Al ovetense Gonzalo Rubio le gustan tanto los animales, que ha conseguido crear su propio zoo. En San Esteban de las Cruces, a escasos kilómetros de la capital del Principado, conviven alrededor de 70 especies diferentes de animales y alrededor de 300 especies vegetales. Es El Bosque.
En apenas unos minutos se recorre la pequeña distancia que separa este zoo de Oviedo. Al llegar el mes de marzo, el núcleo zoológico abre sus puertas al público. Atrás han quedado los meses de invierno, periodo en el cual la familia de Gonzalo Rubio aprovecha el tiempo para cuidar y mejorar las instalaciones. Son labores extras que se suman al trabajo diario, que en el núcleo zoológico es abundante: todos los días hay que alimentar a los animales, hacer labores de limpieza de sus recintos y en muchas ocasiones darles suplementos alimenticios, etc. Ruth, la mujer de Gonzalo, asegura que allí nunca tienen tiempo para aburrirse, trabajan fines de semana -los animales siempre han de estar atendidos- y no conocen lo que son las vacaciones. Pero ellos mismos reconocen que esta forma de vida es la que realmente les gusta, la que les llevó a alejarse de la ciudad y rodearse de animales. Al principio, hace doce años, convivían sólo con algunas mascotas, pero poco a poco fueron aumentando el número de ejemplares y especies hasta que, animados por sus amigos y familiares, se plantearon compartir y enseñar a otras personas su particular paraíso natural. Así, El Bosque abrió sus puertas el día 1 de marzo de 2008.
El zoo, habilitado en un espacio contiguo a su vivienda, es muy familiar. A través de un sencillo recorrido se pueden ir conociendo las distintas especies que allí conviven, con bancos de madera distribuidos por el itinerario, para contemplar a los animales sin prisas. Coatís, avestruces, águilas americanas, búhos reales, cotorras, guacamayos, mapaches… la lista es larga, aunque lo que más llama la atención a los niños son siempre las ardillas. «Es porque son muy activas, nunca paran, y eso les mantiene muy entretenidos», asegura Gonzalo.
Los animales que llegan al centro están criados en cautividad, «muchas de las aves las hemos criado desde el huevo». Este trabajo implica mucha paciencia, porque «al igual que las personas, cada animal es diferente y necesitan cuidados distintos». Cuando llega un ejemplar nuevo al centro necesita un tiempo de adaptación, que nunca es el mismo para todos, «los hay más tímidos y más espabilados», explica Gonzalo, y para ratificarlo enseña a la pareja de búhos reales: el macho, especialmente tranquilo y confiado, nos mira desde una distancia cercana, mientras que la hembra permanece alejada; todavía necesita más tiempo y trabajo para su adaptación. Nada que ver con los coatís y los emúes, que corren encantados al encuentro de su cuidador. O los guacamayos, que hacen todo tipo de acrobacias para llamar nuestra atención.
Con mucho trabajo y esfuerzo Gonzalo Rubio y su familia han conseguido crear un espacio único enfocado principalmente a la educación y la divulgación, algo nada sencillo dado que El Bosque no recibe ningún tipo de ayuda económica o subvención. Su implicación y compromiso con los animales es total, «los tratamos a todos con mimo. Y si hace falta gastar 3.000 euros en unas curas pues te lo gastas, y si no tienes ese dinero tendrás que rebuscar donde lo haya, porque ellos son parte de la familia».
Teléfono: 985 20 54 20. e-mail: nucleozoologico@hotmail.com