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domingo 24, noviembre 2024

Sin pájaros no hay futuro

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Los gorriones forman parte de nuestra vida. Las golondrinas anuncian la llegada de la primavera. Los primeros son la alegría de parques y jardines. Las segundas son arquitectas expertas en vuelos rasantes a la caza de insectos. ¿Un planeta en el que no existan ninguno de estos pájaros puede considerar que goza de buena salud?

Estudios realizados por entidades como SEO Bird/Life alertan sobre la desaparición de estas especies y la importancia que tiene para nosotros su presencia. Los datos ilustran mejor la realidad: una golondrina consume unas 850 moscas y mosquitos al día. Esto supone 150 gramos diarios de insectos, 310.250 unidades anuales. Un total de 55 kilos al año por pájaro. ¿Te imaginas lo que significaría para nosotros la vida con todos esos insectos alrededor?

Según estudios más o menos recientes se estima que la población europea de gorriones ha decaído un 63% en los últimos 30 años. Hay ciudades como Londres en las que ya es imposible ver gorriones en sus calles.

La importancia de cuidar el presente para el futuro. Situación en 2020

“Un mundo no apto para gorriones, tampoco puede ser un mundo para las personas”. Esta es la consigna de SEO/BirdLife, la Sociedad Española de Ornitología y ONG ambiental decana en España, fundada en 1954. Por eso llevan años trabajando en campañas de protección, identificación de los problemas que afectan a la especie y promoviendo medidas de protección. Según estudios más o menos recientes se estima que la población europea de gorriones ha decaído un 63% en los últimos 30 años. Hay ciudades como Londres en las que ya es imposible ver gorriones en sus calles. La adaptación de las especies al ser humano no siempre es buena.

Nicolás López-Jiménez, Delegado de SEO/BirdLife en Asturias y Responsable del Programa de Conservación de Especies
Nicolás López-Jiménez / Foto: Niko_01 (©Antonello Dellanotte)

Nicolás López-Jiménez, Delegado de SEO/BirdLife en Asturias y Responsable del Programa de Conservación de Especies, comenta que los datos que se obtienen a través del Programa SACRE** que es de seguimiento de aves comunes evalúa la tendencia de los pájaros asociados a medios agrícolas, forestales, urbanos y arbustivos. El gorrión se enmarca dentro los asociados a medios urbanos y también a agrícolas. “Las aves ligadas a medios agrícolas han reducido su población casi en un 50%, las ligadas a medios forestales un 23%, a medios urbanos un 22% y sin embargo las ligadas a medios arbustivos, son las únicas que mantienen una tendencia estable ligeramente positiva. Hablando ya en concreto del gorrión, tenemos su tendencia ligada a medios urbanos, pero curiosamente el gorrión común, a diferencia de lo que ocurre en otras comunidades autónomas, en Asturias no solo no ha sufrido el declive que ha vivido en otras ciudades españolas, sino que ha experimentado un ligero aumento de población. En otras mucho más cosmopolitas como Londres se han extinguido en un 95%. Igual ha pasado en muchas capitales europeas y en ciudades como Madrid o Barcelona”.

“Asturias es una región que mantiene una vida rural sana y todavía hay muchas actividades ligadas a este medio, Con lo cual el gorrión posee una población periurbana muy buena, lo que permite que coman en la periferia donde encuentran buenos hábitats y que después vayan a las ciudades”

¿Qué pasa entonces en Asturias? Pues a pesar de que después del año 2000 se vivió un momento de preocupación porque su índice descendió en un 50%, la población de gorriones se ha ido recuperando y todo gracias al carácter rural de las ciudades más pequeñas y que también los grandes núcleos de población como Oviedo, Gijón y Avilés tienen una periferia bastante rural. “Asturias es una región que mantiene una vida rural sana y todavía hay muchas actividades ligadas a este medio –comenta Nicolás-. Con lo cual el gorrión posee una población periurbana muy buena, lo que permite que coman en la periferia donde encuentran buenos hábitats y que después vayan a las ciudades. Yo vivo en una aldea pequeña cerca de Ribadesella y da gusto porque está llena de golondrinas, gorriones y un montón de pajarines. Todo porque hay ganadería”. La preocupación surge de nuevo cuando últimamente escuchamos a los expertos alertando sobre el problema de la despoblación rural en la región. Esto supone un contratiempo importante para estas aves ya que su conservación está ligada a la presencia del ser humano.

A los gorriones les afecta mucho la contaminación atmosférica y la escasez de espacios verdes en los que alimentarse de manera equilibrada. Otro factor que se suma a esta ecuación es que las ciudades modernas, con sus edificios de diseño no ofrecen espacios para la nidificación. No hay huecos en tejados ni paredes en los que construir un nido. Por otra parte, las ciudades son cada vez más limpias, ya no hay alimento por el suelo y los espacios verdes se reducen o se cambian por componentes artificiales como hormigón, hierba artificial o pavimentos. ¿Traducción? Que estas pequeñas aves pierden gran parte de sus recursos de supervivencia. Todo es una cadena. “También les afecta el uso de pesticidas y herbicidas que no solamente matan las hierbas que comen los gorriones, sino que matan los insectos -comenta Nicolás-. Cuando ellos comen cualquiera de esos vegetales impregnados con ese tipo de sustancias tóxicas mueren o les provocan infertilidad.

Uso de pesticidas

A diferencia de lo que sucede con otras aves, nadie coge a los gorriones muertos y les hace necropsias para identificar las causas de su muerte. Lo que sabemos es que están desapareciendo porque cada vez se reproducen menos y en menor número, pero no sabemos si hay alguna causa de muerte más directa porque nadie está haciendo esos estudios. También puede haber sustancias tóxicas que provoquen que tengan menor tasa de producción y esta es una de las cosas que hemos promovido para que se investigue. Hay en marcha varias investigaciones en ciudades españolas en las que se está estudiando qué factores pueden ser los que están determinando este declive porque es algo generalizado. Otro valor que se baraja últimamente es el de las enfermedades intrínsecas a la especie. Siempre las hubo, pero ahora hay una propensión más alta al contagio porque con el cambio climático sufren mucho más”.

“Un mundo no apto para gorriones, tampoco puede ser un mundo para las personas”

Pero igual que la tasa de desaparición de gorriones se ha estabilizado en Asturias, en otras especies como la golondrina está aumentando. Asociada a medios agrícolas y urbanos, a partir del año 2000 se comenzó a percibir un descenso y, aunque parece que en los últimos años se ha estancado, el bajón en la región ha sido brutal. Estudios realizados por expertos indican que en la última década la población ha descendido en un 30%. “En el caso de las golondrinas nos afecta todavía más incluso desde un punto de vista egoísta porque son grandes consumidores de insectos y anualmente consumen toneladas y toneladas”.

Al igual que a los gorriones, a las golondrinas les afecta la falta de lugares de nidificación y las intoxicaciones producidas por la ingesta de insectos contaminados por productos químicos. También les afecta el no encontrar barro con el que elaboran sus nidos y muchas veces, cuando lo encuentran y los construyen tras haber cruzado el desierto del Sahara, los humanos les tiran los nidos. Tal y como afirma Nicolás, es importante destacar que en Asturias no se ha dado ninguno de estos casos.

“La golondrina está asociada a medios agrícolas y urbanos. a partir del año 2000 se comenzó a percibir un descenso de su población y, aunque parece que en los últimos años se ha estancado, el bajón en la región ha sido brutal”

En SEO Bird/Life organizan campañas para que cada vez más gente se implique en la protección y conservación de todas estas pequeñas aves que sin darnos cuenta, forman parte de nuestro día a día. “Yo animo a todo el mundo a que propicie que cada vez haya más aves de este tipo en las ciudades. Por ejemplo, es importante que se sepa que los pájaros son homeotérmicos y en verano sufren mucho con las olas de calor. Se deshidratan muy rápido y en las ciudades no siempre encuentran sitios para beber, miles de pájaros mueren de sed en verano y de frío en invierno. Hemos promovido en algunas ciudades que la gente ponga en sus balcones o terrazas comederos para los gorriones que sean excluyentes para otras especies. Para las golondrinas proponemos que la gente pueda hacer nidos que son prácticamente iguales a los que ellas construyen”.

Llegados a este punto se abre un espacio para la reflexión y ésta debe ser seria y profunda. ¿Se puede entender la vida sin pájaros? La respuesta es clara: no. La cosa va mucho más allá de conservar la biodiversidad y el mundo natural. La vida sin ellos no es vida y no es imaginable un futuro en el que no existan. “Lo que está sucediendo nos tiene que hacer pensar -reflexiona finalmente Nicolás-. A nivel sentimental es importante porque, que en las ciudades no haya cantos de aves, es muy triste. Desde una perspectiva ética, que desaparezca una especie es para hacérselo mirar, porque puede que sea un síntoma de que algo malo está pasando. Puede ser un bioindicador de un mal estado del ecosistema en el que estamos viviendo nosotros y nuestros hijos. El gorrión es un magnífico indicador porque es un ave que está ligada a los humanos desde la prehistoria, y si de unos años a esta parte está sufriendo un declive importante en las zonas en las que nosotros vivimos, algo está pasando y no es bueno”.

Golondrina
Golondrina

La importancia de conocer el pasado

En 1958 Mao Zedong, máximo dirigente del Partido Comunista de China y fundador de la República Popular, puso en marcha el proyecto del Gran Salto Adelante. A través de él pretendía convertir al país asiático en una gran potencia industrial. El método para conseguirlo era suplir la falta de tecnología, maquinaria y experiencia con mano de obra masiva aumentando sobre todo la industria pesada y la agricultura. En lo tocante a la agricultura se puso sobre la mesa el proyecto de “Las cuatro plagas”. Había que eliminar completamente cuatro especies consideradas nefastas para las cosechas: los ratones, las moscas, los mosquitos y los gorriones. En aquella época se dijo que cada gorrión consumía de media unos 4,5 kilos de grano al año, los cálculos no dejaban lugar a dudas: matando a un millón de gorriones, habría alimento para 60.000 personas. El decreto de Mao fue: “los gorriones son una de las peores plagas, son enemigos de la revolución, se comen nuestras cosechas, mátenlos. Ningún guerrero se retirará hasta erradicarlos, tenemos que perseverar con la tenacidad del revolucionario”.

La población comenzó a golpear ollas y sartenes hasta que los pájaros caían muertos de agotamiento. También los envenenaron, destruyeron sus nidos y rompieron sus huevos. La campaña fue un éxito. Aunque el país fue advertido por numerosos expertos de que los gorriones comen más insectos que grano, el gigante asiático hizo oídos sordos y continuó con su campaña. La consecuencia fue que sus campos se quedaron sin gorriones y se volvieron vulnerables a las plagas de langostas que devoraron cosechas enteras. El resultado final se tradujo en la Gran Hambruna China, también llamada “la hambruna del gorrión”. El cálculo oscila entre los 15 millones y los 45 millones de personas muertas en la pobreza más absoluta por no tener cosechas con las que alimentarse. Los daños económicos fueron muy duros. El proyecto del Gran Salto Adelante cayó por su propio peso y en 1960 Mao dio cuenta de su gran error y puso fin a la matanza de gorriones diciéndole a la población: «suàn le» (Olvidadlos). Actualmente en China, el gorrión es un ave protegida.

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