Son muchas las fiestas que a lo largo del año tienen lugar en Llanera para diversión de sus vecinos y atracción del visitante. Mayoritariamente celebran fiestas tradicionales, y algunas se han instaurado recientemente para recuperar momentos históricos o tradiciones perdidas.
El concejo inicia su año festivo con San Antón en Robledo, que además de la celebración religiosa se acompaña con un menú contundente a base de callos, adobo, picadillo y arroz con leche. Al mes siguiente, como en el resto de la Península, toma el relevo el Antroxu, que aquí se festeja por todo lo alto. Hay tres días de programa festivo, que incluyen aclamados y concurridos concursos de disfraces para niños y para adultos, y que culminan el Martes de Carnaval con el Entierro de la Sardina en el parque de Posada de Llanera.
Mayo coge el relevo con la feria de San Isidro, que antaño había sido emblemática y que se recuperó en 2017. Está dedicada a la compra venta de ganado, pero incluye actividades que atraen a muchos visitantes, convirtiendo el día en un reconocimiento a los labriegos asturianos. Así, pueden verse arrastres de parejas de bueyes, tanto asturianos como cántabros, concurso nacional de mastines y concurso nacional de ovejas Suffolk; todo coronado con un mercado tradicional y una comida de homenaje a los mayores de Llanera.
Durante tres días, la Edad Media se apodera de las calles de Llanera con la Fiesta de los Exconxuraos
Todo ello va calentando el ambiente para la que se ha convertido en la fiesta grande del concejo: la Fiesta de los Exconxuraos, el primer fin de semana de julio. Durante tres días, la Edad Media se apodera de las calles y las gentes de Llanera, para recordar que en el siglo XV los vecinos de Llanera se rebelaron contra los abusos de la Iglesia y permanecieron unidos en esa decisión a lo largo de cuatro largos años. El carácter rebelde da paso ahora al festivo para realizar diversas actividades alrededor de la recreación de un gran mercado medieval -con artesanos trabajando en vivo- y un campamento militar de la época. La fiesta está considerada de Interés Turístico Regional e incluye un torneo medieval entre cuatro caballeros, exhibición de cetrería y otros espectáculos, representación histórica mediante un desfile de exconxuraos con pregón final, cena medieval para más de mil personas o el concierto de la Coral Polifónica de Llanera.
La fiesta tiene tal entidad que pervive en el recuerdo durante todo el año, pero todavía hay tiempo para disfrutar de las fiestas tradicionales que tienen lugar a lo largo del verano en los pueblos del municipio. Como cierre, y en recuerdo de una actividad agrícola que no hace tantos años era el motor de la zona, en agosto tienen lugar dos ferias dedicadas al campo. Una es la Feria Agroalimentaria de Productos Ecológicos de Asturias (FAPEA), en la que se dan cita productores de España y Portugal que cuentan con sello de certificación ecológica. La otra, es un concurso de ganado de la raza Asturiana de los Valles y de raza Frisona, al que acuden bellos ejemplares.
La Fiesta de los Exconxuraos recuerda un hecho histórico acaecido en Llanera hacia 1408, fecha en la que estaba sujeta al señorío jurisdiccional de la sede episcopal ovetense. Por aquel entonces, el obispo Don Guillén enviaba cada vez con más frecuencia a estas tierras a su encomendado, a cobrar tributos a gentes sencillas, que se veían obligadas a entregar parte de su ganado, pasando hambre y necesidad constantes. Hartos de este abuso del poder eclesiástico, uno de los vecinos -el hidalgo Gonzalo Rodríguez de Posada-, en representación de todos los demás se negó a entregar el buey que le correspondía, siendo apoyado en su decisión no solo por todo el pueblo sino también por su párroco. La reacción del entonces obispo de Oviedo fue excomulgar a todos los vecinos de Llanera, cerrando las puertas de las iglesias de todo el concejo. No habían sido los primeros en rebelarse en Asturias y esa medida había surtido efecto en anteriores ocasiones. Sin embargo los llanerenses persistieron de manera pacífica en su actitud durante cuatro años, hasta que fallece el obispo y el nuevo prelado, Diego Ramírez de Guzmán, muestra una actitud de moderar los tributos a pagar a la Iglesia y un carácter conciliador. El conflicto se resolvió con una penitencia de treinta hombres que asistieron descalzos a una procesión en la Catedral de Oviedo. El recuerdo de esta resistencia pasiva se mantuvo viva hasta principios del siglo XX en la memoria de los ancianos lugareños y para preservar su recuerdo, desde el año 2000 Llanera celebra la Fiesta de los Exconxuraos como símbolo de la fortaleza y hermandad de todo un pueblo.