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lunes 14, octubre 2024

Asociación del Hórreo Asturiano. Patrimonio vivo

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Hace ya siete años que el interés del candasín Víctor Manuel Suárez por los hórreos confluyó en la creación de una asociación comprometida con esta parte del patrimonio asturiano. Desde entonces, el colectivo ha dado grandes pasos contra el olvido de estos graneros elevados tan característicos de nuestro paisaje.

Se desconoce con certeza el número de hórreos, paneras y cabazos que hay en Asturias, pues no existe un censo que determine con exactitud cuántas de estas estructuras permanecen todavía en la geografía asturiana. Desde la organización que preside Víctor Manuel estiman que fácilmente podría superarse la cifra de 20.000, aunque por desgracia muchos de ellos están en precarias condiciones. El olvido de esta parte del patrimonio es lo que motivó la creación de la Asociación Amigos del Hórreo Asturiano, hoy renombrada como “Asociación del Hórreo Asturiano -explica su presidente- para que no exista confusión posible con una plataforma de Facebook que utiliza ese mismo nombre”.

El colectivo nació como Asociación Amigos del Hórreo Asturiano, pero ha cambiado su denominación para evitar equívocos, actualmente se la conoce como Asociación del Hórreo Asturiano.

Todo surgió a raíz de una recogida de firmas en la que Suárez pedía más ayudas para la restauración de estas construcciones elevadas y solicitaba la autorización de otros usos diferentes al tradicional. “Contábamos con conseguir 200 o 300 firmas, pero fueron más de 6.000 y porque luego ya lo cortamos y las llevamos a la Junta del Principado, que si no la cifra seguiría subiendo”, -añade el impulsor de esta iniciativa. Vista la respuesta, el siguiente paso fue crear oficialmente un colectivo desde el que poder interactuar con la Administración regional y con los diferentes ayuntamientos. Actualmente, alrededor de 200 personas conforman la Asociación integrada tanto por aficionados a este tipo de patrimonio como profesionales de la arqueología, juristas, maestros, historiadores o artesanos.

El sueño principal de quienes forman la Asociación del Hórreo Asturiano es lograr el reconocimiento de estas singulares construcciones como Patrimonio Material de la Humanidad, para ello y desde la Red Hórrea -de la que son fundadores integrantes, y que integra a colectivos y representantes de territorios con graneros elevados como Galicia, Asturias, León, Cantabria, Euskadi, Navarra y Portugal- trabajan para presentar una candidatura de carácter internacional. “Precisamente -explica Víctor- los días 2, 3 y 4 de octubre vamos a celebrar en Candás las Jornadas Internacionales sobre los Graneros Elevados. Vienen estudiosos del tema desde Turquía, Portugal, Brasil, Italia, Austria, Noruega, Eslovenia… porque queremos ir preparando la candidatura”.

“Cuando vamos a pasear por los pueblos hablamos con la gente mayor y una vez que se sueltan empiezan a contar historias sobre los hórreos que ni su propia familia conocía, entonces los grabamos, y así estos testimonios ya no se pierden”
(Víctor Suárez, presidente de la Asociación)

Víctor Manuel Suárez, presidente de la Asociación del Hórreo Asturiano
Víctor Manuel Suárez, presidente de la Asociación / Foto: A. Hórreo Asturiano

El candasín, apasionado de las motos Harley Davidson y acostumbrado a recorrer la geografía asturiana, no pierde detalle de cada hórreo que encuentra en sus recorridos. Él mismo reconoce que a medida que vas aprendiendo más sobre este mundo va aumentando tu interés hasta convertirte en ‘adicto’. “Son como una droga, desde el momento en que vas conociendo un poco más ya ves que no hay dos hórreos iguales, es como las Harleys que tampoco hay dos iguales. A raíz de eso empiezas a buscar la simbología, las historias que le acompañan y todo lo que tiene alrededor. Son una parte importantísima de los valles de Asturias y cada valle tiene su forma de trabajar la tierra y sus costumbres. No es lo mismo un hórreo beyusco, que es pequeño porque almacena sobre todo escanda, que las paneras estilo Carreño, impresionantes con sus corredores llenos de maíz porque allí era posible plantar ese cereal. O que los de Villaviciosa, que son del siglo XVI y de aquella todavía no había maíz”.

Las diferentes historias que rodean a cada uno de estos tradicionales graneros asturianos se ponen de manifiesto en uno de los proyectos que desarrolla la Asociación bajo el nombre: Alma de Bosque. Esta iniciativa para el reconocimiento del mundo de los hórreos y su etnografía contempla también la creación de rutas que visibilizan este patrimonio. “En Casomera, un pueblo del concejo de Aller, hicimos una ruta guiada con códigos QR que no son nada invasivos, y a través de ellos puedes conocer las características de los hórreos y ver a vecinos del pueblo contándote aventuras en torno a ellos, y eso es lo más guapo que nos encontramos en los hórreos, -añade el presidente-. Cuando vamos a pasear por los pueblos hablamos con la gente mayor y una vez que se sueltan empiezan a contar historias que ni su propia familia conocía, entonces los grabamos, y así estos testimonios ya no se pierden”.

“En Casomera (Aller), hicimos una ruta guiada con códigos QR que no son nada invasivos, y a través de ellos se puede conocer las características de los hórreos y ver a vecinos del pueblo contándote aventuras en torno a ellos”

Otro de los proyectos que han puesto en marcha, esta vez en el concejo de Carreño, es Tentemoz@s. Esta apuesta tiene el apoyo de la administración local y pretende lograr la integración laboral y social de personas con diversidad funcional a través del patrimonio etnográfico. “Ahora mismo, lo tenemos en un impás -añade Víctor- porque cambió el equipo de gobierno, pero la experiencia fue excepcional. A través de la ruta guiada, la gente no sólo podía conocer sobre el mundo de los hórreos, también podía ver la valía de las personas con diversidad funcional”

Los integrantes del proyecto imparten visitas guiadas por cuatro paneras de los siglos XVIII y XIX representativas del estilo Carreño y situadas en Guimarán. Explican sus características, la historia y las decoraciones de estas estructuras tradicionales, a la par que la situación en su contexto dentro de la quintana tradicional asturiana y el paisaje rural del concejo de Carreño.

Con la intención de ayudar a la recuperación de hórreos y paneras asturianos, la Asociación también ha puesto en marcha el proyecto Ayalga, por el cual ofrecen apoyo gratuito a personas interesadas en adoptar un hórreo.

Hórreos en Tineo
Hórreos en Tineo / Foto: Fusión Asturias

Con la intención de ayudar a la recuperación de hórreos y paneras asturianos, la Asociación también ha puesto en marcha el proyecto Ayalga, por el cual ofrecen apoyo gratuito a personas interesadas en adoptar un hórreo. “Hay casos en los que sus propietarios no los pueden tener o no quieren tenerlos, así que nosotros les ponemos en contacto con personas que quieran rehabilitarlos, darles otra vida y se lo quieran llevar a su casa”. De esta forma, se pueden conservar tesoros centenarios, imposibles de reproducir actualmente ya que como explica en su web la Asociación: “Fabricar hoy en día un hórreo o una panera tendría un coste inabordable. Otra cosa diferente es fabricar «algo con forma de hórreo». Robles y castaños centenarios, elegidos en función de cada pieza, talados en la luna menguante de enero, trabajados de forma artesanal para producir las partes que serán ensambladas sin recurrir a maquinaria, producen un resultado único”.

Para ayudar en la reconstrucción de este patrimonio único, el colectivo colabora con el Principado en la iniciativa ‘Pegoyu, almacén d’horros’, un banco de piezas a disposición de las personas que quieran hacer una restauración de su hórreo o panera. “Cuando un hórreo se cae el Principado nos avisa y nosotros hacemos un alzamiento arqueológico, recogemos las piezas y las que se pueden reutilizar se destinan a la Fundación CETEMAS (Centro Tecnológico y Forestal de la Madera) restauración. Luego esas piezas quedan gratuitamente a disposición de cualquier carpintero que pueda necesitarlas en la rehabilitación”.

Hórreo en Lorío, Laviana
Hórreo en Lorío, Laviana / Foto: Fusión Asturias

Entre las demandas estrella que la Asociación plantea a la Administración se encuentra una revisión de los usos estipulados para estas construcciones; la medida pretende evitar el abandono de muchos hórreos y paneras que ya no se dedican al tradicional almacenamiento de alimentos. “En todo caso, -explica Suárez- el hórreo siempre está vinculado a una vivienda, porque no es una estructura singular, forma parte de un conjunto. En muchos medios se ha publicado lo del ‘hórreo-vivienda’ y eso no es así, porque un hórreo nunca estará preparado para semejante instalación, pero sí puede ser un anexo de la vivienda: una salita, una biblioteca, una habitación…”

La Asociación del Hórreo Asturiano presentará próximamente el documental de manufactura propia “Maestros del Hórreo” en la nave cultural La Benéfica, que impulsa el artista Rodrigo Cuevas en Infiesto.

Esto abriría la puerta a la utilización de estos graneros elevados, por ejemplo, para turismo rural, aunque desde el colectivo apuntan que esto no sería posible para los hórreos más antiguos y característicos. “Ya que estos, una vez seleccionados y documentados, formarían parte de la candidatura a Patrimonio de la Humanidad, pero primero tenemos que conseguir que sean declarados Bien de Interés Cultural (BIC), que hasta la fecha no hay ninguno”, continúa el representante de la Asociación.

A los miembros del colectivo podremos encontrarlos próximamente promocionando el documental “Maestros del Hórreo” en el que plasman cómo se lleva a cabo el montaje de un hórreo a través de manos expertas. Este trabajo documental ya se presentó en la TPA y la próxima semana estará en La Benéfica, la nave cultural que impulsa el artista Rodrigo Cuevas en Infiesto. “Varios maestros horreros te van contando desde cómo se hacen los pegoyos hasta cómo se hace la techumbre, porque un hórreo no lleva tornillos, ni puntas, ni nada, y ya solo por su construcción merece ser Patrimonio Material de la Humanidad”, explica el candasín.


Historias para no olvidar

Lo acontecido en torno a estos graneros elevados a lo largo del tiempo daría para llenar muchas páginas. Además de escanda, maíz y otros productos del campo, bajo sus paredes han buscado refugio combatientes de guerra e incluso figuras de santos, en un intento de protegerlas de la quema. Han sido objeto de disputas entre vecinos y utilizados incluso como moneda de cambio. Conocer cada una de estas vivencias ayuda a comprender su papel e importancia en la memoria rural, de ahí el interés del colectivo por recoger los diferentes testimonios e impedir que caigan en el olvido. Víctor Suárez relata dos de las historias más sorprendentes: “Una es la de un hórreo de Verdicio que pertenecía a una familia a la que le fue mal económicamente. Cuando les llegó una notificación del Ayuntamiento avisándoles que les iban a embargar el hórreo se corrió la voz por todo el pueblo. El día anterior a que se produjese el embargo se juntaron todos los vecinos y, con la ayuda de los tres carpinteros que iban a ir al día siguiente con el bedel del Ayuntamiento, despiezaron el hórreo pieza a pieza y lo guardaron en la capilla de Verdicio, y en el lugar donde estaba el hórreo plantaron berzas viejas. Al día siguiente apareció el bedel con los carpinteros -que tenían unas ojeras del copón-, todo el pueblo estaba presente porque no se quería perder la escena, y ante el cachondeo que había el bedel prefirió ir a preguntarle al cura pensando que él no lo engañaría. Cuando le preguntó dónde estaba el hórreo, el cura le contestó que “estaba en casa dios”.
El segundo testimonio, todavía pendiente de documentar por la Asociación, tiene como protagonista una panera también en Arnao, Castrillón. “Llegó a nuestros oídos porque ahora lo cuentan los nietos, pero por lo visto el abuelo se la jugó a las cartas con un vecino, la perdió y tuvieron que llevarla a la casa del vecino. El abuelo echaba humo por las orejas, pero con el tiempo se la volvieron a jugar y la volvió a ganar, así que volvieron a subirla a su casa. Así que la panera estuvo de paseo por el pueblo, de arriba a abajo”.

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