ha sucedido solo en Asturias y España, sino en todos los países desarrollados. Cerca de nuestras ciudades han crecido los bosques en zonas que antaño estaban cultivadas o desprovistas de vegetación de porte arbustivo o arbóreo, que ahora proporcionan cobijo tanto a jabalíes como a corzos. Si a esto le añadimos que estando ahí no se les puede cazar por razones evidentes de seguridad no hay ninguna causa para que no se encuentren en estas zonas periurbanas más cómodos que en aquellas que son más silvestres. Y si además acceden a un alimento nutritivo y abundante en la periferia de las ciudades, como son las basuras, pues se reproducen más y mejor. Por otro lado se han acostumbrado a los seres humanos, no les reconocen como enemigos como sucedía en el pasado, puesto que durante varias generaciones no se les ha perseguido y además han ido aprendiendo habilidades impensables para los jabalíes silvestres como el llegar a comer en la mano de un humano. Algo que por otro lado es un peligro porque por muy habituados, diurnos y dependientes de la comida que sean no son animales domésticos en absoluto y pueden tener reacciones peligrosas si se sienten amenazados de improviso.
«En INDUROT llevamos veinticinco años realizando estudios sobre los jabalíes que nunca interesaron a nadie. Ahora son importantes para comprender el problema»
-¿Qué responsabilidad tiene en estos momentos la Administración?
-En mi opinión no es que la Administración no haya puesto los medios adecuados para resolver este problema. Ha hecho lo que ha podido, pero no ha sido capaz de contener el incremento de jabalíes, como tampoco ha podido hacerse en otros países de Europa. Por otra parte no se han desarrollado estrategias de prevención en las ciudades hasta que la situación se ha vuelto amenazadora: sistemas de recogida de basuras a prueba de jabalí (que no se depositen bolsas fuera de los contenedores porque estén llenos) y más seguras (que no puedan ser volcados por los jabalíes). Además de una concienciación cívica para que la gente ponga más difícil esta habituación, como no darles alimento, no depositar las basuras en cualquier parte, no acercarse a ellos para hacer fotografías, cómo comportarse ante su presencia, etc.
-En la actualidad, desde la Universidad están trabajando en un Plan Integral de Prevención y Control de ejemplares en zonas urbanas. ¿En qué punto se encuentra dicho estudio?
-Hemos confeccionado informes para las administraciones que nos lo han solicitado (Principado de Asturias y Ayuntamiento de Oviedo) en los que reconstruíamos paso a paso cómo se había producido la expansión del jabalí a lo largo de los últimos doscientos años en Asturias. Comparábamos nuestra situación con la de otros países de Europa y argumentábamos cómo hemos llegado hasta aquí. Planteamos qué medidas se pueden aplicar a nivel autonómico o local para atenuar, aunque no resolver el problema. Creemos que no es posible contener el crecimiento de la población de jabalí mediante la caza, dado el envejecimiento del colectivo de los cazadores y su disminución a lo largo de las últimas décadas, ni tampoco erradicar los jabalíes de los entornos urbanos en los que ya se han asentado.
-Están en contacto con especialistas en este tema que han tenido que lidiar con este mismo problema en otros lugares. ¿Han llegado a controlarlo con éxito? ¿Qué medidas se han utilizado?
-En el INDUROT llevamos veinticinco años realizando estudios sobre los jabalíes, que nunca parecen haber interesado a nadie, pero que ahora son elementos muy importantes para comprender el problema y saber qué se puede hacer y qué no. Hemos acudido a congresos nacionales e internacionales, intercambiamos información e ideas entre especialistas sobre esta problemática desde el año 2000. Hemos intervenido en encuestas internacionales para evaluar la situación de los jabalíes urbanos en países de los cuatro continentes, hemos invitado a dos especialistas de Zaragoza y Barcelona a un seminario que organizamos en el campus de Mieres hace un par de semanas al que invitamos también a políticos y técnicos de los ayuntamientos, Principado, Federación Asturiana de Concejos, cazadores y técnicos de gestión cinegética para intercambiar ideas. Según la encuesta internacional publicada en 2013 entre las ciento cuatro ciudades de dieciocho países solo tres de ellas confesaron haber conseguido reducir la población de sus jabalíes urbanos. En Oviedo, desde que comenzaron a practicarse los aguardos nocturnos en 2007, los daños en la zona rural se han reducido de forma significativa. Algo es algo.
-A la llegada de jabalíes a las ciudades, se suman la de cerdos vietnamitas. ¿Nos enfrentamos al mismo problema?
-La consideración especie invasora es un concepto científico y legal y solo se aplica a las especies exóticas. Si son autóctonas hablamos de especies o fauna problemática. En el primer caso la legislación dice que hay que intentar erradicarlas y en el segundo recomienda controlarlas. En el caso de los jabalíes suele decirse, ¿hemos roto el equilibrio natural o es que ahora se está restableciendo? El caso de los cerdos vietnamitas asilvestrados son una consecuencia del comportamiento incívico de la gente que los compra como mascotas cuando son pequeñitos y los abandona a su suerte cuando crecen. Ya me gustaría poder señalar con el dedo a un culpable, pero el problema es de todos y la responsabilidad también es compartida.