Verónica Iglesias ha ascendido recientemente a la máxima categoría de cuatreada, únicamente reservada para un puñado de jugadores de más alto nivel.
El mundo de los bolos es tradicionalmente masculino, y esta categoría parecía inalcanzable para una mujer, hasta que la joven sierense, con sólo veinte años, ha demostrado lo contrario a base de talento, esfuerzo e ilusión.
-Has conseguido recientemente meterte en la máxima categoría, entre los mejores jugadores de cuatreada. ¿Ha sido muy difícil?
-Bueno, meterse en esta categoría cuesta mucho a cualquiera, más jugando entre los hombres y abriéndome camino entre todos ellos. Supuso muchas horas de entrenamiento, dedicación y concentración, y sí, fue difícil, pero al final se ha podido hacer.
-Llegar hasta aquí con sólo veinte años dice mucho de tu talento, y también de tus maestros. ¿De quién te acuerdas al mirar hacia atrás?
-De un maestro que tuve en el colegio de Lieres, llamado Angel, que fue el primero que me enseñó a jugar a los bolos. Me enseñó cómo se cuenta, cómo se tira, todo lo básico para luego poder aprender más. Después estuve con Celestino Esperoni siete u ocho años, desde que empecé en la peña Lieres, y estar tanto tiempo con alguien tan bueno como él se nota mucho. Y ahora estoy con Javier Pruneda en la Peña Villa de la Sidra Titi, que es el mejor maestro que puedo tener. Es uno de los mejores jugadores del mundo y tiene mucha paciencia conmigo. Entre otras cosas, me está ayudando a mejorar para el pulgar, para tirar mejor.
“Como ahora sólo hay hombres tienes que jugar contra ellos. Si hubiera una liga femenina se apuntarían más mujeres”
-Juegas en individual y por equipos. ¿Qué modalidad prefieres?
-En equipo me siento más arropada, es más entretenido y me encuentro más a gusto, además de que me llevo muy bien con los compañeros. Eso no quiere decir que no me guste jugar en individual, pero es diferente: hay que estar siempre concentrado en la partida y procurar no salirse mentalmente en ningún momento, porque si lo haces se nota enseguida cuando tiras.
-Pese a tu juventud, ya llevas muchos años en esto, ¿qué fue lo que te atrajo de los bolos?
-Bueno, empecé desde pequeña en actividades extraescolares y enseguida le cogí afición. También se dieron cuenta de que tenía talento para jugar, así que aquí sigo.
-¿Crees que estás abriendo camino para otras chicas, en un deporte que hasta ahora ha sido casi exclusivo de hombres?
-De momento no hay muchas mujeres que se animen a jugar, o las que empiezan como yo en el colegio lo dejan con el tiempo, así que no parece que abra mucho camino. Yo creo que este deporte lo pueden practicar tanto mujeres como hombres, pero como ahora sólo hay hombres siempre tienes que jugar contra ellos. Si hubiera una liga femenina yo creo que se vería de otra manera, se apuntarían más mujeres.
-Trabajas muchas horas al día. ¿Cómo sacas ganas para ir a entrenar?
-Por afición, que tengo mucha. Si no, hace tiempo que no seguiría jugando. Cuando voy a la bolera no es sólo para entrenar, es que me divierto jugando y me ayuda a recargar las pilas.
-¿Ves posible conservar la categoría?
-Todo el mundo dice que mantenerse es por suerte, porque te lo juegas todo a unas tiradas en concreto, así que con haber subido a Primera ya estoy bastante conforme. Creo que todavía puedo mejorar, pero prefiero ir poco a poco. No me planteo metas a largo plazo: si gano algún campeonato o llego a finales importantes, mejor, y si no, no pasa nada. Yo lo que quiero es seguir jugando con la Peña, y disfrutar.