La estación del AVE de Segovia ha quedado en medio del campo; resulta curioso el sistema de transportes, el autobús que hace el servicio a La Granja, pese a que pasa al lado, no entra en la estación, por tanto, debe uno hacer La Granja-Segovia y cambiar al municipal para hacer Segovia-AVE.
En Madrid nuevo transbordo, entre Chamartín y Atocha. Estoy refiriendo datos de finales de agosto, parece que todo el mundo se ha echado a la calle, o bien para gastar lo que los dos años anteriores no pudo, o para hacer el último viaje ahora que la guerra va a terminar con nosotros. Sea como fuere todo está lleno, andenes, cafetería y trenes. Calor, gente, atrasos, nervios.
Embarcados por fin, dirección Alicante. En los asientos de atrás, dos jovencísimas violinistas mexicanas hablan de las anécdotas de sus viajes y de las preocupaciones de sus progenitores, al dejarlas salir tan niñas.
– ¿Has cogido el pasaporte?
– ¡Sí, mamá!
– ¿Llevas la funda del violín?
– ¡Siií, mamá!
Pero se dejó el violín.
Alicante nos recibe con unas temperaturas insoportables para las gentes del norte; acostumbrado a la mar cantábrica, cuando entro en la mediterránea me viene a la cabeza el recuerdo de un baño en el Mar Muerto. Al lado, un musulmán controla el refrescamiento de su señora e hijas con lo que sí se pueden llamar propiamente trajes de baño, cubren todo, excepto cara y manos.
Leo la prensa, el diario Información, del grupo EPI, informa: “Hallan hogueras neandertales de 55.000 años de antigüedad en Alcoy” ¡Cáspita! ¿Y quién ha estado trayendo la leña durante 550 siglos? ¿No será que han encontrado “restos que sugieren la existencia de fuego…”?
Alicante nos recibe con unas temperaturas insoportables para las gentes del norte; acostumbrado a la mar cantábrica, cuando entro en la mediterránea me viene a la cabeza el recuerdo de un baño en el Mar Muerto.
Otro bloque de noticias tiene que ver con los accidentes por correr toros. Habíamos criticado en Segovia la lamentable idea de los encierros infantiles, para ilustrarla, la triste nueva de un guineano herido seriamente justo cuando al día siguiente empezaba a trabajar; el desconocimiento de los toros le costó unas fracturas. En Alicante se cuenta de un ciudadano atropellado con quiebra de costillas y pelvis, y la muerte de una aficionada francesa atropellada por los bous al carrer. Dice el periódico, “séptima víctima mortal en lo que va de año”, y añade, “¡y lo que falta!” Pero los munícipes lo tienen claro, “estos festejos forman parte de los valores de la Comunidad”. Dolorosos valores.
El paseo por el centro de la ciudad nos hace necesariamente bilingües; en el supermercado preguntamos por un pequeño producto de limpieza que no encontrábamos, nos ayuda el chino Yan al que sus compañeras consideran un gran colaborador, indica: “Ahí, debajo de los gloves!” Y efectivamente, allí estaba, bajo las cajas de guantes de goma.
A la hora de la comida, no te dejan dar paso los captadores de clientes para los restaurantes, exhibiendo su destreza para la comunicación y su plurilingüismo. Sus pequeñas equivocaciones habladas generan sonrisas y se olvidan, pero sus jefes mantienen contra viento y marea sus erratas en las cartas. “Ya los he avisado varias veces, pero no me hacen caso; así que antes de entregarla al turista se lo explico”, se duele el camarero. Reimprimir cuesta dinero, pero empecinarse en el error cuesta prestigio.
No quiero ni imaginarme lo que pueda pensar un british al leer que le puede servir un “secret grilled”; primero porque usa otro orden sintáctico, segundo porque ¿qué será un “secreto a la parrilla”? En castellano lo explica, “secreto ibérico”.
Pero aún más desconcertante es que te anuncien una “clean and vegetables paella” ¿Limpia (clean)? ¡Pues nada más que faltaría! Y ya para nota, casi matrícula de honor, la milagrosa conversión de un arroz con pollo y verduras en “pork and vegetables”. Pork=cerdo. O sea…