Para su primera incursión en la literatura ha escogido el género infantil, tirando del hilo de una historia que le contaba a su hijo Daniel cuando era pequeño. Si a esto se suma la amplia trayectoria profesional de Alfredo Morán como músico, el resultado es este ‘cuento didáctico musical’, en el que recorre distintos géneros: funk, swing, bossa, latin jazz… La propuesta se compone de un libro ilustrado más un CD con música original.
-¿Cómo nace La Ilusión?
-Hace ya años, cuando mi hijo era pequeño, le hice una canción contando una historia que es el germen de este cuento. Como yo soy músico y no escritor, desarrollé la idea de crear un relato donde la música tuviera un protagonismo fundamental, y llegué a este paseo por los distintos estilos de jazz, pensado para niños y no tan niños.
-¿A quién va dirigida la esencia de este cuento?
-El cuento es claramente infantil, pero el tratamiento que le he dado a las composiciones es adulto. La música infantil es muchas veces muy sencilla y rítmica, pero yo he compuesto los temas como si fueran para cualquiera de mis conciertos, así que digamos que es para todos los públicos.
-Un proyecto como éste no se saca adelante en solitario. ¿Cón qué colaboraciones ha contado?
-Siempre que hay que mencionar a alguien me da miedo de olvidarme de algún nombre, así que están todos en la sección de agradecimientos al final del libro. En primer lugar está la labor de Lucas Salinas, que hizo las ilustraciones, fundamentales dentro del cuento. Y luego Gustavo A. Salinas como maquetador, que le dio forma a todo y colocó cada elemento en el sitio perfecto para que respondiera a la idea que tenía.
En cuanto a los músicos, las voces de Elisa Ploquin, Elena Pérez-Herrero y José Sánchez, el piano de José Ramón Feito, el saxo de Eladio Díaz y el violín de José Antonio Lage. Y además mi propio hijo, Dani, tocando el contrabajo. Todos colaboraron desinteresadamente, porque les gustaba la idea y les apetecía formar parte de esta primera incursión en el mundo de la literatura musical.
-La música es original y se ha grabado expresamente para La Ilusión.
-Efectivamente, grabamos todo en un pequeño estudio que tengo en mi casa. Para mí era importante contar con instrumentos de verdad y no con sonidos sintetizados, que pueden ser muy buenos, pero creo que se nota cuando falta alma.
«El cuento es claramente infantil, pero el tratamiento de las composiciones es adulto»
-No sólo ha producido la música, sino que ha creado una editorial para publicarse. ¿Qué espera de ella?
-Éste es un proyecto absolutamente personal, yo tengo mi propio sello discográfico y además he puesto en marcha una editorial llamada El vagón de la ilusión, porque haciendo cuentas vi que no me compensaba hacerlo con otra gente, para llevarme un diez por ciento en derechos de autor. Así que voy a seguir con el proyecto, en realidad esto es el volumen dos de una trilogía, y ahora estoy trabajando en el uno.
-Empezar una trilogía por el medio no es lo más habitual.
-Cuando empecé con el cuento ya tenía una idea para desarrollar la historia, pero luego se me ocurrió que además del después también podía haber un antes, una especie de flashback de los protagonistas y sus viajes. Esa primera parte ya va cogiendo forma en mi cabeza, ya tengo casi la mitad escrita.
-¿Cómo está planteando la promoción, cuál está siendo la respuesta del público?
-El libro está en distintas librerías, principalmente de Asturias pero también de fuera, y ahora estamos viendo las posibilidades de la venta online. Yo ya sé lo difícil que es vender un disco de jazz, pero la gente que sabe de esto me dice que la acogida está siendo buena, que la reacción del público está siendo positiva.
Planteo las presentaciones del libro como una especie de taller de música para los peques, con juegos para que se lo pasen bien y disfruten del cuento. Y, en esta línea, hemos creado unos conciertos didácticos que podemos ofrecer a los colegios, estamos viendo si interesa como material extraescolar.
-¿Qué aporta a los lectores más pequeños, en términos de cultura musical?
-Aparte de que me atrae mucho la idea del cuento, de algo que todos recordamos de cuando éramos pequeños, en la parte musical me parece interesante que los niños aprendan a disfrutar de un estilo que no es necesariamente comercial. Si tú a un niño sólo le das comida basura no aprenderá a comer verduras ni fruta. Pues igual que hay que educar en la alimentación, también es necesario que tengan acceso a algo más de lo que los medios de comunicación quieren: hay otras músicas, otra literatura, otro arte, otra televisión…