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domingo 24, noviembre 2024

Cosmética natural: más que belleza, salud

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Hace ya tiempo que el mundo de la cosmética se ha sumado a la tendencia verde, buscando ser más respetuoso con la piel y con el medio ambiente. A la hora de vender surgen palabras mágicas: natural, ecológico, bio, orgánico… Para defenderse en esta maraña de conceptos, la información es la clave.

El boom de la belleza verde es un hecho, y la industria cosmética lo explota cada vez más. De forma paralela, el público objetivo de este tipo de productos, mayoritariamente femenino, sabe cada vez más lo que quiere y distingue entre las posibilidades del mercado. En un sentido estricto, la cosmética natural usa sólo ingredientes orgánicos o de cultivo biológico, prescindiendo de sustancias químicas agresivas. La cosmética ecológica va un paso más allá y no emplea productos químicos de síntesis ni organismos genéticamente modificados.

¿Vale la pena?

La percepción psicológica es clara: apetece más usar una crema a base de aceites naturales que otra con derivados del petróleo. ¿Pero realmente compensa el resultado? La naturópata y experta en aromateraria Sheila Minguito, del centro de bienestar Agua de Flores, lo tiene claro: sí. «En mi caso concreto he optado por la aromaterapia porque no sólo evita los productos químicos clásicos en los cosméticos, sino que dan un funcionamiento cosmético excelente». Cualquier tratamiento «tradicional» encuentra un equivalente con productos naturales, que permiten además una mayor personalización para mantener la hidratación, tener un cuidado antimanchas o antienvejecimiento, etc. «Quizá una de las cosas más diferentes a lo convencional es la limpieza de cutis, que nosotros hacemos sin ácidos ni aparatos que te levanten la capa córnea, y sin aplicar calor a la cara en forma de vapor; tampoco hacemos extracción manual de los poros. A cambio, usamos una pasta de levaduras madre liofilizadas y cereales integrales, que da un resultado espectacular».

Un vistazo a la etiqueta permite identificar ingredientes no naturales, como la parafina o el fenoxietanol.

La variedad de ingredientes es mucha: aceites esenciales, aguas de flores, plantas, frutas liofilizadas, extractos… «Yo creo que hay que tratar la piel desde un punto de vista de salud, más que de cosmética -opina Minguito-. También hay que entender al cliente, ver qué le pasa, si tiene estrés, si está en la menopausia, que es una etapa que nos cuesta a la mayoría… Todo se refleja en la piel, y por eso hay que tratarla con cuidado: trabajar lo que está mal para ponerlo bien, de una manera totalmente natural».

Mirando el bolsillo

A pesar de que la percepción general es que la cosmética natural y ecológica es más cara que la tradicional, la propia Sheila opina que eso es cosa del pasado: «Ahora mismo, con la capacidad de adaptación que ha tenido la industria cosmética al boom de la belleza verde puedes encontrar precios de todas las gamas, con sello ecológico».
Es una apreciación que comparte Aurora Barba, del centro Espacio Sano, que puntualiza: «Lo del precio es relativo: ¿cuánto cuesta tu salud? Hay que valorar que lo que compras sea beneficioso, que el envase sea el correcto, cuánto va a durar, la filosofía de la empresa que lo fabrica… Al final ves productos más caros que usan ingredientes no tan buenos, así que es un tema que hay que poner en perspectiva. En cualquier caso, no son productos que estén fuera del alcance de la mayoría de la gente».
Por tanto, aunque el precio es un argumento importante a la hora de adquirir un producto u otro, no debería ser definitivo. «Una crema que cueste 300 euros no es necesariamente la mejor. Lo importante, más que el precio, es mirar los componentes», aclara Barba. «Por lógica, lo que pongas en tu piel debería ser lo más natural posible. Porque a veces surgen problemas -hormonales, de acné, dermatitis…- que tienen mucho que ver lo que estás usando todos los días».

Leer antes de comprar

Muchas empresas han visto un filón en la demanda de ecología donde, como en todo, también hay lugar para la picaresca. «Hay mucha gente que trabaja de buena fe, con buenos productos y conservantes; pero hay otros, que son desgraciadamente mayoría, que ofertan cosmética natural porque el producto lleva aloe o aceite de oliva, pero luego usan conservantes tóxicos, como el fenoxietanol, que es el sustituto de los parabenos, o la parafina, que es un derivado del petróleo». Así lo explica Marta Suárez, de GEA Cosmetics, que junto al problema aporta la solución: leer la etiqueta. «Hay que saber leer los INCI (Nomenclatura Internacional de Ingredientes Cosméticos), porque con identificar cuatro o cinco palabras ya sabemos si es un producto natural de verdad o un producto greenwashing, que usa lo verde sólo como escaparate para vender».
Suárez se enorgullece de trabajar sólo con productos de certificación ecológica. «Son certificados avalados por una empresa independiente que dan fe de qué ingredientes son naturales y cuáles son naturales y ecológicos, que tampoco es lo mismo. Por ejemplo, el agua no se certifica como ecológica porque se considera mineral, así que productos que tengan un porcentaje alto de agua serán naturales, pero no ecológicos». Las certificaciones son garantía de calidad y de que lo que estamos comprando responde a lo que buscamos. «Un certificado que lo explica muy bien es Bio.Inspecta. El componente natural tiene que ser el 99% del producto para que lo valoren, y a partir de ahí contemplan una serie de baremos y especifican qué es cada cosa. Por ejemplo, tengo un jabón aquí delante que está catalogado como «producto cosmético natural», con un 61% de ingredientes ecológicos». Otros sellos de renombre son EcoCert, Cosmebio o la Soil Association. Todos tienen unos criterios comunes que van más allá de analizar exhaustivamente los ingredientes y contemplan por ejemplo las características del envase o la filosofía de empresa.
Aurora Barba insiste también en el tema de los envases, fundamental desde el punto de vista ecológico: los botes y frascos deben ser 100% reciclables, y el packaging debe usar sólo papel y cartón procedente de bosques sostenibles. «Desde luego nosotros estamos intentando introducir productos que no tengan el plástico de fuera, ni la caja con la tinta de no se sabe qué procedencia. También hay que ver el material del propio envase, porque si no se tiene cuidado terminas poniéndote plástico en la piel. La gente cada vez mira más estas cosas, y hay empresas que están haciendo cosas muy interesantes en este terreno».
Por su parte, Marta Suárez insiste en la importancia de que el consumidor esté informado, y vaya siendo cada vez más consciente de lo que le beneficia. «No hace falta saber latín o inglés para leer un INCI, sino identificar determinados ingredientes que, por el momento, están en toda la cosmética no natural. En parte creo que explica este auge de la cosmética natural ecológica, porque la gente ya está dañada de tanta sustancia tóxica que nos metemos en el cuerpo, y busca otra cosa».

Directorio de servicios Cosmética natural
AGUA DE FLORES
DINDURRA, 37 BAJO
33202- GIJON (ASTURIAS)
Tfno: 985.357495
www.aguadeflores.com

ESPACIO SANO
AVDA. PABLO IGLESIAS, 31
33205- GIJON (ASTURIAS)
Tfno: 984.104980
www.espaciosano.es
espacio@espaciosano.es
facebook-logo : EspacioSano

GEA COSMETICS
SUAREZ DE LA RIVA, 1
33007- OVIEDO (ASTURIAS)
www.geacosmetics.com

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