Fernando Rubiera es el alma mater y coordinador del Proyecto RegioLab. En este laboratorio no hay probetas. Hay ordenadores, mapas, gráficos, carpetas, papeles y un grupo de investigadores cualificados que toman el pulso a la economía regional y urbana. Ellos forman RegioLab, el Laboratorio de Análisis Económico Regional.
-Desde el punto de vista del Laboratorio, ¿cómo es la travesía de la economía asturiana, a grandes rasgos?
-Es parecida a la que está realizando la economía española. Se están corrigiendo desequilibrios pero a un ritmo muy lento. Se corrige por ejemplo el sector exterior: exportamos más y hemos reducido las importaciones, pero cuando analizamos los datos en profundidad observamos que decrece más rápido lo que dejamos de importar que lo que exportamos.
Si la región quiere despegar con cierta calidad de vida, deberá apoyarse en dos cosas: el sector exterior y la innovación. Hay que apostar por la investigación y la ciencia en Asturias, pero no en el sentido de dotar de infraestructuras, que muchas veces los políticos confunden ambas cosas. Tenemos infraestructuras de primerísimo orden, pero están vacías o en el mejor de los casos a un 20 o 30% de su capacidad. Nuestra universidad debe dar un paso más, internacionalizarse y atraer a estudiantes extranjeros, y eso no ocurre de un día para otro.
«Hay municipios muy pequeños que no pueden prestar unos servicios mínimos, y si lo hacen es a base de endeudarse»
-En esta situación de crisis, ¿cuál es nuestra principal baza como región?
-Tenemos varias. El tamaño de nuestro sector científico, nuestro sector innovador de I+D+i es mayor que el que correspondería a una región de este tamaño y eso es una gran fortaleza. Tenemos una buena base de científicos, lo que hay que impedir es que se marchen.
Otra baza sería el área central. Tenemos tres ciudades pequeñas -Oviedo, Gijón y Avilés- que se podrían convertir en una gran ciudad que genere economías de aglomeración. Eso no es algo lejano porque la realidad es que el área central está muy integrada: uno puede vivir en Oviedo y trabajar en Gijón o Avilés. Para sacar partido a esto habría que hacer una buena política urbana y de comunicaciones. La solución no son kilómetros de autopista sino una buena gestión en los transportes.
La tercera baza sería proyectar la actividad empresarial a los mercados internacionales.
-Tenemos muy buenos investigadores pero siguen marchándose fuera. ¿Cómo parar esta sangría?
-Lo que más me preocupa es que se marchan los mejores: el índice de paro no se mueve mucho en el nivel de los menos cualificados, pero en cambio los mejores se van. Pueden coger un año Erasmus, estudiar fuera y enganchar en el mercado laboral de ese país. No somos capaces de generar atractivo para ellos. Aquí al becario, al investigador, se le trata muy mal. Hablamos de gente de 28 o 30 años que viven independientes y que sobreviven con becas mal pagadas, y eso no puede ser. Una región que no le presta atención a la ciencia, a la investigación se mete en un modelo como en el que está atrapada España, compitiendo con India o China. Si queremos escapar de esto son necesarios más fondos para investigación, y más vinculación de la investigación con el tejido empresarial-local donde puedan crearse programas que apoyen estas iniciativas.
«Si la región quiere despegar con cierta calidad de vida deberá apoyarse en dos cosas: el sector exterior y la innovación»
-Otro tema de actualidad es la necesidad de un cambio en la estructura del territorio. ¿Es la fusión de municipios un tema urgente?
-Debería hacerse sin prisa pero sin pausa. Llegamos veinte años tarde. Hay gente que interpreta que esto viene como consecuencia de la crisis, y hay algo de razón en ello: nos damos cuenta de que las cosas son caras y no podemos pagarlas. Pero no puede plantearse como una medida temporal. No tiene sentido que haya 78 municipios en Asturias y 8.100 en España. Esta estructura que viene del siglo XIX genera dos grandes problemas: municipios muy pequeños que no pueden prestar servicios y si lo hacen es a base de endeudarse. Y casos como el área central; municipios grandes que pueden generar una situación caótica. Con la metodología que hemos aplicado en RegioLab proponemos un nuevo modelo formado por 25 o 30 municipios como nivel óptimo de estructura territorial. Esta integración de municipios seguiría una lógica, hablaríamos de zonas ya conectadas entre sí, que al unirse alcanzasen un tamaño mínimo que permita dar mejores servicios. En el caso de los grandes municipios, no se trataría de fusiones pero sí de políticas comunes especialmente en transporte y urbanismo. Como no existe una planificación urbana en el área central, se ha llegado a situaciones incoherentes: un parque industrial al lado de una zona residencial, una zona medioambiental que existía desapareció, polígonos casi seguidos haciéndose la competencia…
«Tenemos tres ciudades pequeñas en el área central que podrían convertirse en una gran ciudad que genere economías de aglomeración»
-¿Qué impide dar el paso hacia la integración, no sólo del área central sino del resto de municipios?
-Nosotros como investigadores aportamos los datos técnicos, las potencialidades y los posibles riesgos. Al poder político le toca dar el siguiente paso y liderar con fuerza este proyecto integrador pasando por encima de localismos, trabajando con amplitud de miras y visión de futuro.
-A pesar de la que está cayendo, insiste en que no es momento de quejarse, sino de moverse y ser proactivos.
-Es cierto. No se trata de esperar, nadie va a traernos las cosas a nuestros despachos. Se trata de poner en marcha ideas, ser dinámicos, no temer al fracaso y moverse. No se sabe cuanto durará la crisis pero es importante estar preparados para cuando esto se reactive, poder coger la cresta de la ola.
RegioLab: el laboratorio de la economía asturiana
¿Quiénes son?
Bajo este paraguas se encuentra un grupo formado por nueve profesores y seis becarios, dedicados enteramente a la investigación. Un equipo altamente cualificado que en estos momentos cuenta con proyección internacional y acuerdos de colaboración estables con prestigiosas universidades de Europa y América.¿Qué hacen?
RegioLab es un laboratorio de investigación en ciencias sociales que centra su actividad en el análisis de la economía regional y urbana. Reproduce un modelo importado de EEUU y se apoya sobre dos piezas fundamentales: una académica y otra de enlace con la sociedad. La académica se lleva a cabo a través de un máster profesional, dirigido a una élite intelectual interesada en temas de economía. Se están perfilando los últimos detalles de este máster, que también serviría como fuente de financiación para el Laboratorio, y que en un futuro podría conducir a un doctorado.
El contacto con la sociedad lo realizan a través del Observatorio Económico Regional, que estudia la situación de la economía asturiana en comparación con su entorno de referencia. En este sentido, la sociedad demanda, y el Observatorio trabaja para responder con un análisis serio, riguroso y objetivo que puede contribuir a la toma de decisiones en el ámbito de la política económica de la región. El Laboratorio también presta servicios de divulgación científica. «Hasta ahora nos ha resultado muy fácil hacer esto porque de todos los debates que han surgido en Asturias hemos tenido a un experto, normalmente doctorando, que ha podido responder con precisión a la demanda. Hablamos de temas como la fusión de municipios, el comercio exterior, el mercado de trabajo, o la problemática del área central de Asturias», explica Rubiera Morollón, a la vez que apunta que esta actividad se hace de manera desinteresada.