Desde pequeño sintió la necesidad de mirar al cielo para descifrar su lenguaje. Con solo catorce años, cuando consigue tener acceso a internet, ingresa en el foro Meteoasturias donde aprende modelos meteorológicos, previsiones o interpretación de escenarios. “Me pareció increíble encontrar en aquel momento a gente tan friki como yo, respuestas a tantas preguntas”. Años después, une esta con su otra gran pasión, la comunicación. El periodista asturiano, Adrián Cordero, es el presentador de La Sexta Meteo. ¿Quién dijo que la información del tiempo tenía que ser seria, compleja o aburrida?
Su esfuerzo por comunicar las previsiones climatológicas de forma amena y su simpatía atraen audiencia a La Sexta Meteo. Adrián Cordero forma parte de esa nueva generación de “hombres del tiempo” que han evolucionado al ritmo de las tecnologías y, además, saben hacer disfrutar a los espectadores.
-Naciste en Avilés, estudiaste periodismo en Madrid y dices que “en la actualidad te mueves entre nubes buscando la posibilidad de vivir de lo que más te gusta, la comunicación de la meteorología”. ¿Cuándo te surge esa pasión?
-Desde que era muy pequeño miraba al cielo, pero lo que más me atraía era la nieve. Así que cuando desde Avilés veía el Gorfolí o La Reigada con algún rastro de nieve pedía a mis padres que me llevaran hasta allí, o a Pajares. Luego, con catorce años, me metí en el foro Meteoasturias que aún hoy sigue funcionando y ahí prácticamente lo aprendí todo.
“Tengo una gran vinculación emocional con la climatología, estoy muy conectado con los fenómenos atmosféricos”
-La información del tiempo la realizan normalmente físicos o geógrafos, pero hacer llegar las predicciones al gran público de manera que lo entiendan es una labor fundamental. ¿Cómo la entiendes tú que además has creado un estilo propio?
-Además de esos dos perfiles que comentas está el del comunicador, el periodista, que luego se especializa en meteorología. Hay bastantes en este mundillo. Yo me quería dedicar a esto y me debatí en su momento entre estudiar Física y especializarme luego en Física de la OIAtmósfera o hacer periodismo, y como mi pasión era la comunicación pues aquí acabé. Luego, lo de desarrollar un estilo fue surgiendo de forma natural, no es algo estudiado ni premeditado. En la carrera cuando hacíamos exposiciones en clase, yo ya comunicaba así, me subía al atril y gesticulaba para explicar las cosas porque disfruto haciéndolo.
-Pero es que no solo gesticulas… has cantado la meteo a ritmo de Nino Bravo, has bailado, te has vestido de primavera, de verano; te has congelado hablando en directo bajo un temporal y nos has relacionado las borrascas con la serie Juego de Tronos… ¿Cuál es tu fuente de inspiración?
-Lo de cantar me lo pidieron en el programa Zapeando, y no me lo pensé dos veces porque me gusta cantar desde siempre, soy un forofo de los karaokes, del show. Así que siempre que me hacen una propuesta en esta línea saben que cuentan conmigo.
-Además de hacer las previsiones meteorológicas amenas transmites pasión por lo que ocurre en el cielo.
-Lo vivo de verdad, estoy muy conectado a todos los fenómenos atmosféricos. Soy una persona que no duerme si sé que va a nevar. Esta noche, por ejemplo, me levanté porque escuché una tormenta y eso es algo atípico en enero en el interior de España. Desde el año 36 puede ser la sexta vez que ocurre algo así en Madrid. Oí la tormenta y fui corriendo a la ventana para ver los rayos y el granizo, no me podía perder algo así. A veces es problemático que tu trabajo y tu pasión se mezclen, es más práctico tener una cierta distancia emocional, pero la realidad es que yo no la tengo. Los fenómenos climatológicos me emocionan, no lo puedo evitar y cuando salgo en la televisión creo que transmito esa pasión. Hoy lo primero que hice al levantarme fue mirar si aún quedaba nieve después de las lluvias de estos días, y vi que en el monte que hay junto a mi casa aún quedaba un poquito. La primera quincena del mes de enero es la segunda más fría desde el punto de vista climatológico desde el año 61. Esto es una barbaridad.
-Hablemos de lo acontecido hace varios días en Madrid. Aemet alertó de la nevada con tiempo de antelación, lo anunciasteis en las televisiones, pero no se hizo nada hasta bastante tiempo después cuando ya estaba sembrado el caos. ¿Qué pasó?
-Lo primero que pasó fue lógico. Madrid, como casi ninguna ciudad de España, no cuenta con medios suficientes para hacer frente a algo de esta envergadura porque sencillamente no ocurre habitualmente. Hablamos de una nevada que no tiene precedentes en sesenta años. No sería razonable tener un montón de dinero invertido, de medios, para algo que no ocurre con frecuencia. La primera parte sería esta. La segunda tiene que ver con la capacidad de reacción que tú tengas como dirigente político al margen de cualquier connotación ideológica. El mayor problema no fue tanto el caos inicial que era previsible y si se hubiera explicado a la gente lo habría entendido, cosa que no se hizo; si no el caos que siguió viviendo Madrid quince días después. Hubo tiempo para reaccionar y no se hizo nada: no se contrató maquinaria ni brigadas de trabajadores a través de una convocatoria extraordinaria de empleo, por ejemplo, para retirar la nieve de las calles.
Por otro lado, y al margen de que la previsión fue acertada, cuando sucedió -se habían anunciado cuarenta o cincuenta centímetros de nieve-, como es algo que no habíamos visto antes -hablo por mí-, no te lo crees hasta que no te cae encima. Lo ocurrido desbordó todas las expectativas.
“Con la nevada de Madrid probablemente hubo un error de comunicación y es importante reconocerlo, hacer autocrítica. La gente no se lo tomó en serio y reaccionó de forma lúdica cuando la situación era de peligro”
-Pocas veces lo hemos visto, pero ¿qué supone activar un nivel rojo? ¿Sabemos traducir este mensaje?
-En la Agencia Estatal de Meteorología el nivel rojo tiene una explicación muy clara. Es un fenómeno extremo, muy poco habitual y potencialmente peligroso para la población. Como autocrítica creo que no supimos comunicar bien esta gravedad. En televisión, casi siempre, estamos intentando buscar el punto de vista más atractivo de los fenómenos meteorológicos, y utilizamos con demasiada frecuencia adjetivos como histórico, excepcional o brutal para fenómenos que luego la gente ve que no son tan extremos. Así que cuando ha llegado algo de verdad, como ahora, no nos han creído. Igual ese exceso de verborrea por intentar hacer la información interesante hizo que los ciudadanos no se tomaran en serio lo que venía y reaccionaran con la nieve de forma lúdica, festiva, no como algo peligroso y extremo. Salieron en masa a la calle a pasear, jugar, tirarse bolas, hacer muñecos, cuando lo más adecuado era ver la nieve desde la ventana de tu casa y por supuesto no coger el coche bajo ningún concepto. Debería de haberse prohibido. Probablemente hubo un error de comunicación y es importante reconocerlo, hacer autocrítica. Yo sí me pregunté qué hacían miles de personas en la M-40 el viernes por la noche porque yo no habría estado allí. Sabía que con solo veinte centímetros de nieve estaría impracticable, que iba a ser un caos y eso no lo supe explicar. Y esta no es tarea de Aemet, ni de un político, porque la gente al final se acaba informando del tiempo principalmente a través de la televisión y de la aplicación de su móvil.
-¿Crees que se está informando correctamente a los ciudadanos sobre las situaciones que se producen o se van a producir? ¿Se informa a tiempo, se oculta información?
-Creo que se informa a tiempo. Aemet siempre es prudente a la hora de activar los niveles de aviso y suelen hacerlo de manera progresiva. Eso lo veo razonable porque activar determinados niveles supone la movilización de protocolos y dispositivos de protección civil, que en última instancia se traducen en dinero y recursos. ¿Se informa correctamente? En televisión pienso que sí. Tal vez y solo tal vez, creo se podrían aprovechar los recursos digitales de los que disponemos en este momento para alertar en tiempo real a los ciudadanos. Yo, por ejemplo, vivo en El Molar y a partir del lunes tenemos cierre perimetral de la Comunidad de Madrid por el tema del Covid-19. A mí el lunes a primera hora me llega un mensaje informándome de que mi municipio, a partir de ese momento, está confinado por restricciones por Covid. Las administraciones tienen nuestros datos, así que esto es sencillo de hacer. Imagínate un mensaje que llegara a tu móvil diciendo “a partir de hoy su municipio está en alerta por nevada, mantenga las siguientes precauciones…” En otros países del mundo con climatologías extremas han desarrollado sistemas de comunicación con la ciudadanía en tiempo real. Aunque sean coches de policía con altavoces alertando de la situación: por favor vayan a sus casas, no cojan sus vehículos.
-Tras el paso de Bella, Filomena, Gaetán y Hortensia, Asturias lleva cerca de un mes sin levantar cabeza, meteorológicamente hablando. ¿Será la tónica del año? ¿Nos debemos ir acostumbrando?
-Este año está siendo muy activo en cuanto a la formación de grandes ciclones en el Atlántico. En febrero se suma otra situación: la ruptura del vórtice polar, algo que intentaré explicarte para que visualices. El vórtice polar es una zona cerrada de aire frío que circula en altura sobre el Polo Norte. Periódicamente se rompe. Antes lo hacía de manera excepcional cada dos o tres años, pero cada vez observamos -y esto es un hecho-, que se rompe de manera más habitual. A finales del año pasado se fracturó, fue cuando tuvimos esas Navidades tan frías y grandes nevadas, pero a principios de año volvió a romperse otra vez. Los efectos de esto tardan en llegar a nuestras latitudes dos o tres semanas y se traduce en la circulación de una masa de aire frío de componente norte, un desplazamiento de las borrascas más hacia el sur y por tanto más lluvia en las latitudes bajas de Europa que es donde nos encontramos. De alguna manera, podríamos decir que los ingredientes que tenemos ahora sobre la mesa son los adecuados para tener un mes de febrero bastante movido. No obstante, como las previsiones a largo plazo tienen bastante incertidumbre, una cosa son los ingredientes y otra ver qué plato resulta al final con todo esto. Eso será una sorpresa. Este invierno que estamos teniendo no es habitual. La primera quincena del mes de enero es la segunda más fría desde el punto de vista climatológico desde el año 61. Esto es una barbaridad y parece que contradice el contexto de cambio climático y calentamiento global que estamos viviendo cuando no es así.
“La relevancia no reside tanto en ese aumento de las temperaturas de un grado y medio si no ¿qué alteraciones están teniendo lugar en la atmósfera para que esto se produzca?”
-Cada vez con más frecuencia escuchamos que las temperaturas registradas superan lo conocido. Fenómenos meteorológicos poco habituales se están convirtiendo en frecuentes; tenemos olas de calor más severas… ¿Hacia qué escenario nos encaminamos?
-Todo tiende a ser más… y no precisamente más cálido sino más extraño. La tormenta de esta madrugada en Madrid en pleno mes de enero, a lo mejor ha pasado desapercibida para mucha gente, pero se trata de algo absolutamente excepcional, lo habitual es que tengan lugar en primavera o verano.
El cambio climático ya nadie lo pone en duda, están los datos. Pero lo que sí es motivo de debate es ¿hacia dónde vamos? La relevancia no reside tanto en ese aumento de las temperaturas de un grado y medio si no ¿qué alteraciones están teniendo lugar en la atmósfera para que esto se produzca?, ¿qué ocasiona esta mayor carga de energía? Y ahí hay múltiples escenarios, efectos, cosas que estamos estudiando para ver si son potencialmente atribuibles a esa alteración de ese grado y medio. La realidad es que nos han rozado ya varios huracanes, uno de ellos tocó tierra en Portugal, es de esperar que en cuestión de muy poco tiempo puedan llegar a nuestro país. ¿En qué medida un temporal de nieve como el que tuvimos ahora puede hacerse habitual? Ese temporal lo produce una borrasca cálida subtropical que en origen llegó a ser un sistema próximo a lo que sería un huracán, que no llegó a serlo y de repente nos deja la mayor nevada conocida en sesenta años en la península. La atmósfera tiene un equilibrio muy delicado y se está desconfigurando, no sabemos hacia dónde. Caminamos hacia lo desconocido. Estamos viviendo tormentas, nevadas, ciclones tropicales desconocidos, cada vez con más frecuencia y eso es peligroso.
“La atmósfera tiene un equilibrio muy delicado y se está desconfigurando, no sabemos hacia dónde. Caminamos hacia lo desconocido ”
-Estas interacciones parecen dibujar un escenario un tanto caótico…
-A nosotros nos sorprenden, pero es que a los modelos meteorológicos también. Son, por así decirlo, una especie de calculadora gigante, modelos numéricos configurados en base a escenarios convencionales diseñados para predecir lo que habitualmente sucede en la atmósfera. Cuando esta actúa de manera anómala, ellos son los primeros sorprendidos y empiezan a dar palos de ciego, basculan de un lado a otro, es sorprendente. Cuando se aproximaba la nevada de Madrid, no nos lo creíamos. Lo que veíamos no encajaba en nuestros esquemas porque no había pasado nunca. Pensábamos que aquello se iría inclinando hacia un escenario más normal y no fue así. Para los que nos dedicamos a la meteo, los fenómenos extremos nos resultan fascinantes, pero eso no quiere decir que lo que está sucediendo no sea peligroso.
-¿Cómo prepararnos para todo lo que está por venir?
-Lo primero es tomar conciencia. Y aquí soy bastante optimista, pienso que la sociedad está razonablemente concienciada. La preparación desde un punto de vista humano es más complicada porque no sabemos exactamente para qué nos tenemos que preparar. Si tenemos la certeza de que vamos a un clima más seco, tendríamos que replantearnos el uso de nuestros recursos hídricos para optimizar al máximo el consumo de agua, algo de lo que por ejemplo no se tiene conciencia en Asturias. En Almería sería impensable limpiar las calles con una manguera a presión que echa miles de litros de agua por segundo. Si nos encaminamos a veranos más cálidos pues seguramente en Asturias debería pensarse en sistemas de climatización prácticamente inexistentes en este momento. Deberíamos prepararnos también en mecanismos de protección forestal. El bosque en este momento es un polvorín y los incendios en invierno son cada vez más frecuentes, por eso los brigadistas deberían estar operativos todo el año, no solo en verano.
Parece que todos los esfuerzos van dirigidos a frenar el cambio climático y puede ser un buen punto de partida, pero lo cierto es que el estropicio ya está hecho. El clima ya está alterado y no se va a frenar de hoy para mañana. Más allá de políticas dirigidas a la reducción de las emisiones, viendo como estamos, deberíamos de empezar a tomar decisiones.
“Tanto a nivel de prevención como de mitigación de efectos del cambio climático, España va muy por detrás de la media europea”
-Dicen que solo un 17% de las ciudades europeas tiene un plan para adaptarse a este panorama y poder mitigar las consecuencias. ¿Cómo estamos en nuestro país?
-Muy por detrás de la media europea, tanto a nivel de prevención como de mitigación. En España, y esta es una visión totalmente personal. Creo que se centra el foco en el tema de las emisiones para frenar el calentamiento global cuando, a mi entender, para eso ya llegamos tarde. Habría que hacer algo más que tomar medidas paliativas. Cerrar una térmica es fácil, se trata de una decisión, para Iberdrola eran ya un pufo; hay que ir más allá, crear otras oportunidades orientadas a otro modelo económico.
El dinero que va a venir de Europa está asignado concretamente a una economía que piensa en transición económica y abre nuevas oportunidades de negocio. Asturias ve cómo este cambio acaba con los pilares de su economía tradicional -siderurgia, carbón, térmica-, cuando la realidad es que ya no eran rentables. Lo deseable sería que aprovechara este momento para adaptarse y generar nuevas oportunidades. Aquí hay talento, creo incluso que la sociedad está más concienciada y va un paso por delante de la política. Se abre una etapa apasionante a mi modo de ver, un cambio en la manera de producir, de relacionarnos con el medio, nos adentramos en un terreno inexplorado e interesante.
-Además de presentar el espacio de La Sexta Meteo, tienes la web “Meteo Fiestas” y “Meteo Bodas”. Explícanos cómo nace esta iniciativa y qué acogida tiene.
-Yo siempre he sido un amante de las fiestas y por las preguntas que típicamente te hace la gente vi que había un hueco de información que no se cubría: qué tiempo va a hacer cuando tengo un plan. La idea de Meteo Fiestas y Meteo Bodas se nos ocurrió a mi mujer y a mí, y además de previsiones de manera personalizada para cualquier evento se ofrecen planes de ocio y fiestas que se organizan por toda España. No podemos valorarla todavía porque justo cuando la creamos vino la pandemia y se suspendieron las fiestas y las bodas. ¡Mira qué puntería hemos tenido!
“Me considero un exiliado forzoso. Salí de Asturias por necesidad, no por voluntad (…). Todos los que marchamos de Asturias deseamos volver”
-¿Sigues vinculado a Asturias?
-Claro, ahora menos porque no podemos salir de Madrid. Me considero un exiliado forzoso. Salí de Asturias por necesidad, no por voluntad. Considero que es un sitio maravilloso para vivir, donde hay una gran calidad de vida, y no te lo digo desde un punto de vista emocional, creo firmemente que es así, se vive muy bien por muchos motivos. Lo único que no me sienta bien es el clima húmedo por razones de salud. Todos los que nos marchamos de Asturias deseamos volver. En este momento no sería posible porque supondría renunciar a lo que hago, pero la nostalgia siempre está ahí. Creo que Asturias tiene capacidad de gustar, de caer bien, de la cual a veces no somos muy conscientes. En Madrid, a cualquiera que le dices que eres asturiano ves que es algo que mola. La marca Asturias es muy potente, quizás de las más fuertes de toda España porque combina muchas cosas positivas: es el sitio donde mejor se come, mejor se vive, el lugar más verde, más natural…, probablemente no todo sea cierto pero la realidad es que hemos sabido hacer una excelente marca y eso vende.
-¿Estás enamorado de tu trabajo?
-Me encanta, casi todo lo que tiene es positivo. La cadena en la que trabajo te lleva a vivir las cosas con muchísima intensidad, con necesidad de hacer siempre las cosas bien, parece que continuamente estamos trabajando a corazón abierto cuando al final estamos dando el tiempo. Luego en la distancia, con más perspectiva, ves que las cosas no tienen esa trascendencia que le has dado. A mí lo de equivocarme no me preocupa, contamos con más medios que nunca para hacer las previsiones meteorológicas, normalmente no se falla, y si fuera así, no tengo ningún problema en pedir disculpas. Luego están las exigencias del directo, que no fallen los grafismos, las imágenes, que el discurso y el mensaje sean los correctos… todo eso siempre inquieta un poco. Pero respondiendo a tu pregunta, sí, me encanta lo que hago.