Tras la devastación provocada por la DANA en la Comunidad Valenciana, surgen algunas preguntas que creemos que deberían ser contestadas. ¿Estamos preparados para responder ante fenómenos extremos en Asturias? ¿Cómo son los planes de emergencia y cómo se coordina la respuesta ante ellos desde las diferentes entidades y administraciones?
La presencia de una DANA no siempre conlleva fenómenos extremos, de igual manera que no siempre que hay precipitaciones intensas son provocadas por una DANA. Pero el pasado 29 de octubre ambas cosas coincidieron en el tiempo.
No son sólo DANAS virulentas las que nos visitan. Olas de calor extremo, incendios descontrolados, sequías irreversibles y argayos que se suceden certifican la indudable huella del cambio climático como consecuencia del aumento progresivo de las temperaturas. La pregunta es inevitable: ¿Estamos suficientemente preparados en Asturias para todo esto? Tras la tragedia causada por la DANA en Valencia, los planes de prevención que existen en cada zona han saltado a primera línea en las agendas políticas. El presidente Barbón ha anunciado que se realizará una revisión exhaustiva de todos los planes de emergencia de Protección Civil con el fin de actualizarlos y adaptarlos a los escenarios climáticos emergentes. Esta tarea, según fuentes del Principado, se llevará a cabo en el marco del Consejo Asturiano de Protección Civil. Allí se realizarán y coordinarán las mejoras necesarias. También se realizará un simulacro de alerta temprana a través de los móviles en los próximos meses y se revisarán los protocolos existentes en la actualidad para comprobar su efectividad. Pero vayamos por partes.
El presidente Barbón ha anunciado que se realizará una revisión exhaustiva de todos los planes de emergencia de Protección Civil con el fin de actualizarlos y adaptarlos a los escenarios climáticos emergentes. Esta tarea se llevará a cabo en el marco del Consejo Asturiano de Protección Civil.
¿Qué riesgos potenciales tenemos en Asturias?
En nuestra comunidad, el Servicio de Emergencias del Principado de Asturias (SEPA) es el órgano gestor que atiende las llamadas de urgencia y emergencia, y lo hace a través del 112, Protección Civil y los servicios territoriales de extinción de incendios y salvamentos. Cuenta con protocolos diseñados para proteger a la población de los riesgos a los que podría tener que hacer frente.
Existe el Plan Territorial (PLATERPA) que actúa como Plan Director y es la base de desarrollo para todos los demás Planes que hacen referencia a riesgos más específicos. Entre los riesgos naturales que podrían ser más habituales se contemplan inundaciones (crecidas, rotura de presas), los asociados a fenómenos atmosféricos (nevadas, heladas, olas de frío o granizo, vendavales, oleaje en la mar), incendios forestales y los argayos (desprendimientos, deslizamientos o hundimientos de terreno). Además, se contemplan servicios de emergencia ante riesgos tecnológicos: los industriales (fuga, incendio o explosión; contaminación atmosférica, fluvial y de la capa freática), además del transporte de mercancías peligrosas por carretera o ferrocarril, vía marítima y aérea. Son riesgos inherentes a sustancias peligrosas que manejan industrias existentes en la región como Fertiberia, Asturiana de Zinc, Dupont, HC Energía o Arcelormittal, por citar algunas.
El Plan Especial de Protección Civil ante Inundaciones (PLANINPLA), por ejemplo, se activa en fase de preemergencia tan pronto se recibe un aviso de Aemet de fenómeno meteorológico nivel amarillo, o si bien la Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC) –que es la que controla el cauce de nuestros ríos- advierte que se ha superado el nivel de normalidad en alguno de ellos. En la actualidad existen 85 estaciones de control y seguimiento del cauce de los ríos asturianos y está prevista la instalación de 39 más. Cada 6 horas se elabora un informe de precipitaciones totales esperadas en las próximas 48 horas, con protocolos de activación si se superan determinados umbrales que se notificarían al 112 y Protección Civil. ¿El mayor riesgo de inundación? La utilización de terrenos inundables para construir viviendas, industrias o infraestructuras. ¿Y esto se puede conocer antes? La respuesta es sí, la CHC tiene cartografía de inundabilidad de casi 1.400 kilómetros de cauces fluviales en Asturias.
Para que nos hagamos una idea, en Asturias se activó el nivel 2 cuando se produjeron en 2010 graves inundaciones, tanto en Vegadeo, donde murió un matrimonio en Vega de Villar, como en Arriondas, donde hubo que evacuar el personal y pacientes del Hospital Comarcal para lo que hizo falta movilizar a grupos de intervención, personal sanitario, de apoyo técnico y logístico.
Otro de los que se ha activado en varias ocasiones es el Plan de Emergencia por Incendios Forestales (INFOPA). Las épocas de mayor peligro en la comunidad comprenden los periodos de entre el 15 de enero y el 30 de abril y del 15 de julio al 15 de octubre. Precisamente, el pasado mes de febrero, Alejandro Calvo, consejero de Fomento, Cooperación Local y Prevención de Incendios, declaraba activado el nivel de Preemergencia del Plan de Incendios Forestales, la situación más baja de las cuatro que contempla el Plan. Se habían declarado 20 incendios forestales en doce concejos. La situación en ese momento podía verse agravada por las fuertes rachas de viento sur/suroeste de hasta 110 km por hora que estaban previstas, según datos de Aemet coincidiendo con el paso de la borrasca Karlotta. Afortunadamente llegó un frente lluvioso a Asturias que ayudó a sofocar la mayoría de los incendios y pronto se recuperó la normalidad.
¿Qué pasa con los argayos?
Un desprendimiento de tierra obligó el pasado 10 de noviembre a cerrar al tráfico en ambos sentidos en la AP-66, la principal vía de comunicación entre Asturias y la Meseta. Un total de 145 turismos, 14 camiones y 2 autobuses con pasajeros tuvieron que ser evacuados. Afortunadamente no hubo que registrar daños humanos ni materiales. En los últimos cuarenta años, 28 personas han perdido la vida a causa de un argayo y 70 han resultado heridas. Las víctimas viajaban en coche, eran residentes en casas que resultaron arrasadas por los desprendimientos o senderistas que hacían ruta por la zona afectada.
Entre los riesgos naturales que podrían ser más habituales en Asturias se contemplan inundaciones, los asociados a fenómenos atmosféricos, incendios forestales y los argayos.
Pero, ¿qué zonas de Asturias son las más vulnerables? La geóloga María José Domínguez, experta en geodinámica externa, lleva varios años estudiando junto con su equipo la inestabilidad de las laderas. Las zonas más vulnerables se encuentran en lugares con “un tipo de rocas concretas, las rocas ‘blandas’ que podemos encontrar en zonas carboníferas como las Cuencas del Nalón o Caudal. También ocurren en zonas de rocas rojas y poco consolidadas como Siero o Candás. Esta podría ser la generalidad porque lo cierto es que argayos puede haber en toda Asturias”. ¿Se pueden prevenir? “Buena pregunta. Estamos peleando por ello. De hecho, nuestras investigaciones pueden ayudar a crear un sistema de alerta de argayos. Sabemos más o menos cuándo tiene que llover y cómo ha de estar el suelo de empapado para que se produzca un argayo. Las predicciones climatológicas cada vez están más afinadas, así que sí, podríamos hacer una previsión. A ello hay que sumar que conocemos las zonas problemáticas, laderas y aludes más propensos”, concluye la geóloga. Lamentablemente, la Base de Datos de Argayos del Principado de Asturias (BAPA), que registraba los desprendimientos que habían tenido lugar en la región desde 1980, lleva sin actualizarse desde 2020 por falta de financiación. “Con una mínima inversión se podrían conseguir importantes resultados”, recuerda la geóloga.
Niveles de alerta
Una vez que se ha desencadenado la emergencia, si esta se encuentra localizada y se dispone de suficientes medios y recursos en la zona para hacerle frente, nos encontraríamos en un nivel 0. Si la emergencia se encuentra localizada pero los daños son significativos, de manera que son necesarios medios y recursos ajenos a la zona afectada, se declararía el nivel 1. El nivel 2, como ocurrió en las inundaciones de Arriondas de 2010, contempla daños graves que afectan a zonas extensas y que los medios necesarios trascienden a los asignados en un principio. El nivel 3 se le denomina de ‘interés general’ y no escatimaría medios no adscritos al Plan. Esta alerta requiere una declaración del ministro del Interior a iniciativa propia o a propuesta de la Comunidad Autónoma, y pone en marcha la intervención de equipos de alarma y evacuación, así como la ayuda externa. Este nivel no se ha declarado nunca en nuestro país.
Aviso a la población
Según fuentes del Principado, “en el ámbito de las tecnologías de alerta temprana, el Gobierno autonómico ejecutará en las próximas semanas un nuevo simulacro de activación a través de la aplicación ES-Alert, el sistema de alerta por móvil a los ciudadanos. Este ejercicio dará continuidad al ensayo realizado en octubre de 2022 en la zona de Avilés y Corvera, y permitirá afinar los protocolos de comunicación y la efectividad de la respuesta de la ciudadanía en las situaciones de riesgo”.
La tecnología ES-Alert está activa en España desde 2023, se integra en la Red de Alerta Nacional y permite a las autoridades de Protección Civil enviar mensajes de alerta generalizados e inmediatos a los móviles localizados en el área afectada por la emergencia. Las alertas detallarán el riesgo, las posibles consecuencias y las instrucciones sobre cómo actuar en la situación. Usan redes 4G y 5G, y llegan a más del 90% de la población gracias a su cobertura en España.
Además del mensaje, se recomienda que el ciudadano se mantenga informado a través de otros canales oficiales como la radio, televisión o redes sociales del Gobierno y Protección Civil, ya que pueden ofrecer actualizaciones sobre la situación.
Alertas de Protección Civil en España: cómo funcionan y cómo configurarlas en tu móvil
Y los ciudadanos, ¿estamos preparados?
No se trata sólo de diseñar planes de emergencia y protocolos que permitan afinar el sistema de alertas tempranas y consigan que la información llegue a toda la cadena, también es necesario preparar a la población y concienciarla de los riesgos que ya nos amenazan. ¿Qué se está haciendo en este sentido?
Distintas autoridades europeas han realizado hace tiempo diversas recomendaciones sobre cómo sobrevivir ante una catástrofe. A finales de 2022, el Gobierno de Austria advirtió a sus ciudadanos de que deberían de prepararse para un posible ‘apagón’ que cortase el suministro de energía; Finlandia ha elaborado una guía sobre qué cosas hay que tener en casa o cómo actuar ante una situación crítica. Los escenarios contemplados van desde un corte de energía, a qué tener en la despensa para sobrevivir en casa, qué hacer si el agua está contaminada o qué llevar en una mochila en el caso de que tengas que abandonar la vivienda.
En algunos países europeos se programan, desde hace tiempo, campañas de concienciación y educación en escuelas y comunidades que promueven una cultura de autoprotección, algo no tan frecuente en nuestro país.
“Todos deberíamos de tener una mochila con lo más esencial por si tenemos que abandonar apresuradamente nuestra casa. Para el caso de que tengamos que irnos de casa toda la familia, debemos establecer un plan de emergencia familiar”
David del Valle, responsable autonómico de Socorros y Emergencias Cruz Roja Asturias.
“En los últimos años, la sociedad del bienestar, los avances tecnológicos, la calidad de vida y los servicios públicos han hecho que, en cierta medida, perdamos parte de nuestra resiliencia. Aquello que decían nuestras abuelas de ‘ten siempre algo de comida en casa, prepárate por si se va la luz’, lo hemos perdido. Los súper abren incluso los domingos, no hace falta llevar dinero en metálico porque podemos pagar con tarjeta y, al final, es raro que se vaya la luz… Todo este tipo de circunstancias han hecho que nos confiemos y veamos cualquier situación de emergencia como algo lejano”, explica David del Valle, responsable autonómico de Socorros y Emergencias de Cruz Roja Asturias. Hay unos recursos públicos preparados para atender la emergencia ordinaria, pero “la emergencia extraordinaria genera un estrés de recursos que, muchas veces, imposibilita que se pueda acceder a toda la población en un tiempo corto. En este sentido, nosotros como personas adultas debemos ejercer ese principio de autoprotección y tener unos elementos básicos en cada hogar. En la página web de Protección Civil informan, por ejemplo, de las recomendaciones que una familia debería tener en cuenta en su casa, como disponer de un stock básico de emergencia que incluya alimentos no perecederos y cierta cantidad de agua por habitante”, recuerda Del Valle.
Mochila de Emergencias
Un elemento muy importante es la mochila de emergencias. “Todos deberíamos de tener una con lo más esencial -batería de móvil, documentación, pasaporte y elementos de primera necesidad- por si tenemos que abandonar apresuradamente nuestra casa. Para el caso de que tengamos que irnos de casa toda la familia, debemos establecer un plan de emergencia familiar. Es algo muy casero y útil que permite a los miembros de la de familia poder acudir a un punto de reunión si las comunicaciones fallan y se encuentran dispersos en el momento de la emergencia. Todo esto debería de formar parte de nuestra cultura básica, no solo popular sino educativa, y debería de incluir también una formación mínima de primeros auxilios y un botiquín”, comenta Del Valle.
Los tiempos difíciles generan personas fuertes
“Los tiempos difíciles crean hombres fuertes, los hombres fuertes crean tiempos fáciles. Los tiempos fáciles crean hombres débiles, los hombres débiles crean tiempos difíciles” (Michael Hopf, escritor)
Cruz Roja, a través de sus talleres, lleva años educando y promoviendo la resiliencia comunitaria para preparar a la ciudadanía, no solo en lo referente a la autoprotección personal y del hogar, sino también a nivel asociativo. “El objetivo es poder colaborar con el resto de los vecinos para responder ante una emergencia -si se diera la circunstancia-. Puede que tengamos vecinos que no tengan lo básico, -agua, comida-, que necesiten una medicación de urgencia, o que por su avanzada edad tengan dificultades de movilidad. Si todo eso lo tenemos en cuenta a nivel vecinal, podremos dar soporte y ayuda a nuestros vecinos hasta que lleguen los servicios de emergencia ordinarios o extraordinarios”, explica el director de Emergencias de la Cruz Roja. Los cursos de formación se imparten de forma gratuita a quien lo solicita. “En ocasiones no llegan a todo el mundo en el tiempo deseado por que los recursos son limitados, pero si no se pueden dar este mes, se hará dentro de cinco”.
En el mes de noviembre, el Gobierno sueco procedió al envío de 5 millones de ejemplares del folleto titulado: Si llega la crisis o la guerra, una edición actualizada de la guía ciudadana que informa a la población sobre cómo sobrevivir en un escenario adverso. El ministro de Defensa de dicho país, Carl-Oskar Bohlin, comentaba que si los hogares estaban preparados, contribuirían a la resiliencia de todo el país. Entre varias recomendaciones hablan de una lista de provisiones que aconsejan tener en los hogares, así como una mochila preparada por si has de abandonar o evacuar tu domicilio, como ya ha pasado o puede ocurrir en caso de cualquier emergencia.
Facilitamos el enlace al folleto Si llega la crisis o la guerra
Equipos de respuesta básica
En colaboración con el SEPA, Cruz Roja participa con Equipos de Respuesta Inmediata ante Emergencias (ERIEs) para proporcionar albergue provisional y atención psicosocial ante situaciones de Emergencias y realizar labores de búsqueda y salvamento en medios acuáticos. Pero además de la que ofrecen estos equipos altamente especializados, hay otra respuesta a la emergencia que se da de forma más cercana y que está a la vuelta de la esquina, en nuestra propia localidad, por ejemplo. Son los Equipos de Respuesta Básica en Emergencia (ERBEs) que pueden estar integrados por cualquier persona, grupos de vecinos, asociaciones, etc. “Los equipos que tenemos en las localidades con oficinas de la Cruz Roja disponen de un material mínimo y una formación. Durante las épocas valle, es decir, cuando no hay emergencias a la vista, se preparan de forma preventiva e imparten talleres, trasladando toda esa información a la ciudadanía, ayudando a preparar la mochila de 24 horas, trabajando con los grupos la resiliencia comunitaria, los planes de emergencia familiar, etc. Así, cuando se produzca una emergencia, esas personas tienen a su alcance las herramientas necesarias para enfrentarse a la situación”, explica Del Valle.
En colaboración con el SEPA, Cruz Roja participa con Equipos de Respuesta Inmediata ante Emergencias (ERIEs) para proporcionar albergue provisional y atención psicosocial ante situaciones de Emergencias y realizar labores de búsqueda y salvamento en medios acuáticos
En Tapia de Casariego, por ejemplo, no disponen de un grupo de Protección Civil ni de servicios de emergencia que actúen con inmediatez, y en los últimos tiempos han tenido que hacer frente a algunas inundaciones, han tenido que rastrear a personas desaparecidas y solucionar la escasez de suministro de alimentos durante la pandemia. Allí funciona desde hace algún tiempo un pequeño grupo de acción local de Respuesta Básica de la Cruz Roja. Román Alonso, presidente de la Oficina Local de Cruz Roja, es el coordinador de este grupo de personas con ganas de ayudar. Reciben una formación específica en aspectos de Protección Civil, Primeros Auxilios, materiales de la mochila o vehículos de emergencia. A partir de ahí se coordinan con otros equipos de asistencia porque ninguna célula de Cruz Roja funciona por su cuenta.
Cruz Roja mantiene un convenio de colaboración con el Principado de Asturias en materia de Emergencia. Esto significa que la Organización aporta todos los recursos posibles cuando el Gobierno precisa su ayuda. Desde 2020, Cruz Roja en Asturias tiene implantados equipos de respuesta rápida y cercana en Tapia, Gijón, Avilés, Siero y Bárzana y, próximamente, empezarán a funcionar en Mieres, Cangas de Onís, Oviedo y Laviana.
Asturias está preparada
En el Principado tenemos la única Unidad de Investigación en Emergencias y Desastres (Universidad de Oviedo) que, además de investigar, imparte un Máster Universitario en Análisis y Gestión de Emergencias y Desastres, todo un referente a nivel europeo.
Si consultamos la página del Servicio de Emergencias de Principado de Asturias, que engloba tanto la información de Protección Civil como los Planes, podemos ver que hay una organización planteada que se ha activado en algún momento, que se ha actualizado, que en todo este tiempo ha aglutinado también experiencia y que tiene vinculados recursos públicos y no públicos, como pueda ser la Cruz Roja. Pero ¿podemos decir con todo esto que estamos preparados? “Todo va a depender de la situación que vivamos. Ante una gran catástrofe la preparación siempre va a ser insuficiente, porque siempre pensamos que podemos llegar a un nivel mayor de autoprotección. Por eso el objetivo está en conseguir comunidades y sociedades mejor preparadas para responder ante cualquier emergencia. En el fondo se trata de recuperar cosas que ya hacían nuestros abuelos, que vivieron una guerra y una postguerra donde la resiliencia comunitaria les ayudó a sobrevivir”, recuerda Del Valle.
El pasado mes de mayo se incorporaron medio centenar de bomberos al Servicio de Emergencias del Principado (SEPA). No obstante, existen disfunciones en el servicio que obligan a mantener turnos con personal insuficiente, según denuncia el sindicato USIPA. Fuentes del Principado consultadas por este medio nos informan de que cara a los presupuestos de 2025, el Gobierno del Principado incrementará los recursos y la plantilla del SEPA consolidando el esfuerzo ya iniciado en 2024 con la incorporación de 83 profesionales adicionales. Este año, el presupuesto ha crecido un 10% y se ha orientado hacia tres áreas: adquisición de equipamiento y vehículos especializados, expansión de la plantilla y fortalecimiento del contrato de apoyo para prevención y extinción de incendios. Con estas incorporaciones, el SEPA alcanza los 600 efectivos, mejorando de manera significativa su capacidad operativa y de respuesta ante emergencias climáticas y otros eventos críticos.
Conversaciones con Ricardo Anadón, catedrático de Ecología y experto en Cambio Climático
Los huracanes sufridos por EEUU o la DANA vivida en nuestro país llevan la marca de la emergencia climática y eso no nos hace ser optimistas a largo plazo. Nuestros científicos hace tiempo que nos vienen avisando y ya no podemos decir: eso a nosotros no nos va a afectar. Fernando Valladares, científico del CSIC, profesor de ecología y divulgador científico, denunciaba que, dos días antes de sufrir la DANA, la Comunidad Valenciana había aprobado adelantar los hoteles a 200 metros de la costa y no a 500 como estaba legislado, con el consiguiente riesgo que ello suponía para la población. Eso no ocurre solo en Valencia, en Asturias hace tiempo que se viene denunciando que se están ocupando zonas inundables, en las que el Estado no construye, pero los ayuntamientos dan permisos saltándose todas las normas. “No estamos sintonizados con el clima actual, sino con uno antiguo, y por eso creemos que no nos va a pasar nada. Es el mundo al revés, un científico apunta con el dedo un problema, y la gente mira el dedo y no el problema. Y cuando llega la catástrofe, se culpa al que decía que aquello iba a ocurrir”, advierte Valladares. Eso le ha servido un aluvión de críticas por parte de los negacionistas que han incluido amenazas a su persona, hasta el punto de que más de 800 investigadores y organizaciones civiles han suscrito un manifiesto de apoyo al científico.
El asturiano Ricardo Anadón empezó predicando en el desierto, allá por los años 90 y ahora es una de las voces más autorizadas sobre cambio climático. En 2020, un grupo de científicos elaboraron el informe Evidencia y efectos del Cambio Climático en Asturias (CLIMAS). Diez años después se volvieron a reunir para actualizar aquellos datos y vieron que, a pesar de todas las críticas que habían recibido en su momento, aún se habían quedado cortos en aquellas predicciones. Hoy ya jubilado, Anadón sigue con interés los informes de la Conferencia de UN sobre el Cambio Climático, pero sin más, “lo que está ocurriendo ya lo esperábamos y no se ha hecho nada”.
-Cuando ve lo ocurrido en Valencia, ¿qué piensa?
-Que existe una falta de responsabilidad muy grande. La gente ha respondido en la medida de lo posible, pero quien tenía que haber tomado las riendas de la situación y poner en marcha las medidas preventivas adecuadas era la Generalitat. Pero, como ahí se prioriza el aspecto económico por encima de las personas –‘cómo vamos a cerrar’, ‘¿y si la cosa no es para tanto…?’- pues pasa lo que pasa. No es la primera vez que en una Semana Santa la Aemet da a conocer sus predicciones -que a su vez se apoyan en modelos europeos de dinámicas atmosféricas- y anuncia mal tiempo para esas fechas; en base a eso, los turistas no vienen y los hosteleros montan un pollo a Aemet, culpándola de lo ocurrido cuando simplemente daba el aviso de esa posibilidad. La dinámica atmosférica sigue teniendo un componente caótico, pero uno debiera creer que eso puede ocurrir y por tanto tomar medidas por responsabilidad”.
-Usted que lo ha vivido en propia carne, ¿qué piensa de aquellos que convierten a los mensajeros en objetivos del odio?
-Recibir amenazas directas y cosas de esas, como le está pasando a mi amigo Fernando Valladares, por parte de los negacionistas, es imperdonable. Cada uno es dueño de creer lo que quiera, pero esas personas se tienen que dar cuenta de que van en contra del 99,9% de la comunidad científica que trabaja en el clima y del resto del mundo. Esas teorías conspiranoicas que defienden está demostrado que no tienen fundamento científico ninguno. Si quieren pensar otra cosa, que lo hagan, pero que no incordien. No entiendo la violencia”.