¿Puede haber un superlativo para la palabra dios? Repaso a Baruch Spinoza, mecánico de óptica que sabía más del Libro que los rabinos, y define que dios es el absoluto, por ende, no cabe preeminente; posiblemente por eso la mano que rotuló la barrera sónica de la AS 117 en Barros buscó una forma gráfica: ¡Dioseses!
Para los argentinos, Maradona fue Dios, aunque ahora parezca más un ángel caído entrado en kilos. En Catalunya ya no se discute sobre las disputas de los herederos de Convergencia (i Unió), ni sobre el alcance de la pandemia, ni la meteórica subida del precio de la vivienda, sino sobre un hecho mucho más relevante: La huida de un tal Lionel Messi. Aunque, como en el caso del monarca emérito tampoco se conoce el destino, el delantero culé parece que sí cumplirá el contrato.
Aún no ha empezado la Liga y ya estoy harto. Es cierto que no soporto el fútbol profesional, “It`s business, but not sport” (Es negocio, que no deporte), y más desde que han entrado en juego, -literal-, las casas de apuestas. Que el Sporting llevara en el pecho un anuncio que decía “Pastón” lo explicaba bien gráficamente.
La TPA transmite los partidos amistosos, sé que no tienen un presupuesto para contratar locutores de primera, que tampoco hace falta para contar partidos de equipos de segunda que juegan como de tercera; ahora bien, no estaría de más que corrigiesen lo que se puede. Ejemplo, Javi Amieva seguramente sabrá de balompié, pero irrita a la audiencia con una muletilla que repite cada dos palabras: “… pues como en este caso, pues cuando no tienes pues posibilidades de pase, pues…” Una transmisión, más prórroga de comentarios, son dos horas de tormento gramatical, menos mal que en la tele se puede quitar el sonido.
No sabemos hablar el idioma oficial del Reino, y hacemos pinitos para farfullar en extranjero: El nombre del campo del Real Oviedo se modifica a cambio de un puñado de euros; esa figura se llamaba hasta ahora “denominación”, desde ese próspero día llámase “naming” (lee neiming); la empresa pagana se apela Mining Noséqué, nos regalan un titular para otra columna, “El neimin de Mainin”.
Es además éste un sector donde es menester culturalizar a la peña, suele estar repleto de chavales que abandonan el instituto por el esférico. En la madrugada del domingo 9 de agosto oigo una grabación de radio, retrospectiva, en la que sale un defensa de la selección española, en uno de esos años camino de la gloria. Locutor: “¿Qué harías en Austria?” Leñero central: “¡Salvar canguros!”
Menos mal que, de vez en cuando, aparece alguno que usa la cabeza para algo más que para romperle la nariz al delantero rival. Llega a Oviedo un jovencísimo portero, la prensa le pregunta si no le asusta tamaña responsabilidad. Por favor, recorte y mantenga a mano la respuesta: “¿Presión? En Brasil decimos que la presión es la que tiene un padre de familia que sale a las cinco de la mañana a trabajar y que sabe que por la tarde no hay comida para sus hijos”.
Eu me levanto e tiro meu chapéu para você, Sr. Brazão. Muito obrigado pelo seu bom senso!